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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1995 Interrogantes planteadas por un grupo de periodistas

Ernesto Zedillo, 5 de Octubre de 1995

Durante más de dos horas el Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León respondió una serie de interrogantes planteadas por un grupo de comentaristas y periodistas nacionales, durante una reunión en el despacho presidencial Benito Juárez de la residencia oficial de Los Pinos.

A continuación se presenta el texto del diálogo: El Presidente de la República: bueno, miren, les agradezco mucho que vengan. Los molesto para que platiquemos un poco y me ayuden, en el mejor sentido de la palabra, a orientar hacia la opinión pública lo que ha sido, pues, mi posición como Presidente de la República en torno al caso Colosio, o cualquier caso criminal de los que preocupan ahora a los mexicanos.

Veo que frecuentemente hay informaciones, opiniones sobre las cuales se van montando otras opiniones y acaban creando, pues, una imagen distorsionada de lo que es la posición del gobierno, la posición del Presidente sobre estos temas que han sido tan dolorosos para todos los mexicanos y, bueno, se me ocurrió que una manera de ayudar a que esta situación esté más transparente hacia la opinión pública, pues es platicar con periodistas serios, apreciados y respetados como son ustedes, ¡claro! sobre la base de total libertad para ustedes. Nunca jamás me atrevería -no lo voy a hacer con ustedes ni con ningún periodista- de llamarles para que ustedes digan lo que quiere el Presidente que digan, eso jamás; pero siento que ustedes como profesionales de este asunto, pues, mucho pueden ayudar a través de sus preguntas y espero en mis respuestas encauzar estas cuestiones.

Si quieren ustedes pudiera yo, antes que nada, comentarles el fundamento legal y moral de lo que es mi posición hacia las investigaciones de estos asesinatos. He tratado de hacerlo muchas veces, traté de hacerlo en el Informe Presidencial, pero siento que no le queda claro a la gente, y quizás deba abundar con más tiempo y espacio.

Obviamente, en 1994 nuestro aparato de procuración de justicia sufrió una crisis terrible de credibilidad. Particularmente la actuación del señor Ruiz Massieu, en relación con las investigaciones del asesinato de su hermano significó un efecto devastador sobre la credibilidad de las instituciones de procuración de justicia en nuestro país, señaladamente la Procuraduría General de la República.

Era obvio, entonces, que mi primera responsabilidad como Presidente debía ser el procurar que cualquier acción e investigación que emprendiese la Procuraduría General de la República -voy a ser tan extenso como se me ocurra, y perdónenme si soy prolijo porque en otras ocasiones que he explicado esto, como en el Informe, nadie me entendió- era ver que se restituyesen condiciones mínimas de credibilidad en la institución encargada de la procuración de justicia.

Habían, durante 1994, surgido hipótesis, versiones en el sentido de que el crimen, o los crímenes se habían gestado desde el propio sistema. Esto no lo digo yo, esto lo dijeron sus propios medios por iniciativa propia o como reflejo de lo que se ventilaba o se decía en la opinión general. Consideré, entonces, que el primer paso que tenía que dar era poner a cargo de la Procuraduría General de la República a alguien que nadie pudiera suponer que podría estar bajo la influencia indebida, el control o la sujeción del Presidente de la República, no porque dudara si habría muchas otras personas de otra filiación política, incluyendo la mía propia, que no pudieran desempeñar el cargo, esto tiene que quedar muy claro: yo no nombré a un Procurador del PAN por pensar que no hubiera gente en el PRI que pudiera satisfacer esa responsabilidad con gran dignidad y con gran responsabilidad, pero el problema no era lo que yo quería, sino lo que la opinión pública en ese momento sentía, sobre todo dada la actuación del señor Ruiz Massieu.

Nombré al señor licenciado Antonio Lozano, a quien no conocía personalmente, nunca había tratado en mi vida, y lo nombré simplemente con base en sus antecedentes; un abogado con fama de honesto, un no solamente miembro de un partido distinto al mío, sino, además, un dirigente de la oposición que encabezaba en la Legislación la fracción legislativa de su partido en la Cámara de Diputados. Creo que eso no debe soslayarse, esa decisión que tomé al inicio de mi gobierno.

En segundo lugar, revisé con todo cuidado qué significa la Procuraduría General de la República en nuestro sistema legal.

Para mi sorpresa he encontrado opiniones, aún de personas que se sustentan como abogados, que dicen que las acciones del Procurador General de la República dependen del Presidente de la República. Eso es totalmente falso. Quien afirma eso no conoce la Constitución de la República.

Bueno, miren ustedes: el Artículo 102 de la Constitución es muy claro. Dice: incumbe al Ministerio Público de la Federación, la persecución ante los tribunales de todos los delitos del orden federal, y por lo mismo a él le corresponderá solicitar las órdenes de aprehensión contra los inculpados. Buscar y presentar las pruebas que acrediten las responsabilidades. Hacer que los juicios se sigan con toda regularidad para que la administración de justicia sea pronta y expedita. Pedir la aplicación de las penas e intervenir en todos los negocios que la ley determine.

Esto es muy preciso, son las funciones en su carácter de Ministerio Público, del Procurador General de la República. La Constitución no dice: cuando el Presidente instruya, el Procurador va a hacer todo esto. ¡No! este es un mandato que emana directamente de la Constitución, y ahí hay una diferencia fundamental entre el Procurador General de la República y los otros miembros del gabinete.

El Procurador General de la República tiene estipulada su responsabilidad en la Constitución, a diferencia de los otros miembros del gabinete, que son encargados de despachos, de despachos que les otorga el Presidente de la República.

Bueno, esto tan simple parece ser no entendido. La gente piensa que el Procurador puede o debe funcionar en función de instrucciones del Presidente de la República. No es cierto. ¡El Procurador debe tener! porque así lo manda la Constitución, independencia funcional del Ejecutivo Federal para ejercer sus funciones como Ministerio Público. Y el día que le ofrecí al Procurador General de la República esa responsabilidad, se lo dije: usted viene a trabajar en cumplimiento de la Constitución de la República. Y está claro que hay dos momentos en los que hay comunicación y acuerdos.

Entre ustedes y yo, en el momento del nombramiento, que por cierto ahora está sujeto a la confirmación del Senado de la República, en virtud de una reforma constitucional que yo promoví, y en el momento en que deja de ser Procurador General de la República. Pero en medio de esos dos puntos, la responsabilidad del Procurador viene de la Constitución; y no ha habido semana, mes, desde que soy Presidente de la República, que no le haya dicho al Procurador: no aceptes presiones de ninguna índole en el ejercicio de tu trabajo. Si no tienes presiones del Presidente de la República, si el Presidente te ha ofrecido toda la confianza y todo el respaldo para que cumplas con tu deber, no debes ni puedes aceptar presiones de nadie más.

