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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1987 Discurso de Jorge de la Vega Domínguez, presidente del CEN del PRI.

Marzo 4 de 1987

Ciudadano presidente de la República, líder nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Compañeras y compañeros de nuestro Partido:

La Decimotercera Asamblea Nacional se llevó a cabo en un ambiente de amplia participación democrática, de rigor crítico y espíritu transformador que permitirá a nuestro Partido superar los retos de tiempos difíciles.

Hemos ratificado los postulados de nuestra Declaración de Principios, en los que están contenidos los valores por los que lucha el pueblo de México.

Hemos aprobado las reformas al Programa de Acción que son necesarias para actualizar las demandas de nuestros militantes, asegurar la consecución de los objetivos de nuestra organización y sentar bases sólidas para la formulación de la plataforma electoral de 1988.

Hemos modificado los Estatutos para estimular el arraigo y la actividad de nuestros militantes, mejorar las condiciones de participación política de las mujeres y de los jóvenes y ampliar la vida democrática del Partido.

De conformidad con los mandatos supremos que rigen nuestra vida política dialogamos, debatimos y tomamos acuerdos que nos permitirán dar mayor congruencia, dinamismo y fortaleza a nuestra institución.

Como Partido de la Revolución, asumimos la responsabilidad de que los justos reclamos de nuestros sectores, que recogen las demandas de las grandes mayorías, se conviertan en actos de gobierno.

La Asamblea, fiel a su deber histórico, ha determinado luchar permanentemente por la defensa de la soberanía nacional, por el enriquecimiento de nuestra vida democrática, por el bienestar popular y por el nacionalismo revolucionario.

La tarea no es sencilla ni puede realizarse de inmediato. Están en su contra las luchas hegemónicas, el acelerado cambio tecnológico, y la inequidad comercial y financiera que caracterizan a las relaciones internacionales. Los problemas económicos de las grandes potencias y su endurecimiento político son realidades que obstaculizan el avance de nuestro proyecto nacional.

El agotamiento del modelo económico tradicional ante las circunstancias actuales y los agudos desequilibrios que ha producido, son obstáculos poderosos en el camino de nuestro desarrollo.

Por ello, seguiremos combatiendo los efectos adversos de los graves acontecimientos internos y externos que nos afectan.

En el marco de la modernización y el cambio estructural, apoyamos la política de aliento a la inversión productiva y al crecimiento del empleo que nos permitirá mejorar el salario, avanzar en la reconversión industrial, fortalecer el mercado interno, descentralizar la vida nacional, exportar y resolver, con apego a nuestros intereses, el problema de la deuda externa. La recesión económica no es compatible con nuestro desarrollo social y demográfico.

Postulamos la urgencia de restituir la capacidad de compra de los sectores mayoritarios de la población. Desarrollo rural, empleo y salario real constituyen el verdadero sustento de un sólido mercado interno. Deben ser resultados de un proceso sostenido de crecimiento económico y modernización productiva.

La realidad exige reordenar prioridades. Comencemos por la más elemental de ellas: El derecho a la alimentación, la más apremiante demanda de las clases trabajadoras. Apoyamos a los trabajadores de México para que este derecho se concrete en la Constitución General de la República y en la realidad cotidiana.

Tenemos que luchar por elevar el nivel de vida de las clases populares. No aceptaremos los argumentos o las presiones de quienes sólo se preocupan de sus intereses financieros. Exigimos un trato justo, la apertura de mercados y precios remuneradores para nuestros productos.

México siempre ha hecho honor a sus compromisos con otros países y siempre, también, ha subordinado su cumplimiento a la soberanía y al interés nacional. Reconocemos que el gobierno de la República ha logrado la mejor negociación que país alguno haya concertado con sus acreedores extranjeros y apoyamos su posición de hacer frente a nuestras obligaciones financieras sin renunciar al derecho inalienable de satisfacer, primero, las necesidades esenciales nuestro pueblo. No aceptaremos sacrificios adicionales.

El Partido se pronuncia por que sólo se pague el monto mínimo de intereses de la deuda externa, que garantice la continuidad del flujo de los recursos frescos que necesita la nación para su desarrollo.

La situación internacional se vuelve cada vez más difícil. Cruentas guerras regionales amenazan extenderse y se abandonan los principios jurídicos en que se funda el orden mundial. Se desconocen los compromisos adquiridos y se pretende destruir el sistema de las Naciones Unidas, una de las obras mayores de la comunidad humana.

