Home Page Image
 

Edición-2020.png

Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


Arnulfo R. Gómez. Sentido y vigencia del antirreeleccionismo. Doralicia Carmona Dávila.

Texto leído en el Foro “El General Arnulfo R. Gómez y la campaña presidencial 1927”, realizado en la sede del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, INEHRM, el 15 de junio de 2015.

 

Arnulfo R. Gómez. Sentido y vigencia del antirreeleccionismo. Por Doralicia Carmona Dávila.

Buenas tardes:

Agradezco el honor de participar en esta charla con tan distinguidos académicos a quienes saludo [Mtro. José Martín Blásquez, de la Universidad Veracruzana; Dr. Arnulfo R. Gómez; Dr. Felipe Ávila]. Reconozco la hospitalidad del INEHRM para recordar en esta sala al general Arnulfo R. Gómez. Muchas gracias.

La sucesión presidencial de 1928 es importante en la historia de México, porque después de su trágico desenlace, el poder ejecutivo empezó a transmitirse prácticamente en paz y casi sin derramamiento de sangre. De esta experiencia surgió el partido oficial, el fortalecimiento de la no reelección y la regla no escrita del retiro de los expresidentes de la política activa, que rigieron durante el resto del siglo XX.

Fue quedando atrás un país en el que política y milicia se fundían, y los triunfos electorales expresaban más las alianzas de los jefes militares que la voluntad ciudadana. En el que los votos contaban menos que las tropas leales de que podía disponer cada caudillo para imponer sus decisiones. Se dejaba atrás un México en el que militares y civiles, se sometían a un solo hombre, fuera Iturbide, Santa Anna, Díaz, Huerta... u Obregón.

Arnulfo R. Gómez pagó con su vida, su oposición a que el general Álvaro Obregón ocupara por segunda vez la presidencia de la República. Fue un defensor intransigente de la no reelección, no sólo en el cargo de presidente de la República, sino en todos los puestos de representación popular.

Dado su pensamiento radical, compartiré con ustedes mis reflexiones sobre los posibles orígenes del antirreeleccionismo del general Arnulfo R. Gómez; y lo más importante: sobre si hoy, su posición política sigue siendo válida en tiempos de nuestra precaria e inerme democracia [1].

Hombre culto, el general Gómez seguramente sabía que, en estricta teoría democrática, los pueblos tienen el derecho de elegir y reelegir a sus gobernantes sin restricción alguna, y que es legítimo que los políticos aspiren a la reelección indefinida, si la ley lo permite y consiguen los votos suficientes.

¿Por qué oponerse entonces, a la acción legítima, legal y democrática de un expresidente, que se decía obligado a defender a una Revolución, para él en riesgo, ante la acometida de la reacción?

La respuesta inicial está en su biografía: Arnulfo R. Gómez creció en el porfiriato, una dictadura sanguinaria, enmascarada con la simulación de elecciones periódicas, que perpetuada en el poder imponía leyes, gobernantes y políticas para beneficio propio, a costa de la mayoría de los mexicanos y de la Nación.

Gómez, joven de reconocida inteligencia, hubo de confrontar esa aparente democracia con la abyecta realidad que vivía, de políticos que envejecían eternizados en los puestos públicos.

Tal vez, su antirreeleccionismo nació al darse cuenta que el porfiriato paralizaba la movilidad política de las nuevas generaciones, y se había constituido en una verdadera gerontocracia en un país de jóvenes. Por ejemplo, en 1908, Porfirio Díaz, tenía 78 años; los secretarios de Relaciones y Justicia, 82; el general Manuel González Cosío, secretario de Guerra, 77. En los gobernadores se observaba la misma tendencia: el de Tlaxcala, Próspero Cahuantzi, 78; el de Tabasco, Abraham Bandala, 76; los de Michoacán y Puebla, Aristeo Mercado y Mucio Martínez, 75 y 73 respectivamente; el de Guanajuato, Joaquín Obregón González, 68; y el de Aguascalientes, Alejandro Vázquez del Mercado 70; el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Félix Romero, 83. Lo mismo sucedía en los puestos parlamentarios y en los mandos del Ejército.

En esos años, había quince millones de mexicanos y la proporción de adultos mayores de 65 años y más, representaba apenas el ¡¡ 2% del total !!