Algunas personas han dicho que ha faltado voluntad política. Bueno, están equivocados, porque el cumplimiento de la responsabilidad del Procurador no puede estar sujeto a ninguna voluntad política. Es como decir si la procuración de justicia puede darse abriendo y cerrando una llave de donde fluya voluntad política. Eso es falso. Es inaceptable y parte de un concepto erróneo de lo que debe ser la justicia; y es la justicia, según la Constitución de la República.

He leído, incluso, acusaciones en cuanto a que no hay voluntad política del Presidente de la República, bueno. Dos cosas, a ver a quién se le ocurren cosas más fuertes que las que yo he hecho en el nombramiento del Procurador y en dejar tácitamente claro cuál es la relación entre el Procurador y el Presidente, y lo que se ha hecho por parte del Procurador en la investigación de algunos de estos crímenes. Si a alguien se le ocurre otra forma de mostrar voluntad política, pues, que lo diga, realmente que me lo diga.

Ahora bien, en el fondo de esas acusaciones distingo -y esto es estrictamente subjetivo- que hay la intención y el deseo de que el Presidente de la República se constituya, ya sea en defensor o en acusador e incluso juzgador, y debe quedar claro que yo estaría violando la ley y la Constitución, por no decir principios morales elementales, si me pusiese en cualquiera de estos papeles. No puedo ser ni defensor ni acusador, porque en cualquiera de las dos situaciones estaría violando la independencia funcional del Procurador General de la República. Nunca nadie me escuchará decir algo que atente contra la libertad de criterio del Procurador General de la República. Eso tiene que quedar absolutamente claro.

Yo no puedo tener opinión pública en éste o en otro cualquier caso, por qué, porque no soy ni defensor, ni soy el acusador, ni soy el juzgador. Por eso cuando me preguntan: oiga, ¿usted piensa que el Procurador debiera hacer tal o cual cosa? yo no puedo decir nada, es su responsabilidad; si dijera algo estaría cometiendo una falta muy grande. Pero lo que sí puedo hacer y lo que he hecho es garantizar la independencia del Procurador e insistir ante él en todo momento que su responsabilidad será la verdad, y hacer lo que está bajo su responsabilidad para que se haga justicia.

Yo les pido por favor que en sus palabras, como quieran, esto se procese y se entienda, porque veo desgraciadamente cuando leo tantas expresiones en prensa de distintas personas que no se ha entendido.

Pregunta: independientemente o más allá del eficaz o de su expresa voluntad de ajustarse a la ley, y de la introducción inicial muy bien expresada en el primer punto de hacer frente a la crisis brutal de credibilidad de que se vive, fundamentalmente lo que hemos visto: su actuación. Al designar a un hombre que no conocía el Presidente, en ese momento el Presidente electo, a un panista como ya se expresó, abogado prestigiado y con fama de honesto, pero también parlamentario y militante activo de su partido, y luego revisar lo que el diputado Lozano Gracia dijo en la Cámara de Diputados sobre Mario Ruiz Massieu que fue el detonador de este caos bestial y de desconfianza internacional del sistema y del ajuste nuestro a la obediencia de la ley y de los instrumentos de la ley, porque ya se publicó en mi diario y en algún otro diario una cita larguísima de una apología bestial que hizo el diputado Lozano Gracia -antes de convertirse en Procurador de la República- de Mario Ruiz Massieu.

El Presidente de la República: sí, esto es definitivamente, pero para bien o para mal no fue el único apologista de Mario Ruiz Massieu, y entre quienes hicieron esa apología hubo muchas personas de buena fe que fueron engañadas, y yo sería muy injusto con Antonio Lozano y con muchos otros políticos de nuestro país si hiciera un juicio sobre lo que dijeron sobre Mario Ruiz Massieu cuando él estaba en su maquinación de engañar a la opinión pública, y estaba gozando, por cierto, de todo el respaldo del gobierno, supongo que engañados también por el propio Ruiz Massieu.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente, ¿vamos a la carta?

El Presidente de la República: a lo que quieran ustedes. Ejerzan su libertad de expresión.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente, ¿qué hacía usted en aquellos días, qué le hizo escribir esa carta?

El Presidente de la República: con alguna regularidad, no únicamente con Luis Donaldo Colosio sino a veces con colegas, a veces con el Presidente de la República, escribía yo notas de reflexión, ésa ha sido una costumbre que, desgraciadamente ahora como no tengo jefes, pues, ya no tengo a quien escribirle esas reflexiones, aunque lo extraño porque es un ejercicio que siempre me ha servido mucho para ordenar ideas.

Y, como lo dice la carta, estábamos por terminar la primera vuelta de la campaña, en el momento en que yo escribo la carta nos faltaban dos estados de campaña: nos faltaba Baja California y Sonora, aunque Sonora ya lo había visitado Donaldo antes de iniciar la campaña formal. Entonces considero oportuno hacer un corte de la situación y darle mis puntos de vista, puntos de vista, por cierto, fundados en estudios que regularmente hacíamos durante la campaña, en discusiones internas que teníamos todos los que participábamos en los grupos de estrategia. Y es una carta que refleja mi opinión como coordinador de campaña, tanto del entorno de la campaña, como de la campaña misma.

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: señor ¿quisiera usted hacer un breve resumen sobre las afirmaciones que se han hecho en forma marcada, se ha dicho que si lo hizo, vamos, que si el pacto que usted le propone al candidato Colosio (inaudible).

Se ha dicho, también, que usted se había visto en la necesidad de hacerlo por escrito, puesto que había sido (inaudible).

El Presidente de la República: vamos una por una porque se nos van a olvidar: a ver, primero, definitivamente fue una iniciativa mía, dudo mucho... ¡nadie más debió haber sabido de esa carta! excepto mi secretaria a quien se la dicté en computadora; no hay ninguna relación entre esa carta y cualquier aspecto que tenga que ver con el licenciado Salinas; esa carta refleja la franqueza, la cercanía con la que yo trataba en éste y en muchos otros asuntos a Donaldo; pienso que una de las razones por las cuales sentía simpatía y afecto por mí, era por esa franqueza con la que, de tiempo atrás, comentábamos asuntos. Entonces: eso no tiene ninguna relación. ¿Cuál era la otra cosa?

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: la pregunta, señor, que ¿usted se había visto en la necesidad de hacerlo por escrito puesto que el primer equipo del candidato Colosio lo mantenía (inaudible)?

El Presidente de la República: bueno, yo era del primer equipo.

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: usted habla del grupo de...

El Presidente de la República: no, no. Miren: como en todas las campañas -y afortunadamente por ahí hay un libro de otra campaña, al mismo tiempo, que creo que muestra muy bien todas las incidencias, las cuestiones que surgen en una campaña- la nuestra no era la excepción; evidentemente había puntos de vista distintos pero que, al final, se traducían en una política de campaña; había cosas que otros proponían y que a la mejor yo no estaba de acuerdo; había cosas que yo proponía y que a la mejor otros no estaban de acuerdo. Pero eso es normal en el gobierno, en las campañas, en los negocios, en las familias, en todo.

