Home Page Image
 

Edición-2020.png

Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1971 Acto de Unidad Nacional

Luis Echeverría, 15 de Junio de 1971

Conciudadanos:

Las grandes metas nacionales exigen la unión de todos los mexicanos. La reponsabilidad del Estado sólo puede cumplirse con el firme concurso del pueblo. Llegué a la Presidencia cíe la República por el voto de mis compatriotas y con ellos contraje un deber al que no habré de faltar. En horas dolorosas para el país, lo ratifico con absoluta convicción.

En ninguna época de nuestra historia nos ha sido fácil progresar. Después de varias décadas de esfuerzo nos enfrentamos a duros problemas para continuar avanzando. Estarnos empeñados en impulsar el crecimiento económico y en distribuirlo con mayor justicia. Sólo una nueva actitud, por la que seamos más productivos y más justos, nos salvará del estancamiento y del retroceso.

"Todos los sectores constructivos del país me han manifestado su voluntad de trabajar, intensa y armoniosamente, para acelerar nuestro desarrollo. Tenemos clara conciencia de las dificultades que estamos encarando, pero también la decisión irrevocable de seguir adelante. Estamos convencidos de que vivimos en una democracia que, no obstante sus imperfecciones, contra las que luchamos, representa y favorece a las mayorías nacionales.

Los obreros, los campesinos, las clases medias populares; todos cuantos engrandecen a México con su trabajo, saben que sus aspiraciones no se verán defraudas; que serán paulatinamente satisfechas, y por eso han venido a dar testimonio de solidaridad con el Gobierno de la República en este acto que es para mí motivo de reconocimiento y compromiso de cabal entrega al servicio del país.

El progreso de México sólo puede realizarse en la libertad y en la paz. Hemos alentado y seguiremos alentando la acción creadora de los ciudadanos. Repudiamos el conformismo y queremos que se manifiesten libremente las creencias y las ideologías, a condición de que no violen los principios de una convivencia civilizada ni pongan en peligro la independencia de México.

Nadie puede negar que hacemos todo cuanto está a nuestro alcance por afianzar la unión de los mexicanos. Nadie puede negar que hemos instaurado el diálogo como método de Gobierno y condenado el silencio moral que representan tanto la adhesión servil, como la indiferencia o la fácil injuria. Nadie puede negar el enorme esfuerzo común desplegado para fortalecer y perfeccionar nuestro régimen democrático en un mundo cada día más adverso.

El país es testigo de que, primero como Candidato y después como Gobernante, he propiciado la expresión de la verdad y buscado encauzar las inconformidades para establecer un entendimiento nacional sobre bases de justicia.

Nos hemos propuesto la conciliación de los mexicanos. Liberamos a quienes no hace mucho ensombrecieron la paz pública, para que pudieran sumarse al esfuerzo nacional y convivir en la democracia. Lo hicimos, a pesar de que sabíamos que nuestra actitud de diálogo encontraba resistencias o temores.

He demostrado que el Gobierno no quiere universidades sujetas al poder público. Estoy dispuesto a salvaguardar, frente a cualquier contingencia, la libertad de las instituciones de educación superior porque en ella se deposita el porvenir de nuestra cultura.

Lo verdaderamente revolucionario en las universidadese institutos técnicos es la incesante participación creadora en el trabajo y en el estudio. El hecho de que un número cada vez mayor de jóvenes asista a las escuelas superiores significa progreso social. El hecho de que auspiciemos decididamente el avance científico y tecnológico, es garantía de independencia política y económica.

Sólo una auténtica y profunda Reforma Educativa será capaz de impulsar el desarrollo autónomo del país. Sólo una revisión valiente de la estructura y de los métodos de la enseñanza, de los conocimientos que se imparten, de la utilidad económica y social de las carreras que se cursan, podrá evitar la desesperanza y la incertidumbre entre las nuevas generaciones.

El país espera que las universidades analicen y resuelvan autónornamente sus problemas. Que contrarresten, creadoramente, las maniobras de pequeños grupos activistas, enemigos de la verdadera libertad. El país espera también que los profesores y alumnos de los institutos técnicos mantengan con serenidad su ideología revolucionaria e impidan con vigor, la intromisión de fuerzas opuestas a la democracia y al progreso soberano de la economía nacional.

Deploro y condeno los acontecimientos recientes en que varios jóvenes perdieron la vida. Formulo un llamadoa todos los mexicanos de buena voluntad que quieran seguir laborando pacíficamente, y en particular a las nuevas generaciones para que no se dejen sorprender por movimiento opuestos entre sí, ambos evidentemente minoritarios, cuyo único objetivo es la anarquía.

Los conflictos mundiales y la lucha por la hegemonía internacional repercuten en México. Los estudiantes, si en verdad están preocupados por la vida pública, deben proceder conscientemente y no convertirse en instrumentos de quienes actúan en la sombra, sin arriesgar su integridad física ni su patrimonio económico; menos aún encubrir, por irreflexión, intereses ajenos y tácticas en realidad reaccionarias.

El país quiere la libertad, pero no la confusión. Está orgulloso de un orden público que le ha permitido crecer y progresar. Quiere volverlo más dinámico y equitativo, pero no está dispuesto a comprometerlo en alguna aventura ni a perderlo en alguna trampa.

Nunca he solicitado el aplauso incondicional de mis compatriotas.

El derecho del pueblo a disentir de sus gobernantes y a exigirles el acatamiento de la Constitución y de las leyes, es la esencia de la democracia. Dentro del orden jurídico todo está permitido. Cuando la autoridad o los ciudadanos se apartan de él, sobreviene el caos o la dictadura. Socavar la concordia es debilitar a México. Los sectores progresistas de la Nación, los que aquí se expresan por su propia voz, saben bien a quiénes aprovecha el desorden y la suspensión del dialogo. Conocen a los enemigos de la lucha que hemos emprendido por la ampliación de la justicia social y por la plena soberanía de México.

La política clandestina, pero también la provocación y los métodos represivos, conspiran contra el pueblo y la Revolución. El Gobierno actúa con los instrumentos de la ley y del eliación de la justicia social y por la plena soberanía de México.

La política clandestina, pero también la provocación y los métodos represivos, conspiran contra el pueblo y la Revolución. El Gobierno actúa con los instrumentos de la ley y del esfuerzo colectivo. Trabaja a la luz del día y mantendrá, contra toda amenaza, la confianza de los ciudadanos y la claridad de sus procedimientos democráticos.

México no retrocederá. Sería imperdonable que permitiéramos as un puñado de irresponsables cancelar la esperanza nacional. Quienes han provocado o desatado la violencia son enemigos de la concordia y del progreso. Contra ellos se levanta la indignación del pueblo.

Les agradezco el apoyo que manifiestan a nuestro común programa de Gobierno. Lo llevaremos adelante con la participación entusiasta de [os ciudadanos. La unidad nacional será preservada y mantendremos el pacto establecido por el sufragio para realizar, con mayor actividad, los principios de la Revolución. Persistiremos en el diálogo y en el esfuerzo por liquidar la explotación y la injusticia. Sigamos, con las armas de la Constitución, nuestra lucha social. Cerremos el camino a los emisarios del pasado.

Viva México!