El joven Gómez debió haber condenado la paz impuesta por la fuerza bruta y visto en el progreso del que se enorgullecía Díaz, el imperio de las empresas extranjeras sobre los intereses populares y nacionales. Ese país independiente, de libertad y de "orden y progreso", que se exhibía al mundo, sólo existía en las páginas del periódico oficialista “ElImparcial. Se explica así, su temprana acción en la infausta huelga contra la Cananea Consolidated Cooper Company.

En su momento, Gómez se unió a la lucha por el "sufragio efectivo y la no reelección". Entonces debe haber asimilado de Madero la idea de que un gobierno como el de Díaz, de una reducida élite todopoderosa y rapaz, conduce a la pobreza, a la dictadura y a la corrupción; mientras que la verdadera democracia facilita el progreso, porque al repartir el poder, ningún grupo es capaz por sí sólo de imponer reglas para beneficio propio y, por ende, para sometimiento de los demás.

Supo que la reelección y el fraude electoral eran el medio de dar legalidad y permanencia en el poder a los intereses de la élite porfirista y de sus socios extranjeros.

Así consolidó esa firme convicción democrática antirreeleccionista, que lo llevaría al paredón años más tarde.

Lógicamente, Arnulfo R. Gómez estuvo presente en la guerra contra la dictadura sangrienta de Victoriano Huerta, que disfrazada de legalidad, trataba de restaurar el porfirismo en alianza con potencias extranjeras.

Obtenida la victoria sobre el usurpador, Gómez permaneció al lado del grupo sonorense en la lucha entre carrancistas, villistas y zapatistas; guerra civil que formalmente culminó con la Constitución de 1917, la magna ley que pretendía remediar las causas que habían originado la Revolución, entre ellas la reelección del presidente.

El gobierno constitucional de Venustiano Carranza comenzó, a pesar de los grupos rebeldes que aun dominaban diversas regiones del país y generales revolucionarios que actuaban como dueños de las zonas que ocupaban.

En este ambiente aun convulso, antes de cumplir dos años de mandato, ante las ambiciones desbordadas de sus posibles sucesores, Carranza convocó a no adelantar las campañas electorales porque afectaban la marcha del país y daban oportunidad a la reacción para derogar los principios revolucionarios contenidos en la nueva Constitución. [2]

Álvaro Obregón, el aspirante más fuerte a sucederlo y que tenía razones para dudar de la imparcialidad del presidente, no aceptó su propuesta de tregua electoral, y unos meses después, lanzó un extenso manifiesto en el que coincidía en que la Revolución estaba en riesgo, pero señalaba que Carranza caía en "el error tradicional en que ha venido incurriendo la mayoría de nuestros mandatarios al creer [...] que se sirve fielmente a la nación [...] [creando] un sucesor a quien entregarle el poder". [3]

Así, la sucesión presidencial, que debió decidirse en las urnas, se complicó por el acoso gubernamental a Obregón; y los revolucionarios sonorenses se rebelaron contra el intento de Carranza de imponer como sucesor a un civil, Ignacio Bonillas, y por medio de éste, conservar su poder político de facto.

El general Gómez secundó la rebelión de sus paisanos. Quizás, al igual que muchos de los mejores generales revolucionarios, abrigó la esperanza que el Plan de Agua Prieta, proclamado en defensa de la democracia en contra de un presidente que burlaba de "manera sistemática el voto popular", finalmente establecería elecciones limpias y pacíficas.

El gobierno de Obregón logró los primeros cambios a que se había comprometido la Revolución, no sin enfrentar rebeliones importantes, como la del expresidente Adolfo de la Huerta, un civil respaldado por renombrados generales revolucionarios, como Salvador Alvarado, Cándido Aguilar, Antonio I. Villarreal, Manuel M. Diéguez, Manuel García Vigil y Rafael Buelna, a los que se sumaron casi dos tercios del ejército.

A su término constitucional, Obregón entregó la banda presidencial a Plutarco Elías Calles, y se retiró a la vida privada con un prestigio e influencia mayores que los del propio presidente Calles. Pronto, su conocida adicción al poder, motivó a Obregón a "sembrar" su candidatura por toda la República en espera de la sucesión de 1928.

La “No reelección" absoluta era el único impedimento real a las aspiraciones de Obregón. Entonces, ordenó a senadores y diputados echar abajo este principio. Volvían los tiempos de la simulación política y el congreso encontró los argumentos para la reforma constitucional que solicitaba el caudillo. "Si la antirreelección se ha vuelto reaccionaria [...] la revolución tiene que volverse reeleccionista" [4], proclamó el exzapatista y entonces diputado, Antonio Díaz Soto y Gama, para provocar la “cargada”.

