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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 
 
 


1961 Documentos de la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz.

Abril 1 de 1961

 

 

 

DOCUMENTOS DE LA
CONFERENCIA LATINOAMERICANA POR LA SOBERANÍA NACIONAL, LA EMANCIPACIÓN ECONÓMICA Y LA PAZ*

 

 

DECLARACIÓN

 

la nueva etapa de liberación ha empezado en América Latina. La lucha está planteada en términos de defensa de la soberanía nacional, la emancipación económica y la paz.

Esta lucha conglomera, día a día, todas las fuerzas patrióticas y democráticas, contra los factores que impiden el total desarrollo y utilización del potencial humano y material de nuestros países.

Necesitamos terminar con la situación de dependencia que hoy nos caracteriza, en violento contraste con el avance incontenible del proceso liberador y con las perspectivas que la ciencia y la técnica abren al hombre contemporáneo.

La fuerza fundamental que bloquea el desarrollo de América Latina es el imperialismo norteamericano. Su estrecha alianza con las oligarquías nacionales, los ruinosos efectos de su penetración económica y cultural, lo señalan como causa principal del estancamiento general que prevalece en la realidad latinoamericana.

La derrota del imperialismo es condición fundamental de cualquier plan de desarrollo para nuestros países.

Resuelta a ejercer una política independiente, sin otra meta que la de sus auténticos intereses y necesidades, América Latina exige pleno respeto a la autodeterminación de sus pueblos. Dicha política es la premisa indispensable de nuestra participación en el orden mundial en igualdad de condiciones.

Sin emancipación económica no hay independencia política. Para consolidarla, necesitamos: Reforma Agraria integral y atención preferente a la población indígena; rescate de las riquezas nacionales hoy en poder de los monopolios extranjeros; impulso de las fuentes básicas de energía y de las industrias fundamentales; libre acceso a todos los mercados; asistencia técnica y económica sin condiciones lesivas.

Nuestros países requieren transformaciones sustanciales en su estructura política, económica, social, para eliminar los alarmantes déficit actuales en los niveles de vida, superar el atraso técnico y estimular sus culturas autóctonas.

Rechazamos la doctrina Monroe y la política de pretendida seguridad y defensa hemisférica que menoscaba nuestra soberanía. Oponemos al panamericanismo opresor un latinoamericanismo que libere nuestras fuerzas productivas, amplíe nuestras posibilidades de desarrollo, fortalezca la solidaridad y cooperación entre nuestros pueblos y contribuya eficazmente a la paz en el hemisferio y en el mundo.

Las obras de la Revolución Cubana muestran el camino para terminar con la dominación extranjera. Su aleccionador proceso revolucionario entraña una efectiva contribución a nuestra causa liberadora.

Al reafirmar enérgicamente que defenderán a Cuba contra toda agresión, los pueblos latinoamericanos saben que así defienden su propio destino.

El imperialismo norteamericano ha comprometido a América Latina en la política de guerra fría. La imposición de pactos militares ha descargado sobre nuestros pueblos el peso del armamentismo y determinado limitaciones a nuestra soberanía y desarrollo económico.

Exigimos la denuncia de todos los pactos militares y la liquidación de todas las bases militares norteamericanas en América Latina.

Contribuir a un acuerdo sobre desarme mundial, terminar con el colonialismo, poner fin a la guerra fría, asegurar la coexistencia pacífica entre pueblos y regímenes diferentes, son las premisas que garantizan la paz y la soberanía nacional.

La lucha por la independencia que hoy moviliza a los pueblos es también la nuestra. El proceso latinoamericano e liberación es inseparable de la consolidación de la paz mundial.

La realización de estos propósitos es una necesidad impostergable, para lograr la libertad y el progreso que anhelamos. Para ello debemos unirnos. La estrecha cooperación y solidaridad entre todas las fuerzas democráticas de cada país, y entre todos los pueblos latinoamericanos, nos permitirá alcanzar estos objetivos en un breve período histórico. La comunidad de nuestros problemas define claramente la dimensión continental de nuestra lucha.

No estamos solos. Nos respalda la fraternidad de los pueblos amantes de la libertad y de la paz. Pero la liberación que buscamos dependerá primordialmente de nuestros propios esfuerzos.

 

 

 

 

Resolución Sobre la Soberanía Nacional

I. Principios generales

Considerando:

Que la igualdad jurídica de los estados, la autodeterminación y la no intervención son principios inviolables, imprescindibles para la emancipación de los países subdesarrollados y para la paz mundial;

Que la violación directa o indirecta de los anteriores principios por el gobierno de un país debe ser considerada como una lesión a todos los pueblos latinoamericanos, que tienen el deber y el derecho de actuar consecuentemente en su defensa;

Que constituye un derecho inalienable de cada pueblo armarse para defender la soberanía nacional o rescatarla por los medios que el propio pueblo determine;

Que los pueblos tienen el derecho de explotar en su beneficio todos los recursos y riquezas naturales en ejercicio de su soberanía, resuelve:

Exigir la anulación de todos los tratados, convenios y acuerdos que menoscaben la soberanía nacional.

 

II. Lucha contra el imperialismo

Considerando:

Que el imperialismo norteamericano es la fuerza que detiene y altera el desarrollo progresivo de los pueblos de la América Latina, explota sus riquezas naturales y la fuerza de trabajo de sus pueblos, se apodera de las ramas principales de la economía nacional, controla el comercio exterior, reprime las luchas populares, ejerce presiones diplomáticas e influye también en los aspectos fundamentales de la orientación cultural, la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz declara que es un deber y un derecho de nuestros pueblos:

1. Luchar organizada y constantemente por su liberación del imperialismo norteamericano, dentro del gran frente mundial antiimperialista y anticolonialista.

2. Rescatar las riquezas nacionales de manos de los monopolios norteamericanos.

3. Luchar por la anulación de los tratados, convenios y pactos bilaterales, o multilaterales, como el de Río de Janeiro, las resoluciones de la IX y la X Conferencias Interamericanas, de Bogotá y de Caracas, respectivamente, el Pacto del Atlántico Sur y los acuerdos de la Conferencia de Cancilleres de San José de Costa Rica, que intentan revivir la Doctrina Monroe.

4. Repudiar las maniobras del imperialismo tendientes a crear conflictos y fricciones entre los países latinoamericanos.

5. Oponerse a las misiones militares y a la existencia de la Junta Interamericana de Defensa, a las comisiones de expertos para dirigir la economía nacional, _a las comisiones que intervienen en la orientación de k enseñanza, al control de la prensa, a la divulgación en español de órganos importantes de k prensa imperialista, a la campaña sistemática de las agencias norteamericanas de noticias, a la actividad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y de la Federación Interamericana de Periodistas, a la intervención en las organizaciones sindicales por medio de instrumentos como la ORIT, y a la constante divulgación y aplicación del Punto IV del Plan Truman.

6. Rechazar todas las formas de asociación, como los servicios llamados cooperativos entre los gobiernos de la América Latina y el de los EU de Norteamérica, las sociedades mixtas y otras formas de sometimiento de los intereses de los pueblos de América Latina a los del imperialismo norteamericano.

7. Luchar por que la política exterior de los países latinoamericanos obedezca exclusivamente a los intereses de sus pueblos y esta política independiente tenga expresión directa en las asambleas internacionales, y especialmente en la Organización de las Naciones Unidas.

8. Declarar que la Organización de los Estados Americanos es un instrumento de penetración del imperialismo norteamericano en los pueblos de América Latina, que nunca ha cumplido ni puede cumplir la función que debía ejercer de acuerdo con su Carta constitutiva.

9. Rechazar la tesis de los colaboradores del imperialismo norteamericano, de que los problemas que afectan a los pueblos del Hemisferio Occidental, incluso el de su propia seguridad, deben someterse a la Organización de los Estados Americanos y no a las Naciones Unidas.

10. Condenar la ideología del anticomunismo como un factor de división de los pueblos y como instrumento de penetración del imperialismo norteamericano.

11. Condenar la llamada Declaración de San José de Costa Rica, adoptada en la reunión de Cancilleres de la OEA, contraria a las tradiciones democráticas de los pueblos latinoamericanos, a sus intereses y a su derecho, a mantener relaciones de todo género con todos los países.

12. Condenar la ayuda del gobierno de los EU a regímenes dictatoriales y tiránicos, por medio de empréstitos, misiones técnicas y declaraciones de carácter intervencionista.

 

III. Lucha contra el colonialismo

Considerando:

Que el sistema colonial entraña una de las formas más oprobiosas de esclavitud y vasallaje de un país por la clase dominante de una potencia extranjera, resuelve:

1. Rechazar toda forma de colonialismo, por anacrónica y atentatoria a los más elementos derechos de los pueblos.

2. Exigir por todos los medios al alcance de los pueblos la supresión del poder colonialista en todo el territorio de América, así como de Asia y África.

3. Declarar que la lucha contra las fuerzas coloniales es una e indivisible.

4. Denunciar como una burda patraña colonialista el llamado Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

5. Hacer llegar a todos los pueblos que pugnan por su independencia del imperialismo el testimonio de solidaridad de los pueblos latinoamericanos, en particular a los pueblos de Argelia; el Congo y Laos, que libran una dramática batalla por su liberación nacional.

6. Saludar calurosamente a los: gobiernos que en el seno de la ONU y en la acción diaria apoyan la justa lucha de los pueblos contra el régimen colonial.

 

IV. Defensa de la Revolución Cubana

Considerando:

La trascendencia y el gran significado histórico que la Revolución Cubana tiene para todos los pueblos de la América Latina y del mundo que combaten por su libertad, resuelve:

1. Condenar toda forma de agresión del imperialismo norteamericano a Cuba.

2. Reconocer el derecho de Cuba a su libre determinación, a su libertad de comercio, a nacionalizar sus recursos naturales y las industrias y servicios que garanticen su progreso autónomo, y su derecho a armarse para su propia defensa.

3. Manifestar y organizar la solidaridad y el apoyo de los pueblos latinoamericanos a la Revolución Cubana.

4. Luchar contra los elementos de la contrarrevolución cubana residentes en los países latinoamericanos, contra las agrupaciones y los mercenarios que tratan de agredir al pueblo de Cuba.

5. Sostener el derecho de Cuba y de todas las naciones latinoamericanas a solicitar y aceptar ayuda y apoyo de cualquier país del mundo en contra de la agresión imperialista, en cualquiera de sus formas.

 

V. Reivindicaciones de la América Latina

En relación con Puerto Rico, la Conferencia resuelve:

1. Promover la solidaridad con la lucha del pueblo puertorriqueño por la independencia nacional.

2. Repudiar las misiones del gobierno colonial de Puerto Rico en la América Latina.

3. Declarar el 12 de septiembre, 70° aniversario del nacimiento de Pedro Albizu Campos, Jornada Latinoamericana por la Independencia de Puerto Rico y la liberación de su líder y de los demás presos políticos.

4. Promover una campaña continental en demanda de que los gobiernos de la América Latina apoyen en la ONU la reclamación de independencia de Puerto Rico.

En relación con el canal de Panamá y la pretensión de construir nuevas vías interoceánicas, la Conferencia resuelve:

1. Apoyar al pueblo panameño para la restitución y devolución a Panamá del área de la zona del Canal, independientemente de la solución que el pueblo decida, respecto del canal mismo.

2. Apoyar al pueblo de Nicaragua en su lucha por la abrogación del tratado Chamorro-Bryan, y oponerse a los planes del imperialismo norteamericano para la construcción de nuevos canales interoceánicos en Centroamérica, con el fin de dividir a sus pueblos.

Asimismo, la Conferencia resuelve:

1. Luchar por el rescate dé los territorios ocupados por el gobierno norteamericano o cedidos a él contra la voluntad de los pueblos de la América Latina, como Caimanera, las islas del Cisne, la isla de Fernando Noronha y otros lugares, así como, por el rescate de los territorios ocupados por los imperialismos holandés, francés y británico, como es el caso de las islas Malvinas.

2. Luchar por la supresión de las bases militares, oficiales o encubiertas, del área del Caribe y del resto del continente, y de las bases de armas atómicas como las de Puerto Rico y la que se está construyendo en Paraguay.

 

(Se deja constancia, a continuación, de las observaciones formuladas por los miembros de la delegación argentina que suscriben, al texto de las Recomendaciones y Resoluciones de la comisión sobre Soberanía Nacional:

"Los que suscriben, integrantes de la delegación argentina a la Conferencia Latinoamericana, ante el proyectó de la comisión de Soberanía Nacional, expresan:

1) Que en general prestan su aprobación al proyecto.

2) Que hacen constar su voto en contra de los puntos 1, 4, 5 y 9 del apartado II; 2 y 5 del apartado III; 4 del apartado IV; 6 del apartado IV.

3) Proponen en sustitución de los mismos: Apartado H: 1) La total liberación de Latinoamérica deberá concretarse a través de la integración de sus pueblos para una lucha tenaz y constante en contra de los países imperialistas, y de su solidaridad con los pueblos coloniales, semicoloniales y subdesarrollados del mundo en su decisión de emanciparse absoluta y definitivamente.

4) Oponerse a las misiones militares y a la existencia de la Junta Interamericana de Defensa, a las comisiones de expertos para dirigir la economía nacional, a las comisiones que intervienen en la orientación de la enseñanza y el control de la prensa; a la campaña sistemática de las agencias noticiosas y a la intervención en las organizaciones sindicales.

5) Rechazar todas las formas de asociación que constituyan sometimiento de los intereses de los pueblos de América Latina a los del imperialismo norteamericano.

9) Condenar como antidemocráticas las persecuciones ideológicas, cualquiera que sea la filosofía que las inspire, y señalarlas ante la opinión pública como instrumento de perturbación y penetración imperialista.

Apartado III: 2) Exigir por todos los medios al alcance de los pueblos la supresión de todo poder colonialista del territorio americano.

5) Hacer llegar a todos los pueblos que pugnan por su independencia política del imperialismo el testimonio de adhesión de los pueblos latinoamericanos, y en particular a los pueblos de Argelia y el Congo, que libran una dramática batalla por su liberación nacional.

Apartado IV: 4) Denunciar como maniobra del imperialismo los distintos instrumentos de que se vale para crear en los países latinoamericanos una conciencia y una acción contrarias al proceso de la Revolución Cubana.

Apartado VI: 6) Luchar por la libertad para la organización de partidos políticos".

Firman: Carlos Becerra, Nélida Baigorria, José A. Coronel, Ismael Viñas, E. Calot.)

 

 

 

 

 

Resolución Sobre la Emancipación Económica

Considerando:

Que la penetración económica de los monopolios imperialistas impide el desarrollo nacional independiente de los países de América Latina y es causa principal de la miseria de nuestros pueblos, lo que se evidencia en los sistemas irracionales que prevalecen en la explotación de la riqueza, la pérdida de muchos recursos irrecuperables, el crecimiento anárquico y desequilibrado de la economía, el monocultivo en extensas regiones y en países enteros, el aislamiento de nuestros pueblos entre sí y con las demás naciones de la tierra, el comercio exterior unilateral y desfavorable y el aliento a las fuerzas más regresivas y a gobiernos antidemocráticos;

Que es indispensable elevar sustancialmente, y sin demora la tasa de crecimiento de la producción latinoamericana, librar de la miseria a la mayor parte de la población y conquistar la plena independencia económica que permita obtener una cabal independencia política;

Que para alcanzar estas metas es preciso satisfacer numerosas condiciones de carácter político, económico, social y cultural que en realidad entrañan una profunda transformación estructural,

Por tanto, la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz recomienda:

 

I. Política de desarrollo económico

En la situación actual, los principios, objetivos y condiciones generales más importantes de una política económica apoyada en el pueblo y destinada a su beneficio son los siguientes:

1. Aumentar apreciablemente el nivel de la inversión, y en particular de la inversión pública, así como racionalizar los programas de gasto de los gobiernos y revisar y modificar a fondo la composición y la proyección de la inversión nacional en su conjunto.

2. Acelerar la industrialización y prestar mayor atención que hasta ahora al establecimiento y desarrollo de las industrias fundamentales.

3. Conceder, asimismo, una mayor atención a la producción de artículos alimenticios básicos y de materias primas necesarias para las principales industrias.

4. Asegurar que el desarrollo de la industria pesada, para que contribuya verdaderamente al mejoramiento de la economía latinoamericana —entendido como la elevación de los niveles de vida de los sectores más numerosos de la población trabajadora—, se realice bajo el control del Estado.

5. Adoptar todas las medidas .que permitan reducir enérgicamente- el consumo suntuario y liberar mayores recursos para invertir en fines productivos.

6. Reorganizar los sistemas de crédito sobre la base de nacionalizar los grandes bancos comerciales, o por lo menos introducir reformas fundamentales en las leyes bancarias, a fin de asegurar que la mayor proporción posible de los recursos financieros se canalice hacia las actividades de mayor importancia económica y social.

7. Formular una política fiscal que tienda a movilizar fes recursos financieros nacionales y a que la carga impositiva sea fundamentalmente absorbida por los sectores de altos ingresos y no, como ha acontecido hasta ahora, por las capas más pobres y humildes de la población. La adopción de esta política es indispensable para combatir la inflación, para acelerar el ritmo de desarrollo económico, para contrarrestar el desequilibrio de las balanzas de pagos y para lograr un mejor reparto de la riqueza social.

