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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

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ISBN 970-95193

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1988 Declaración de Cuauhtémoc Cárdenas al Pueblo de México.

Julio 10 de 1988

 

DECLARACIÓN DE CUAUHTÉMOC CÁRDENAS AL PUEBLO DE MÉXICO

Desde el mismo 6 de julio hicimos conocer las muchas claridades que se iban dando en el proceso electoral.

Pasada la elección sabemos de las múltiples formas como el partido oficial alteró los resultados: votaciones cercanas o superiores incluso al 100% del padrón en casillas donde no hubo o se expulsó a los representantes de la oposición, brigadas de votantes volantes, etc.

A pesar de estas irregularidades y de un fraude que empezó a prepararse desde que se modificó la legislación electoral por el gobierno actual, los resultados no fueron como esperaba el gobierno. Esa es la razón de la descompostura del centro de cómputo de la Comisión Federal Electoral, del retraso en dar a conocer números de elección y que los hechos públicos hasta ahora sean solo los favorables al candidato oficial.
 
La captación directa de cifras electorales y sobre todo, informaciones que nos merecen toda credibilidad, procedentes del interior del gobierno, confirmadas por las maniobras anunciadas ayer por el Presidente del Comité del PRI en el DF y puestas en marcha hoy, nos permiten afirmar que hemos ganado la elección presidencial.

Doy esta información con toda responsabilidad. Estoy consciente de su trascendencia y de sus consecuencias.

A las 0:00 horas de mañana se reunirán los comités distritales electorales para efectuar los cómputos definitivos. Hemos denunciado las maniobras del gobierno para manipular o congelar —no contar, no sumar— los paquetes electorales, por la vía de recursos de protesta interpuestos ante los comités distritales o mediante el recurso de queja presentado al Tribunal de lo Contencioso Electoral, y con ello modificar a favor de su candidato el resultado de la elección.

Empeñarse en consumar el fraude, después de una muy elevada y entusiasta participación ciudadana en la elección y de la voluntad expresada, mayoritariamente desfavorable al partido oficial, equivaldría técnicamente a un golpe de Estado.

Un Presidente que así llegara al poder carecería de legitimidad, de autoridad moral ante el pueblo y de autoridad también en el terreno internacional.

No tendría credibilidad ni confianza frente a los diversos sectores económicos y sociales, necesarias para reorientar el desarrollo nacional. Podría el país caer en una situación de ingobernabilidad, no solo por carecer del reconocimiento popular y de las fuerzas políticas más importantes, sino porque se encontraría sujeto a las presiones de los diversos grupos de poder, de dentro y de fuera, muchas veces con intereses opuestos.

Exigimos a la Comisión Federal Electoral que al concluir los cómputos distritales definitivos dé a conocer los resultados de la elección, limpia y legalmente obtenidos. De no hacerlo así, los impugnaremos por las distintas vías legales previstas al efecto y ante el juicio moral del pueblo y de la nación.

A los partidos políticos que me brindaron confianza haciéndome su candidato, les pido que el día de mañana, en los comités distritales, impugnen los resultados en los distritos donde el partido oficial ha inflado sus votaciones y defiendan el voto del pueblo. Sé que lo harán en las distintas instancias de los propios comités distritales, de la Comisión Federal Electoral y del Tribunal de lo Contencioso Electoral, así como en los colegios electorales del Congreso y en la calificación que ésta haga de la elección presidencial.

Ni partidos ni candidatos podemos avalar resultados espurios.

Esta petición que les hago, la apoyaremos en su oportunidad con la movilización popular, pacífica, dentro de los cauces de la ley, como siempre la hemos convocado.

Llamo una vez más a la responsabilidad del Presidente de la República para que cumpla el compromiso que contrajo desde el 1º de diciembre de 1982, llamo a la razón y a la cordura también del candidato presidencial del gobierno, de todas las autoridades electorales del país, de los dirigentes políticos y sociales para que respeten y hagan respetar el voto popular, para defender la legalidad de esta elección y para que con nuestras acciones abramos paso a una democracia auténtica y a una convivencia entre los mexicanos.

Una vez más reafirmo el compromiso que he contraído con el pueblo, con quienes me dieron su voto y con los candidatos del Partido Acción Nacional: no reconoceré a autoridades que pudieran surgir del fraude electoral, con más vigor sostendremos la lucha por el imperio de la ley y por la vía pacífica para el relevo del gobierno.

Con el voto popular no habrá transacciones.

Cuauhtémoc Cárdenas

 

La Jornada. Domingo 10 de julio de 1988, p. 15.