Sin embargo, el general de división Arnulfo R. Gómez, partícipe en las luchas entre los jefes militares, sabedor de que Obregón era proclive a mandar matar a sus enemigos, combatiente contra la fracasada rebelión delahuertista, y aspirante franco a suceder a Plutarco Elías Calles, fue de los pocos militares prominentes que abiertamente, se opusieron a la reforma constitucional que permitiría la reelección de Obregón.

¿Por qué lo hizo, si en términos generales la presidencia de Obregón tuvo más claros que oscuros? Si era público que, alguna vez Obregón pidió a Carranza que los militares no figuraran en el gobierno al triunfar la Revolución para impedir el caudillismo. En sus propias palabras: “los tres grandes enemigos del pueblo mexicano son el militarismo, el clericalismo y el capitalismo. Nosotros podemos acabar con el capitalismo y el clericalismo, pero después ¿quién acabará con nosotros? La patria necesita liberarse de sus libertadores", había escrito Obregón, en prenda de su vocación democrática.

Lo hizo seguramente, porque el general Gómez conocía al hombre que se ocultaba tras esas palabras, esa prudencia e irónica simpatía, esa clara inteligencia para la guerra y la política, pero con una inocultable ambición desmedida. Temía que su regreso a la presidencia significara, no un periodo democrático institucional más, sino una reedición por décadas del caudillismo, que tanto había padecido México.

No era el único en pensar así, estas declaraciones de Obregón iban tan en contra de la naturaleza de un caudillo como él, como "ver a un león arrancarse las garras y los dientes", -escribió Martín Luis Guzmán- [5].

¿Pensaría Arnulfo R. Gómez que si la mayoría de los generales de entonces, salvo Obregón, habían peleado por el "Sufragio efectivo, No reelección", ante el inminente regreso al pasado, se constituirían en la principal barrera contra los deseos del expresidente? Muchos habían perecido en batallas, asonadas o asesinados; otros conspiraban en el exilio. Sólo la Asociación de Constituyentes de 1917 publicó un desplegado en contra.

Aprobada la reforma constitucional que permitía una reelección no inmediata por única vez [6], el general Gómez fue más allá: el 23 de junio siguiente, aceptó la candidatura del Partido Nacional Antirreeleccionista, para competir en las elecciones presidenciales.

En su plataforma de acción política propuso: "hacer que el principio de No-Reelección rija para todo funcionario de elección popular [...] Implantación del voto proporcional como reforma inmediata para lograr la representación de mayorías y minorías [...] abstención del Ejecutivo Federal en las luchas electorales y cuestiones políticas locales de los Estados", la reorganización del sistema electoral y el castigo a delitos electorales cometidos por funcionarios y empleados federales.

Todo lo cual era congruente no sólo con el Plan de Agua Prieta, que legitimaba a los nuevos gobiernos revolucionarios, sino también con la aspiración democrática de dar voz y voto a las minorías mediante un sistema proporcional.

Además, planteó otras medidas democráticas, como el fortalecimiento del Congreso y la independencia del Poder Judicial. Y otras propuestas que llaman la atención, como la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, y la autonomía para la Universidad Nacional. [7]

¿Tendría en cuenta el candidato Arnulfo R. Gómez el poder del caudillo sobre el ejército? Con la derrota de la rebelión delahuertista en 1924, Obregón eliminó a todos los militares de alta graduación que podrían disputarle legítimamente el poder, y al asumir el mando los subalternos, el ejército quedó leal por completo a Obregón o a quien él le señalara.

Quizás el general Gómez se lanzó conscientemente a una lucha perdida de antemano, porque su verdadero propósito no era obtener la victoria electoral, sino detener el intento reeleccionista de Obregón. Tal vez creyó que para este fin podía contar con el apoyo de su amigo y antiguo jefe, el presidente Elías Calles, a quien le convenía quitarse la tutela del expresidente. Por eso, al lanzar su candidatura Obregón, pocos días después, [8] Gómez propuso públicamente que si Obregón se retiraba de la competencia electoral, él mismo y el general Francisco R. Serrano, también candidato presidencial, procederían de igual modo.

No fue así.

