Home Page Image
 

Edición-2020.png

Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1929 Correspondencia entre el Gral. Topete y el Gral. Abelardo L. Rodríguez, en la que este último rechaza rebelarse contra el gobierno.

Enero 25 y 29 de 1929

CARTA DEL GRAL. TOPETE AL GRAL. RODRÍGUEZ:

Estados Unidos Mexicanos. Correspondencia Particular del Gobernador del Estado de Sonora Hermosillo, Sonora, 25 de enero de 1929.

Señor Gral. Abelardo Rodríguez, Mexicali, B. Cal.
Apreciable Abelardo:

Tengo el gusto de presentarte al portador de la presente, señor Alfonso Almada Jr., primo y secretario particular mío, quien pasa contigo a tratar un asunto de vital importancia y del cual espero la contestación, que puedes dar a él en la forma que desees. Con cariñosos recuerdos se despide tu amigo que mucho te estima.

FAUSTO TOPETE. Rúbrica.

CARTA DEL GRAL. TOPETE AL GRAL. RODRÍGUEZ, enviada sin fecha y sin firma:

Apreciable Abelardo:

Alfonso va a ésa con el único y exclusivo fin de conferenciar contigo en mi nombre, sobre la situación que se avecina con motivo de las elecciones presidenciales. Como tú sabes, al llegar yo a México donde tú te encontrabas, fui el primero que di el grito de alarma sobre la candidatura de Aarón Sáenz. Te hice la exposición verbal de los motivos poderosos que había para no apoyar dicha candidatura. Indiqué al Gral. Calles que entre el pequeño grupo de nosotros los revolucionarios escogiera un candidato, asegurándole que estaríamos con él en cuerpo y alma. Recordarás perfectamente bien el incidente surgido en aquella junta memorable a la cual no concurrieron Zertuche, Ferreira y Escobar, estando ya de acuerdo en nombrarte a tí nuestro candidato por considerarte de más valía y más apto que a Aarón. Tú te mostraste algo disgustado porque faltaron ellos a la citada cita; pero te convenciste mas tarde de que tuvieron razones para no asistir, al creer fundadamente que se les podía traicionar. Todo esto te lo recuerdo para que veas mi sinceridad y mi creencia de que nunca podemos estar el grupo de revolucionarios y amigos con la candidatura de Sáenz: dados los múltiples defectos que tiene.

Si el Gral. Calles se hubiera fijado en otra persona más capacitada y más apropiada para ocupar la Presidencia de la República, tú sabes que yo y todos nuestros amigos hubiéramos militado en las filas de su partido. Demasiado conoces mi revolucionarismo, siempre te he hablado con la confianza con que se le habla a un hermano y por eso creo conveniente ponerme en contacto contigo comisionando hoy a Alfonso para que te lleve estas notas que son nacidas de mi alma revolucionaria y las cuales te revelarán que no puedo permanecer indiferente ante un asunto que tan seriamente afecta el porvenir de nuestra patria. Deseo decirte los motivos poderosos que tenemos para creer que se intenta cometer con nosotros una injusticia. Por el simple hecho de que Alejo, Francisco y yo diéramos color Valenzuelista al creer que el Licenciado es el hombre más capacitado para ocupar la Presidencia, se ha perfilado en nuestra contra una manifiesta hostilidad. Si hemos asumido esta actitud no es por interés personal, pues conociendo la incorruptibilidad de Valenzuela estamos absolutamente convencidos de que al llevarle al triunfo no obtendremos lo que fácilmente podíamos conseguir con Aarón Saénz. Te voy a repetir en esta vez unas sencillas frases que dije en cierta ocasión en que se te daba a ti un banquete, en el año 23 en Chapultepec, en el cual se encontraban Serrano, Plat y Saracho, y donde el Cochi Méndez me acusaba como delahuertista, en unión de Aguirre, agregando que lo éramos porque don Adolfo nos había hecho muchos servicios. En esa ocasión contesté a Méndez con palabras bastante duras, al grado de que si no ha sido por la intervención directa de Serrano y la tuya, nos hubiéramos dado de balazos. Dije esto: " A Aguirre y a mi nos convendría más que fuera Presidente don Adolfo de la Huerta porque tenemos la seguridad de que si le pegamos un puñetazo en su escritorio nos daría veinte o treinta mil pesos; pero que, conociendo la entereza de carácter de Gral. Calles (que no claudicaba entonces), en bien de la Patria seríamos callistas en contra de nuestros personales intereses. Agregué que los acontecimientos se venían ya encima y que probaríamos que podíamos lucirnos con la SEGURIDAD DE QUE NO CORRERÍAMOS A LA FRONTERA como Méndez lo hizo en la asonada de Ciudad Juárez". Hoy la historia se repite, los hombres de ayer quieren burlar los sagrados principios que defendieron. No discuto la personalidad del Gral. Calles porque tanto tú como yo la conocemos perfectamente. Únicamente te diré que trata de imponernos a un segundo Bonilla, y ante el problema, hago para mis adentros estas preguntas: ¿Se acabaron ya los revolucionarios de ayer? ¿Permitiremos nosotros semejante farsa cuando no hemos tolerado otras mayores? Indudablemente que no. Aquí va lo grave. Francisco fue llamado por la Secretaría de Guerra para el arreglo de asuntos oficiales, sabiendo de fuentes fidedignas que se trata de ponerlo en disponibilidad, mandando a esta Jefatura al Gral. Figueroa. El no está dispuesto a marchar a México. Parece que están alistando fuerzas en Jalisco para venir a pisotear la soberanía de nuestro Estado, se asegura que tratan de desaforarme para nombrar como Gobernador a Tomás Robinson. Tenemos de todo esto datos ciertos y quiero que me digas, con la sinceridad que siempre lo ha caracterizado, si estás dispuesto a tolerar esta imposición brutal y descarada que está ejerciendo el Centro; que me digas si contamos contigo en un momento dado, siempre que justifiquemos nuestro proceder no dejando que se mancille nuestra soberanía y no permitiendo que se vulneren los sagrados derechos de un pueblo. Tengo la convicción de que la Historia nos juzgará favorablemente, ya que respondemos a un clamor de la Revolución ultrajada. ¿Recuerdas tú que en el año 20 se presentaron idénticos acontecimientos y que en el tinglado de la escena figuraba un Plutarco Elías Calles completamente purificado y revolucionario sincero?; pues hoy por desgracia ese mismo hombre viene a ocupar el puesto de Venustiano Carranza. Las lecciones de la historia deben repetirse en casos semejantes para bien de nuestro México, que necesita de hombres que sepan afrontar estas situaciones difíciles, antes de permitir una burla sangrienta a sus destinos. La resolución de nosotros está completamente definida y le hablo al amigo y al hermano para que categóricamente me digas si podemos contar contigo con el revolucionario de temple y de corazón a toda prueba, al llegarse el caso de afrontar la situación, o si veremos en tí, desgraciadamente, al enemigo en el terreno de la acción. Quiero advertirte que si no fue a tí al primero que acudí con este llamado, obedeció mi proceder a que te he considerado más identificado con nosotros, procurando sondear a otros amigos de quienes no podía tener absoluta satisfacción. Estoy en aptitud de asegurarte que en este movimiento están completa y absolutamente de acuerdo todos nuestros amigos: Escobar, Ferreira, Caraveo, Amaya, Aguirre, Cruz, Zertuche; en fin, todos los jefes prestigiados del Ejército, así como una gran parte de los gobernadores de los Estados. El golpe es seguro, necesario e inevitable. La situación está determinada y la acción es impune. ¿Contaremos con nuestro hermano de todas las épocas?