Si algo puedo decir es que en ese momento, y quizás un mes antes todavía -ya desde un mes antes- habíamos logrado un cierto equilibrio que no tuvimos, particularmente las primeras semanas del año. Todos estábamos desconcertados, estábamos muy afectados por lo que estaba ocurriendo en el país, y no tengo duda de que eso afectaba nuestro ánimo y eso afectaba nuestra relación, que eso afectaba nuestro desempeño durante la campaña política, y yo fui el primero en reconocer con Donaldo, que había fallas, empezando por mí como coordinador de campaña, y muchas veces le dije: Donaldo, tienes que ser objetivo de cómo estamos trabajando todos en la campaña y lo único importante aquí es la victoria, la victoria legal -siempre le decía- la victoria legal y la victoria creíble, porque siempre he insistido en que no era suficiente la legalidad, sino que además tendríamos que hacer creíble la legalidad de la victoria, y tú puedes y debes disponer de todos nosotros para ese propósito, empezando por tu coordinador de campaña. ¿Cuál era la siguiente pregunta?

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: la siguiente son las declaraciones del senador Soberanis, que dice, bueno, que la carta explica el contexto en el que (inaudible).

El Presidente de la República: mire, no hay nada en esa carta que pueda ligarse al contexto que no haya estado en los periódicos de semanas atrás. Francamente ese reclamo debe verse en esa perspectiva.

Durante febrero se decía que el Presidente debía apoyar más decisivamente al candidato del PRI. Bajo esa presión un día el Presidente tuvo una expresión que se hizo pública y que después mereció terribles críticas por parte de los distintos partidos y quienes opinan sobre las cuestiones políticas en nuestro país.

Después del discurso del 6 de marzo se desataron una serie de especulaciones en torno de la relación del licenciado Colosio con el licenciado Salinas. Yo no tengo ningún testimonio directo de ninguno de los dos que me permita calificar la relación entre ellos en esos momentos: pero lo que sí tengo, y lo que tienen ustedes, pues, son los recortes de periódicos, las opiniones en las columnas políticas donde hablaban de cierta molestia o cierto distanciamiento, y para mí, como coordinador de campaña -déjenme decirles- lo más importante en ese momento no era lo que en la realidad estuviera sucediendo en la relación entre el licenciado Colosio y el licenciado Salinas.

Para mí, como coordinador de campaña, lo importante era lo que estaba ocurriendo en la opinión pública, y yo tenía estudios de opinión a partir de los cuales determinamos lo que se llama en una campaña la imagen objetiva del candidato, y en esa imagen objetiva surgían dos recomendaciones muy fuertes: uno a uno la gente quiere un candidato independiente porque no quiere en este país de renovación sexenal que el próximo Presidente sea una extensión del anterior Presidente; pero, al mismo tiempo, la gente no quiere una ruptura, la gente está muy espantada, muy preocupada por lo que ha ocurrido en Chiapas, y el mayor daño que puede haber para la campaña en este momento es un conflicto real o aparente entre el Presidente de la República y el candidato a la Presidencia de la República, un conflicto hacia dentro del PRI. Eso no es una hipótesis mía, eso es algo que estudiamos muy bien, y eso es algo que utilizamos para definir una imagen objetiva, y mi recomendación en la carta proviene precisamente de eso, de dos hechos: uno, están en los medios postulando, proponiendo, insinuando un conflicto entre el Presidente y el candidato, y a mí no me interesaba en ese momento si era real o no era real, yo no tengo ninguna evidencia para afirmar eso, pero como coordinador de campaña yo iba por los votos, yo iba por la opinión pública y mis estudios me decían que eso iba a hacerle un daño terrible a la campaña; pero, al mismo tiempo, Colosio tenía que ser un candidato con sus propias ideas, con su propia imagen, con su propio proyecto, y eso es lo que pretendimos hacer en el discurso del 6 de marzo.

Periodista Fidel Samaniego, de El Universal: en la carta y en columnas de lo que veíamos, no sé si sea personalmente (inaudible) también la actitud de Manuel Camacho. Todavía he leído por ahí que, no sé cómo lo supieron, o si sea cierto, que usted pensaba ir algún día a algunas conferencias y decirles que no fuera (inaudible) definiera.

¿Quién se excluyó realmente, la cuestión de Manuel Camacho en la campaña y lo que se enseñó hasta después, que si chantajeaba, o siente usted que él presionaba, y entonces el Presidente Salinas (inaudible) me comentó alguna vez (inaudible) en aquella época, poco antes, como (inaudible) o comisiones para apoyar a Donaldo -que en paz descanse-

Hace unos días acaba de poner condiciones para apoyar al Presidente de la República. ¿Eso también ahora está creando, pues, mucha intranquilidad? ¿no sé si usted quisiera (inaudible) darnos su opinión?

El Presidente de la República: bueno, mire, de nuevo mi juicio sobre este aspecto no proviene de una consideración estrictamente personal. Podemos remitirnos a los diarios desde la segunda semana de enero. Podemos remitirnos a los mensajes que dirigió el licenciado Camacho, y que deben estar en los archivos de sus periódicos, y en esos comentarios, en esas informaciones, está la fuente de mi recomendación al licenciado Colosio.

Como estratega de campaña, mi responsabilidad era ver todas las eventualidades que podíamos enfrentar en el proceso electoral, y en la carta, si no mal me equivoco, como siempre lo hacía con Donaldo, y siempre me decía: pero por qué tiene que ser siempre el pesimista.

Porque es mi papel. Siempre jugar en el peor escenario, en el escenario más adverso. Y yo sostengo y sostuve, entonces, que dado el impacto en la opinión pública, y dado los comentarios que habían surgido de ese impacto, estaba abierto, todavía, el que el licenciado Camacho pretendiera ser candidato a la Presidencia.

Y, no mi análisis, sino el análisis de muchas otras personas, con estudios que hicimos, concluiría que él estaba haciendo campaña sin pagar los costos ni los riesgos de una campaña política, y eso fue lo que yo le dije en esa carta y en muchas pláticas a Luis Donaldo Colosio.

Antes de esa carta se lo dije varias veces. Después de esa carta todavía tuvimos oportunidad de platicar el domingo antes de que lo mataran. Ibamos a tener una sesión fotográfica, y llegó cansado; venía de una comida y me dijo, en vez de que me saquen las fotos, vamos a platicar... y platicamos de la carta y platicamos de la estrategia, y yo volvía a insistirle en que en ese momento nuestro principal problema, ¿verdad? era lograr una definición clara del licenciado Camacho. Que no era una cosa personal, de ninguna manera, pero que simplemente los hechos apuntaban en esa dirección.