8. Rescatar los recursos básicos que se encuentran en poder de monopolios internacionales, recurriendo para su nacionalización al ejercicio soberano e inviolable del derecho de expropiación por causa de interés o utilidad públicos. Los recursos naturales de nuestros países deben ser explotados y aprovechados por nuestros propios pueblos.

9. Acabar con la inhumana explotación del trabajo rural, así como con la injusta e ilegal discriminación de mujeres y niños, y crear organismos representativos que permitan a la población rural defender sus derechos.

10. Iniciarlo en su caso llevar adelante, la reforma agraria, sobre la base de que tal reforma no sólo debe consistir en el establecimiento de nuevos sistemas de tenencia y explotación de la tierra, que permitan que ésta quede en poder de quien la trabaja, sino en la creación de formas genuinamente cooperativas de organización de la producción y venta de los productos agropecuarios, en la modernización técnica, en el financiamiento adecuado de la agricultura y en la industrialización rural, que al mismo tiempo permitan al campesino alcanzar niveles de vida que hagan innecesaria la migración hacia los centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida que, por lo demás, normalmente tampoco encuentra ahí.

11. Adoptar, además, otras medidas para lograr un reparto justo de la renta nacional y el fortalecimiento del mercado interno, una política de salarios y prestaciones sociales crecientes en favor de los trabajadores, que en vez de descansar en el supuesto, puramente verbal y demagógico, de que la elevación del nivel de vida de las masas debe ser la meta del desarrollo económico, tenga como principio fundamental el reconocimiento de que la elevación de los salarios, por lo menos al ritmo en que aumente la productividad del trabajo, es una de las condiciones esenciales para ampliar el mercado interno, acelerar la industrialización y lograr niveles más altos de producción. Sin embargo, el aumento de los salarios debe obedecer en primer término a la finalidad de otorgar al trabajador el poder de compra necesario para la plena satisfacción de sus necesidades y no sólo para incrementar la productividad del trabajo, que en realidad es un medio de aumentar la explotación y la intensificación del trabajo.

12. Alentar por todos los medios posibles la conjugación de esfuerzos sistemáticos de los países productores de materias primas de América Latina, Asia y África, a fin de obtener relaciones de intercambio equitativas y de romper, en lo posible, la hegemonía que los grandes monopolios de los países imperialistas tienen en el llamado "mercado mundial".

13. Estimular la cooperación económica interlatinoamericana, tomando medidas oportunas y eficaces para lograr que dicha cooperación beneficie a los países participantes y en ningún caso a empresas o intereses extranjeros.

14. Adoptar medidas eficaces que tiendan a diversificar el comercio exterior de cada país latinoamericano, y establecer en su caso, para tal efecto, relaciones diplomáticas y comerciales con la Unión Soviética, la República Popular de Chinadlos demás países socialistas y los países neutrales como la India, Indonesia, la RAU y otros cuya importancia económica y política es cada vez mayor.

15. Abandonar los programas de "estabilización económica" o de "austeridad", así como la tesis fundamental en que tales programas descansan, según la cual el factor más dinámico del desarrollo de Latinoamérica ha de ser la llamada "libre empresa" nacional y extranjera.

16. Adoptar sin demora medidas, tendientes a corregir los graves desequilibrios de las balanzas de pagos latinoamericanas, y en particular los que proceden de la anárquica e irrestricta entrada y salida de capitales del exterior.

17. Diversificar las fuentes externas de financiamiento del comercio internacional y del desarrollo económico, a fin de obtener préstamos del exterior que no entrañen condiciones, limitaciones o presiones económicas, políticas o financieras.

18. Cerrar las puertas a los supuestos programas de ayuda técnica, por medio de los cuales se facilita la penetración del imperialismo y se desvían peligrosamente los programas nacionales de educación tecnológica, y organizar servicios de asistencia técnica auténticamente nacionales, con otros países latinoamericanos y con países no imperialistas.

19. La cooperación internacional es esencial para el desarrollo económico de los países latinoamericanos. Sin ella el progreso de todas las naciones atrasadas será más lento. Pero a fin de que esa cooperación sea realmente positiva es preciso que en la mayor medida posible se canalice a través de organismos internacionales creados para el efecto, y que en ningún caso entrañe la supeditación o cualquier forma de presión sobre los países que la reciben; es también indispensable que contribuya, no a frenar las modificaciones estructurales o mantener la situación actual, sino a acelerar la transformación social, económica y política de Latinoamérica.

20. La emancipación económica de los países latinoamericanos no es una tarea que sólo competa a una élite, a grupos sociales restringidos, a la intelectualidad, a los gobiernos, y menos aún a los inversionistas o empresarios privados y sus técnicos. Es una tarea de todo el pueblo, cuya vanguardia corresponde a los sectores democráticos más concientes, combativos y resueltos.

La emancipación económica no habrá de lograrse en discusiones convencionales y protocolarias. El avance en el camino de la liberación latinoamericana sólo se conseguirá en medio de una lucha abierta contra las fuerzas regresivas de dentro y de fuera, confabuladas para mantener a nuestros pueblos en el atraso y la miseria.

 

 

II. Reforma Agraria

Considerando:

Que los pueblos de América Latina no podrán alcanzar el pleno goce de sus libertades ni el nivel de vida humano a que tienen derecho de acuerdo con los progresos de la ciencia, sin la realización previa de la reforma agraria, recomienda:

1. Proclamar la necesidad de implantar una reforma agraria integral, que destruya todas las formas latifundistas de producción agrícola e implante sistemas que pongan la tierra en posesión efectiva de quienes la trabajan, evitando todas las formas dé concentración de la propiedad agraria.

2. Considerar como engañosas e inadecuadas las llamadas reformas agrarias realizadas exclusivamente sobre la base de la colonización de tierras estatales, la venta a plazos de los latifundios, a precios especulativos, la simple expedición de leyes de aparcería o arrendamientos, y otras formas semejantes.

3. Reclamar que se entreguen desde luego las tierras ociosas a los campesinos.

4. Pugnar por que se proporcione a las masas campesinas, junto con la tierra, el crédito, el agua, la asistencia técnica y la protección legal y sanitaria que aseguren el progreso rápido de la producción agrícola y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural.

5. Demandar la expedición de leyes agrarias que proscriban el latifundio y establezcan el principio de que la tierra y sus frutos deben ser de quien la trabaje, y que respondan a los anhelos de liberación y mejoramiento de las masas campesinas, y promover la movilización de los campesinos, de los obreros y de todos los sectores progresistas para que esas leyes se apliquen con eficacia.

6. Exigir la fijación de precios justos y remunerativos para las cosechas de los campesinos, eliminando radicalmente la intermediación especulativa y evitando el encarecimiento de los productos agrícolas para las masas trabajadoras de las ciudades.

7. Luchar por la eliminación de la intermediación de los grandes consorcios internacionales en la exportación de los productos agropecuarios como algodón, café, azúcar, cacao, plátano y otras frutas, legumbres, carnes, pieles, etc., y ofrecer tales productos a todos los países dispuestos a comprarlos, así como concertar operaciones de intercambio para la adquisición de maquinaria, implementos agrícolas, fertilizantes, insecticidas, etc., con los países que mejores condiciones ofrezcan, sin imposiciones de ninguna naturaleza.

8. Promover campañas tendientes a la diversificación de cultivos, para el desarrollo y fomento del mercado interno de cada país y el mejoramiento de la alimentación de los sectores populares, ya que el monocultivo implantado en la mayoría de los países latinoamericanos sólo beneficia intereses de los monopolios, principalmente los norteamericanos.

9. Fomentar la lucha por la industrialización de los productos agropecuarios en las propias regiones productoras, a fin de abaratar su costo, dar ocupación a los desempleados del campo y no concentrar las materias primas en las grandes urbes, para su industrialización.

10. Denunciar y luchar contra todas las disposiciones oficiales que limiten la posibilidad de que los Campesinos se organicen según su deseo, elijan sus representantes democrática y libremente y administren su economía sin ninguna interferencia oficial o privada.

11. Promover la creación, consolidación y fortalecimiento de la cooperación obrero-campesina, como fuerza decisiva para la realización de la reforma agraria.

12. Pugnar por que se otorgue a la mujer el derecho a la tierra en iguales condiciones que a los hombres, y porque, como ellos, se incorpore a las organizaciones agrarias y sindicales, con igualdad de derechos políticos, económicos, sociales y culturales.

13. Promover la defensa de la reforma agraria de Cuba, ejemplo vivo para los países de América Latina, por todos los medios factibles en cada país, y entre ellos el intercambio de técnicos, campesinos, obreros, mujeres, jóvenes, etc., que estudien y difundan los resultados de dicha reforma agraria.

14. Realizar en cada país una acción tendiente a crear entre las masas campesinas que carecen de tierra la conciencia de su derecho a poseerla y trabajarla en su benefició.

15. Luchar enérgicamente por la paralización inmediata, en todos los países de América Latina, del despojo a los campesinos de las tierras que trabajan como resultado de la reforma agraria, o por aparcería, arrendamiento o colonato.

16. Rechazar el plan norteamericano conocido como "alimentos para la paz", que con la pretensión de aliviar el hambre de los pueblos latinoamericanos en realidad sólo retardaría la reforma agraria progresista, que es la verdadera y auténtica solución.

17. Considerar como inseparables de una reforma agraria integral, entre otras, las siguientes medidas:

a) Establecer un sistema integrado de educación que corresponda a toda la población rural: jardines de niños, escuelas primarias, escuelas técnicas agrícolas, escuelas normales rurales, misiones culturales, centros de investigación y experimentación, etc. Luchar por la extirpación radical del analfabetismo en el campo.

b) Extensión y perfeccionamiento constante del seguro social en el campo, con objeto de garantizar a la familia campesina la asistencia en los casos de enfermedad, invalidez, cesantía, vejez, muerte, etc.

c) Implantación de un seguro agrícola que verdaderamente garantice a los campesinos sus inversiones y el fruto de su trabajo, y en el que las utilidades reviertan en beneficio de los productores del campo.

d) Construcción para cada familia campesina de una vivienda cómoda, segura e higiénica, que le permita vivir en condiciones decorosas y dignas que eleven su existencia al nivel que le corresponde en una sociedad civilizada.

e) Mejoramiento de los sistemas de comunicaciones y transportes, apertura de caminos y canales, construcción de pequeñas y grandes obras de riego, y todo aquello que contribuya a mejorar el rendimiento del trabajo y las condiciones de la vida campesina.

f) Creación de tiendas populares, cooperativas de consumo y almacenes regionales, para evitar la especulación y el encarecimiento del costo de la vida en las zonas rurales, así como sistemas directos de distribución de los productos agrícolas en los centros de consumo.

g) Solución de los problemas de la juventud campesina, creando las condiciones para que se arraigue en la tierra y participe en el desarrollo agrícola y económico, fomentando desde luego organizaciones específicas de la juventud para elevarla cívica, técnica y culturalmente y proporcionarle recreación adecuada.

h) Eliminación de todos aquellos ordenamientos que en materia fiscal son causa de un mayor empobrecimiento de los campesinos y de las grandes masas populares.

 

III. Nacionalización

Considerando:

Que la recuperación y nacionalización de los recursos naturales y empresas que se encuentran en manos de monopolios internacionales es necesidad ineludible para el logro de los objetivos de la emancipación económica de los países latinoamericanos, la Conferencia recomienda:

1. Pugnar por la nacionalización de los recursos o empresas monopolistas extranjeras, en beneficio inmediato del pueblo; por alentar la expansión de las industrias básicas y los sectores fundamentales de la economía, y utilizar todo el sector de empresas gubernamentales como instrumento para jerarquizar las inversiones públicas, introduciendo elementos para la planificación del desarrollo económico. En particular, el sector estatal debe emplearse como instrumento en el desarrollo de las zonas más atrasadas del país, y para el mejoramiento de las condiciones de vida- de los sectores más débiles de la población.

2. Repudiar la organización de sociedades mixtas de empresas gubernamentales o privadas con empresas monopolistas extranjeras, como nueva forma de mantener sojuzgada la economía de los pueblos latinoamericanos.

3. Demandar que el monto de las indemnizaciones por la expropiación de monopolios internacionales por cualquier país latinoamericano, sea establecido teniendo en cuenta la inversión original y la amortización efectivamente realizada. En casos de privilegios ilegales disfrutados por las empresas expropiadas, deben descontarse como amortización las ganancias obtenidas durante el tiempo de operación que excedan los niveles normales y razonables.

4. Declarar que es inaceptable la reinversión de las sumas cubiertas a título de indemnización o compra de empresas extranjeras, en el mismo o en otros sectores de la economía del propio país. Es particularmente inaceptable la reinversión en industrias energéticas, en industrias de transformación y en el comercio.

5. Impulsar corrientes nacionales e internacionales de opinión favorables a la aceptación de que el pago de indemnizaciones por la expropiación de empresas monopolistas extranjeras se realice en plazos largos, con las condiciones fijadas por cada país, entre las cuales puede incluirse la del pago con productos nacionales de exportación, a los precios más favorables en el mercado internacional.

6. Luchar por que las empresas nacionalizadas eviten la burocratización y respondan a normas técnicas y económicas estrictas, eliminando la subordinación de las mismas a vaivenes de la política, y por que den cabida en sus consejos directivos a la participación de los trabajadores manuales y administrativos y técnicos, y en su caso también a los usuarios de los servicios y a los consumidores. Deberá tenerse especial preocupación por la elevación de la capacidad técnica de los trabajadores y el intercambio y la asistencia recíproca entre las empresas nacionalizadas de los países latinoamericanos.

7. Exigir que se establezcan, o en su caso se hagan efectivas, las responsabilidades legales, con fuertes sanciones para los directivos, técnicos y empleados inmorales o que desnaturalicen los fines de emancipación económica y servicio .al pueblo de las empresas nacionalizadas.

8. Proclamar que la emancipación económica latinoamericana requiere aplicar con energía los principios anteriores al nacionalizar empresas extranjeras que controlan o tienen la concesión o la propiedad de fuentes de energía y combustibles, industrias extractivas, instituciones crediticias y de seguros, transportes ferroviarios, carreteros, marítimos, y aéreos, las telecomunicaciones, el comercio o la transformación industrial en sectores fundamentales o estratégicos de la economía.

 

IV. Los derechos de los trabajadores; libertad, autonomía y democracia sindicales

Considerando:

Que los derechos sindicales y sociales están íntimamente unidos a las libertades democráticas, y que la clase trabajadora es no sólo la clase mayoritaria de todos los pueblos sino la que crea con su esfuerzo la riqueza, la Conferencia recomienda:

1. Promover las luchas de la clase obrera para que, venciendo todos los obstáculos internos y exteriores, logre su unidad sindical en el seno de cada país y en América Latina, porque esa es la única garantía para el logro de sus reivindicaciones.

2. Denunciar a la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), rama americana de la Confederación Mundial de Sindicatos Libres, como un instrumento para dividir y corromper a los trabajadores de América Latina y frenar y desviar sus luchas comunes y la reconstrucción de su unidad orgánica.

3. Recomendar a los trabajadores de la América Latina, sin distinción de afiliación sindical, el estudio y la adopción, en su caso, de la. Carta de los Derechos Sindicales aprobada por el Consejo General de la Federación Sindical Mundial.

4. Pugnar por la defensa sistemática del derecho a la organización sindical independiente, sin discriminación alguna, y por la democracia sindical.

5. Promover la expedición y fiel aplicación de leyes del trabajo que reconozcan los derechos de la clase obrera, y en contra de las prácticas gubernamentales o privadas que convierten en nugatorios esos derechos.

6. Luchar por la prohibición del empleo de las fuerzas armadas y de la policía en los conflictos laborales.

7. Fomentar la lucha contra la restricción o la anulación de los derechos económicos de los trabajadores, y de los que les asisten para expresar su pensamiento.

8. Alentar la protección de la industria nacional y abogar por que se adopten medidas para que la automatización de las industrias sirva para disminuir las jornadas de trabajo y aumentar las fuentes de producción, y no para acrecentar el desempleo.

9. Pugnar por que los salarios se eleven en la misma escala en que aumente el costo de la vida.

10. En cuanto a la mujer trabajadora, luchar por:

a) Asegurarle igual salario cuando realice igual trabajo que el hombre.

b) Expedición de leyes que la protejan a ella y a sus hijos, y perfeccionar las existentes.

c) Prohibición de los despidos por maternidad.

d) Promover la participación de la mujer en las organizaciones sindicales, en sus comisiones internas, en los cargos directivos y en las luchas obreras.

11. Estimular la solidaridad obrera continental en las luchas de los trabajadores en defensa de su nivel de vida, de la independencia y de la soberanía nacionales y de toda iniciativa en favor de la paz mundial y contra la guerra.

 

V. Trabajadores latinoamericanos en los EU

Considerando:

Que ocho millones de personas de origen latinoamericano o latinoamericanas residentes en los EU no cuentan con plenos derechos y son discriminadas social, económica y racialmente, recomienda:

1. Apoyar la petición presentada a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en abril de 1959, por el Comité Norteamericano para la Protección al Nacido en el Extranjero, sobre el trato al emigrante mexicano.

