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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1994 Carta de Ernesto Zedillo a Luís Donaldo Colosio.

Marzo 19 de 1994

Lic. Luís Donaldo Colosio Murrieta
Presente

Señor Candidato:

Considero indispensable externarte algunas reflexiones. Lo hago por este medio para ordenar mejor las ideas y tomarte menos tiempo. Es oportuno dado que estamos cerca de concluir el primer recorrido por el país y además el entorno de la campaña continúa siendo particularmente complejo.

Quiero iniciar con algo estrictamente personal. A la luz de lo ocurrido en estos meses, la convicción que tuve hace ya algunos años de que tú debieras ser el próximo Presidente de México se ha reafirmado profundamente. Hoy me congratulo más que nunca de haber tomado muy pronto una decisión muy firme y no haber especulado con ninguna otra posibilidad. Es quizás más desde esta situación, que como parte del equipo de campaña, que deseo expresarte mis puntos de vista, aunque irremediablemente mi experiencia de estos últimos meses los alimentan.

Reitero primero lo muy sabido. Las condiciones de campaña han resultado ser substancialmente distintas a las que, quizás imprudentemente, previmos en diciembre. Yo supuse que una vez descontando la nueva pluralidad mexicana, esta campaña contaría con las condiciones más propicias en varios sexenios. En los hechos y atendiendo a la situación política, ésta será la contienda presidencial de mayor dificultad en varias décadas. Los amplios grados de libertad que tuvimos en diciembre, sencillamente desaparecieron a partir del 1 de enero y más señaladamente el 10 de enero. La mayor dificultad obliga a asumir una actitud rigurosamente crítica. En lo que a mí respecta, debo admitir que en las condiciones de diciembre me pareció sensato ser sumamente condescendiente y hasta indiferente respecto a decisiones cuya racionalidad entonces no entendí o no compartí. Naturalmente, después del 10 de enero mi visión de la tarea ha variado radicalmente, pero sin que ello haya permitido superar las condiciones que se fijaron en diciembre para contender con una situación muy distinta No tiene caso repasar lo sucedido. Lo importante es elucidar lo que se enfrenta de ahora en adelante y proponer soluciones. A riesgo de incurrir en exageraciones, es conveniente perfilar el escenario menos favorable, ya que es éste el que debe guiar cualquier estrategia de campaña.

La situación que enfrentamos tiene como principales rasgos los siguientes:

1. Como es de esperar -y legítimo desde cualquier punto de vista- la prioridad del Señor Presidente es concluir satisfactoriamente su mandato. Así servirá él mejor al país y a su enorme orgullo de auténtico hombre de Estado. En la lista de tareas para lograrlo, el cuidado de la sucesión tuvo hasta el 10 de enero la más alta prioridad. Las circunstancias -auténticas o inducidas- que ha ido enfrentando han variado esa jerarquía. Ahora el mantenimiento de la paz social y la estabilidad financiera son propósitos que aparecen de mucha mayor importancia que el cuidado de una sucesión, digamos ortodoxa. Lo anterior, que es desde luego entendible, se ha acentuado por la influencia creciente de personal mal intencionadas en el ánimo del Presidente. La combinación de la soledad del 6º año, la pérdida, anulación o distanciamiento de hombres de confianza y la tarea calculada y deliberada de algunos, dan una mezcla sumamente propicia para que vaya perdiendo importancia en el ánimo presidencial el cuidado de la sucesión. Después de todo, él debe pensar que su parte más importante -la de, en su oportunidad, apoyar tu candidatura- ya la cumplió, y que con ese impulso inicial la tarea por cumplir es esencialmente tuya. Es de esperar que se esté dando una influencia muy tenaz para desacreditar el valor de tus capacidades y de tu lealtad. Por otra parte, es un hecho que a pesar de los acontecimientos de Chiapas, el Presidente conserva una enorme popularidad, que él valora y tratará de preservar frente al riesgo de otros acontecimientos negativos inesperados.

2. No obstante lo ocurrido el pasado 28 de noviembre, Manuel Camacho -antes o después del lo. de enero- decidió continuar jugando un papel protagonice en la política nacional y ha actuado con un plan muy preciso para cumplir con ese objetivo, aprovechando y cultivando en todo momento las nuevas prioridades del Señor Presidente. Para tener ese papel protagonice ha visualizado diversas opciones. Desde la substitución directa del candidato del PRI, hasta convertirse a partir de 1995 en el líder de una fuerza opositora importante y decisiva en el curso del país. Sus opciones pasan también por ser candidato de un partido distinto al PRI, o beneficiarios de la presidencia como resultado de una negociación pos-electoral. Es obvio que de acuerdo a las ambiciones de Camacho, cualquiera de esas opciones es superior a la de esperar que el próximo presidente, si acaso, lo llame a algún puesto de su gabinete. Desde su perspectiva no tiene absolutamente nada que perder, ya que en el peor de los casos se contempla a sí mismo como un fuerte líder de la oposición con oportunidad de acceder desde ahí a la presidencia en el año 2000.