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: aquí quisiera saber, ¿cuántos días antes de la carta, tres días antes del 16 habían cenado el licenciado Camacho y el licenciado Colosio, entonces, por lo que usted menciona, porque se ha esparcido por ahí que habían llegado a un acuerdo... ?

El Presidente de la República: esas informaciones que hubo sobre la cena, con todo respeto nunca provinieron de fuentes del licenciado Colosio. Habemos varios que recibimos algún comentario del resultado de la cena por parte directa del licenciado Colosio, y la impresión que tenemos no coincide con lo que desde un principio se filtró de la cena. Que por cierto no fue en los días inmediatos siguientes a esas situaciones, sino fue ya después, y yo digo categóricamente que la impresión que se tuvo de esa cena de parte del licenciado Colosio no corresponde a lo que se ha dicho. Tampoco quiero que a esto se le dé otra connotación, de ninguna manera, de ninguna manera.

Pregunta: en este contexto lo de Chiapas...

El Presidente de la República: y por cierto eso responde a algo que escribió, honestamente le digo que la impresión de la cena de Colosio no corresponde con lo que usted escribió el otro día. Y ya sé que usted refleja información que venía de muy atrás. El comentario a mí me lo hace el licenciado Colosio el día siguiente de la cena.

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: ¿y nos puede decir cuál era el sentir del licenciado Colosio?

El Presidente de la República: no tiene remedio, es su comentario.

Periodista Jorge Fernández: en este contexto, Chiapas, la actitud de Camacho, el manejo de tropas que había en esos momentos, el asesinato del cardenal Posadas, ¿no percibía usted un proceso de desestabilización que trascendía a una serie de hechos coyunturales? ¿o no lo percibe ahora con lo que ocurrió después del asesinato de Luis Donaldo, del asesinato de Ruiz Massieu?

El Presidente de la República: no tengo bases para decir, Jorge, que los hechos están vinculados. Yo creo en la interpretación que ha dado la Procuraduría; debo hacerlo respecto al asesinato del señor cardenal Posadas.

Yo creo que en el asunto de Chiapas, pues, es muy transparente, están las proclamas, las declaraciones, las actitudes del EZLN. No voy a hacer ningún juicio sobre eso, ellos tienen su razón, estamos negociando, yo espero que lleguemos a una negociación, y sería muy injusto decir que ellos conspiraron con otros grupos en la sociedad mexicana para formar ese ambiente. Yo creo que es un fenómeno concreto que hay que verlo en su propia perspectiva, y así lo estamos atendiendo a través de la negociación.

En el asesinato de José Francisco, yo creo y respaldo el resultado de las investigaciones de la Procuraduría; ellos presumen que han logrado la consignación del autor intelectual y la posición de la Procuraduría es la posición correcta desde el punto de vista del gobierno.

Entonces yo no veo por qué debamos vincular. Desgraciadamente nos pasó casi todo al mismo tiempo, y así se dan las crisis, cuando muchas cosas negativas cuya probabilidad de ocurrir es muy baja, y que además ocurren al mismo tiempo todas, se dan las crisis y eso es lo que le pasó a México.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente, usted habló con Luis Donaldo Colosio de la carta. El martes por la noche Camacho dijo que -aparentemente- bueno, se retiraba. ¿Tiene alguna relación, cree usted, el anuncio del martes, previo al día del asesinato con el escrito del día 19?

El Presidente de la República: no sé. No sé, realmente. Cuando ocurrió, pensé que sí; porque este proceso de convencer a la gente, que era importante tomar esa decisión, de alguna manera lograr que el licenciado Camacho se definiera, pues, no fue proceso de escribir una carta. Repito: hubo varias pláticas, hubo la carta y hubo una plática posterior a eso.

¿Qué efecto tuvo eso en los siguientes días? No lo conozco. Digamos, ¿qué acciones concretas por parte del licenciado Colosio, tuvo? No lo sé. El escuchaba mucho, pero también era reservado en dar los detalles de cómo instrumentaba sus decisiones. Entonces, yo siempre fui absolutamente respetuoso. Yo no le pregunté: ¿hablaste con el Presidente? o ¿le dijiste al Presidente?

No lo sé. ¿Verdad? Así que no tendría una base sólida. En su momento, el 22 de marzo, pensé -hacia mis adentros- a la mejor hay alguna relación, ¿no? Pero a la mejor lo que fue, fue la presión pública.

Creo que influyó mucho que en esos días, ante todos estos jaloneos, habíamos tenido una pérdida de reservas muy considerables: había habido casi un estado de pánico en los mercados financieros y era un secreto -a voces- que los inversionistas estaban muy nerviosos por lo que estaba pasando en la cuestión política. Específicamente en este aspecto.

A mí me sorprende ahora que digan que mi carta muestra algo que no se sabía; particularmente, en el periódico Reforma.

Lo digo con el mayor respeto, yo me remitiría a una columna de Fray Bartolomé, que se publica en la semana en la cual arrancamos campaña. Y estoy hablando del 12 o 13 de enero y no creo que sea difícil ir a ese archivo y vean ustedes ahí lo que se dice en esa columna respecto a escenarios hipotéticos.

Y ahora decir que mi carta abre otras orientaciones a este asunto, pues, me parece temerario.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente, yo encuentro una especie de paralelismo, cada vez que Luis Donaldo Colosio intentaba levantar la campaña o reiniciarla -entre comillas- había una reacción. Me parece que a lo largo de su gobierno se está dando un paralelismo: cada vez que usted anuncia, hace un corte de caja en Monclova, financiero, y se anuncia que hay diálogo pero sin gobierno. En la víspera de ir a Washington, usted retoma esa carta. ¿Sí existe ese paralelismo? ¿Lo ve usted?

Perdón, señor para agregar. Y, además, paralelismo también con lo financiero, porque hay corridas financieras similares.

El Presidente de la República: miren: yo no tengo, afortunadamente, una mente tortuosa. Y realmente no tengo bases ni indicios para suponer que haya tal confabulación; creo que, bueno, han ocurrido muchas cosas, demasiadas, en un lapso corto y eso es lo que ha configurado el escenario de crisis; pero no me voy a agobiar pensando que hay una conspiración. Y la prueba de ello es que hemos ido trabajando cada uno de esos problemas.

Ustedes dicen, Chiapas. Bueno, pues, yo quiero decirles que hoy en día la situación respecto a Chiapas es radicalmente distinta de lo que era hace un año o al inicio de mi gobierno.

Pero si yo hubiera razonado tortuosamente en relación al tema de Chiapas y visto conexiones extrañas o misteriosas, pues, a la mejor ahorita no habría negociación; como no razoné así y traté de ver el problema como lo hemos visto. Y, además, creerles a los otros: somos insurgentes, queremos un cambio; tenemos demandas.