2. Denunciar especialmente la situación del emigrado mexicano en los EU de América y las condiciones infrahumanas de explotación y opresión de los braceros y de los emigrantes ilegales conocidos como "espaldas mojadas".

3. Apoyar las medidas destinadas al respeto a los derechos sociales, económicos y políticos de los emigrantes latinoamericanos, especialmente el derecho a remuneraciones iguales por trabajos iguales, independientemente de raza, sexo y edad, y el derecho a la educación, la salud, la habitación y la seguridad.

4. Condenar toda forma de discriminación, particularmente la discriminación racial, porque divide y desorienta a los pueblos en su lucha contra la opresión y el imperialismo.

 

VI. En algunos aspectos específicos de la economía, la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, recomienda:

1. Alentar la lucha de los sectores democráticos y progresistas contra las disposiciones legales, prácticas fiscales, comerciales o crediticias y todas las teorías y la propaganda que favorecen la inversión monopolista en nuestros países.

2. Luchar por que los países de Latinoamérica concierten empréstitos de fomento, incluyendo asistencia técnica, a plazos largos y bajos tipos de interés, que sean pagaderos con productos nacionales de exportación, en condiciones comerciales equitativas, con todos los países dispuestos a conceder tales términos.

3. Denunciar los organismos económicos del sistema panamericano que, como otros de carácter social y cultural, funcionan como instrumentos de penetración de la Organización de Estados Americanos (OEA) y sólo se interesan por servir, directa o indirectamente, a los monopolios norteamericanos.

4. Fomentar una campaña para aclarar que los pasos hacia la creación de un mercado común latinoamericano, adoptados por diversos gobiernos sin la previa y enérgica reglamentación de las inversiones monopolistas extranjeras y la transformación de la estructura imperante, beneficiarán principalmente a los propios consorcios internacionales y acentuarán la dependencia latinoamericana del imperialismo.

5. Declarar igualmente que el mercado común sólo podrá alcanzar sus objetivos en beneficio de las economías latinoamericanas, en la medida en que se atienda a los intereses populares y se consiga unificar, contra los consorcios internacionales, las ofertas y las demandas de nuestros países en los mercados exteriores dominados por aquellos monopolios.

 

VII. Recomendación a los pueblos latinoamericanos, para su emancipación económica

La Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz estima necesario:

1. Recomendar la adopción de los principios y acuerdos incorporados en las resoluciones sobre Emancipación Económica, como parte de un cuerpo fundamental de doctrina de los sectores democráticos y progresistas latinoamericanos, que en adelante se conocería y haría circular profusamente como Plan de los Pueblos Latinoamericanos para su Emancipación Económica. Para este fin se propone:

a) La creación de mecanismos prácticos de enlace, cooperación y coordinación que permitan intercambiar informaciones y experiencias ligadas al esfuerzo que en cada país se despliegue para lograr la emancipación económica de América Latina.

 b) Iniciar en cada país los trabajos pertinentes para organizar reuniones locales o regionales que sirvan de base a la celebración en todas las naciones latinoamericanas, de Conferencias Nacionales por la Emancipación Económica.

c) Promover el mayor número posible de adhesiones de obreros, campesinos y agricultores, intelectuales, estudiantes, artesanos, industriales, comerciantes, empleados y funcionarios públicos al Plan de los Pueblos Latinoamericanos para su Emancipación Económica,

2. Desarrollar en cada país una activa labor de promoción para establecer organizaciones de diversa naturaleza, que ayuden a crear y fortalecer corrientes de opinión en favor de los principios en que hoy descansa la emancipación económica, tales como los siguientes:

a) Iniciación, o en su caso prosecución de la reforma agraria.

b) Elevación de los salarios en el campo y la ciudad, y aumento en los niveles de ocupación, para reducir el desempleo y dar acomodo a la creciente fuerza de trabajo.

c) Establecimiento de formas nuevas de cooperación rural y reforzamiento de la alianza entre los campesinos y los trabajadores urbanos.

d) Respeto absoluto al derecho de huelga y a la autonomía e independencia sindicales.

e) Estímulo al establecimiento o expansión de industrias fundamentales, de carácter genuinamente nacional.

f) Lucha contra los monopolios nacionales y extranjeros.

g) Reestructuración fiscal y democrática, reducción de presupuestos militares y aplicación progresiva de los ejércitos a tareas de construcción al servicio del pueblo.

h) Denuncia de todas las formas de corrupción e inmoralidad administrativas.

i) Adopción de medidas defensivas frente a las inversiones de capital del exterior.

j) Diversificación auténtica del comercio internacional.

k) Lucha en contra de la especulación y el encarecimiento del costo de la vida.

1) Mejoramiento en gran escala de la vivienda popular, rural y urbana, y de las condiciones sanitarias y educativas de los trabajadores del campo y la ciudad.

m) Adopción de una política económica verdaderamente nacional, que se apoye en los más amplios sectores de la población.

n) Denuncia y protesta frente a todas las formas de penetración del imperialismo en la economía latinoamericana, y frente a toda política que implique la subordinación económica a intereses extranjeros.

o) Establecimiento de bases que garanticen una genuina cooperación económica, financiera y técnica internacional cimentada en la igualdad, en el interés recíproco y en el respeto al derecho de cada pueblo a su autodeterminación.

p) Reconocimiento de que tal cooperación internacional sólo puede existir en un mundo en paz, en el que el hombre pueda desplegar libremente sus fuerzas creadoras y sentar las bases, de nuevos progresos en todos los órdenes.

(Los integrantes de la delegación argentina, Carlos Becerra, Nélida Baigorria, José Armando Coronel, Enrique L. Calor e Ismael Viñas, dejaron constancia del siguiente voto particular: "Los que suscriben, delegados argentinos a la Conferencia Latinoamericana, ante el proyecto de la comisión de Emancipación Económica, expresan:

1) Que en general prestan su aprobación al proyecto.

2) Que hacen constar su voto en contra de los puntos 2º y 3º del apartado IV: "Los derechos de los trabajadores; libertad, autonomía y democracia sindical", perteneciente al despacho presentado por la comisión, hoja 7 de la copia repartida.)

 

 

 

 

 

Resolución Sobre la América Latina y la Paz Mundial

Consideraciones generales

La política de la guerra fría adoptada por el imperialismo tiende a acentuar la dependencia política, económica y militar de los países de América Latina respecto de los EU. Esta misma política es utilizada para interferir en los derechos soberanos de los pueblos y en su independencia nacional, a la vez que se emplea como un arma de represión de la vida democrática y las libertades ciudadanas. En nombre de la guerra fría no sólo se reprimen todos los movimientos populares, nacionales y progresistas, sino que se ha obligado a los gobiernos latinoamericanos a firmar pactos militares de agresión y a sostener una alianza continental ofensiva. También se han construido bases militares que en la actualidad constituyen una amenaza permanente al ejercicio de la voluntad soberana de los pueblos y que, en caso de un conflicto bélico, significarían un peligro todavía mayor, puesto que acarrearían la destrucción de nuestros países. Igualmente, como aplicaciones de la guerra fría, se han efectuado explosiones nucleares en nuestras fronteras, en Nevada y en el .Atlántico del -Sur, con daño para nuestra salud y: grave riesgo para nuestros hijos. En nombre de la guerra fría se han concluido acuerdos como los de Bogotá, Caracas y Río de Janeiro, que establecen la represión de las ideas y ponen trabas a su circulación, al mismo tiempo que tratan de impedir las acciones encaminadas a promover la paz entre los pueblos y la lucha liberadora de nuestros países. Asimismo, en nombre de la guerra fría se producen graves interferencias en el derecho de los pueblos latinoamericanos a mantener relaciones con todos los pueblos de la tierra. Por ello los pueblos latinoamericanos están profundamente interesados en que se ponga fin a la guerra fría y prevalezca la coexistencia pacífica entre naciones con diferentes sistemas sociales, de la misma manera que están interesados en el desarme general y total, con el objeto de que resulte imposible la agresión imperialista.

La carrera de los armamentos representa una pesada carga sobre los pueblos latinoamericanos; pero el desarme en América Latina no significa el abandono de nuestra defensa nacional frente a un imperialismo armado y agresivo. Los pueblos latinoamericanos, al mismo tiempo que reivindican el derecho a defender su patria, reclaman la desaparición de todas las bases militares norteamericanas establecidas en su suelo, y la denuncia y abolición de todos los pactos militares, bilaterales o conjuntos, firmados con' los EU.

Estamos persuadidos de que lo anterior es una contribución muy importante de América Latina a la convivencia pacífica entre todos los pueblos y al debilitamiento del bloque agresivo.

Creemos que ello es una importante aportación para terminar con la incertidumbre y la zozobra que provoca en la vida internacional la acumulación de grandes cantidades de armamentos de enorme poder destructivo.

La defensa del derecho que asiste a Cuba para el pleno ejercicio de su soberanía y su autodeterminación nacional, frente a la agresión armada, el bloqueo económico y el chantaje diplomático de los EU, es una tarea primordial de los pueblos latinoamericanos para preservar la paz mundial. La agresión y la provocación a Cuba constituyen una agresión y una provocación a toda América Latina, y una amenaza a la paz mundial. La tensión existente en el Caribe y en otras regiones de América Latina es producida por la dominación imperialista y por los actos agresivos perpetrados o fomentados por los EU. Ello implica una seria amenaza a la paz en América Latina y en el mundo y podría conducir a la humanidad a la tercera guerra mundial.

Las tiranías antipopulares y antinacionales armadas y financiadas por el imperialismo son también fuente de perturbación de la paz en América Latina, y lo mismo ocurre con la represión de las libertades democráticas del pueblo, la violación de los derechos humanos, la discriminación racial, la persecución de los obreros y campesinos, el encarcelamiento de sus dirigentes, y tantos otros atentados que se cometen. Por lo tanto, es un deber ineludible solidarizarse con los perseguidos y luchar por que desaparezca esa situación.

Nuestras culturas nacionales y nuestra autonomía cultural forman parte integrante de nuestra independencia nacional. La lucha en defensa de nuestras culturas, amenazadas por el imperialismo, y en favor de su desarrollo impetuoso, es parte fundamental de nuestra lucha liberadora. A la vez, rechazamos la idea imperialista de las supuestas superioridades culturales, porque estimamos que la cultura es un fenómeno universal que es patrimonio de todos los pueblos. Sobre esta misma base, creemos que la comunicación recíproca y los intercambios culturales entre todos los pueblos de la tierra son una valiosa contribución al desenvolvimiento de la cultura, a la comprensión y la amistad entre los pueblos, lo mismo que al fortalecimiento de la paz mundial.

El gran atraso en que se encuentra, en general, nuestro proceso de liberación nacional es una clara demostración de los efectos nefastos de la dominación del imperialismo norteamericano. En cambio, la Revolución Cubana es un ejemplo ostensible de la aceleración de ese proceso.

El desarrollo de la educación, la ampliación y la elevación de nuestra cultura serán posibles únicamente, en su más profundo sentido, cuando destruyamos la dominación imperialista y los pueblos tengan acceso a todos los frutos de su labor, incluyendo la enseñanza, la creación artística y la investigación científica.

 

Efectos de la guerra fría

Considerando que el imperialismo fomenta y aprovecha la guerra fría como pretexto para intervenir en la vida social, económica y cultural de nuestros pueblos, explotándolos en su beneficio y manteniéndolos en condiciones de atraso económico y de opresión política;

Que la guerra fría provoca las carreras armamentistas y la existencia de elevados presupuestos militares, con lo cual se agravan las condiciones de nuestro subdesarrollo al destinarse al aumento de la opresión y la violencia los elementos que podrían fomentar el aprovechamiento de nuestros recursos humanos y naturales en beneficio de nuestro progreso,

la Conferencia recomienda:

Que nos opongamos resuelta y enérgicamente a la continuación de la guerra fría, que divide a los pueblos, dificulta la cooperación internacional y entraña el peligro de una guerra mundial.

 

La defensa de Cuba

La Conferencia RECOMIENDA:

Exigir que cesen la intervención en los asuntos internos de Cuba y la sostenida amenaza de invasión por parte de las fuerzas imperialistas, porque no sólo constituyen una actitud violatoria de los derechos de los pueblos, que lesiona y retarda el progreso general del pueblo cubano al obligarlo a organizar su defensa, distrayéndolo de sus actividades constructivas, sino que también podría provocar un conflicto bélico de alcance mundial.

 

Bases militares

Considerando que la existencia de bases militares de los EU en América Latina implica una franca invasión y significa una intervención en los asuntos internos de nuestros países, creando condiciones propicias para que se desencadene una tercera guerra mundial, aduciendo el pretexto de supuestas agresiones extracontinentales,

la Conferencia RECOMIENDA:

Apoyar las luchas populares que se realizan en cada país latinoamericano contra las bases militares de los EU, exigiendo la total desaparición de éstas.

Condenar los planes de adiestramiento de tropas mercenarias, como los que se llevan a cabo en la región del Caribe, isla del Cisne (Swan), Florida, Vieques (Puerto Rico), lo mismo que las amenazas norteamericanas y el patrullaje de la flota de los EU en torno de Cuba, porque constituyen un grave peligro para la paz.

 

Propaganda de guerra

Considerando que la criminal propaganda de guerra realizada por los medios de difusión dominados por los intereses del imperialismo norteamericano deforma las mentes, ahonda los prejuicios, exacerba los bajos instintos y mueve al odio contra los pueblos que ya han conquistado su emancipación y luchan por ella,

la Conferencia recomienda:

Luchar decididamente en contra de toda clase de propaganda de guerra, por ser negativa y opuesta a los más caros anhelos populares.

 

Armas nucleares

La Conferencia RECOMIENDA:

Oponerse terminantemente a las pruebas de armas nucleares y llamar a una acción cada vez mejor organizada y más vigorosa, hasta lograr su abolición definitiva.

 

Desarme general

La Conferencia RECOMIENDA:

Exigir la abolición de todos los pactos militares y las alianzas agresivas.

Pronunciarse por el desarme general y controlado, así como por que los pueblos hagan uso de todos los medios a su alcance para lograrlo, condición que crearía y mantendría un ambiente propicio para su progreso y desarrollo.

 

Lucha contra las leyes antidemocráticas y contra la represión

La Conferencia RECOMIENDA:

Postular la más enérgica y concreta defensa de los derechos humanos, formulando el principio de que sus principales titulares y beneficiarios sean, más que el individuo en sí, los propios pueblos, reconociéndose como fundamental el derecho de los pueblos a liberarse de la opresión y explotación y organizar su vida política y económica conforme a su voluntad soberana.

Exigir la derogación de todas las leyes, decretos y reglamentos contrarios a las garantías individuales, sociales y políticas y a los derechos humanos, como el capítulo del código penal de México que establece el llamado delito de disolución social, la ley 294 de Defensa de la Democracia de Paraguay, la Ley Especial Contra Insurrección, de Guatemala, la Ley Represiva del 11 de enero, del Perú, así como los sistemas represivos que existen en la Argentina, en Nicaragua y en la República Dominicana.

 

Cultura y educación

CONSIDERANDO que la educación en América Latina debe tener un carácter específicamente nacional, dentro de los vínculos recíprocos entre los países latinoamericanos y el resto del mundo, y debe ser democrática, laica, popular, científica, integral y estructurada conforme a un plan que articule los distintos niveles, porque solamente así se podrán liberar y aprovechar las fuerzas creadoras del pueblo, cuya participación efectiva en las tareas de la cultura será el factor más poderoso y activo para su desarrollo y su enriquecimiento, la Conferencia recomienda:

1. Que se sostenga como principio fundamental de la acción educativa la defensa y el desarrollo de las culturas nacionales, oponiéndose a cualquier tentativa de menoscabarlas o envilecerlas mediante la invasión de subproductos culturales que desvirtúan las tradiciones y costumbres útiles a nuestro progreso.

2. Que se exija el respeto a la literatura y las artes, por ser expresiones de las condiciones históricas de cada pueblo que, por lo tanto, deben ser estimuladas por todos, en nombre del tesoro cultural común a la humanidad.

3. Que cada país latinoamericano se desarrolle y defienda su propia cultura y mantenga los más amplios intercambios culturales con todos los pueblos, para enriquecer el propio caudal y propiciar el mayor conocimiento y la amistad a través de las fronteras, como factores para la salvaguardia de la paz.

4. Que se intensifiquen las campañas de alfabetización, con la participación de todas las personas que saben leer y escribir para enseñar a los que no saben, hasta liquidar este grave obstáculo al desarrollo y la integración nacional de los países latinoamericanos.

5. Que la enseñanza elemental se imponga de manera obligatoria y sea impartida de modo gratuito y universal por parte de los gobiernos latinoamericanos, con el consiguiente establecimiento de las escuelas necesarias y la preparación de los maestros suficientes.

6. Que se procure que todos los alumnos que ingresan en las escuelas elementales terminen hasta el último grado, para lo cual deben crearse las condiciones económicas necesarias y prestarse la asistencia social indispensable.

7. Que en aquellos países latinoamericanos compuestos por diversos grupos étnicos se emplee el bilingüismo en los primeros grados de la enseñanza elemental.