3. Frente a la situación de incertidumbre y de mayor competencia, existen claras deficiencias en el Partido y el equipo de campaña. Calidad insuficiente en los recursos humanos, falta de coordinación, una suerte de inconciencia acerca de la situación que se enfrenta, y un aprovechamiento ineficaz de las fortalezas del Candidato son los problemas más evidentes. Todo esto alienta las tentaciones de Manuel Camacho y acentúa el riesgo de distanciamiento por parte del Señor Presidente.

4. El PRD, que se perfila con al menos la misma fuerza electoral que el PAN es una oposición errática que no trabaja únicamente para ganar los votos. Se comporta como una fuerza que va por el desorden, el conflicto pos-electoral y una negociación en la que obtengan algo de lo que no les dará la vía electoral. Sueñan con una gran crisis en la que estrepitosamente se extermine el PRI, o al menos, obtengan algunas posiciones de gobierno otorgadas por el próximo presidente a cambio de su apaciguamiento.

Considero que es de la mayor urgencia que se enfrente cada uno de los 4 aspectos anteriores. A reserva de proporcionarte mayores detalles, si así lo deseas, mis principales recomendaciones respecto a cada uno de los 4 puntos, en el mismo orden, son las siguientes:

1. Tal como te lo propuse desde enero, debe establecerse clara y precisamente una alianza política con el Señor Presidente. Debes ofrecer toda tu lealtad y apoyo para que él concluya con gran dignidad su mandato; no debes pedirle más que su confianza en tu lealtad y capacidad, externarle tu convicción de que él ya cumplió con la parte más importante de la sucesión y que ahora tú harás la que a ti te corresponde; que como parte de la estrategia de campaña se requiere un candidato que la gente sepa que no será manipulado por el Presidente Salinas, pero que goza de su confianza y aprecio, y para eso es necesario que haya un acuerdo explícito sobre cómo se producirá esa percepción en la opinión pública. Cada vez que haya que señalar tareas pendientes y deficiencias del gobierno, mediará notificación previa y se será receptivo a observaciones sobre la forma de decirlo. Insisto, mi propuesta de celebrar este pacto es independiente de mi admiración y agradecimiento por el Señor Presidente. Es una recomendación elemental, yo diría de libro de texto, de estrategia política.

2. Debe asumirse plenamente la oposición de Manuel Camacho. No es conveniente que siga siendo oposición activa sin tener los riesgos y dificultades de una oposición declarada y formal. Mucho menos debe aceptarse que continúe ganando puntos con el Señor Presidente una persona que durante muchos años lo ha engañado y abusado de su confianza. Conciliando en la medida de lo posible el propósito del logro de la paz en Chiapas, debe procurarse, a la brevedad, que opte por ser candidato de un partido de la oposición. Esta debe ser tu opción más atractiva. Estoy convencido que es la que dará menos problemas antes y después del 21 de agosto, incluyendo el sexenio 1994-2000. Además, derrotarlo en la elección daría una reserva de legitimidad de gran valor para la gobernabilidad que necesitarás como próximo presidente.

3. Debe mejorarse substancialmente el desempeño de la campaña. Ello servirá para todos los propósitos. El principio para hacerlo ya lo dijiste el 6 de marzo. Hay que asumir plenamente la competencia. Para ello hay que hacer lo indispensable para tener un verdadero aparato de campaña (en el sentido riguroso de la palabra). Se requiere "el ejército, la disciplina y la estrategia". Partamos de reconocer que estamos fallos en todo esto. Reestructuración del partido, del equipo de campaña, selección de candidatos (personas y método) y la implantación de una nueva disciplina de trabajo son tareas urgentes.

4. El acuerdo recién logrado, debe ser la base de un eficaz proyecto de neutralización del PRD. Debemos montarnos en ese acuerdo para lavar culpas pasadas y construir una credibilidad de la que hasta ahora se carece. Debemos proclamar ese acuerdo como el paso definitivo hacia la construcción de un sistema democrático moderno en nuestro país y expresarnos dispuestos a asumirlo hasta sus últimas consecuencias. Si se actúa con eficacia las probabilidades de éxito de cualquier agresión perredista serán muy reducidas.

Obviamente los cuatro puntos anteriores pueden ser desarrollados. Créeme que estoy profundamente convencido de lo que te expreso. En mis recomendaciones no hay interés personal alguno. Simplemente creo que es lo mejor para México.

Fraternalmente, Ernesto Zedillo.

Fuente: Reforma, 3 de octubre de 1995.