Todo lo que han dicho, yo creo que hay que creérselos y asumirlos como tales y de ahí derivar una política para resolver el problema. Entonces, no puedo ver las cosas así.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: ¿no pero, sin que haya una conspiración, sí se da un paralelismo?

El Presidente de la República: bueno, eso ya es casi una figura literaria y prometo no hacer literatura, después de la experiencia de la carta.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: perdóneme, antes de entrar al sistema, porque en este... perdón... y claramente está dicho no hay visión tortuosa y que aunque se den las coincidencias o aparentes paralelismos, deslinda muy bien lo de Chiapas de las demás circunstancias. Sin embargo, en el proceso mismo de su gobierno y en visión, si no literaria, sí con menos retórica, se habla del grupo de malosos.

El Presidente de la República: no, no hablé de grupo de malosos...

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: ¿o de los malosos.. .?

El Presidente de la República: malosos. ¿Qué quise decir? y de veras que lamento mucho tomarme esas libertades de lenguaje, ya entendí que el Presidente no debe hacerlo porque, pues, no tienen el mismo peso que las expresiones de un ciudadano común. ¡Bueno! simplemente quise decir que había personas de no muy buenos sentimientos que actúan o hacen cosas que al final de cuentas, pues, no benefician, por lo menos no plenamente al país, pero yo nunca hablé de grupo, no hablé de mafia, y a partir de esa palabra -que tendría que haberse visto en el contexto del auditorio que tenía- estaba tratando de comunicarme con una multitud en un lenguaje muy llano, estaba tratando de darle ánimo a la gente, de decirles que por encima de cualquier circunstancia vamos a resolver nuestros problemas, y luego ya se hizo toda una leyenda en torno y una teoría política que se repite cada tercer día en las columnas políticas. Francamente, sin querer menospreciar a nadie, me parece indebido.

Pregunta: pero acogió el debate, señor Presidente. Usted ya entendió que un Presidente no debe abusar de su... (inaudible) aunque sea ése el auditorio y ésa la intención, un Presidente siempre está hablando, ante todo, a la nación.

El Presidente de la República: ya lo sé, y por eso pido una disculpa, y trataré de cuidar mis expresiones, no ser demasiado coloquial.

Periodista Raúl Trejo Delarbre: hablando de términos, usted ha hablado de crisis en dos ocasiones, ¿pasa algo nuevo, en todo caso, el hecho de que una carta como la que estamos comentando sea noticia y tenga un efecto tan contundente? el hecho de que el Presidente tenga que hablar de ética a un periódico, el hecho de que haya tanta murmuración, ¿cómo lo mira y cómo lo interpreta el Presidente de la República?

El Presidente de la República: siempre trato, Raúl, de ver las cosas positivas, y eso traté de expresar en mi discurso de Veracruz, del sábado pasado. México está cambiando y creo que está cambiando para bien, y afortunadamente no está cambiando desde hoy ni desde ayer, está cambiando políticamente, claramente desde hace un cuarto de siglo, y ese cambio entraña que muchas de las cosas que hasta ahora hemos visto como rituales inamovibles, como formas de comportamiento, como límites a lo que pueda ser una expresión sensata de parte de la sociedad o de los actores y de los líderes de opinión, pues está cambiando, está cambiando y yo creo que para bien.

Ahora, es un proceso, como todos los procesos de cambio, que no puede ser dúctil y libre de accidentes y de problemas, tiene que ser un proceso, hasta cierto punto, accidentado. Entonces, mi visión de todas estas expresiones, pues, es muy distinta a la de esos analistas políticos que dicen que México está viviendo una crisis política, ¿no? México está viviendo un proceso de cambio, y no está viviendo a partir del régimen de Zedillo, lo está viviendo hace un cuarto de siglo, y es un proceso en el que se van acumulando cosas, buenas la mayoría, algunas malas, pero que se van a ir depurando a través de la acción política, a través del debate, incluso a través de algunos conflictos. ¿Sí? yo no me espanto ante ese cambio.

Algunas personas dicen, escriben que hay un vacío de poder en México, y lo atribuyen a que el Presidente de la República no asume, ya no digamos un papel protagónico, sino autoritario en la solución de ciertas diferencias o conflictos. Bueno, como lo dije en Veracruz, lo que pasa es que añoran el autoritarismo, añoran el control vertical de la sociedad, ¿sí? añoran al Presidente que era un tótem que quería o pretendía decidir todo, y yo les digo: ¡están equivocados, no cuenten conmigo para eso!

Yo soy un Presidente que va a ser parte, ni siquiera tengo la pretensión de decir que voy a ser el que lo encabece, porque esto no es un asunto de caudillos, es un proceso en el que todos debemos participar, en el que se acelera el cambio democrático en el país, y en ese cambio democrático ya no caben, ya no cabe esa forma de presidencialismo, el pueblo de México está harto de ese presidencialismo, y yo no creo en ese presidencialismo, no creo que resuelva ningún problema en nuestro país y la gente, además, no lo aceptaría, afortunadamente.

Periodista Fidel Samaniego: hace rato estábamos hablando de los acontecimientos. Le decía yo que sin las expresiones de los ex Presidentes De la Madrid y Echeverría o la reaparición pública del señor Gutiérrez Barrios hoy existiría la actividad del licenciado Camacho (inaudible) condicionamiento al apoyo para usted, ¿cómo se canaliza (inaudible)?

Presidente Ernesto Zedillo: mire, yo creo que hay que distinguir dos casos: el de los ex Presidentes y el resto. El resto son personas en pleno ejercicio de sus derechos políticos.

Yo no sería nadie, ni serviría a ningún propósito de cambio democrático si pretendiese coartar o limitar su libertad de expresión, el ejercicio de sus derechos políticos. La consecuencia de sus declaraciones o de sus expresiones no me toca juzgarlas a mí, las tiene que juzgar la gente.

Afortunadamente, en algunos de estos casos, o creo que en todos estos casos, estas personas fueron funcionarios públicos, entonces no nada más se les debe juzgar por lo que digan hoy, por lo que postulen hoy, sino por lo que hicieron, iniciaron cuando eran funcionarios públicos. Es algo que no debe preocuparnos, que no entiendo por qué la gente se inquieta y piensa que esto es manifestación de una crisis política en nuestro país. Jamás haré nada que limite la libertad de expresión, y menos de personas que están en pleno ejercicio de sus derechos políticos.

En el caso de los ex Presidentes, también ellos están en pleno uso de sus derechos políticos, nadie se los va a limitar, pero no podemos dejar de reconocer, pues, que tuvieron una investidura, que les confiere una enorme responsabilidad en cuanto a mesura, templanza, discreción.