8. Que se incluya en la enseñanza elemental la educación científica, impartida en el nivel adecuado a la edad y la capacidad de los alumnos, destacando los lineamientos fundamentales de la actividad científica y mostrando a los niños la manera de observar los problemas en su verdadera realidad.

9. Que en la escuela elemental se incluya la educación de la sensibilidad por medio de la enseñanza artística, con el consiguiente desarrollo de la habilidad manual y la formación integral del individuo.

10. Que se formen maestros en número cada vez mayor, y con mejor preparación, estableciendo además los medios necesarios para que los maestros continúen elevando su capacidad durante su ejercicio profesional, y ofreciéndoles los estímulos económicos, culturales y sociales pertinentes.

11. Que se prosiga el proceso de educación de los alfabetizados, mediante la publicación de las mejores obras literarias, artísticas y científicas y la preparación de obras especiales para explicar los distintos aspectos de la vida social, política, económica y cultural, en grandes ediciones y a bajo precio, completando lo anterior con la formación de bibliotecas y de círculos de lectura.

12. Que en la enseñanza media se expliquen las relaciones entre las distintas disciplinas, ofreciendo al mismo tiempo a los alumnos el adiestramiento en artes, oficios y técnicas, para que desenvuelvan su habilidad manual y comprendan los problemas del trabajo y la producción.

13. Que se incremente el número de escuelas medias y se prepare mayor número de maestros, aspirando a que los países latinoamericanos se acerquen a la situación en que la enseñanza media se pueda hacer universal y obligatoria.

14. Que en las escuelas preparatorias y vocacionales se adopte un plan de estudios único, basado en la enseñanza obligatoria de las matemáticas, la física, la química, la biología, la economía, la historia auténtica y la filosofía, además de las materias optativas apropiadas, para que al terminar este ciclo los alumnos se encuentren en condiciones de escoger finalmente su vocación con pleno conocimiento, y hayan adquirido una sólida cultura general.

15. Que se multipliquen las escuelas preparatorias, tecnológicas, de oficios, agrícolas, normales, comerciales y de bellas artes.

16. Que la educación superior se base profundamente en las ciencias, tanto naturales como sociales, en su más amplio sentido, para que, además de preparar a los investigadores científicos del futuro, sirva para formar a los trabajadores profesionales de los otros campos, sobre sólidos fundamentos y con una comprensión clara de los problemas que les competen» y de la manera de intentar objetivamente su solución.

17. Que se revisen y reajusten los planes y programas de la educación superior, a fin de que respondan efectivamente a las necesidades de más urgente satisfacción para el desarrollo de los pueblos latinoamericanos, creándose las nuevas carreras y centros de estudio requeridos.

18. Que la educación superior se imparta mediante la aplicación de las técnicas pedagógicas adecuadas, enseñando en forma apropiada los métodos utilizados en la investigación científica y conjugando de manera equilibrada la teoría con la práctica.

19. Que la enseñanza técnica y la universitaria .se combinen armoniosamente, se coordinen en forma conveniente y se complementen de modo recíproco, en vez de mantenerse aisladas artificialmente o incluso en un falso antagonismo,

20. Que tengan acceso a la educación superior todos los jóvenes que demuestren poseer la capacidad, el empeño y la vocación, pertinentes, aunque carezcan de los recursos económicos necesarios, creándose, por consiguiente, becas, subsidios y créditos para los alumnos, en número y cantidades suficientes para permitir el estudio de quienes tienen la inteligencia y la dedicación requeridos.

21. Que se multipliquen los centros de investigación científica y en ellos se cultive la ciencia en un nivel semejante al que tiene en las naciones más avanzadas, aun cuando sea en escala más modesta.

22. Que se integren organismos que fomenten, desarrollen, coordinen e impulsen eficazmente la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, utilizando con sabiduría y tino los recursos, organizando de manera ágil la investigación, promoviendo la cooperación entre las instituciones y coordinando armoniosamente sus actividades.

23. Que se haga una planeación de los proyectos de investigación científica y se promueva su ejecución adecuada, teniendo en cuenta la urgencia de las necesidades, la orientación de] avance científico general y el fomento de la iniciativa creadora de los investigadores.

24. Que se cultive la investigación científica básica y aplicada, con vistas a satisfacer la necesidad de crear, fortalecer y ampliar las condiciones económicas, sociales y políticas que aseguren una vida decorosamente humana a todos los latinoamericanos, .con el concurso de la ciencia.

25. Que se promueva la preparación adecuada de los jóvenes investigadores científicos, para que tengan una visión amplia y ambiciosa del trabajo científico, enviando luego el mayor número de graduados a los mejores centros del mundo, de manera que se aprovechen todas las facilidades y se diversifiquen las influencias; porque, en todo caso, la base indispensable para el desenvolvimiento científico de los países latinoamericanos la constituye el aumento cuantitativo y cualitativo de los investigadores.

26. Que se acrecienten de manera muy considerable y se hagan más estrechas las relaciones entre los centros de investigación existentes en nuestros países, y que, al propio tiempo, se formen centros latinoamericanos de investigación en aquellos campos en donde el estudio es sumamente costoso, para combinar los esfuerzos, sumar los recursos nacionales y conseguir el afianzamiento de los vínculos mediante la cooperación en el trabajo aprendido en común.

27. Que se eliminen los obstáculos, las limitaciones y las prohibiciones que agobian la producción científica, literaria y artística de los pueblos latinoamericanos, y que a la vez se amplíen, multipliquen y estrechen las relaciones y los intercambios culturales de toda índole.

28. Que se rechace la supuesta ayuda técnica y científica de los EU, ya que en sus formas actuales tiende a orientar la cultura latinoamericana hacia fines sólo convenientes a sus propósitos de penetración imperialista, sirve igualmente para deformar la mentalidad de nuestros estudiantes y orientarlos "hacia concepciones antinacionales, y fomenta el desarrollo de aquellos campos de la investigación o del estudio superior que interesan más especialmente a los monopolios norteamericanos.

29. Que se promueva la solidaridad y ayuda mutua entre los educadores y los representantes de la ciencia y la cultura de los países latinoamericanos, que luchan por demandas y reivindicaciones económicas, profesionales y sociales y en defensa de la cultura nacional.

30. Que se apoye la movilización y la lucha de los educadores, los estudiantes y todos los sectores de la población, para obtener el aumento de las asignaciones presupuéstales dedicadas a la educación, y que se disminuyan los renglones destinados a gastos militares.

31. Que la educación se complemente y enriquezca a través de todos los medios de difusión existentes, abarcando los periódicos y revistas, los libros de texto, las obras de todo género que se publiquen, las bibliotecas, los círculos de estudio, los clubes sociales, los centros recreativos, las transmisiones de radio y televisión, el cinematógrafo, las conferencias y charlas y, en general, cuanto vehículo de propagación de la cultura sea aprovechable para este propósito.

32. Que se cree y amplíe la conciencia popular de la necesidad de la cultura, entendiéndola como una de las contribuciones más importantes para el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los latinoamericanos.

33. Que la popularización de la cultura sirva de conducto para propagar las ventajas de la paz y la necesidad del desenvolvimiento pacífico de todos los pueblos, dentro de la comprensión y el respeto mutuo, y para comprender la necesidad imperativa de encontrar la solución de las discordancias por medio de procedimientos racionales, científicos y pacíficos.

34. Que la popularización de la cultura sirva también para ensanchar y afirmar nuestras tradiciones culturales, que son estrictamente indispensables, puesto que la cultura se caracteriza fundamentalmente por ser un proceso acumulativo; y que, al propio tiempo, contribuya a liberar y hacer aprovechables las poderosas fuerzas contenidas en nuestros pueblos para que, ya convertidas en factores eficaces de nuestro desarrollo cultural, permitan que la población entera de los países latinoamericanos participe en las tareas de la cultura.

35. Que en todos los países latinoamericanos se apoye la iniciativa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de México, de convocar a una conferencia latinoamericana en defensa de las culturas nacionales y la orientación de la educación popular.

 

La creación artística y cultural

Considerando la condición de países prácticamente sometidos que tienen los pueblos latinoamericanos, la cual los va llevando a la lenta pérdida de su personalidad espiritual, cuya desintegración es facilitada por la incomunicación que existe entre ellos;

Que en la actualidad se realiza un doble proceso: el imperialismo intensifica su penetración por todos los medios que ofrecen las modernas técnicas de propaganda y difusión, justamente para oponerse a la actitud de nuestros pueblos que, al tomar nuevamente el camino de la liberación, buscan afirmarse en sus tradiciones y en su variado y rico lenguaje común;

Que frente a la penetración imperialista, apoyada en su potencia económica y al servicio de sus necesidades expansionistas, nuestros pueblos se encuentran en una situación de inferioridad para defenderse de ella, debido justamente al vasto y crudo proceso antes mencionado;

Que el pueblo, que es la fuente primordial de inspiración para la creación artística, exige al artista ligarse íntimamente a él para interpretarlo en todos sus aspectos;

Que por ello es indispensable utilizar los medios y crear los instrumentos que aseguren la soberanía nacional, la emancipación económica y el mantenimiento de la paz;

Y que para eliminar la debilidad particular de cada uno de nuestros países se requiere la acción común, la cual se concilia muy bien con las exigencias propias de nuestra existencia como una comunidad cultural que se ha desarrollado en un mismo continente,

la Conferencia recomienda:

Que es imperativa la necesidad de formar un organismo adecuado para América Latina, que podría surgir de una Conferencia Latinoamericana de Artistas e Intelectuales, integrada por representantes de las diferentes ramas de la producción artística y cultural en todos nuestros países, para que coordine y encauce las siguientes actividades:

1. Defender y desarrollar las culturas nacionales.

2. Defender la libertad de expresión en todas sus manifestaciones.

3. Divulgar las expresiones culturales y artísticas entre todo el pueblo.

4. Preservar del saqueo el patrimonio artístico y arqueológico de los pueblos latinoamericanos.

5. Condenar y combatir la penetración imperialista en las culturas de los países latinoamericanos.

6. Repudiar la comercialización practicada en menoscabo de la creación artística.

7. Propiciar, en el aspecto educativo:

a) La inclusión de cursos de iniciación a las artes nacionales, y de prácticas de artesanías regionales, en los programas de las escuelas elementales.

b) La iniciación en el conocimiento y la comprensión dé las artes nacionales y latinoamericanas, en los programas de las escuelas medias.

c) La creación, en nuestras universidades, de institutos de investigación y escuelas de formación profesional dedicados especialmente al arte en América Latina.

8. Impulsar el más amplio intercambio cultural entre los pueblos latinoamericanos, eliminando todas las trabas que entorpezcan esta acción.

9. Impulsar el intercambio de elementos artísticos, técnicos y especializados entre todos los pueblos latinoamericanos.

 

 

 

 

Resolución Sobre la Acción Común

I. Resolución general

Considerando:

Que los ideales de soberanía nacional, independencia económica y paz son consubstanciales a los orígenes y a la historia de Latinoamérica, patria común por la que se sacrificó la generación de la gesta libertadora;

Que la Conferencia, al actualizar ese ideario, convoca a los pueblos a una lucha de igual trascendencia y de importancia decisiva para el futuro de esas naciones y para la dignidad de sus hijos;

Que esa lucha deberá llevarse a cabo fundamentalmente por medio de la movilización de todas las fuerzas democráticas y populares de cada país;

Que esa lucha sólo podrá realizarse con la más completa solidaridad en la acción de todos los pueblos latinoamericanos,

Resuelve:

1. Crear, estimular o ampliar movimientos nacionales por la soberanía, la emancipación económica y la paz, que discutan y apliquen los acuerdos de esta Conferencia, divulguen por todos los medios el espíritu de sus resoluciones y mediante la unidad de todas las fuerzas democráticas, libren la lucha que reclaman sus respectivos países, creando los medios de vinculación para que los trabajadores, los hombres del campo, los estudiantes, los profesionistas y los demás integrantes de los sectores sociales auténticamente nacionales y progresistas conozcan y sientan los problemas comunes, se presten recíproca asistencia y emprendan la acción que compete a cada sector dentro del movimiento general.

2. La labor de información y coordinación de los movimientos nacionales quedará asegurada por la actual secretaría general de la Conferencia Latinoamericana, contando con el apoyo y el estímulo de la presidencia.

3. Recomendar que la nueva Conferencia Latinoamericana se celebre en tiempo oportuno, para lo cual deberá mantenerse una estrecha cooperación entre los distintos movimientos nacionales.

 

II. Acción obrera

Considerando:

Que para garantizar el proceso de lucha y de conjunción patriótica de todas las fuerzas antimperialistas de nuestros países se hace imperiosamente necesario lograr, en primer lugar, la unidad de la clase obrera, en sus sindicatos y centrales nacionales, así como entendimientos y acciones conjuntas en el terreno latinoamericano,

Resuelve:

1. Hacer un llamado a todas las organizaciones sindicales de América Latina, para desarrollar la más amplia movilización en cada país, a fin de garantizar la unión de todos los trabajadores por medio de una sola central nacional

2. Promover en escala continental la unidad de acción en torno a los problemas comunes de los trabajadores, contribuir al mejoramiento de sus condiciones de vida y al logro de la total unidad de la clase obrera en una sola central sindical latinoamericana.

3. Saludar los acuerdos de la reunión celebrada del 14 al 18 de febrero de 1961, en la ciudad de Santiago de Chile, de las centrales sindicales nacionales autónomas, por considerar que ellos propenden al logro de la unión de todos los trabajadores del Continente sobre la base de un programa de acción común.

 

III. Información

Considerando:

Que la información objetiva sobre la realidad nacional e internacional es una necesidad fundamental;

Que en América Latina los intereses contrarios a los pueblos detentan y deforman los instrumentos de información pública, mientras que la prensa representativa de los intereses populares se desarrolla en condiciones adversas y a menudo heroicas,

Resuelve:

1. Apoyar las publicaciones y a los periodistas democráticos, fieles a su alta misión popular.

2. Condenar a la prensa, mercantil que sistemáticamente silencia o deforma la verdad.

3. Recomendar que en cada país latinoamericano, de acuerdo con sus condiciones internas, la opinión pública demuestre su repudio a la prensa mercenaria y vigorice la difusión de las publicaciones limpias y democráticas.

 

IV. Solidaridad con Cuba

Considerando:

Que las realizaciones de la Revolución Cubana constituyen un ejemplo del futuro de bienestar y dignidad que merecen todos los latinoamericanos;

Que la agresión del imperialismo norteamericano contra Cuba es una agresión contra todos los pueblos de América Latina,

Resuelve:

1. Desarrollar y ampliar la acción de solidaridad con Cuba en cada uno de nuestros países, en interés de que todos los sectores patrióticos y democráticos puedan manifestar su apoyo a la Revolución Cubana y su repudio al intervencionismo norteamericano.

2. Realizar, entre el 19 y el 26 de julio de 1961, en forma simultánea en todos los países, diversas acciones populares de solidaridad con la Revolución Cubana.

3. Desarrollar por todos los medios posibles la difusión de los principios y realizaciones de la Revolución Cubana,

4. Declarar que cualquier agresión armada contra la Cuba revolucionaria, por parte del imperialismo norteamericano o de algún gobierno a su servicio, entrañaría una agresión contra los pueblos de América Latina, quienes lucharían con todos los medios a su alcance contra los agresores y sus cómplices.

 

V. Solidaridad y cooperación con África y Asia

Considerando:

La necesidad de reforzar la solidaridad entre los pueblos latinoamericanos y sus hermanos de África y Asia, y la comunidad de ideales que unos y otros comparten en esta hora,

Resuelve:

1. Recomendar la más amplia difusión de todas las informaciones relativas a la lucha de liberación de los pueblos afro-asiáticos y promover el estudio y conocimiento de sus realizaciones.

2. Recomendar la realización de una conferencia de representantes de los países subdesarrollados de África, Asia, Oceanía y América Latina, con el propósito de afirmar la soberanía nacional, la emancipación económica y la paz sobre la base de una agenda que destaque la acción común de los pueblos frente al imperialismo.

 

VI. Cooperación económica y ayuda técnica

Considerando:

Que la cooperación internacional sólo puede existir en un mundo de paz, donde el hombre pueda desplegar libremente sus fuerzas creadoras y sentar las bases de nuevos progresos en todos los órdenes,

Resuelve:

Luchar por una genuina cooperación económica y técnica internacional, basada en la igualdad, en el interés recíproco y el respeto al derecho de cada pueblo a su autodeterminación y a las peculiaridades de cada país, según el grado de su desarrollo económico y social, así como al avance de las fuerzas democráticas.

 

VII. Libertades individuales y perseguidos políticos

Considerando:

Que en la lucha por la soberanía nacional, la emancipación económica, la paz y las reivindicaciones populares, numerosos combatientes son víctimas de la represión de los gobiernos oligárquicos y pro-imperialistas, pierden la vida, sufren prisión, son torturados o arrojados de sus centros de trabajo y de sus propias patrias;

Que las defensas contra estos crímenes y atropellos deben movilizar no solamente a los respectivos pueblos sino a todos los de América Latina, por ser esas víctimas de la represión soldados de una causa común,

Resuelve:

1. Recomendar la movilización organizada de todos los sectores populares de América Latina, por medio, de protestas, denuncias, comités de solidaridad, acciones comunes, etc., en defensa de los presos y perseguidos políticos y sindicales que luchan por la realización de los principios que inspiran esta Conferencia.