Arnulfo R. Gómez y el general Serrano iniciaron sus campañas por separado, aunque hicieron intentos de unirse. El antiobregonismo comenzó a cundir al paso de los candidatos. El encono de Obregón no tuvo límites y el actuar del general Gómez tampoco: ¿Por qué alardear con un levantamiento si no se respetaba el voto, si no movió un dedo en su preparación, a sabiendas que Obregón era un maestro consumado en orillar a sus opositores a improvisar decisiones y perderlos en sus propios laberintos? [ ]

Los acontecimientos se precipitaron. Ya no hubo posibilidad de dar marcha atrás. La guerra verbal se desencadenó en las campañas electorales al punto de recurrir todos los contendientes al insulto personal más vil.

Martín Luis Guzmán en su novela La Sombra del Caudillo, pone en labios de Olivier Fernández, presidente de un partido político, esta sentencia: "la política de México, política de pistola, sólo conjuga un verbo: madrugar” [9]. Obregón y Calles madrugaron y acusaron a los dos candidatos opositores de asonada. Serrano fue aprehendido en Cuernavaca y asesinado brutalmente durante su traslado a la capital junto con sus principales seguidores. Gómez fue perseguido y al cabo de un mes, fusilado en Veracruz.

Así, a poco más de un año de haber arrancado las campañas electorales, todos los candidatos estarían muertos, incluyendo el ganador Obregón, ultimado por el fanático José de León Toral.

Pero no murió con él la causa antirreeleccionista del general Arnulfo R. Gómez. Fue reelaborada por José Vasconcelos en las elecciones de 1929 durante su campaña como candidato presidencial. Javier Garciadiego en su artículo "La Campaña de 1929: el mito del fraude" refiere que Vasconcelos, “si no triunfó electoralmente, sí venció en términos morales e históricos". [10]

Ante tantos hechos sangrientos que había suscitado la vuelta a la reelección, el 22 de abril de 1933, por iniciativa del Partido Nacional Revolucionario, fue promulgada una nueva reforma constitucional, que implícitamente, reconoció la causa antirreeleccionista del general Gómez en cuanto al cargo de presidente de la República, pero sólo prohibió la reelección inmediata en el resto de los puestos de representación popular.

Durante los siguientes ochenta años, la no reelección absoluta y relativa contribuyó a dar cierta fluidez al paso de las generaciones por los órganos del poder público.

Sin embargo, el 10 de febrero de 2014 fueron reformados los artículos constitucionales 59 y 115 [11] para permitir la reelección inmediata dentro de determinados límites, de senadores, diputados y ayuntamientos.

¿Estuvo equivocado el general Gómez al demandar en su plataforma electoral que el principio de No-Reelección "rija para todo funcionario de elección popular"?

No. Tenemos una experiencia histórica, como la vivió el mismo general Gómez, que muestra dolorosamente las consecuencias de clausurar oportunidades políticas a las nuevas generaciones. Con la nueva reelección consecutiva, una misma persona podrá acumular casi veinte años en varios cargos. Además, quienes aspiren a convertirse en dirigentes políticos estarán siempre en desventaja para competir con quienes ya ocupen los puestos.

Desde principios del siglo pasado, pensadores como Robert Michels, en su libro Los partidos políticos [12], demostraron cómo a medida que las organizaciones crecen requieren un liderazgo “profesional” de un pequeño grupo calificado para su desempeño.

A esto le llamó la "ley de hierro de la oligarquía", porque aún en partidos y sindicatos democráticos, los que mandan son unos pocos que se van distanciando de sus compañeros hasta constituir un grupo aparte y sobrepuesto a ellos, que en lugar de perseguir los fines para los cuales fue creada la organización que dirigen, privilegian la sobrevivencia de la misma a toda costa y se aferran a sus cargos y prebendas, porque se dicen indispensables. La perpetuación de los dirigentes invariablemente lleva a la corrupción, a la impunidad y al nepotismo [13].

Así, en la partidocracia, el grupo autodenominado clase política, que más que clase parece casta, convierte en “modus vivendi” sus cargos partidistas, se autorecluta y automantiene, monopoliza las candidaturas y aun se independiza de la voluntad de los electores gracias al financiamiento público y a la propaganda mediática. Le basta que los votos de un reducido número de ingenuos le conserve el registro a su partido [14].

La propuesta del general Gómez fue congruente con el ideal prístino de la democracia: que sean los ciudadanos comunes quienes ejerzan eventualmente las responsabilidades públicas y una vez cumplido su deber, regresen a sus actividades privadas. No contempla políticos profesionales, que arropados en su supuesta “especialización”, sólo contribuyen por su conveniencia a conservar el "establishment" e impiden todo relevo generacional [15].