GRAL. FAUSTO TOPETE (firma)

CARTA DEL GRAL. RODRÍGUEZ AL GRAL. FAUSTO TOPETE, GOBERNADOR DE SONORA.

Mexicali, B. C., 29 de enero de 1929.

Señor Gral. Fausto Topete, Gobernador del Estado,
Hermosillo, Son.
Muy querido amigo y compañero:

Recibí de manos de tu enviado, el señor Alfonso Almada Jr., la carta que me mandaste por su conducto que en seguida paso a contestarte. Como miembro del Ejercito Nacional a cuya institución está encomendado a salvaguardar las instituciones del país, y subalternando como estoy al señor Presidente de la República, no puedo ni debo inmiscuirme en política y menos seré yo quien con mi contingente personal apoyo contribuya a llevar nuevamente al país a una lucha fraticida y al consiguiente derramamiento de sangre. Esto no lo haré por ningún motivo y mucho menos cuando creo que no hay razón para ello, pues tengo la seguridad de que el Gobierno actual dará todas las garantías y libertades que legalmente le corresponden a cada uno de los partidos contendientes en la lucha política que se avecina. Es necesario convencernos de que NO ES EL EJERCICIO O PARTE DE ÉL, el que debe elegir al hombre que rija los destinos de la República, cuya elección debe ser hecha por la voluntad popular. Las consecuencias de una nueva revolución serían desastrosas para la Nación en general y muy particularmente para el Estado de Sonora, que tú también has sabido encaminar por la senda del progreso. Todos tus esfuerzos por el adelanto del Estado se vendrían por tierra y retrocedería su actividad a no sé cuantos años. Por otra parte, nadie puede decir hasta ahorita que se haya cometido ninguna arbitrariedad en el órden político de parte del Gobierno del centro, y lo juicioso sería esperar los resultados de la lucha democrática en el terreno de la amplia libertad de sufragio que nuestras leyes otorgan, y no debemos guiarnos por pasiones personales, ya que van de por medio los destinos de la patria. Ya el pueblo de México está cansado de las guerras entre hermanos, y no secundaría ningún movimiento revolucionario y por mucho menos si éste es injustificado. Acuérdate de que siempre lo he hablado con la sinceridad que se habla al compañero de lucha y al amigo más querido, y ahora más que nunca hago un llamamiento a tu juicio para que patrióticamente sacrifiques cualquier interés o pasión por la paz de nuestra patria y sigas trabajando como hasta ahora por el bien de nuestro Estado Natal, de donde surgirás mucho más grande con tu nombre consagrado como uno de los gobernantes que mas hicieron por engrandecer su Estado, pudiendo gozar de la satisfacción de haber terminado tu obra de progreso con el mismo éxito que la has comenzado. Yo como te digo antes, con mi carácter militar, no tomaré participación alguna en la política ni me inclinaré a uno ni a otro candidato, y solo me concentraré a guiarme por el dictado de mi deber. Quedo como siempre tu amigo afectísimo y compañero que te quiere.

A. L. RODRÍGUEZ (rubrica).

Reyna Fontes Armando. Planes Nacionales. Fondo de Cultura Económica, México. 1954.