Yo como futuro, dentro de cinco años cuatro meses, futuro ex Presidente sé desde ahora que mi responsabilidad ante el país será el ejercer la mesura, la templanza, la discreción en todo momento. Corresponde a ellos decidir, y al hacer esas declaraciones están cumpliendo esa responsabilidad.

Pregunta de Fidel Samaniego: señor, ¿hay rompimiento con alguno de los ex Presidentes, que hoy afecta al país? usted es el que acaba de (inaudible) esto cuando (inaudible).

El Presidente de la República: no, mire. No hay ni rompimiento y sólo con uno tengo relación formal.

Uno es mi empleado. Es Director de un organismo estatal. Esa es la única relación. Con los demás no hay ni rompimiento ni tampoco una relación política. Hay una relación, digamos hay respeto para todos. Así debe ser, ésa es mi responsabilidad como Presidente.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente, en aquellos días, sin duda de crisis, usted propuso pactar, ¿hoy con quién pactaría usted, con mexicanos o no tiene con quién pactar, vamos a decir, encima de usted?

El Presidente de la República: a ver pero no te entendí.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: en aquellos días usted habló de pactar una alianza política. Le propuso usted a Luis Donaldo, dar cara a la crisis.

El Presidente de la República: sí. Ante las circunstancias que se daban en los medios donde algunos decían para que saquen más votos hay que romper con el ex Presidente. Ante lo que se escribía, en mi opinión, y no fue una opinión, repito, personal, sino está basada en estudios, análisis de opinión y encuestas, mi recomendación era claramente: tenemos que ser independientes, pero no nos conviene, no sirve a ningún propósito de nuestra campaña ni del país, a pesar de lo que están diciendo los opinadores, de que hay una ruptura, ¿sí?

Entonces hay que disipar estas mociones que están en los diarios, en los analistas políticos y hacer lo que dije en la carta. Creo que ahí está perfectamente claro lo que pensaba, y no lo podría decir mejor ahora, ahí está.

Periodista Elena Gallegos, de La Jornada: bueno, a mí me tocó ver en la Cámara el dolor de los perredistas de la opinión que usted había vertido, e incluso, varios de ellos preguntan que si sigue usted.

El Presidente de la República: qué bueno que me pregunta eso Elena. De nuevo hay que entender el momento en el que yo escribí eso. A fines de enero yo le había aconsejado -como muchas otras personas más, y él era el primer convencido- a Donaldo que firmara aquel acuerdo que se firmó con los otros partidos y con los otros candidatos a la Presidencia de la República, que fue el primer paso hacia unas negociaciones que duraron varias semanas en la oficina del Secretario de Gobernación, que fue donde se pactó, en el mejor sentido político y ético, la última fase de la reforma política antes de las elecciones de agosto. Después de muchas semanas se logra el acuerdo y fue aproximadamente el 18 de marzo cuando ya se había logrado el acuerdo político y los puntos concretos para hacer la reforma, se abre un nuevo periodo de sesiones del Congreso para llevar a la ley esa reforma.

Ese mismo día el candidato a la Presidencia de la República del PRD desconoce los acuerdos de su presidente nacional, en un discurso en el Zócalo el 18 de marzo, sí. Ante ese hecho mi visión el 19 de marzo era que ese partido no quería realmente la vía política, porque si habíamos trabajado tantas semanas en la vía política y el día que el Congreso se instala para poner en ley el pacto político, lo desmiente el candidato, pues, yo creo que tenía muy buenas razones en ese día para escribir lo que escribí. Mi opinión cambió sustancialmente después finalmente el PRD en el Congreso, no todos los legisladores, pero la gran mayoría de los legisladores del PRD hubo una fracción que no votó a favor de la reforma, a pesar de que su Presidente nacional había firmado, y eso no lo digo yo, vayan ustedes a sus registros periodísticos, sí apoyaron la reforma; las elecciones se llevaron de acuerdo a esa reforma, tuvimos unas elecciones limpias y legales, y no hubo ningún conflicto postelectoral. Obviamente ante esos hecho yo debí y cambié totalmente mi punto de vista, tan es así que como Presidente electo busqué a los legisladores del PRD, y antes de asumir la Presidencia de la República inicié el diálogo, un diálogo que no se ha interrumpido, por cierto, sí, que ha sido continuo, porque periódicamente me reúno con los dirigentes y con legisladores de todos los partidos. En enero, aquí en Los Pinos sostuve una reunión que fue filmada, que es pública, ustedes tuvieron la filmación y la transcripción de lo que hablamos y convenimos en esa reunión. Y ha continuado el diálogo.

Ahora, yo lamento que se hayan dado esas circunstancias el 18 de marzo, yo escribí la carta el 19 de marzo, pero siento que yo tenía la justificación como estratega de campaña, de asumir el peor escenario, y el peor escenario fue el que describí en esa carta.

Pregunta: dos retornos, porque de lo que preguntó Trejo me quedó a mí muy oscuro algo. El proceso de lo de la carta y el tono, el tenor de ese clima de cambio, como usted bien señala que puede salir pero que en ese momento estalla en rumores, filtraciones, de diferentes situaciones, formas. El hecho de que usted haya reconocido la carta como propia de inmediato, inmediatamente de que tuvieran o no ellos una copia con la firma, etcétera, se interpretó de dos maneras radicalmente opuestas: una la formalidad del Presidente, que dice: pues qué mal señores éticamente, que se maneje esto, no estoy de acuerdo, era una cosa privada porque era el coordinador en ese momento, claro. Y la otra, que era evitar que en este sucio juego de filtraciones y conspiraciones, y de pésimas interpretaciones por la incredulidad que reina, no se dijera que esa carta fue filtrada por el propio poder desde Los Pinos. Entonces es un clima penoso. Y rapidísimo porque son dos cosas pendientes. Dentro de la carta y se ha tocado amplísimamente todo lo demás. Se tocó el tema político, Manuel Camacho, el fenómeno de su persistencia, y la necesidad de reaccionar como reaccionó como coordinador de campaña. Pero en la carta hay un juicio personal de ese ex funcionario al que hay que juzgar por sus antecedentes, un duro juicio personal de quien era coordinador y yo acepto si el Presidente no quiere darnos sus declaraciones, porque es Presidente y pesan distinto sus palabras, y en el que habla de un casi aventurero que ha traicionado a quien supuestamente tenía que servir como funcionario, no como político.

El Presidente de la República: yo no usaría esas palabras. Lo que expresé, lo que expresé el 19 de marzo está justificado por los acontecimientos de esos meses, y no es mi punto de vista personal, es lo que ocurrió durante esos meses.