La reelección aprobada recientemente, es en perjuicio de las nuevas generaciones. Aun sin reelección inmediata, Esteban David Rodríguez en su libro Los Dueños del Congreso, demostró que entre 1933 y 2003, el 50% de quienes llegaron al Senado y el 12% de los que fueron diputados, se reeligieron hasta durar en el cargo veinte y treinta años muchos de ellos. Y que entre 1934 y 2015 han existido dinastías políticas, como los Vicencio del PAN del Estado de México, cuyos miembros han acumulado 57 años como legisladores, o los Rojo-Lugo del PRI de Hidalgo, 45 años, entre otras tantas familias que como los Calderón, Sansores, Gómez Mont, Del Mazo, Olivares, Gordillo, García Medina, que sin beneficio claro para la Nación, han hecho de los puestos de representación una manera de vivir y de lucrar.

La larga permanencia en el Congreso de individuos y grupos familiares, tampoco ha significado un mejor desempeño legislativo, pues lo mismo ha habido representantes brillantes entre quienes llegan por primera vez al puesto, como entre quienes tienen una larga experiencia parlamentaria. "Ninguna cámara legislativa ha hecho el milagro de convertir plomo en oro" escribió el periodista Federico Arreola.

Los jóvenes aspirantes a políticos, también estarán en desventaja por el llamado "efecto del titular", descubierto por la sociología electoral norteamericana [16].

Quienes ya ocupan un cargo "van en caballo de la hacienda", ya no tienen que convencer electores sino sólo evitar que les retiren su apoyo; suelen ser figuras públicas en algún grado; pueden obtener mayores recursos para su campaña y atraer más a los medios porque ya no son una mera esperanza sino una realidad. Esta ventaja es manifiesta en Estados Unidos, en donde la mayoría de los titulares (presidentes, gobernadores, senadores y representantes) ganan su reelección, en buena medida porque parten de condiciones ventajosas respecto a sus opositores. No es raro que, como el senador Ted Kennedy, permanezcan en el puesto casi cincuenta años.

Los estudios electorales norteamericanos desmienten que el ciudadano castigue o premie con su voto a los representantes que desean reelegirse. El voto de castigo se da en condiciones excepcionales de grandes escándalos. En realidad, en el comportamiento electoral tiende a privar la inercia a favor de quien ya ocupa el cargo, especialmente en los puestos parlamentarios.

En nuestro país, la inoperancia del voto de castigo quedó demostrada en las elecciones del pasado 7 de junio, en las que teóricamente la baja popularidad del presidente (+-4 según encuestas), debía arrastrar también a la baja al partido gobernante. Y no fue así. No hubo voto de castigo para el PRI. [17]

En México, la reelección consecutiva de senadores, diputados y ayuntamientos, aunada a las costosas campañas al estilo norteamericano y al corto periodo de las mismas, revivirá, a otro nivel, la inmovilidad política del porfiriato. Sobre todo, mientras exista un importante nicho de analfabetas políticos que hoy son el fiel de la balanza que define toda elección [18]. Y en tanto, no existan órganos electorales imparciales ni la posibilidad real de revocación del mandato; y el “sufragio efectivo” siga siendo víctima del clientelismo [19] y la compra del voto [20].

El general Lázaro Cárdenas escribió para la Nación poco antes de su muerte:

“La no-reelección, fruto de la experiencia histórica, ha contribuido a liberar a la ciudadanía de la inercia que produce el continuismo [...] ha tenido efectos más favorables para el país que la permanencia indefinida de personas en los órganos del poder público [...]

Es necesario [...] completar la no-reelección en los cargos de elección popular con la efectividad del sufragio, pues la ausencia relativa de este postulado mina los saludables efectos del otro; además, debilita en su base el proceso democrático, propicia continuismos de grupo, engendra privilegios, desmoraliza a la ciudadanía y anquilosa la vida de los partidos” [21]. Hasta aquí la cita.

 

Señoras y señores:

Vivimos tiempos de adicciones, pero la drogadicción no es la que causa los peores estragos a la humanidad: La adicción al lucro condena a los pueblos a la pobreza; la adicción al crecimiento económico agota los recursos del planeta y pone en duda la sobrevivencia humana [22]; la adicción al poder impide que todos, democráticamente, tengamos iguales oportunidades de buscar la felicidad.

Es el tiempo en que estas adicciones, por la globalización y la tecnología, se entrelazan y refuerzan mutuamente. Los políticos se hacen negociantes y los negociantes se vuelven políticos. Hoy como nunca son válidas las frases de los escritores españoles del siglo de oro "ducados dejan ducados" [23] y "Poderoso caballero es don Dinero" [24], para desgracia de nuestra “democracia”.