La política exterior corresponde a los principios, necesidades y aspiraciones de la Nación mexicana. Por lo tanto, nuestro Partido considera esencial explicar, divulgar y sostener esta política.

Los tiempos que vivimos exigen juicio sereno y acción definida. El objetivo primordial es seguir manteniendo vigente el proyecto de la Revolución a fin de satisfacer las justas aspiraciones de la comunidad nacional. Mantengamos el poder en forma democrática para servir mejor al pueblo.

La unidad política de los priístas es la clave para avanzar y vencer, problemas y carencias que son graves y ancestrales, pero no insalvables. Tenemos soluciones, hemos vigorizado a las instituciones republicanas, se promueve la reestructuración del sistema productivo y se mantiene una política social de apoyo a las clases populares. Afrontamos el presente y nos preparamos a superar los retos del futuro.

Libertad, democracia y justicia son las bases que sustentan nuestra filosofía y nuestra acción. Libertad como máxima política, democracia como norma de convivencia y justicia social como aspiración permanente.

Estamos en contra de la injusticia por convicción histórica y por realismo político y económico. El pueblo nos seguirá como abanderados de sus luchas a favor de la igualdad social.

Para superar nuestros problemas, son necesarias nuevas y más sólidas bases de organización política, apoyadas en una maciza y amplia participación popular La única forma legítima de crecimiento nacional debe darse con el ensanchamiento de las vías democráticas.

La renovación integral ha sido la respuesta del gobierno de la Revolución: Renovación moral, descentralización de la vida nacional, reforma política y jurídica, reordenación económica, cambio estructural y reconversión industrial.

Hemos tenido capacidad para emprender esta magna tarea histórica porque contamos con un sistema político sólido, estable y democrático.

La Presidencia de la República y nuestro Partido son las dos instituciones fundamentales del sistema político mexicano. Ambas nos han permitido vencer los obstáculos y seguir adelante aun en las circunstancias más difíciles.

Nuestros adversarios quisieran desacreditar un sistema cuyo poder reside en el cumplimiento de la letra y del espíritu de la Constitución. Ahí radica la fuerza del presidencialismo en México. Este es el lazo indisoluble entre gobierno y Partido, porque la Constitución es fundamento y programa, presente y futuro de nuestro pueblo.

En la institución presidencial convergen las tendencias más responsables y progresistas que dan sentido a la dinámica de la nación.

Quienes consideran que la democracia exige restar facultades al Ejecutivo Federal, ignoran que éste es una institución producto de nuestra experiencia histórica y un instrumento poderoso de nuestra voluntad colectiva. El régimen presidencial es una expresión moderna de la democracia representativa. En nuestra historia, es la encarnación indudable de la legitimidad nacional.

Nada hay tan indeseable como la anarquía o el autoritarismo. Nuestro presidencialismo, enmarcado en el principio de la No Reelección, ha demostrado su eficacia y su capacidad de perfeccionamiento como pieza central de nuestra organización política.

El Partido Nacional Revolucionario con Plutarco Elías Calles, el Partido de la Revolución Mexicana con Lázaro Cárdenas y el Partido Revolucionario Institucional con Miguel de la Madrid, ha sido y es, en épocas de grandes problemas, el gran frente nacional, la gran institución de las fuerzas progresistas para garantizar el avance revolucionario de México.

La institución presidencial cumple hoy, con patriotismo y alto sentido de responsabilidad, grandes tareas y vence los retos que confronta la nación. El Presidente Miguel de la Madrid ha ejercido el liderazgo nacional con apego a la ley, con respeto a la sociedad civil, con firmeza, y con voluntad de renovación ejemplares. Seamos cada vez más solidarios con su gobierno. Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, el Presidente de la República es también el líder nacional de nuestra organización política mayoritaria. Sus orientaciones nos dan cohesión interna y su firme militancia en nuestras filas vigoriza la lucha política de nuestro Partido.

La institución presidencial y el Partido, surgidos del mismo proceso de la revolución y animados por los objetivos de soberanía nacional y bienestar popular han contribuido sostenidamente al engrandecimiento de México. Precisamente hoy, 4 de marzo, nuestro Partido cumple 58 años de orientar la ideología de la nación y de ser enlace vivo entre las demandas populares y el poder público.