2. Expresar su solidaridad con los pueblos de España y Portugal, en lucha contra los regímenes fascistas que los agobian, y sumarse a la campaña internacional en favor de la libertad de los presos políticos en esos países.

3. Enviar un mensaje a las Naciones Unidas, pidiéndoles acción enérgica e inmediata por el restablecimiento de los derechos humanos y las libertades democráticas en los países que, como Paraguay, la República Dominicana y Nicaragua, sufren oprobiosos regímenes tiránicos.

4. Promover una campaña de solidaridad y ayuda a esos pueblos, y especialmente a los que han iniciado su revolución de liberación nacional.

5. Luchar por la libertad para las organizaciones y partidos políticos de carácter patriótico y democrático, y por la revisión de los sistemas electorales en todos aquellos países en que la voluntad popular es burlada, a fin de que se respete el voto de los ciudadanos y todas las corrientes de opinión democrática y progresista puedan tener participación en los cuerpos colegiados representativos del pueblo.

 

VIII. Desarme y antimilitarismo

Considerando:

Que la actitud agresiva de las potencias imperialistas implica el peligro de una nueva guerra y propicia la carrera armamentista y el militarismo en algunos países,

Resuelve:

1. Promover movimientos populares y de opinión en favor de acuerdos internacionales sobre el desarme y sobre la proscripción y destrucción definitiva de las armas nucleares.

2. Oponerse enérgicamente a toda manifestación militarista o belicosa que atente contra la soberanía de las naciones p: lesione sus intereses económicos y sociales.

 

IX. Integridad latinoamericana

Considerando:

Que el imperialismo norteamericano se manifiesta reiteradamente con la afirmación de un panamericanismo lesivo a la soberanía e integridad de los pueblos de América Latina,

Resuelve:

Promover corrientes de opinión pública e iniciativas tendientes a suscitar el espíritu del latinoamericanismo liberador y popular en oposición al panamericanismo monroista, y ejercer la influencia de los pueblos ante los gobiernos a fin de que éstos se orienten hacia una política internacional independiente, favorable a los intereses comunes a las naciones latinoamericanas.

 

 

 

 

 

 

 

Discurso del Gral. Lázaro Cárdenas en la Sesión Inaugural

Señores delegados:

Asistimos a un acontecimiento de gran importancia internacional: la inauguración de los trabajos de la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz.

Los mexicanos celebramos la presencia de ustedes, ilustres representantes de diferentes sectores sociales de nuestra América y delegados fraternales de pueblos de otros continentes, y les deseamos una muy grata estancia en nuestra patria.

Están por cumplirse doce años desde el día en que un reducido grupo de patriotas se reunió en la ciudad de París para celebrar el Primer Congreso Mundial por la Paz. En esa memorable reunión se formularon importantes conclusiones en pro de una paz perdurable. Los traficantes de guerras las combatieron y quisieron mantenerlas ignoradas, pero sus propósitos fueron inútiles; el resultado fue el despertar de las conciencias y de las voluntades humanas en todos los rincones del globo, hasta alcanzar millones de hombres y mujeres que se han adherido al movimiento por la paz.

América Latina tiene una tradición pacifista. Reuniones y congresos en distintos países han dado fe del espíritu que priva en nuestros pueblos, en favor de la paz. Y a realizar esta gran aspiración concurren en la actualidad, en todos los continentes, hombres y mujeres de diversos credos religiosos, de diferentes escuelas del pensamiento filosófico y de distintas doctrinas políticas. Las razas, los sexos y las edades se confunden en el camino para alcanzar este anhelo común. A todos los pueblos nos une el mismo deseo: combatir la guerra imperialista, para poder desarrollarnos integralmente.

Hablar de la paz y discutir las medidas más adecuadas para alcanzarla es una de las finalidades básicas de esta Conferencia Latinoamericana. Para cumplir esta noble misión analizaremos brevemente los problemas derivados de la guerra y de la paz, a la luz de las condiciones históricas en que viven y se desenvuelven todos los pueblos.

En el escenario de la política mundial se encuentran dos grandes grupos de países: pertenecen al primero los estados socialistas, y al segundo, los estados capitalistas.

Las naciones que se encuentran dentro del sistema capitalista no representan un todo homogéneo; por el contrario, su agrupamiento se halla dividido en dos sectores. Por una parte, un pequeño núcleo de estados con alto grado de industrialización que siguen la ruta de un ascendente desarrollo económico que concentran la mayor parte de la riqueza mundial, que cuentan con niveles muy elevados de ingreso medio real por persona y que son poseedores de un gran poder militar y político Por otra parte, y formando la mayoría de naciones, un grupo de pueblos que viven esencialmente de la agricultura, en un ambiente de pobreza económica y cultural, que perciben, por habitante un ingreso real que es tan sólo una pequeña fracción del que disfrutan los individuos de los países desarrollados Muchos de estos pueblos estuvieron, hasta fecha reciente, sometidos a la dominación política de potencias imperialistas, otros aún lo están, y los que conservaron su soberanía política estuvieron o están dominados económicamente desde el exterior, resintiendo erectos semejantes a los de las colonias.

Es así como se observa que en el mundo actual la desigualdad en el acceso a la riqueza, a la cultura y al poder es norma entre estas naciones.

Es .natural que esta desigualdad determine diferentes y contradictorias concepciones del derecho, de la economía y de la política internacional. Mientras las naciones poderosas pretenden mantener su dominio en el mundo, los pueblos oprimidos luchan por liquidar para siempre el sistema colonial y por conquistar su independencia política, que significa la libertad de ' organizar su propia vida de acuerdo con sus intereses nacionales. Afirmamos, por tanto, que mientras haya un país sin libertad que presenciemos la existencia de naciones sin independencia política, se mantenga vulnerada, en cualquier forma, la soberanía nacional, y asistamos al espectáculo injusto del sometimiento económico o político de un país a otro, no será posible que la paz prevalezca en el mundo. Una paz perdurable está ligada a la liberación de los territorios coloniales, al respeto absoluto a la soberanía y a la consolidación de la emancipación económica de las naciones.

A este grupo de pueblos, de los pueblos poco desarrollados pertenece la mayoría de la humanidad. En él están considerados numerosos pueblos de África, de Asia, del Cercano y el Medio Oriente y de la América Latina.

La solidaridad entre los países menos desarrollados está siendo una práctica común y, con el tiempo, se transformará en una de las más grandes de la historia: Los resultados se perciben ya en la modificación de la situación mundial, en donde existe ahora un mayor equilibrio de las fuerzas democráticas. El apoyo colectivo de los movimientos de liberación e independencia de los pueblos débiles, y sus resultados favorables, ilustran las posibilidades de avanzar en la conquista de la independencia económica y política de América Latina.

Aceptar el aislamiento entre nuestros propios pueblos, que tienen la misma historia y están unidos por la sangre y el idioma, será un grave error, como también el querer permanecer ajenos al desarrollo de otros continentes, cuando resulta evidente que nuestros problemas no son extraños al cuadro .del proceso mundial.

Por otra parte, la lucha por la paz se encuentra vinculada con te movimientos que se realizan en todos y cada uno de los países de Latinoamérica, para hacer desaparecer las desigualdades económicas, sociales, raciales y políticas que desde siglos vienen caracterizando la vida de nuestros pueblos.

En toda Latinoamérica se mantienen formas anacrónicas en su estructura económica, principalmente las que se relacionan con la tenencia y explotación de la tierra, prevaleciendo en muchos países el latifundismo. El latifundio condiciona la agricultura de monocultivo, que obliga, a mantener la producción de materias primas que se exportan, y elaboran en otros países aun con detrimento de las necesidades esenciales del consumo de su población.

Y mientras ese régimen agrario de tenencia de la tierra se sostenga, el desarrollo económico encontrará obstáculos que en muchos aspectos son insuperables. El latifundio impone sistemas de explotación del trabajo de los hombres, mantiene un ínfimo patrón de vida y de consumo y, como consecuencia, la miseria, el atraso técnico y la ignorancia de grandes masas de trabajadores.

Los pueblos que habitan desde la Patagonia hasta la península de Baja California aspiran a romper el latifundismo y las formas de servidumbre feudal, mediante la realización integral de la Reforma Agraria.

Sobre esta estructura de concentración de la propiedad rural y de explotación de grandes masas campesinas se levantan, en algunos países de nuestro continente, regímenes políticos que se niegan a dar solución al grave problema de la tierra. Estas condiciones de inferioridad e injusticia tendrán que sustituirse mediante su transformación política en naciones positivamente democráticas; y con el cambio de su estructura económica, que eleve los niveles de vida de sus habitantes por medio de la industrialización.

América Latina está dotada de grandes recursos naturales, puede producir en sus extensos territorios todas las materias primas para sus necesidades, cuenta con grandes reservas petroleras y otros importantes yacimientos minerales, con fuentes de energía hidráulica y una población dé 200 millones de habitantes. Si aprovechamos estas grandes riquezas en beneficio de nuestros propios países, América Latina podrá transformar la pobreza en prosperidad. Los bienes de capital necesarios para su desarrollo deben invertirlos los propios latinoamericanos. Sólo así se logrará la emancipación económica de nuestras naciones.

Y así nuestros países, que están limpios de toda ambición territorial, pueden llegar a constituir una unidad pacifista que con su fuerza moral contribuya, con los demás continentes, a la amistad entre todos los pueblos y, por lo tanto, a la seguridad mundial.

A los defensores de la paz se les formula el cargo de que su lucha no es congruente, ya que oponiéndose a la violencia cuando se trata de los peligros de la guerra apoyan los métodos violentos en la lucha contra regímenes dictatoriales enemigos de los intereses populares.

El cargo, tendenciosamente, identifica la violencia bélica con la violencia revolucionaria. Los que pretenden confundir una y otra violencias olvidan o quisieran olvidar que una revolución es asunto interno, mientras que una guerra es asunto entre naciones; que en nuestra era atómica, aquélla no amenaza a la humanidad, en tanto que ésta pone en peligro su existencia; que aquélla es promovida por las mayorías, como única salida justa y viable, dentro de condiciones represivas y antidemocráticas, y en cambio ésta la deciden ciertas minorías, sin auscultar previamente la voluntad de sus conciudadanos, como una falsa solución para las crisis económicas que esas mismas minorías han ocasionado con su imprevisión y su afán de lucro. Así, revoluciones y guerras son en su origen y en su esencia diferentes, e incluso antitéticas.

Con lo anterior no estamos predicando la violencia, solamente la estamos explicando. No creemos que los problemas de Latinoamérica deban resolverse, siempre, precisamente por la violencia. Para evitarla, los pueblos deben organizarse políticamente y luchar por la democracia como expresión de la voluntad ciudadana.

Pero, aunque parezca paradójico, las mismas tácticas imperialistas que confunden violencias y guerras amenazan hoy día convertir, objetivamente, las luchas revolucionarias en conflictos bélicos.

El mecanismo imperialista por el cual las demandas populares latinoamericanas tienden a convertirse en revoluciones, y éstas en conflictos bélicos, está integrado por un par de fuerzas, una tenaza de acción: el enlace de la política anticomunista con los programas de austeridad económica.

La política anticomunista en Latinoamérica trata de presentar como movimientos subversivos de inspiración comunista toda lucha democrática, todo intento de independencia económica y todo afán de preservar la soberanía nacional, por cuanto estas tres corrientes se ven enfrentadas a los intereses del gran capital financiero.

La política de austeridad en América Latina sólo afecta a los trabajadores de la ciudad y del campo, mediante la congelación de sus salarios, y significa la explotación de sus fuerzas productivas en beneficio de los grandes consorcios internacionales.

La defensa de los intereses de la clase obrera debe ser obra de su propia unidad. Dispersa y dividida, como está, será siempre víctima de la explotación.

El pueblo cubano, encabezado por líderes incorruptibles, hizo caer no sólo a un gobierno antinacional sino a los latifundistas extranjeros, a las compañías telefónicas, eléctricas y petroleras, a los grandes diarios subsidiados, a los ejércitos mercenarios y a los opositores criollos. Esto explica que el impacto de la Revolución Cubana haya repercutido en todos y cada uno de los países en que funcionan los mismos instrumentos que se rompieron en la mayor de las Antillas. Explica, asimismo, que un asunto estrictamente interno, como lo es la Revolución Cubana, se haya convertido en un problema internacional. Para cualquier gente de buena fe y de criterio independiente queda claro que la responsabilidad de la internacionalización que sufrió un caso estrictamente nacional en sus orígenes, recae, total e inapelablemente, en los grandes consorcios monopolistas. El gobierno y el pueblo cubanos son esencialmente pacifistas. Rechazan y combaten la guerra, pero defienden su Revolución. Han manifestado estar dispuestos a resolver, por los conductos diplomáticos normales y en forma amistosa, el conflicto suscitado con el gobierno norteamericano. Deseamos que así sea, ya que este entendimiento entre dos pueblos vecinos fortalecerá la conciencia continental por la solución pacífica de todos los conflictos, por el absoluto respeto al desenvolvimiento libre de su vida cultural, política y económica y por la condenación de cualquier injerencia que atente contra la voluntad soberana de los estados.

A nombre del Comité Organizador de esta Conferencia patentizamos a los organismos nacionales que han auspiciado los preparativos y realización de la misma nuestras más cálidas congratulaciones por haber demostrado, una vez más, su espíritu cívico y su gran patriotismo, en defensa de los intereses generales de nuestros pueblos, y por haber realizado un amplio trabajo que hizo posible la participación de todos los sectores sociales de sus países.

Esta conferencia acordará tesis generales sobre cada uno de los temas propuestos, y también los métodos para hacerlas realidad. Nada adelantaríamos si, al terminar sus sesiones, lo aquí resuelto sólo quedara como un buen deseo o como una sana intención. Habremos de poner en práctica nuestras ideas, no sólo para saber si son o no justas sino, fundamentalmente, para luchar por que sean verdaderamente libres nuestras naciones, y humana la vida de nuestros pueblos.

Los programas concretos de acción para cada país habrán de formularse tomando en cuenta las peculiaridades de cada uno de ellos — peculiaridades que determinan su geografía, su población, su desarrollo actual, su sistema jurídico, la etapa histórica en que viven — , y sin lesionar su soberanía. Es por esto mismo que habrán de ser los Comités de Auspicio de cada país los que promuevan la realización de los acuerdos a que se llegue en esta Conferencia.

Los problemas enunciados deben estudiarse con serenidad, con franqueza, con decisión. Al hacerlo, es necesario tener presente el pensamiento de nuestros próceres. Recordemos, por tanto, al Libertador Simón Bolívar, que en su convocatoria al Congreso de Panamá señaló este camino a nuestra América: "Solidaridad, defensa, unión de las repúblicas latinoamericanas, no para combatir ni conquistar a nadie, no para hacerle a nadie la guerra, sino para defenderlas de peligros comunes, para lograr el respeto a su soberanía, para solucionar conciliatoriamente sus diferencias y para luchar por su prosperidad y progreso".

Señores delegados: una vez más, nuestra cordial bienvenida.

 

 

 

Discurso del Ing. Alberto T. Casella, de la Delegación Argentina

Señor presidente; señores delegados; señoras y señores:

Nos hemos reunido aquí con el auspicio de un gran americano, don Lázaro Cárdenas, y la cordial y generosa hospitalidad del pueblo de México, para hacer un examen en común de las causas que originan las dificultades por que atraviesan nuestros países y formar, como ciudadanos de Latinoamérica, conciencia sobre la forma de darles remedio.

Saludamos a las delegaciones de los países hermanos de América, y a los delegados fraternales que especialmente invitados asisten a esta asamblea, sorteando dificultades de todo orden, en muchos casos, que nos son bien conocidas.

Debo pedir excusas a esta asamblea por no poder leer yo mi discurso; el secretario de la delegación argentina, Ing. Alejandro Clara, va a dar lectura al discurso que había preparado para este acto.

Compatriotas de Latinoamérica:

Hace 130 años la mayoría de nuestros pueblos inició la gesta emancipadora que nos es común. Poco más de tres lustros perduró la guerra de la Independencia, y, al final de la misma, muchos de los próceres más destacados se refugiaban en el exilio, escépticos o decepcionados.

José de San Martín, el Gran Capitán de los Andes, que aseguró la independencia de nuestros pueblos con su generoso renunciamiento, nos previno acerca del peligro de la dominación por algún militar afortunado.

Simón Bolívar, héroe de la libertad de América, dijo desalentado: "Hemos arado en el mar. Los países latinoamericanos caerán bajo el dominio de tiranuelos advenedizos y aprovechados". Este vaticinio se cumplió en buena parte. Pronunciamientos, golpes de Estado, guerras civiles han perturbado su desarrollo pacífico durante muchas décadas. Los resultados están a la vista y no pueden ser motivo de orgullo.

Oligarquías de tipo colonial y semifeudal, fundadas en el reparto discrecional de las tierras entre unos pocos, sin participación de los pueblos, se sometieron al dominio imperialista de países más poderosos, para asegurar sus propios privilegios.