Estas adicciones no tendrían tan extraordinario y corrosivo alcance si no existiera el analfabetismo político, propiciado por gobiernos, partidos políticos, medios masivos, poderes fácticos, académicos y por todos los que se benefician de la incultura política, que, como escribió Bertolt Brecht, procuran que la gente ignore

que el coste de la vida,
el precio de las judías,
del pescado, de la harina,
del alquiler, de los zapatos
y de las medicinas
dependen de decisiones políticas. [25]

Nadie, ni los propios organismos electorales, se preocupan seriamente por formar una ciudadanía, que por consciente, informada y participativa merezca ser llamada así, porque precisamente en este tiempo de globalización que secuestra países, ¾vuelvo a citar a Brecht¾, de la ignorancia política nace [...]

el peor de todos los bandidos:
el político delincuente,
canalla, corrupto
y lacayo de las empresas nacionales
y multinacionales [26].

Que así lo fueron Porfirio Díaz y Victoriano Huerta, Somoza, Trujillo, Pinochet, y demás dictadores latinoamericanos, africanos y asiáticos, reelectos por décadas para conveniencia del colonialismo, del imperialismo o de la dominación financiera.

La lucha de Arnulfo R. Gómez contra la reelección es vigente porque sufrimos una insólita, inmoral y antidemocrática concentración del poder político y de la riqueza; porque en la democracia, la política no debe ser un pútrido estanque de intereses creados, sino un transparente río de fluir constante de personas, generaciones, intereses y pensamientos diversos, que nos conduzcan a “un mundo en que quepan muchos mundos”, como dicen los zapatistas chiapanecos. [27]

Poca gente es capaz de escuchar la voz de su conciencia, como el general Arnulfo R. Gómez, que valientemente vivió como pensó, cuyo ejemplo nos estimula a construir una ciudadanía capaz de mantener su libertad de decidir. Y que hoy nos convoca a la manera de Ricardo Flores Magón, a recobrar el fin ético de la política: hacer un hombre de cada animal humano, no un animal de cada hombre para constituirnos en pastores del rebaño [28].

 

Muchas Gracias.

México, D. F., a junio 15 de 2015.

Notas:

1.- Precaria porque no acaba de establecerse ante la falta de voluntad democrática de los poderes fácticos que aprovechan toda oportunidad para influir dolosamente en los resultados electorales, como fue el caso, en las elecciones pasadas, de apoyar al PRI mediante el PVEM. Inerme porque ante graves ataques a la equidad que debe existir en toda elección, como la reiterada conducta del PVEM, ni el INE ni el tribunal electoral, hicieron algo para detener su amañada y manipuladora estrategia ilegal e inmoral. Así, el gobierno pudo conseguir mayoría parlamentaria.

2.- Carranza, Venustiano. Manifiesto expedido con motivo de las elecciones para renovar los Poderes de la Unión. Enero 15 de 1919. Disponible en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1919-M-C-RPU.html

3.- Obregón, Álvaro. Manifiesto a la Nación. Junio 1° de 1919. Disponible en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1919OBP.html

4.- Diario de los Debates de la Cámara de Diputados. 23 de octubre de 1925.

5.- Guzmán, Martín Luis. El águila y la serpiente. En: Obras Completas. México, FCE [Letras Mexicanas], 1984. T. I, 1128 págs.

6.- Diario Oficial. México, 22 de enero de 1927. T. XL, Núm. 18. pp. 1-3. Disponible en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6rev.html

7.- Plataforma de Acción Política del Partido Nacional Antirreeleccionista. Junio 23 de 1927. Disponible en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1927-PSC.PA.html

8.- Obregón, Álvaro. Discurso en el que explica por qué vuelve a la lucha política y su programa. Junio 25 de 1927. Disponible en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1927LREE.html
[ ]
9.- Guzmán, Martín Luis. La Sombra del Caudillo. En: Obras Completas. México, FCE [Letras Mexicanas], 1984. T. I, 1128 págs. pp. 620.

10.- Garciadiego Dantán, Javier. “La campaña de 1929: el mito del fraude”, en “Relatos e historias en México”, México, editorial Raíces, agosto 2009, año I, número 12, pp. 41-53.