Por eso nuestro Partido no es utópica o un aparato abstracto. Hace 58 años que surgió de fuerzas reales, inquietas y reclamantes de la sociedad mexicana que hicieron la primera gran revolución social de este siglo en el mundo.

Por eso el Partido es fruto, reflejo e instrumento de una clara e innegable mayoría del pueblo que ha avanzado y demanda más decisión, empeño capacidad y eficacia para vencer obstáculos, retrasos, pobrezas, deudas, carestías e inequidades.

Por eso la enorme, la genuina y admirable mayoría popular que es priísta, aunque lo nieguen y se enojen minorías, exige claridad para enfrentar los problemas; reclama dirigentes y servidores públicos, sencillez, sentido humano y vocación social para definir, elaborar y cumplir programas con respeto, confianza y justicia.

Los grandes aciertos del PRI y el patriotismo de los presidentes de la República, han sido el hilo conductor de las conquistas sociales y de la superación constante de las instituciones democráticas de México. Esta es la Asamblea de la unidad revolucionaria de la nación.

Esta es la Asamblea de la unidad de los priístas en torno de Miguel de la Madrid.

El 4 de marzo de 1929, Plutarco Elías Calles reunió en el gran frente del Partido Nacional Revolucionario a todas las fuerzas populares que triunfaron en la lucha armada. Hoy, al celebrar este aniversario de nuestro organismo político, se reúne, de nueva cuenta, la gran coalición de los revolucionarios de México.

En este acto de nuestro partido, saludamos con respeto a dos destacados miembros de nuestra organización, a los expresidentes Luís Echeverría Álvarez y José López Portillo.

A la tradición para perfeccionar nuestra democracia responden las reformas constitucionales y el nuevo Código Federal Electoral del Presidente Miguel de la Madrid.

La renovación política nos convoca a encontrar la unidad dentro de la pluralidad y las coincidencias dentro de las discrepancias, siempre en busca del interés supremo de la nación.

Las ponencias, deliberaciones y conclusiones de esta Asamblea demuestran que constituimos una organización segura de su identidad y de sus principios y, por lo mismo, capaz de asumir todas las inquietudes de sus militantes. Somos un partido sólidamente unido por nuestra democracia interna.

Durante esta Asamblea hemos debatido todas las ideas, sin importar quiénes las generaron. Promovimos los cambios cuando la mayoría los consideró necesarios. En las deliberaciones no dimos cabida al inmovilismo por conservador y a la utopía por infructuosa.

En la Asamblea participaron, con su reconocida fuerza, los sectores y sus organizaciones; nuestros viejos militantes con la prudencia y sabiduría del tiempo; nuestros hombres maduros con su creatividad; y nuestros jóvenes con su imaginación e impulso. Particular reconocimiento merecen las mujeres, que con su intuición, capacidad y entusiasmo enriquecieron todas las comisiones de trabajo.

Los priístas han expresado sus tesis y sus demandas. El Comité Ejecutivo Nacional las hace suyas y les afirma, categóricamente, que se compromete a llevarlas adelante. Estos compromisos mutuamente compartidos constituyen la nueva acción partidista, para que hagamos un gran esfuerzo que prestigie a la política, que prestigie a nuestra organización y que nos permita demostrar que respetamos a todos los que piensan distinto de nosotros. No dejaremos de ser mayoría; la mayoría la decide el pueblo y el pueblo está con la revolución mexicana y con su Partido.

Vivimos ahora, un proceso de renovación para adaptarnos a las nuevas condiciones de la lucha política y social. Predomina entre nosotros la voluntad de cambio. Seguiremos el camino marcado por las mayorías. Dejaremos a un lado las sinuosas veredas que pretenden trazamos adversarios y minorías irrelevantes.

Muchos discuten el tema de la democracia, pero algunos confunden los muy valederos debates teóricos con planteamientos de política operativa: la democracia, como sistema vigente, se vincula con la existencia o la idiosincrasia de la comunidad en la que se aplica. No hay sistema político que pueda ser implantado indistintamente en un país y en otro. Una vez que se establece, pasa a formar parte de la historia de la vida de cada comunidad.

Hay quienes confunden la apertura democrática con el desorden, sin tomar en cuenta que éste beneficiaría a las oligarquías y a pequeños grupos de individuos que sólo sirven a intereses particulares.