Domingo Faustino .Sarmiento, cuyo sesquicentenario se celebra este año, decía, hace un siglo, que los países latinoamericanos habían quedado a la zaga de las naciones civilizadas de la Tierra. Ahora sabemos bien quiénes fueron los responsables de este atraso: debemos, pues, ponernos cuanto antes en la tarea de hacer desaparecer males cuya inercia perdura y gravita todavía hoy.

Semejante estado de cosas no debe, empero, desalentarnos, pues desde entonces medio centenar de países coloniales han surgido a la vida independiente y nos muestran el ancho camino abierto a la liberación. Sigamos con ellos la ruta señalada, hasta lograr el ejercicio pleno de nuestra soberanía y la emancipación económica, en un mundo de paz y progreso.

Tan larga y dura experiencia nos ha demostrado que no basta la independencia política para asegurar la libertad y el bienestar de los pueblos. Ella debe ir a la par de la emancipación económica.

Ya en el comienzo de nuestra lucha por la independencia hubo mentes claras y patrióticamente inspiradas que señalaron la necesidad de esta conjunción. Así, el argentino Mariano Moreno, prematuramente fallecido hace 150 años, la documentó en su famosa Representación de los Hacendados, y en las actas de la Junta de Mayo, de la que fuera primer secretario.

Vivimos en una época de dramáticas aunque no insuperables contradicciones. El desarrollo de la ciencia y de la técnica, a la vez que hace posible el bienestar de toda la humanidad, encierra riesgos que ponen en peligro su propia existencia.

Las relaciones humanas e internacionales están afectadas por la recíproca desconfianza y la beligerancia inminente. El estado de angustia y tensión que esto crea no debe persistir un minuto más. La disyuntiva es desesperante: o logramos imponer la alta jerarquía moral que la vida humana merece, o pereceremos irremediablemente. Es urgente, pues, que las inmensas sumas de dinero que se aplican a la fabricación y compra de armamentos (más de 100 mil millones de dólares anuales, cerca de 2 mil millones de dólares para América Latina) sean destinadas a la realización de obras de beneficio común, a fin de que todos los pueblos del mundo logren un más alto nivel de vida.

Nuestra América, beneficiaría de ese cambio de política, podría así utilizar, en la realización de obras necesarias e importantes, sus enormes recursos naturales. Los resultados de ese desarrollo beneficiarían a toda la humanidad. Con tales transformaciones daríamos formalidad efectiva al ya clásico pensamiento que Roque Sáenz Peña expuso en el primer Congreso Panamericano.

Los grandes estadistas de nuestra América, que preconizaron el arbitraje y la negociación para resolver los litigios territoriales, heredados del pasado colonial, han enriquecido el Derecho Internacional con doctrinas que aún hoy, por su altruismo y generosidad, pueden contribuir a la solución de los conflictos entre las naciones.

Recogemos esta inspiración para decirles a las potencias que oprimen a nuestro continente, con la misma dignidad y vigor de nuestros antepasados, que los pueblos son sagrados para los pueblos y que cualquier nación, por pequeña que sea, tiene derecho a elegir sin intervenciones extrañas su propio destino.

El derecho de los pueblos a su autodeterminación e independencia es hoy un principio axiomático universalmente reconocido. .A su vez, es evidente y de ritmo acelerado la caída del régimen colonial en todo el mundo. Asistimos a la desintegración del colonialismo con asombrada complacencia (tan fuertes parecían los sistemas que lo sustentaban) y miramos hacia los países que hoy surgen, con el esperanzado optimismo de que han de contribuir a organizar un mundo más justo, más equitativo, sin opresores ni oprimidos.

Exigiremos aquí que las posesiones coloniales que aún quedan en nuestra América sean liberadas inmediatamente del tutelaje extranjero. Cabe destacar que no tuvieron eficacia para lograrlo, hasta ahora, las pretendidas doctrinas continentales.

Repudiamos el monroísmo y el panamericanismo verbalista, inoperante y contrario a los genuinos intereses latinoamericanos, que sólo han servido para elaborar tratados que complican a nuestros países en una política armamentista y belicista. Así se ha dado pretexto al sostenimiento de fuerzas militares que superan nuestra capacidad económica y que han forzado hasta hoy a postergar la solución de problemas tan fundamentales como son los de la educación, la salud y la vivienda.

El analfabetismo continúa siendo uno de los grandes males que padece América Latina, y, según datos recientes de la ONU, alcanza al 49% de las poblaciones. Este índice denuncia la causa fundamental del atraso de nuestro desarrollo cultural y científico. Cuba se propone terminar con el analfabetismo en el tercer año de su revolución. ¿Podemos los pueblos latinoamericanos permanecer insensibles ante ese extraordinario esfuerzo que nuestros regímenes políticos no han sido capaces de realizar en 150 años?

¡Y qué decir del hambre que impera en vastas regiones de nuestro extenso territorio, y de las precarias condiciones de alojamiento y de salubridad en que se vive aun en las grandes ciudades, pero principalmente en zonas rurales que abarcan millones de kilómetros cuadrados!

Son éstos rasgos típicos del subdesarrollo de nuestros países. El cuadro se completa si señalamos que a los altos índices de analfabetismo y de mortalidad infantil se agregan los bajos índices de producción de energía, de acero, de cementó, de productos químicos industriales y de medicamentos -indispensables.

No se justifica tal situación por la carencia de recursos naturales, pues poseemos las mejores tierras del mundo, fuentes incalculables de energía hidráulica, enormes yacimientos petrolíferos, carboníferos y gasíferos, inmensas regiones boscosas, grandes yacimientos de minerales de hierro y de los metales más preciosos para la industria, sin olvidar los que más se estiman en nuestros días, o sea los radiactivos.

¿A qué se debe entonces el atraso económico que es la causa fundamental de nuestros males? ¿Son acaso nuestros pueblos incapaces de explotar tales riquezas en su beneficio y en el de la humanidad? No, de ninguna manera.

La causa fundamental del atraso y el subdesarrollo de América Latina es la dominación imperialista deformante de nuestra economía. Otra de las causas es la falta de unidad de los distintos países que la integran, y de una política independiente que le permita planear la explotación integral de su suelo, aprovechar los recursos de la técnica ahí donde se los encuentre más accesibles por su calidad y precio; es decir, intercambiar productos, sin discriminación, con todos los pueblos de la tierra.. No debemos olvidar que el comercio es la base de la vida pacífica.

Lisandro de la Torre, eminente hombre público argentino, defendió en un debate memorable que se desarrolló en el Parlamento, y que fue epilogado trágicamente, el derecho de nuestros países a negociar libremente su producción conforme a sus verdaderos intereses y a su auténtica conveniencia. La lucha contra los monopolios y por la libertad ha sido cruenta y ha costado "grandes sacrificios en América Latina: Martí, Sandino, Bordabehere, Gaitán, Candía, Albizu Campos, son algunos de los nombres que jalonan el martirologio americano. Hoy en África es Patricio Lumumba otra de las víctimas de esta azarosa y larga lucha universal.

Los EU tuvieron desde su emancipación vocación imperialista. Madison afirmó que la expansión era la clave que resolvería las dificultades económicas internas y mantendría la armonía social del pueblo norteamericano. Jefferson, a su vez, sostenía que la democracia y la prosperidad dependían de una sociedad de agricultores y exportadores. Teodoro Roosevelt opinaba que la expansión debía ir aparejada a una extensión de la autoridad de los EU. Es la política de puertas abiertas la que explica la política exterior de los EU durante el período comprendido entre la crisis del año 1890 y el año 1961. Ya en 1902 Wilson declaraba que las concesiones obtenidas por los financistas en otros países debían ser salvaguardadas por el Estado, aunque para ello fuese necesario lesionar la soberanía. Pensamiento que sirve de antecedente para explicar la política del gobierno de EU en el caso de la United Fruit con Guatemala. Fue Wilson, también, quien definió el comercio no como intercambio de mercaderías sino como la conquista de mercados para las exportaciones norteamericanas.

La expansión fue considerada como una ley natural. Por lo tanto, quienes se oponían a ella contrariaban la voluntad de Dios. La conquista de mercados correspondía, por consiguiente, a una voluntad divina. Siendo así, debían ser repelidos todos los movimientos de emancipación y las revoluciones sociales. La libertad de los pueblos para darse su propia configuración económica y política fue considerada como negación de la libertad misma en que se oponía a las perentorias necesidades de la economía estadounidense. El New Deal no innovó la clásica orientación de la política exterior impuesta por los consorcios. En todos los casos, el orden internacional debía ajustarse a la necesidad imperiosa de la expansión. Un orden que la contrariase era interpretado como un desorden. Era necesaria, indispensable, una seguridad internacional que hiciese posible, sin obstáculos, la política de puertas abiertas. De ahí la ciega oposición de EU a todos los movimientos liberadores. -

El supuesto derecho a la expansión de EU es incompatible con el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Esto explica las contradicciones en que han incurrido los EU, entre su pregonada decisión de respetarlo y las frecuentes y agresivas violaciones de que lo hicieron objeto. La intervención fue considerada por EU como medida de policía. Las que perpetró en Cuba, Haití, Santo Domingo, Panamá y Nicaragua se tradujeron en la organización de fuerzas militares o de policía que, con el tiempo, se convirtieron en fuente de terribles dictaduras de carácter militar.

Es también la necesidad de la expansión la que organiza las relaciones internacionales en nuestro continente. Los EU ha disimulado esta necesidad tras una máscara militar. Los problemas económicos fueron traducidos a términos beligerantes. Y como todo lo que se opone a la supuesta ley natural de la expansión les perjudica, disimularon la razón profunda de sus empeños inventando el peligro de una agresión extracontinental. El senador estadounidense J. William Fullbright ha dicho a este respecto: "Si hay un factor que explica más que ningún otro el aprieto en que nos encontramos, ese factor es nuestra disposición a utilizar el espectro del comunismo como una capa para encubrir el fracaso de nuestra propia dirección".

Hay que buscar, pues, en la necesidad de la expansión la razón de ser de pactos como el de Río de Janeiro. También es ella la razón de ser de la Junta Interamericana de Defensa y de las cláusulas intervencionistas de la Carta de la Organización de los Estados Americanos. En iguales ocultos propósitos se funda la Declaración 93 de Caracas, al crear el delito de opinión y fundamentar la persecución por las ideas, y el intervencionismo colectivo armado. Los pactos bilaterales decarácter militar que los EU suscribieran con 12 naciones latinoamericanas son espitas abiertas a la penetración de la política de los consorcios en esas naciones. Las cláusulas secretas son una de sus características. Y como dichos pactos se inspiran y fundan en las leyes de Seguridad Mutua de los EU, y nada de lo que se ha estipulado en ellos puede ser destinado a otra finalidad que la de beneficiar a los EU, según así lo establecen esas mismas leyes, por este camino la Legislatura de los EU ha venido a convertirse en órgano legislativo de esas 12 naciones latinoamericanas.

Empero, la militarización de las naciones de América Latina, la pretendida standarización de los armamentos, las misiones' militares estadounidenses existentes en todas nuestras naciones, no están de hecho destinadas a hacer posible la defensa del Continente ante la pretendida agresión extracontinental. Esto está probado.

En los EU saben muy bien que nuestras fuerzas armadas no están equipadas para cumplir semejante misión. Las armas que los EU nos han vendido son viejas en su mayoría y ya no se fabrican más. Las misiones militares son instrumentos de infiltración política. Los EU en modo alguno han ocultado esa finalidad. Todo el andamiaje de los pactos tiene asimismo igual propósito y persigue la sujeción de nuestros pueblos para contar con el voto de sus gobiernos en los debates internacionales que se realizan en la ONU. Las 21 naciones americanas representan casi la cuarta parte de los miembros de las Naciones Unidas. La idea de la expansión ha regido la arquitectura de las relaciones de los EU con nuestras naciones, bajo la apariencia de una organización militar para la defensa del Continente. Porque de lo que se trata no es de eso sino de crear relaciones especiales con las fuerzas armadas de nuestras naciones, con vistas a la presión que ellas ejercen sobre nuestros gobiernos, y para obtener bases militares. Pero, más especialmente, se trata de facilitar un escaso o deficiente mejoramiento de los armamentos, con el fin de convertir a las fuerzas armadas en fuerzas policiales destinadas a actuar como barreras de contención de los movimientos de emancipación o de mejoramiento social decididos a oponerse a la intromisión agresiva de la economía estadounidense. En la Argentina esto es evidente a través de la aplicación de un inconstitucional "estado de guerra interno", y un permanente "estado de sitio". Esa ha sido la constante de la política de los EU: impedir el ejercicio de la libertad de nuestros pueblos destinado a oponerse al abuso que ellos hacen de su libertad al incurrir en extralimitaciones. El caso de Cuba es aleccionador. Se la moteja y se la injuria porque está haciendo un uso correcto de su libertad, un uso de la libertad en concreto para oponerse justificadamente a la expansión y al latrocinio de los consorcios norteamericanos que tanto mal le han hecho. Los EU usan la palabra libertad, en abstracto, para referirse al caso de Cuba, porque la libertad en abstracto es la que les ha hecho a ellos posible la penetración y el sojuzgamiento. Es hora de que en América Latina todo esto concluya definitivamente.

La realidad que afrontaremos sería triste y desalentadora si no tuviéramos una profunda fe en la capacidad de nuestros pueblos para salir del estancamiento en que se encuentran.

Los hechos son demasiado claros para que se trate de disimularlos con palabras. Ha sido ésta una tarea negativa en la que se han empeñado los gobiernos, la prensa y todos los que han servido" a los intereses de la dominación imperialista en América Latina. Pero no es éste el momento de seguir abusando de este verbalismo inconducente y negativo. Es el momento de la acción, y son los pueblos los que deben emprenderla. Se nos habla insistentemente de darnos ayuda, pero ya tenemos una experiencia muy amarga respecto de tales ayudas a lo largo de nuestra historia. No podemos engañarnos ni seguir siendo ingenuos. Las últimas instrucciones, públicamente difundidas, imponen la obtención de más altos rendimientos a las inversiones en el exterior. La metrópoli está en crisis y necesita ayuda... No debemos confiar en tales ayudas, y menos ahora que forman parte de planes imperialistas de dominación, elaborados por grandes organismos internacionales que, como en el caso de la Argentina, han impuesto como condición básica para un ilusorio desarrollo ulterior un mayor empobrecimiento de los trabajadores, a la par que un enriquecimiento ilimitado de los grandes consorcios cuyos balances acusan utilidades impúdicas.

Esta situación ha dado lugar a que se califique a nuestros países como santuarios del lucro para los grandes monopolios internacionales.

Debemos emprender cuanto antes la tarea de nuestro resurgimiento, confiados en nosotros mismos y en la verdadera ayuda que nos puedan dar quienes la presten sin condiciones económicas o políticas que la hagan inaceptable.

Hay que proceder a realizar el inventario de nuestras riquezas y a planear, por ejemplo, la explotación en común de los grandes recursos naturales que encierra la imponente cordillera de los Andes, y de los grandes ríos que bajan de la misma y atraviesan nuestras llanuras. Romper el espinazo al imperialismo económico, como en Cuba, nacionalizando servicios públicos y las claves de la economía. Hay que realizar una reforma agraria, integral y adecuada a las modalidades de cada región, fundada en el concepto de que la tierra es un bien social y debe pertenecer a quien la trabaje.

Debemos liquidar el analfabetismo y realizar la reforma educacional y universitaria, que sigue siendo aún una aspiración, a 43 años del estallido reformista de Córdoba, que tuviera repercusión en toda América.

Debemos comerciar con todo el mundo y luchar para quebrar las condiciones que han creado el deterioro de los términos del intercambio.

Señores delegados: la sucesión de los hechos que venimos reseñando da, en las actuales circunstancias, a esta Conferencia una importancia trascendente. La calidad y representación de los delegados que la integran aseguran a sus decisiones la repercusión y el apoyo más amplio que es posible alcanzar en el ámbito latinoamericano.

Decimos esto aunque les pese a quienes han de intentar retacear su importancia, persistiendo en la táctica equivocada de engañar a los pueblos con informaciones maliciosamente preparadas. Advertimos a tales órganos de expresión de la opinión pública que están faltando a su deber de servirla y que se han sometido a los intereses que aún ejercen el dominio económico sobre nuestros pueblos.

Queremos la paz porque en ella se logran las mayores conquistas de la cultura y de la ciencia y se alcanza el bienestar a que todos aspiran. Es la paz la condición básica e insustituible para el desarrollo de nuestros pueblos y para lograr la plena soberanía y la emancipación económica. Sentada esta premisa, consideramos indispensable y urgente el desarme general y controlado y la cesación definitiva de todo tipo de ensayos con armas nucleares. El cumplimiento de este anhelo calmará la inquietud de los hombres, angustiados hoy por la perspectiva accidental o intencional de una guerra destructiva y definitiva.

Señores delegados: la Revolución Cubana ha suscitado el interés alentador y alborozado de todos los pueblos de América. La tragedia de este país, uno de los últimos que alcanzaron a independizarse del régimen colonial español, ha conmovido a toda América. El sacrificio y la gesta de su pueblo heroico lo imponen al respeto y a la admiración de todos los pueblos del mundo. Las realizaciones ya alcanzadas en el orden social, económico y cultural acreditan un enorme saldo en el activo de la Revolución.