11.- “Artículo 59. Los Senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos y los Diputados al Congreso de la Unión hasta por cuatro periodos consecutivos. La postulación sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato.”
Artículo 115. Las Constituciones de los estados deberán establecer la elección consecutiva para el mismo cargo de presidentes municipales, regidores y síndicos, por un período adicional, siempre y cuando el periodo del mandato de los ayuntamientos no sea superior a tres años. La postulación sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que lo hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato”. Diario Oficial de la Federación.

12.- Michels, Robert. Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna. Buenos Aires, Amorrortu editores. 1979. T. I, 231 págs.

13.- En México, el número de hijos y parientes de políticos que ocupan cargos de elección popular es cada vez mayor. Confer. Raphael Ricardo. Mirreynato: La otra desigualdad. México. Ed. Temas de Hoy, 2014. 247 págs.

14.- Como sólo se requiere el 3% de la votación efectiva, en las elecciones pasadas sólo dos partidos parece que perderán el registro.

15.- Para evitar la necesidad de especialistas, Lenin escribió que el gobierno debe ser tan sencillo que hasta un cocinero pudiera manejarlo. Woodrow Wilson separó la política de la administración y esta última, si debía estar a cargo de profesionales permanentes mediante un servicio civil meritocrático; los políticos debían rotarse democráticamente.

16.- "Efecto del Titular “Es la ventaja que tienen algunos candidatos cuando tratan de reelegirse, sea por el hecho de ocupar ya el cargo o en menor grado, por pertenecer al partido en el poder. La ventaja se da porque los titulares ya no tienen que convencer electores sino sólo evitar que les retiren su apoyo; además, desde el inicio de la campaña son más conocidos que sus adversarios por ser figuras públicas (muchos electores votan por quienes les son familiares) y porque debido a su posición tienen más posibilidades de allegarse mayores recursos de los ciudadanos, de obtener una mayor cobertura de los medios noticiosos y de disponer de una trayectoria ya probada en el desempeño del puesto. En ese sentido, los titulares pueden explotar esa ventaja para lograr la reelección cuando ésta posibilidad existe. Esta ventaja es manifiesta en Estados Unidos, en donde la mayoría de los titulares (presidentes, gobernadores, senadores y diputados) ganan su reelección, en buena medida porque parten de condiciones más ventajosas respecto a sus opositores.” Martínez Silva, Mario y Roberto Salcedo Aquino. Diccionario Electoral INEP. México, Instituto Nacional de Estudios Políticos A. C. Disponible en: http://diccionario.inep.org/T/TITULAR-EFECTO.html

17.- En un primer análisis, podría adelantarse que funcionó la estrategia de:
1. Bajar el perfil del PRI para evitar que la baja popularidad del presidente lo arrastrara.
2. Utilizar como ariete al PVEM para que en alianza con el PRI, actuara usando todos los recursos legales e ilegales necesarios, sobre los grupos-blanco de mayor analfabetismo político para obtener su voto: desde spots de más hasta barbechos y obras rurales, pasando por mochilas, y tweets y compra directa de votos durante la jornada electoral.
3. Usar todos los medios propagandísticos del duopolio televisivo
4. Contar con la anuencia u omisión de las autoridades electorales para que no sacaran del juego al PVEM, sino sólo lo multaran, sin detenerlo.5. Utilizar y crear partidos satélites controlados por el PRI o el gobierno. 6. Una campaña postelectoral para legitimar el triunfo del PRI-PVEM-PANAL.
Así se logró que el voto de castigo se circunscribiera a los pocos distritos en los que el PRI compitió sólo, pero no en la mayoría de distritos, en los que el PRI figuró en alianza con el PVEM. De este modo, el PRI obtuvo 25 diputados, pero el PRI-PVEM ganó 131 diputados. Así, ya contando los plurinominales y al PANAL el presidente tendrá una mayoría absoluta de 260, que le permitirá hacer leyes, pero no reformas constitucionales que requieren de dos terceras partes o sea más de 334 diputados. Fue una estrategia inteligente y audaz, pero francamente ilegal e inmoral, que quedará impune.

18.- Las últimas elecciones presidenciales se han ganado o perdido por porcentajes de votos de un dígito. La victoria es para el partido con más recursos y menos escrúpulos, capaz de manipular el nicho de los analfabetas políticos, caracterizados por su indiferencia, marginación, ignorancia y miseria, cuya única opción informativa es el duopolio televisivo, y que conservan una conciencia de súbdito, -que como decía el marqués de Croix sólo debe obedecer, -no de ciudadano con derechos y obligaciones, como en Chiapas el estado de mayor votación PRI-PVEM. La democracia requiere de ciertas capacidades económicas, educativas y culturales; de modo que en un país como México, con gran proporción de gente pobre e ignorante y sujeto a información manipulada, mucho se duda si puede llegar a ser verdaderamente democrático, en tanto no pierdan importancia estos sectores altamente manipulables.