Lamento que expresiones tan fuertes, que yo creo que uno tiene el derecho de expresarlas en una relación privada, cercana, de gran franqueza, como la que existió entre Donaldo y yo, pues, se hayan hecho públicas, si yo hubiera sabido que esa carta se iba a hacer pública, probablemente no hubiera utilizado esas expresiones, y hubiera encontrado una manera de expresar lo mismo, y lamento mucho que se haya publicado, entre otras razones por ese párrafo de la carta. Pero respecto al fondo de mi aseveración, simplemente digo véanse los acontecimientos de esos meses y las circunstancias del momento. La primera parte me habías dicho, ya vez por eso no...

Pregunta: la primera parte de la versión esta tortuosa que tenemos de... decir es mía la carta...

El Presidente de la República: yo desconozco las intenciones de quien haya filtrado la carta. Por el cabeceo que se le dio a la nota y las inserciones de varios párrafos supongo que quieren decir que mi carta sirve para incriminar a alguien de la autoría intelectual del crimen de Colosio. Veo desde mi punto de vista que hay esa intención. Lo que yo le dije al director del periódico Reforma, que fue muy claro, si ustedes quieren establecer una hipótesis sobre este o cualquier otro asunto, háganlo simple y llanamente, tienen derecho a expresarse y siempre en mi gobierno se les respetará la libertad de expresión, mi reclamo es de otra naturaleza, el que se escuda en mi carta para presentar esa hipótesis. Yo no les reclamo que establezcan esa o cualquier otra hipótesis, lo que a mí me molesta y sigue molestando mucho es que se utilice mi carta para establecer esa hipótesis y no se haga con todo el valor civil que tienen que hacerse esas cosas.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente lo he escuchado hace un momento que por la mala interpretación que se dio a lo de malosos, usted ya no va a utilizar el lenguaje coloquial, por el manejo que se le ha dado a la carta ya no va a escribir. Qué dice y cómo lo dice.

El Presidente de la República: yo no dije lo segundo, yo no dije lo segundo. Yo dije que como ya no tengo superiores a quien escribir mis reflexiones por eso ahorita estoy retirado del género epistolar.

Además, es la segunda vez que me pasa, recuerden ustedes que en relación al tema de Chiapas, que yo intenté iniciar negociaciones directas, a lo mejor indebidamente, con el EZLN, y a través de unos mensajeros establecimos correspondencia epistolar, bajo el entendido de que esa correspondencia era sagrada, y sin embargo, el señor salió a la opinión pública y dio a conocer una de mis cartas, entonces qué hice yo, bueno, ante esto hice públicas mis cartas y las cartas que él también me envió.

Pregunta: señor, ya para finalizar, (inaudible).

El Presidente de la República: bueno, ahí quiero aclarar algo porque ya están diciendo que yo acuso al Reforma, de ellos haberlo sustraído dolosamente. Ya hoy en el propio Reforma hay una interpretación en ese sentido, y eso no es cierto: yo no dije que el Reforma lo haya sustraído dolosamente, yo pienso que alguien la sustrajo y decidió darle ese uso y quizás otro, no sé, pero de ninguna manera acusé al Reforma. Yo supongo que al Reforma alguien se la llevó generosamente.

Pregunta de (inaudible): en el caso Colosio. Sin pretender (inaudible), pero dijeron que el Procurador va a llamar a diferentes personas: al licenciado Salinas y a otros más. (Inaudible).

El Presidente de la República: miren. Cada vez que el Procurador dice, y debe decirlo, porque es su obligación, su responsabilidad, que en la solución del caso se hará todo lo que sea necesario, le ponen muchos agregados al señor Procurador, porque en la pregunta a veces va la respuesta. Digo, a mí me lo han hecho 50 veces y eso es lo primero que aprende un buen reportero, ustedes saben perfectamente bien el truco, ¿verdad?

Entonces, si a uno le dicen: oiga, se va a llamar a Juan Pérez para esto y aquello, bueno si el Procurador o un servidor decimos no, pues la siguiente pregunta es ¿por qué no? ¿qué hay intocables en este país? entonces, como cuestión de principio, el Procurador tiene que decir que las investigaciones son abiertas y veo que cada vez que el Procurador expresa eso que es un principio jurídico, pues, cada quien le pone los nombres y apellidos que quiere. Yo no tengo conocimiento de que el señor Procurador haya dado nombres, y lamento que cada vez que reitera algo que es un principio jurídico, se les ponen nombres a las cosas; pero, por lo demás, no es mi papel decirle al Procurador a quién debe llamar y a quién no debe llamar. El tiene que cumplir con su deber, con independencia del criterio del Presidente, y en este asunto el único criterio del Presidente es que se sepa la verdad y que se haga justicia.

Pregunta: ¿hay alguna relación del doctor Córdoba con su gobierno?

El Presidente de la República: no, no hay ninguna relación ni con mi gobierno ni conmigo.

Pregunta: señor Presidente, usted en la carta habla que para el ex Presidente Salinas había dejado de ser ya una prioridad la sucesión presidencial. Entre los factores que afectan eso, habla de soledad del sexto año y habla de malas influencias en forma similar en torno del Presidente, ¿a qué se refería?

El Presidente de la República: exactamente a lo que digo en la carta. A partir del 1o. de enero el problema más traumático que enfrentaba el país y el Presidente era el conflicto en Chiapas, definitivamente, y eso era claro en la opinión pública y era claro en la situación, en la preocupación -yo digo que legítima- del entonces Presidente. Todos los mexicanos estábamos genuinamente afectados por la irrupción del conflicto en Chiapas; sin embargo, había algunas gentes que opinaban, desde mi punto de vista, indebidamente, y están las columnas periodísticas; por favor, no es mi opinión que el gobierno, que el Presidente había descuidado la campaña. En primer lugar la campaña no era responsabilidad del Presidente, hubiera violado la ley si él hubiera querido manejar la campaña.

La campaña era responsabilidad del PRI, era responsabilidad del candidato, era responsabilidad del coordinador de campaña. Y yo no me cansé de decir eso: el Presidente que atienda sus problemas y nosotros vamos a atender lo nuestro, que es la campaña. Sin embargo, esta actitud, que yo creo que era la correcta de parte de todos, se ha malinterpretado en la prensa: y un día le exigía al Presidente que se manifestara públicamente a favor del candidato del PRI; otro día le decían al candidato que tenía que romper con el Presidente.

Mi opinión técnica y política de este asunto, la repito, era que teníamos que ser independientes, pero que, al mismo tiempo, hubiera sido una grave imprudencia que nos iba a costar votos y probabilidades de triunfo el haber provocado una ruptura.

Ese es el verdadero contenido, quien quiera leer más que eso, está equivocado.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: señor Presidente: habla usted... yo creo que es un magnífico diagnóstico la carta, un diagnóstico de lo que estaba pasando entonces, si nos remontamos a lo que estaba pasando, desde atrás. Y, ¿después de su nominación como candidato usted puso en práctica ese escrito? porque yo veo que hay cosas que sí las puso en práctica: me refiero a la organización del PRI, al manejo del peor de los escenarios que tenían dentro del Partido. Y, ¿lo sigue haciendo?