Consideramos que la experiencia cubana es una lección que no puede malograrse. Hemos señalado el carácter anárquico y desquiciador de los golpes de Estado en nuestros países. Y destacamos aquí el carácter totalmente distinto de esta auténtica Revolución que ha transformado ya, en tan corto tiempo, las condiciones de vida del pueblo cubano, y que se proyecta como un ejemplo inspirador para todos los países de Latinoamérica.

Pero no son sólo las ventajas materiales y económicas logradas las que destacan a la Revolución Cubana. Lo es en mayor grado el puesto de primer plano que ha logrado ese país en el concierto internacional, al practicar con dignidad una política independiente, rompiendo los vínculos que lo mantenían, como a otros países de América Latina, ligado a compromisos lesivos de su soberanía como nación libre e independiente

Cuba es una nueva demostración del fracaso de los principios de la geopolítica que en América se quiere hacer sobrevivir, basados en el fatalismo que nos deparan nuestra ubicación geográfica y la deformación de nuestras economías.

El pueblo cubano está realizando con su revolución los sueños de Martí, y los pueblos latinoamericanos lo alientan a proseguir en su lucha por alcanzar un bienestar que le fue vedado en 50 años de vida seudo democrática y no independiente.

El sentimiento de los pueblos latinoamericanos acompaña al pueblo cubano y ha de preservarlo, con su activa solidaridad, de todos los ataques que se intenten para volverlo a la esclavitud.

Esta Conferencia, integrada por calificadas personalidades en distintas ramas de la ciencia y de la cultura, por representantes de organizaciones obreras, estudiantiles y profesionales que agrupan a millones de miembros, tendrá oportunidad de analizar la situación actual de América Latina y de proponer las soluciones prácticas que conduzcan a su verdadera liberación y a su ulterior desarrollo.

Esta conferencia es la respuesta de América Latina al grito de Sierra Maestra. Nuestros pueblos, concientes de su deber hacia la humanidad, quieren tomar en sus manos sus propios destinos y elaborar, en común, en un mundo de paz, un mayor bienestar para todos.

 

 

 

 

 

Discurso del Diputado Domingos Vellasco, del Brasil

Señor presidente Lázaro Cárdenas, cuyo nombre pronuncio con la mayor admiración y respeto; señores miembros de la mesa; señores invitados especiales; señores delegados; señoras y señores:

Antes que nada cumplo aquí un deber: expresar nuestro agradecimiento al gobierno mexicano por no haber puesto dificultades para la realización de esta Conferencia, y por su actitud de cumplimiento de la Constitución y las leyes mexicanas.

Señores delegados: Hay una cosa que se dice, que se repite, porque es una verdad que está al alcance de todos: no hay paz internacional si no hay paz interna y paz social. Un gran profesor de Derecho, Hans Kelsen, austriaco, declaró lo anterior. Por esto en todos los países económicamente subdesarrollados hay personas concientes que luchan contra la miseria y la explotación de los capitales y de los monopolios extranjeros.

En 1946 se realizaba, precisamente en la ciudad de México, en la gloriosa ciudad de México, una conferencia de trabajadores afiliados a la Organización Internacional del Trabajo, y un representante de los trabajadores mexicanos dijo: "Todos los trabajadores están de acuerdo en que sin la industrialización no se puede destruir un régimen semifeudal, ni aumentar el producto de la tierra, ni mejorar los salarios de la mano de obra, ni multiplicar el ingreso del Estado, ni establecer el seguro social, ni mejorar la educación pública, ni realizar un régimen democrático de gobierno, sin lo cual no se consigue la independencia completa de las naciones de América Latina".

Estas palabras sirven de resumen al hecho de que los trabajadores de América Latina saben que no es posible mejorar su situación si no 'nos juntamos para que disfruten de verdadera soberanía nuestros países.

Estamos aquí representantes de los pueblos de América Latina. Hombres de alta categoría intelectual, representantes de trabajadores, representantes de estudiantes, que trabajan todos al unísono. Juntos tomamos el mismo rumbo: el de la lucha contra la ignorancia, la pobreza, la enfermedad. Ya en ,1a Biblia, en el Libro de los Proverbios, se dice que hay que dar al pueblo lo que necesita, porque si no se está injuriando el nombre de Dios. Se dice en la Biblia que para respetar el nombre de Dios es necesario dar a los hombres buenas condiciones de vida. En la América Latina, cuya población casi totalmente está sin pan, sin habitación, sin ropa y, además, explotada en su trabajo, debido a los consorcios extranjeros que explotan a los trabajadores, hay que hacer algo constructivo para nuestros pueblos. Tal es nuestro objetivo; entonces, ¿por qué nos combaten? ¿Por qué nos atacan? Hay seguramente muchas personas que nos combaten sin malicia, sin maldad. Hay personas que todavía no comprenden el sentido de nuestra Conferencia. A ellas les abrimos los brazos para que vean la honradez, la sinceridad con que estamos reunidos aquí; pero a la mayoría de los que nos combaten los conocemos bien.

Esta mayoría está constituida internamente, en cada país, por los representantes de los trusts internacionales, y externamente por todos los que sabemos. De los muchos que nos combaten maliciosamente, algunos están vendidos a los intereses internacionales. Nuestra respuesta es sencilla: "Los conocemos a ustedes y no los tememos. No tememos a los agentes internacionales que nos acusan, porque estamos apoyados por la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos".

¿Por qué combaten a Cuba? ¿Por qué no la dejan vivir en paz? Dicen ellos que el régimen de Cuba es de dictadura. Entonces preguntamos: ¿por qué no acusaron a los que atacaron al gobierno de Guatemala, que era un gobierno realmente democrático, y a los que atacaron al gobierno de Rómulo Gallegos, no porque eran dictaduras, sino gobiernos altamente democráticos? No se trata de defender la democracia, la libertad, la civilización cristiana, el mundo libre. Se ataca a Cuba porque su gobierno libertó al pueblo cubano de la explotación de los trusts internacionales. Y, repito, quienes la atacan no defendieron a Rómulo Gallegos.

Los defensores somos nosotros, los representantes de los pueblos latinoamericanos, que estamos reunidos aquí para crear la democracia en América Latina y libertarla. El método de ataque a la Conferencia, en los periódicos de varios países, ha sido el mismo, y ha coincidido en justificar una mentira mediante otra mentira. Se ha dicho que esta Conferencia es comunista porque es apoyada por movimientos de paz que son comunistas; pero en realidad este movimiento no es comunista, y lo que hacen es justificar una mentira con otra mentira. En el movimiento de paz hay comunistas, hay no comunistas y hay anticomunistas. Están unidos por el mismo objetivo: el de luchar por el bienestar de la humanidad. Pero hay quienes no comprenden que hombres de todas las religiones y de todas las tendencias ideológicas se unan en un movimiento en favor de la paz.

Para concluir, amigos míos: La paz no se crea sola; se conquista por la educación, por la cultura, por el esfuerzo de cada uno; se consigue con la inteligencia de los hombres buenos. Solamente los hombres buenos son capaces de luchar por la paz, y estamos aquí para eso. La lucha por la emancipación económica, la soberanía nacional y la paz es una lucha dura y ardua, tal vez más dura y ardua que las luchas de nuestros gloriosos antepasados por conquistar la libertad política de nuestros pueblos. Pero ellos también fueron atacados, condenados por personas animadas del mismo espíritu de las que nos combaten hoy. El héroe de la independencia nacional del Brasil, Tiradentes, fue condenado a muerte, descuartizado; su casa fue saqueada, destruida; los pedazos de su cuerpo fueron diseminados en varios lugares; pero hoy su nombre está en muchas calles del Brasil y en el corazón de su pueblo.

Esta reunión, llena de vibrante entusiasmo, nos demuestra que el pueblo mexicano, que fue precursor en la lucha libertadora, puede ayudar a este movimiento por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz.

 

 

 

 

 

Discurso de Vilma Espín, Delegada de Cuba

Compañeros delegados:

Nuestras primeras palabras han de ser para expresar a todos ustedes, a los mexicanos, a nuestros hermanos de la América .Latina y a los delegados fraternales que asisten a esta Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación

Económica y la Paz, en nombre de la delegación cubana, nuestro más cordial saludo y nuestra más ferviente y emocionada gratitud. Desde la cálida recepción en el aeropuerto, en la que no faltó, junto a las "porras" vibrantes, la nota evocadora de las canciones revolucionarias entonadas por típicos mariachis, hasta el entusiasmo revolucionario de la magnífica sesión de apertura, todo nos ha hecho sentir a cada instante que este magnífico pueblo mexicano y nuestros hermanos todos de América y de otros continentes están íntegramente, con brazo y corazón, junto a nuestra gloriosa Revolución Cubana. Por ello queremos comenzar diciendo con emocionada pero honda y sincera brevedad: Gracias, compañeros.

Ya el señor Gral. Lázaro Cárdenas expresó con absoluta claridad, en su admirable discurso de apertura, lo que esta reunión significa en el momento actual del mundo y en la historia de nuestra definitiva emancipación. Estamos, como él, convencidos de que "a todos los pueblos nos une el mismo deseo: combatir la guerra imperialista, para poder desarrollarnos integralmente". Sabemos también que, como afirmara el gran estadista mexicano, "mientras haya un país sin libertad, presenciemos la existencia de naciones sin independencia política, se mantenga vulnerada, en cualquier forma, la soberanía nacional, y asistamos al espectáculo injusto del sometimiento económico de un país a-otro, no será posible que la paz prevalezca en el mundo". Y afirmamos con el señor Gral. Cárdenas que "una paz perdurable está ligada a la liberación de los territorios coloniales, al respeto absoluto de la soberanía y a la consolidación de la emancipación económica de las naciones".

Cuba fue hasta ayer mismo ejemplo típico de país semicolonial, subdesarrollado, víctima del imperialismo. La guerra hispa-no-cubano-americana de 1898 fue la primera guerra imperialista típica, la primera que se libró entre dos naciones rapaces para disputarse la posesión de colonias. Como resultado de aquella guerra, Cuba dejó de ser colonia española y pasó a ser semicolonia de los EU de Norteamérica. La Enmienda Platt expresó jurídicamente, en la Constitución de la recién nacida república antillana, su nueva situación de dependencia política; el tratado de Reciprocidad de 1903 confirmó nuestra esclavitud económica; la base naval de Caimanera recuerda aún, 'anacrónicamente, aquella lamentable situación colonial. Todo un costoso aparato gubernamental, integrado por presidentes, senadores, representantes, etc., de apariencia democrática, servía de administrador o capataz a los intereses extranjeros y a los latifundistas nativos, y un bien engrasado ejército de casta, profesional del abuso y la tortura, mantenía un orden de cementerio en la isla, convertida en una inmensa azucarera para endulzarle la vida al Tío Samuel. Cuba era una inmensa plantación cañera, con un rinconcito para el tabaco y unas cuantas minas de manganeso y de níquel, y todo estaba destinado a un solo comprador, que imponía los precios y regulaba el monto de las cosechas. Cuba estaba, además, sujeta por acuerdos y tratados unilaterales e injustos a su solo comprador, para adquirir en sus almacenes la mayor parte de sus productos de consumo indispensable, e innumerables superfluos: desde el arroz hasta el Cadillac, la harina o el televisor. Porque éramos esclavos del dólar y vestíamos su librea, parecíamos ricos, pero el campesino analfabeto se moría de hambre y los trabajadores y los burócratas de la ciudad arrastraban una existencia mediocre, con salarios ínfimos, en constante proceso de disminución. Las crisis económicas periódicas, características de la economía capitalista, más agudas y graves siempre en las colonias, engendraban, Como producto natural, las dictaduras que en nuestra tierra fueron creciendo en dureza, de Machado a Batista, excelentes capataces de los intereses imperialistas.

La Revolución se apoyó en las masas explotadas del campo y de la ciudad. Fue, es y será siempre una revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes. Nació entre jóvenes y estudiantes, trabajadores y profesionales de la ciudad, y creció potente en la Sierra, enraizada en los hombres de la tierra, que forman la mayoría de los explotados en las naciones subdesarrolladas. Se hizo, como todo legítimo producto orgánico, desde la entraña misma de la tierra, y fue haciendo su conciencia en contacto con la realidad cubana, viviendo día a día el dolor y la explotación, pero también las ansias de reivindicación de los campesinos y de los trabajadores y de los profesionales y de los estudiantes y de los hombres y mujeres de la clase media que anhelaban respirar aires de libertad, y de los pequeños industriales y comerciantes nacionales que soñaban con alcanzar su definitiva independencia económica. La Revolución no fue, ni es, ni será la aventura de unos cuantos para beneficio de una nueva clase de aprovechados. Fue, es y será el impulso imparable de todo un pueblo por ser dueño absoluto de sus destinos, sin sujeción a ninguna clase de coloniajes, por rescatar su tierra y su dignidad, su derecho al pan y a la cultura, a explotar para sí sus propias riquezas y a vivir en paz y amistad con todos los pueblos del mundo.

Por eso la Revolución Cubana se inició destruyendo los instrumentos de coloniaje, es decir, el latifundismo y el ejército de casta. Frente al latifundismo impuso la Reforma Agraria, y contra el ejército de casta creó el Ejército Rebelde, que en certera definición del inolvidable Camilo Cienfuegos no es otra cosa que el pueblo armado en defensa de su revolución. Así nacieron también las milicias, el pueblo todo listo a pelear, organizadamente, en defensa de su tierra rescatada. Sin latifundios de que nutrirse, ni ejército mercenario y de casta en que apoyarse, desaparece hasta la posibilidad de existencia de los dictadores. Y comienza también el éxodo, la huida apresurada de la odiosa casta de aprovechados y servidores del régimen injusto. Los que no pudieron huir ni fueron capaces de adaptarse a la nueva situación, intentan ataques desesperados a la Revolución y van cayendo víctimas de su propia insensatez. Porque es posible luchar contra una clase, contra un grupo dominante, pero es absolutamente imposible derrotar a todo un pueblo que ha tomado posesión de la tierra que regara con su sangre y su sudor, y que tiene además coraje y armas de sobra para defenderla; un pueblo que se enraíza día a día con mayor profundidad en la tierra rescatada por la Reforma Agraria.

La Revolución aprendió en los días de la lucha contra la dictadura, en las fragosidades de la Sierra Maestra y en los llanos que se iban conquistando poco a poco, que no bastaba darle al campesino la tierra, crear innumerables pequeños propietarios de parcelas, ni era posible económicamente parcelar los latifundios azucareros para repartirlos en pedacitos entre los macheteros y los demás trabajadores del azúcar. El desarrollo económico contemporáneo, la mecanización y tecnificación de la agricultura, la estrecha unión de ésta con la industria, y muchas razones más, imponían el esfuerzo colectivo, la unión de brazos y de entusiasmos creadores para obtener el máximo de beneficio de las ricas tierras liberadas. Y así nacieron las cooperativas y las granjas del pueblo, que han permitido a la Revolución Cubana realizar el milagro de aumentar la producción en el segundo año del proceso revolucionario, en contra de las predicciones de los economistas y falsos profetas del imperialismo, que recomendaron el bloqueo económico de la isla para hacerla perecer de inanición, pero no contaban con la actitud resuelta del pueblo cubano, que salió al mercado internacional a ofrecer a todos sus productos y halló compradores y amigos, en primer lugar en los países socialistas. Los EU, que mantienen relaciones diplomáticas con los países socialistas, desde hace mucho tiempo, y que se benefician, además, de sus excelentes mercados, se han empeñado siempre en mantener herméticamente cerradas esas puertas a sus semicolonias, a los países subdesarrollados sometidos a su injusta dominación. Pero cuando la Revolución Cubana sacudió el yugo del coloniaje pudo superar el ahogo a que quisieron condenarla los intereses imperialistas, gracias a la ayuda generosa y desinteresada de las naciones socialistas, y a la de las naciones hermanas que, como México y el Canadá, han llegado a un grado de madurez económica y política que les permite actuar con cierta independencia frente a su poderoso y despiadado vecino. Y los pueblos todos de nuestra América, frente al acoso del imperialismo, se han puesto en pie y exigen a sus gobiernos que defiendan el derecho de Cuba a lograr su definitiva independencia. Independencia que se concreta en la total abolición del latifundismo; en la nacionalización de las empresas; en la Reforma Urbana que reconoce el derecho de todo^ hombre a poseer el techo que le cobija; y en la industrialización creciente; en la lucha contra el analfabetismo y la incultura, raíz de todas las supersticiones y fanatismos; en la creación, en fin, de una nueva conciencia.

Todo el que visita a Cuba percibe ya en la atmósfera esta nueva conciencia, que ha devuelto al cubano su dignidad de pueblo libre e independiente que ahora puede mirar de pie y cara a cara a amigos y enemigos, por grande que sea su estatura. Ahora ya podemos hablar sin que nos dicten las respuestas. De pie, y no de rodillas, que es una postura indigna, además de muy incómoda para conversar. Y nosotros estamos dispuestos a conversar con todo el mundo, incluyendo a los EU, siempre que estemos ambos de pie o sentados, que es todavía más cómodo, pero de igual a igual y sin que se trate de imponernos una agenda de antemano. Queremos vivir en paz y ser amigos de todos, pero estamos prevenidos por si pretenden agredirnos. Y no exportamos revoluciones. Pero tampoco podemos impedir que el ejemplo de la Revolución Cubana rebase nuestras fronteras y revele a los pueblos, hermanos de nuestra América y del mundo que el imperialismo no es invulnerable, y que cuando un pueblo unido decide obtener su plena libertad y su total independencia no hay fuerzas que puedan oponérsele.