En múltiples reuniones celebradas en los últimos meses, en las reuniones preparatorias de esta Asamblea y en todas las comisiones de trabajo que abordaron los temas de mayor trascendencia para nuestro Partido y para la nación, propiciamos la más amplia apertura para que se expresaran con absoluta libertad quienes así quisieron hacerlo. Ya dejamos clara evidencia ante la opinión pública del país que hemos auspiciado todas las instancias de participación.

El día de ayer, en la sesión plenaria de esta Asamblea, se aprobaron por unanimidad los acuerdos tomados en las ocho comisiones de trabajo, con el mandato expreso al Comité Ejecutivo Nacional de aplicar la disciplina interna para garantizar su cumplimiento.

Que todos los priístas sepan que cumplieron cabalmente el mandato soberano que se nos ha dado. En este propósito exhortamos a nuestros compañeros para que asuman la responsabilidad que les corresponde, en particular invitamos a todos los que manifestaron ideas y asumieron posiciones que la Asamblea rechazó.

Que todos los priístas sepan que reforzaremos la estructura sectorial de nuestro partido. Que fuera de ella no tienen ni tendrán cabida otro tipo de agrupaciones y membretes políticos.

La actividad que practicamos nos enseña que entre los mexicanos puede haber adversarios políticos pero no enemigos personales, y mucho menos en un partido en donde todos estamos comprometidos a trabajar por más democracia y bienestar justo. En esta tarea no debe haber desunión, divisiones o luchas estériles. Sumar siempre y no restar jamás, es la divisa.

Los convoco, amigos y compañeros de nuestro Partido, a cerrar filas con la dirigencia nacional. Los convoco a mantener firmes e intocables nuestra unidad y nuestra disciplina interna.

Ante los procesos electorales que se avecinan, pueden surgir intentos para socavar nuestra cohesión y estructura.

Ofrezco a la dirigencia y a todos los integrantes de nuestro gran organismo, que cumpliré sin vacilaciones el acuerdo de preservar el orden interno y la unidad.

No toleraremos que se invoque la democracia que practicamos para trastocar nuestra actividad partidista.

Desde esta gran Asamblea decimos a todos los que aquí en adelante no quieran respetar la voluntad de la inmensa mayoría de los priístas, que renuncien a nuestro Partido y que busquen su afiliación en otras organizaciones políticas.

En el PRI militamos ciudadanos decididos a cumplir cabalmente con las normas de conducta y de acción por nosotros convenidas.

En el PRI no tendrán cabida ni la "quinta columna" ni los "caballos de Troya".

En el ejercicio de nuestra rica democracia interna no perderemos el tiempo combatiendo en ínfimas minorías o personas que tengan otros objetivos, otros propósitos y otras banderas. Lucharemos unidos contra nuestros adversarios de afuera; los de adentro, si los hay, tienen las puertas abiertas para actuar donde más convenga a sus intereses personales.

En lo sucesivo, nos ocuparemos de tareas políticas de la mayor trascendencia nacional, que reclaman unidad, disciplina con los acuerdos tomados y combatividad.

En esta Asamblea preparatoria de nuestro Partido para los procesos electorales reales se avecina. Las organizamos para fortalecemos, para iniciar el proceso de selección de candidatos, para lograr su triunfo y para retener el poder político.

En casi cuatro décadas de militar en nuestro partido, he podido aprender las reglas de nuestra política: las escritas y las no necesarias. Por ello, al haberme ratificado como presidente del Comité Ejecutivo Nacional, expreso a todos mis compañeros que este es el compromiso más lato de mi carrera política. Que sólo aspiro a ser un buen dirigente de nuestro Partido para fortalecerlo: Que no aspiro a nada más y nada menos.

Como ciudadano mexicano y como militante del PRI ratifico plenamente mi compromiso de servicio de lealtad, entusiasmo, empeño y patriotismo. Coordinar los esfuerzos de la gran coalición popular que es nuestro Partido para garantizar sus triunfos, constituye un señalado honor y una relevante oportunidad que cumpliré ortodoxa y cabalmente.

Ejerceré mi responsabilidad con lealtad plena a nuestros principios y a nuestro líder nacional, el Presidente Miguel de la Madrid.

Con base en nuestra unidad y en nuestra fuerza interna, respetaremos escrupulosamente las reglas, los tiempos y los ritmos del proceso electoral. Con oportunidad, sin adelantos ni retrasos, ni antes ni después, elegiremos bien a nuestro candidato a la Presidencia de la República para triunfar limpia y rotundamente en las elecciones federales de 1988.