19.- “Es un conjunto de relaciones informales entre patrones y clientes en el cual los patrones disfrutan de alto status, riqueza e influencia, y dispensan patrocinio en la forma de protección, acceso a los beneficios proporcionados por el partido o el Estado, recompensas materiales, trabajo o prestigio a sus clientes a cambio de apoyo político. Es un intercambio entre actores desiguales en poder y status basado en el principio de la reciprocidad. Su esencia es el uso de los poderes del Estado para beneficio privado: los jefes son jefes sólo porque utilizan o violan las leyes y los procedimientos para premiar a sus seguidores y a sí mismos, la corrupción es el cemento que hace funcionar al clientelismo.” Martínez Silva, Mario y Roberto Salcedo Aquino. Diccionario Electoral INEP. México, Instituto Nacional de Estudios Políticos A. C. Disponible en: http://diccionario. inep.org/C/CLIENTELISMO.html

20.- En tanto no exista una voluntad de respetar la voluntad popular y de crear una verdadera democracia de parte de los poderes legales e ilegales, seguirán apareciendo formas novedosas de influir o manipular el voto en cada elección, desde nuevos partidos y formas de compra de votos, hasta tweets de famosos y "candidatos independientes". Por eso, tras comicios sospechosos de fraude, se demandan reformas electorales para combatir las nuevas estrategias y tácticas fraudulentas identificadas. Y esto es un cuento de nunca acabar, porque la creatividad antidemocrática parece infinita y la credulidad popular también. Además, la tecnología de la persuasión del “Political Management” y de la comunicación política se extiende ahora a la internet y a la telefonía inteligente. Si existiera una buena proporción de verdadera ciudadanía, ésta se cuidaría sola de artimañas novedosas y el analfabeto político no sería tan determinante.

21.- Cárdenas, Lázaro. Apuntes: Una selección. México. UNAM-Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas, A. C., 2003. 1524 págs. pp. 1460-1461.

22.- “Predicamos el desarrollo; pero olvidamos que, a más desarrollo, más contaminación”. Para algunos autores como Sartori y Mazzoleni el hombre, como especie, no llegará al Siglo XXII. “Existe un punto de no retorno ambiental, más allá del cual el exceso de población destruye las propias condiciones de vida" En el 1500, éramos sólo 500 millones de personas en total. Al inicio del 1900, éramos 1600 millones; hoy somos 6000 millones. En un siglo, la población se ha duplicado y luego se ha vuelto a duplicar. La población mundial crece al ritmo de 84 millones por año. En el 2050, seremos cerca de diez mil millones de personas. Sartori Giovanni y Gianni Mazzoleni. La tierra explota. Superpoblación y desarrollo. España. Ed. Taurus. 2003.

23.- Luis de Góngora, "Dineros son calidad".

24.- Francisco de Quevedo y Villegas. “Poderoso Caballero es Don Dinero”.

25.- “El peor analfabeto es el analfabeto político”. En: Brecht, B., Escritos políticos, Futura, Buenos Aires, 1976. 246 págs.

26.- Ibid.

27.- Quizás se piense que si la no reelección es absoluta, se perderán muchos buenos dirigentes. En efecto, pero esos dirigentes, si son tan valiosos, podrían continuar en otros cargos de representación hasta más de quince años (3 diputado local+ 3 diputado federal+ 6 de senador +6 de gobernador, por ejemplo). En todo caso habría que encontrar nuevas fórmulas para impedir que los peores personajes cínicamente se perpetuen en los puestos de representación e impidan la circulación en el poder de las verdaderas élites de toda sociedad. Que ocupar un cargo no sea garantía de pase automático para el periodo siguiente, que sea difícil acceder al cargo y muy fácil perderlo por repudio popular. Hoy es al revés.

28.- La cita es: “Yo quería hacer un hombre de cada animal humano; ellos, más prácticos, han hecho un animal de cada hombre, y se han hecho ellos mismos pastores del rebaño.” Carta de Ricardo Flores Magón a Nicolás T. Bernal. Octubre 30 de 1920. Disponible en: http://archivomagon.net/obras-completas/correspondencia-1899-1922/c-1920/cor14-2/