El Presidente de la República: miren, durante mi campaña nunca me vi afectado por comentarios que dijeran que yo tenía que romper con el Presidente. Ahí hay una diferencia; nunca hubo una corriente de opinión que me asediara en ese sentido. Entonces, afortunadamente no tuve que plantearme, ni el romper ni hacer el pacto político con el entonces Presidente. Mi condición fue distinta a la que vivimos, por parte de la opinión pública durante febrero y marzo de 1994. Ustedes revisen la hemeroteca y no van a encontrar... mis problemas fueron otros, el choque de trenes, por ejemplo; la anticipación de la violencia y en algún momento, pues, sí hubo una circunstancia con el licenciado Camacho, que yo decidí resolver como es públicamente conocido.

Periodista Joaquín López Dóriga, de El Heraldo de México: entonces, como Presidente, ¿sigue manejando la idea del peor de los escenarios como una alternativa siempre?

El Presidente de la República: bueno, creo que cualquier Presidente prudente siempre tiene que asumir circunstancias adversas en todos los escenarios para tomar sus decisiones. Algunas veces nos equivocamos, como en lo económico, yo nunca pensé que la crisis pudiera estallar con la fuerza que estalló. O sea, entre el peor de mis escenarios nunca estuvo esta crisis que a posteriori sabemos que fue, que ha sido muy grave.

Pregunta: y de cara a la visita a Washington, esto, ¿afecta, tiene algo que ver o repercute en esto?

El Presidente de la República: no. De cara a la visita a Washington yo creo que las cosas están muy claras, vamos a hacer un balance en la relación, en los asuntos con los que hemos venido trabajando con el gobierno de Estados Unidos desde el inicio de mi mandato, en los diferentes frentes, hemos avanzado en todos ellos. No espero anuncios espectaculares de esta visita; porque hemos tratado de trabajar con toda seriedad. Y en las relaciones diplomáticas las decisiones no se dan por el encuentro de Jefes de Estado, únicamente, sino que hay todo un trabajo entre los equipos, entre las distintas Secretarías. Ustedes vean: cuántos funcionarios del gobierno de Estados Unidos han venido a México desde el año pasado; cuántos funcionarios mexicanos han estado por allá: esta semana estuvieron dos Secretarios, ahorita está Miguel Limón, estuvo Julia Carabias, hace dos semanas estuvo Guillermo Ortiz, el canciller ha estado muchas veces.

Entonces, es un proceso acumulativo. Es oportuno hacer un balance y ver cómo podemos darle impulso a los asuntos. Esa es una parte de la visita.

La otra parte es que quiero llevar información de primera mano sobre cuál es la situación del país ante ciertos interlocutores políticos y ante la comunidad de negocios de los Estados Unidos. ¿Por qué? porque me interesa que haya inversiones en nuestro país, para que haya empleos; y siento que nos ha faltado eficiencia, eficacia para reflejar lo que ha hecho México, lo que está haciendo, pero sobre todo, lo que puede ser México en los próximos años en términos de potencial económico.

Pregunta: (inaudible) quienes han visitado Washington, se (inaudible) que también ha habido una enorme presencia del Gobierno de México en Cumbre de Representantes. Han estado cuatro Secretarios de despacho y el Director del Seguro Social.

El Presidente de la República: es normal. También. Es normal. Es un país con el que hemos tenido una relación normal afortunadamente durante muchos años.

Periodista Raúl Trejo Delarbre: porque no somos empleados de Washington (inaudible) la ausencia del discurso (inaudible) una visita de Estado, del discurso del Presidente de México ante el Congreso (inaudible) del juego de si hay oposición a la política de Clinton en términos del crédito inmediato, etcétera. Esto no tenemos ninguno de nosotros, cuando menos, y no creo que (inaudible) una visión clara de si es una decisión diplomática, una decisión política, una omisión...

El Presidente de la República: no es omisión. Lo que pasa es que hay que tomar decisiones, ¿sí? y en este momento lo más conveniente para el país, es que intensifiquemos la relación con el Ejecutivo, que mantengamos canales abiertos con el Legislativo: me voy a entrevistar con los líderes del Congreso. Creo que este momento es lo más fructífero para México. En este momento en que ya están en precampaña, es una decisión sufridamente de política, y habrá otro momento en otra visita, otra circunstancia en los propios Estados Unidos, pues, que hagan o no aconsejable; pero la Visita de Estado me lleva especialmente a entrevistarme con el Presidente Clinton, con el Jefe de Estado.

Pregunta: (inaudible) señor Presidente que México es un tema del debate interno de la campaña de Estados Unidos?

El Presidente de la República: bueno, miren. De tiempo en tiempo México es parte del debate político de los Estados Unidos. Se dan estos episodios de virulencia, incluso de ataque, en inglés le dicen el México's washing, que es muy desafortunado y muy injusto.

Yo espero que pronto pase este episodio que proviene de dos causas: primero, el malentendido y la falta de información de lo que es México, de lo que hace México para enfrentar sus problemas; y, segundo, pues, sí hay actores políticos que ante el fragor de la contienda, pues, superficial y a veces hasta un poquito irresponsablemente emiten juicios, pues, que no tienen nada que ver con los hechos ni tampoco en la relación entre los gobiernos, porque la relación entre el Gobierno de los Estados Unidos y el Gobierno de México es muy positiva, es muy respetuosa, es muy constructiva, y eso es lo que cuenta finalmente.

Bueno, ¿les sirve o no? (Risas).

Pregunta: el 4 de marzo usted y yo desayunamos y hablamos de esto (inaudible).

El Presidente de la República: yo creo que está muy bien explicado en la carta, y ahí denoto el entendimiento de la situación.

Bueno, lo de Chiapas fue algo devastador para todos, pero sobre todo para el Presidente de la República, y como digo en la carta, en ese momento su principal preocupación y responsabilidad era la paz social, y yo con todo respeto les digo que a nadie se le puede criticar por eso, definitivamente.

Creo que eso está muy bien explicado en la carta, y la carta es posterior a nuestra plática.

Periodista: sí señor.

El Presidente de la República: y yo creo que había cambiado, en alguna medida, de posición, a decir: bueno, sí, la campaña somos nosotros, ¿no?

Además, déjenme decirles una cosa que es muy importante y que no se ha subrayado o no se ha dicho: a pesar de todos los problemas, la popularidad, el margen electoral de Colosio era extraordinario. Es cierto, habíamos iniciado la campaña con más del 70 por ciento, y cuando fue el asesinato, pues, andábamos poquito abajo del 60, pero muy arriba del 50, y eso también está en un contexto y las prioridades estaban más (inaudible).

No vivíamos un estado de alarma en la campaña, teníamos un margen muy cómodo para haber ganado.