El PRI alienta la reforma política y el pluripartidismo. En nuestra democracia se cumple la voluntad de las mayorías, que son las que mandan, y se respeta la opinión y el derecho de las minorías.

En las próximas contiendas electorales todos los partidos políticos debemos actuar con apego a nuestras leyes, con respeto a nuestros militantes, al pueblo, a nuestras instituciones y a México.

Alejemos de las campañas políticas la calumnia, la injuria y la difamación que tanto dañan y que los mexicanos rechazamos porque degradan la vida política de la nación.

Presentamos al pueblo la ideología y las opciones de cada partido en una contienda que enaltezca nuestra vida cívica.

El PRI seguirá adelante. Cumplirá con sus postulados seguro de que el pueblo sabrá elegir, una vez más, el camino de la revolución mexicana.

En el largo y democrático procedimiento de selección interna de nuestro Partido, que iniciaremos a partir de esta Asamblea, analizaremos de fondo la opinión de las grandes organizaciones que integran los sectores Agrario, Obrero y Popular. Conoceremos los puntos de vista de la dirigencia de nuestro Partido en todos los ámbitos del país. Consultaremos a los priístas que desempeñan cargos de elección popular. Discerniremos cuidadosamente los sentimientos del pueblo y escucharemos las orientaciones del líder nacional de nuestro Instituto Político.

Puedo afirmar que ya desde estas fechas, algunos distinguidos compañeros de partido, por sus convicciones, su experiencia política y su desempeño en el servicio público, son considerados por su opinión nacional para elegir a nuestro candidato a la Presidencia de la República. Sus nombres ya se escriben y se mencionan en los más amplios medios de comunicación.

En la nominación de sus candidatos, el PRI no practica procedimientos ocultos o secretos, porque es un partido que lucha de cara al pueblo para cumplir con el mandato de las grandes bases que lo sustentan.

La madurez y el arraigo nacional de nuestro Partido, nos permitirá, una vez más, resolver bien, con oportunidad, con convicción popular, patriotismo y visión de futuro, el apasionante reto de sucesión presidencial.

CIUDADANO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y LÍDER NACIONAL DE NUESTRO PARTIDO; COMPAÑEROS:

La dirigencia del PRI está integrada por mexicanos de probada convicción y experiencia política. A todos ustedes los convoco a que trabajemos con lealtad en torno a nuestro Presidente Miguel de la Madrid para avanzar en el nacionalismo revolucionario que postulamos.

Convoco a todos los militantes de nuestro Partido a una gran movilización nacional.

Los convoco a consolidar y ampliar la militancia de nuestras bases. A perfeccionar nuestra democracia y a prepararnos mejor para seguir representando en el gobierno la voluntad mayoritaria de los mexicanos.

Ciudadanos gobernadores;
Ciudadano jefe del Departamento del Distrito Federal:

A ustedes me dirijo por ser los líderes de nuestro Partido en sus entidades federativas y en el Distrito Federal. En ustedes, por lo mismo, recae la máxima responsabilidad para vigorizar la vida de nuestra institución, para poner en práctica el programa de trabajo que juntos hemos aprobado y para garantizar el triunfo en los procesos electorales que se aproximan.

En su calidad de priístas, los convocamos a impulsar las tareas de cada uno de nuestros sectores y, en ellos, acrecentar y dar mayores oportunidades a la participación de las mujeres y los jóvenes.

Los coordinadores regionales y todo el Comité Ejecutivo Nacional trabajaremos con ustedes, con nuestros dirigentes estatales, municipales, distritales y seccionales. Con nuestros delegados, con nuestros dirigentes campesinos en todos los ejidos y comunidades rurales. Con los dirigentes obreros en todos los centros de trabajo. Con los dirigentes de las clases medias populares en todos los ámbitos del país.

Trabajemos con unidad, convicción y entusiasmo en esta gran cruzada 'por la democracia y la vida cívica de la nación.

Compañeras y compañeros del Partido:
¡Lucharemos al lado de Miguel de la Madrid!
¡Lucharemos a favor de los compatriotas más necesitados!
¡Lucharemos para triunfar en las elecciones!
¡Lucharemos para mantener a la revolución en el gobierno!
¡Lucharemos por la grandeza de México!

 

 

 

Fuente: Partido Revolucionario Institucional Historia Documental 1986-1987. México, Instituto de Capacitación Política, 1988.