Cuentan que cuando en el Norte luchaban las fuerzas de Lincoln contra los estados esclavistas del Sur norteamericano, en los bateyes y en las guardarrayas de Cuba cantaban los esclavos este estribillo:

Avanza, Lincoln, avanza,

tú eres nuestra esperanza...

Nosotros sabemos demasiado bien —y esta admirable conferencia lo está demostrando— que en el alma de cada indio y de cada negro y de cada mestizo o blanco explotado, del Bravo a la Patagonia, está resonando hoy un estribillo semejante, y que los pueblos subdesarrollados repiten ahora en coro:

Avanza, Fidel, avanza,

tú eres nuestra esperanza...

Y no se trata de un avance militar, que tendría el ilustre antecedente de Bolívar o San Martín, libertadores de muchas naciones, sino del avance pacífico, espiritual, que encabezaran Sarmiento y Bello, Juárez y Hostos, Martí y Emiliano Zapata: el avance incontenible de una nueva conciencia americana que afloró aquí en México en 1910 y que ahora da frutos en nuestra tierra antillana, donde un pueblo ansioso de vivir en paz se prepara a defender su suelo amenazado y, frente a toda tentativa de violar su rescatada independencia, levanta orgulloso su grito de batalla, que se ha convertido ya en himno de victoria: "¡Patria o muerte! ¡Venceremos!"

 

 

Discurso del Gral. Heriberto Jara, por la Delegación Mexicana

Señor presidente; compañeros delegados; compañeros delegados fraternales:

Tengo el honor de saludar a ustedes, de la manera más amplia y cordial, en representación de la delegación de México, que me ha hecho el alto honor de nombrarme su vocero.

México pasa en estos momentos por una etapa bien marcada no sólo en su historia sino en la del movimiento mundial de la paz, al tener aquí reunidos a representantes de todos los pueblos de Latinoamérica, y de otros pueblos que no podemos llamar extranjeros porque todos están en la lucha por la paz.

Se ha criticado mucho que la celebración de esta memorable conferencia sea en estos momentos, cuando la transmisión del poder en los EU acaba de realizarse; se ha criticado mucho el que nosotros luchemos por la paz, por la "paz rusa", dicen para callarnos, para evitar que manifestemos nuestra gran voluntad de paz, de paz universal, porque la paz es indivisible, como la libertad tampoco puede ser dividida.

Si nosotros, para realizar los actos de defensa de nuestros pueblos, estuviéramos pendientes de la hora, del momento en que no turbásemos el sueño o la digestión de quien está mandando "del otro lado", estaríamos perdidos. Los pueblos, tanto los latinoamericanos como los de toda la tierra, tienen que manifestar su sentir en los momentos en que se dan cuenta de que su libertad está amenazada, de que su economía está mediatizada, en los momentos en que sienten sobre ellos una presión para que su vida no se desarrolle como la de los pueblos libres. Por eso no debemos hacer aprecio de esos: ataques mendaces, necios, malintencionados. Nosotros debemos actuar como ustedes lo están haciendo: con toda libertad, pendiente el pensamiento de lo que significa la libertad para todos los pueblos, de lo que significa la paz para todos los pueblos.

La paz no puede lograrse sin que se asegure la libertad económica; por eso está en la convocatoria la defensa de la economía; por eso está en la convocatoria la defensa de la autonomía.

Mientras que los pueblos no sean autónomos —y esto implica desde luego su autodeterminación, su libertad para darse el gobierno que mejor quieran— no podrá considerarse que hay libertad. Mientras los pueblos tengan que dar sus recursos naturales, tengan que ser absorbidos a torrentes por el imperialismo; mientras que el imperialismo nos dé ayuda con gotero, no estaremos en una situación favorable, y por eso debemos luchar para vivir como pueblos libres. Esperamos muy confiadamente que de esta asamblea salgan las grandes resoluciones para asegurar nuestro porvenir como pueblos libres. Tenemos la seguridad, porque los pueblos latinoamericanos .han mandado aquí a sus auténticos representativos.

Aquí tenemos al hombre de ciencia, al escritor, al médico, al ingeniero, a los hombres de trabajo. Tenemos aquí representantes genuinos de otros trabajadores, tanto del campo como de la ciudad. Por eso lo que aquí se reúne es la representación del trabajo en sus distintas fases, tanto material como intelectual, los que son verdaderos factores para el desenvolvimiento de la riqueza pública. Por eso auguro el buen éxito de esta gran Conferencia.

Compañeros delegados: tengo la seguridad de que todos se llevarán una grata impresión de esta memorable asamblea. Todos, porque seguramente de aquí saldrán resoluciones que estén acordes con nuestro sentir, acordes con nuestras necesidades.

Se ha criticado el que nosotros hayamos emprendido la defensa de Cuba. ¿Cómo no vamos a interesarnos en la defensa de Cuba cuando nos llega a la propia carne, cuando los destinos de Cuba están íntimamente ligados a los nuestros, cuando a ese pueblo hermano se le quiere ahogar para que no siga surgiendo a una vida amplia, de gloria, de virtud, dirigido por hombres honestos, cuando nosotros, que hemos contemplado el desarrollo de Cuba en estos últimos tiempos, hemos visto lo que puede realizarse, como maravilla, en ese gran pueblo hermano?

La suerte de Cuba está íntimamente ligada a la suerte de los pueblos latinoamericanos. Por eso nos interesa, porque lo que le pasa a ella nos pasa a nosotros, y si se llegara a ahogar —que no se ahogará— las ansias de Cuba, su deseo de vivir como nación libre, entonces tendríamos que ponernos muy en guardia y con una gran responsabilidad sobre nuestros hombros. Por eso debemos tener presente el grito de ellos, la bandera de ellos: "¡Patria o muerte!"

Patria o muerte no sólo para Cuba; ¡patria o muerte para todos los pueblos de América Latina y del mundo!

 

 

Resumen del Discurso del Lic. Vicente Lombardo Toledano

Hace 23 años, en 1938, creamos la Confederación de Trabajadores de América Latina. Fue el primer organismo permanente de los pueblos latinoamericanos, a través de su vanguardia social. Su lema es el siguiente: Por la Emancipación de la América Latina,

Es muy interesante y útil recordar hoy su programa inicial: Transformación de la estructura económica de los países latinoamericanos. Liquidación de las relaciones semifeudales de producción. Reforma Agraria. Condiciones estrictas para las inversiones extranjeras. Diversificación de la agricultura y elevación de sus rendimientos. Nacionalización de los recursos naturales, de la industria básica, de los transportes y las comunicaciones, del crédito. Control y difusión del comercio exterior. Reconocimiento y aplicación fiel de los derechos de clase de los trabajadores. Establecimiento y extensión de los seguros sociales. Unidad e independencia del movimiento obrero en cada país, en la América Latina y en el mundo. Protección y servicios especiales para la niñez. Garantías y servicios para las mujeres que trabajan. Derecho de la juventud a la educación, al trabajo y a la salud. Incorporación de las poblaciones indígenas en la vida económica y social de cada nación. Ayuda y estímulos para los- diversos sectores de las clases medias. Lucha sistemática contra los gobiernos tiránicos de la América Latina. Lucha permanente por la vigencia y el respeto a las libertades democráticas y a los derechos sociales. Lucha continua por el respeto a la soberanía de las naciones de la América Latina, y contra la intervención del imperialismo en su vida interna; lucha ágil contra todas las formas del fascismo. Lucha tenaz en favor de la paz mundial y en contra de los provocadores de una nueva guerra.

Ese programa sigue siendo válido porque:

La estructura económica del pasado, que subsiste, ha detenido el desarrollo agrícola e industrial de la América Latina. La población crece a un ritmo superior al de las fuerzas productivas. El imperialismo norteamericano ha aumentado su influencia económica, social, política y cultural en los países latinoamericanos. Las masas populares viven en la pobreza, y en algunos países y regiones en la completa miseria.

No existe un régimen democrático verdadero, que respete la voluntad popular, la vida y la acción de los partidos políticos independientes y la autonomía y la lucha de las organizaciones de masas. El imperialismo yanqui ha vuelto a las formas más agresivas de su historia en sus relaciones con la América Latina. Organiza golpes de Estado e invasiones contra los gobiernos que no sirven a sus intereses, como en el caso de Guatemala. Agrede a Cuba y a su gobierno revolucionario, a pesar de la protesta del mundo entero. Revive con altanería la Doctrina Monroe. Controla la mayor parte de los órganos de la prensa y se sirve de ellos para atacar a las fuerzas democráticas y patrióticas y a sus mejores exponentes y defensores. Aumenta sus inversiones y hace préstamos con mengua de la soberanía nacional y del progreso independiente de nuestros pueblos. .

Ese programa es válido, también, porque la América Latina ha iniciado su segunda gran revolución histórica, por su emancipación respecto del imperialismo. Las metas inmediatas de esa revolución son las señaladas hace más de dos décadas por la clase obrera. Pero ahora urge no sólo la unidad de los trabajadores, sino la de todos los sectores democráticos de las 20 naciones hermanas de nuestro hemisferio.

La Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la .Paz debe llegar a resoluciones eficaces para contribuir a resolver los problemas comunes a todos los pueblos latinoamericanos. Debe también tomar acuerdos que hagan posible la unidad permanente de las fuerzas democráticas, desde Cuba hasta la Argentina, desde el Brasil hasta México. Porque la lucha es larga y sólo la alianza de nuestros pueblos puede conducirlos al logro de sus objetivos actuales y futuros. Y porque la única manera de contener y derrotar a los que pretenden encender una nueva guerra es fortalecer el frente mundial de los partidarios de la coexistencia de los diversos regímenes sociales, del desarme y de la paz.

Ese frente mundial está formado por los países socialistas, por los países semicoloniales, por los pueblos que luchan por su independencia política, por la clase obrera de los países capitalistas, por sus masas rurales, por sus intelectuales progresistas, por su burguesía nacional antimperialista. Contribuyamos a hacer más vigoroso ese frente mundial formando el nuestro en la América Latina, definiendo bien a nuestros enemigos y no confundiéndolos con las fuerzas susceptibles de acción común contra el enemigo verdadero.

El principal enemigo de los pueblos de la América Latina y de todo el mundo es el imperialismo norteamericano. Luchemos unidos contra él, pero con eficacia. Al imperialismo no se le sujeta ni se le derrota con gritos; se le vence quitándole lo que no debe tener en sus manos porque no le pertenece, creando las fuerzas económicas propias en cada país y fortaleciendo la vida democrática interior de todos los pueblos de la América Latina.

En nombre de la clase obrera que la Confederación de Trabajadores de América Latina representa, exhorto a los integrantes de esta Conferencia a trabajar por la unidad, a contribuir a la unidad de la clase obrera, a la unidad de los campesinos, a la unidad de los obreros y los campesinos. A la unidad de los intelectuales y a su alianza con el proletariado y las masas rurales. A la unidad de los obreros, los campesinos, los intelectuales y la burguesía nacional cuyos intereses chocan contra los del imperialismo. A la unidad de los pueblos latinoamericanos con los de Asia y África. Al engrandecimiento del frente mundial contra el imperialismo.

Que el pensamiento de Juárez, de Bolívar, de San Martín, de O'Higgins, de Tiradentes, de Morazán, de José Martí, siga señalando nuestro camino. Que el sacrificio de Madero y de Zapata nos inspiren. Que el ejemplo de los pueblos de Corea, de Viet Nam, de Argelia y del Congo aumente nuestra voluntad de vencer. Que los frutos del martirio de Lumumba lleguen a nuestra tierra. Que la luz de la Revolución Cubana ilumine a toda la América.

 

 

Discurso de José Ramón Grullón, de la República Dominicana

Compañeros y amigos:

Quiero antes de todo expresar a esta Conferencia la más completa identificación del pueblo dominicano con sus fines de soberanía nacional, desarrollo económico, unidad latinoamericana y paz mundial.

Quiero, además, expresar el reconocimiento de la delegación dominicana al pueblo de México por la fraternal acogida que ha dado a todos los delegados, así como por los esfuerzos que en diversos sentidos ha hecho para que se pudiera celebrar esta Conferencia, que innegablemente marcará el inicio de un cambio positivo en la unificación y en la lucha de nuestros pueblos por la independencia nacional, la democracia y la paz.

En beneficio de la brevedad, no haré relación de los hechos concretos conocidos por todos ustedes y que caracterizan la brutalidad de la tiranía de Trujillo y hacen evidente su naturaleza imperialista, su consecuencia directa de la ocupación militar norteamericana que sufrimos entre los años 1917 y 1924, con su secuela de tiranía política, atraso económico y miseria para las amplias masas populares.

Quiero aprovechar los breves momentos de que dispongo para llamar la atención de esta Conferencia sobre la maniobra de boicot económico que ha ingeniado el imperialismo norteamericano contra la tiranía de Trujillo, y que falazmente lleva a cabo con la complicidad de las cancillerías lacayunas de América Latina.

No estamos en contra de que a Trujillo se le aísle, de que Trujillo sea sancionado, de que a Trujillo se le estrangule, de que a Trujillo se le execre; pero ante esta falaz maniobra no podemos menos que expresar nuestra indignación y nuestro repudio, porque ella no dará nada bueno al pueblo dominicano y su filo está realmente dirigido contra el heroico pueblo de Cuba y su gloriosa revolución.

Como es fácilmente comprensible para todos nosotros, el imperialismo yanqui no se puede presentar luchando contra las reivindicaciones del pueblo cubano, contra sus realizaciones. Pretende cubrir su lucha contra esa revolución haciendo creer que lleva a cabo una acción contra las dictaduras "de derecha o de izquierda".

No ignoramos, compañeros, que hay dominicanos que, mal intencionados o equivocados, han mordido el anzuelo y se prestan a esa maniobra. Pero damos a ustedes la seguridad de que el pueblo dominicano la repudia radicalmente. No hay patrioterismo estéril que nos haga a nosotros solidarizarnos con ella. Comprendemos perfectamente que del imperialismo yanqui no podemos esperar ni democracia ni libertad para nuestro .pueblo. Sabemos perfectamente que mientras agitan demagógicamente su aparente interés en eliminar a Trujillo mediante un boicot que nunca es efectivo, lo que tratan de buscar es justificar ante la opinión pública de América Latina la agresión contra Cuba y su pueblo.

Aquí, en la reunión de ayer, se refirió alguno de los oradores a los imperialismos y a los bloques internacionales. Para el pueblo dominicano no hay otro imperialismo que el imperialismo yanqui. Desde fines del siglo pasado los imperialismos europeos fueron arrojados de nuestro país por el imperialismo yanqui. Desde entonces hasta nuestros días, la férula que nos ha oprimido y que nos ha explotado siempre ha sido la férula del imperialismo yanqui. En eso estamos absolutamente claros y repudiamos esa ambigua definición de imperialismo que no señala de una manera concreta y categórica al imperialismo yanqui.

Por otra parte, compañeros, rechazamos la referencia ambigua de bloques. Estamos completamente concientes de lo que significa para América Latina la amistad desinteresada y la amistad justa de la Unión Soviética, de China, de Checoslovaquia y de todos los países socialistas.

Como latinoamericanos nos sentimos orgullosos de la valentía del pueblo cubano, que cuando se le tendió la mano del socialismo dijo sí y recibió la ayuda necesaria para defender su gloriosa revolución, ejemplo y orgullo de América Latina. Los dominicanos no sólo apoyamos a Cuba en esa acción, sino que aspiramos a que en el momento oportuno la Unión Soviética, China, Checoslovaquia y los demás países socialistas nos den la ayuda que le están dando al pueblo cubano.

Quiero referirme, señores, a la participación del Gral. Cárdenas en todos estos trabajos. Para el pueblo dominicano seguramente que será motivo de orgullo y satisfacción saber que en estos trabajos, y en los trabajos futuros que necesariamente surgirán de esta Conferencia, el Gral. Cárdenas ha ocupado y ocupará un lugar primordial y destacado. Nuestra simpatía con el Gral. Cárdenas no es solamente por las manifestaciones de su discurso inaugural de esta Conferencia, con las cuales estamos plenamente identificados, sino que 18, 20 ó 25 años atrás, en la dura y tenebrosa situación que nos ha creado el imperialismo yanqui a través de la tiranía de Trujillo, las ejecutorias nacionalistas, la labor pro-obrero, sus pronunciamientos orientadores y democráticos, llegaban a nuestro país y eran una voz de orientación y de ayuda que todos apreciábamos.

Recuerdo cómo, hace 18 años, en el Sindicato de Empleados de Comercio de la República Dominicana, sorteando muchas dificultades y corriendo grandes riesgos, reprodujimos una carta del Gral. Cárdenas que en fecha anterior había dirigido a la Patronal, aquí en México, y en la cual defendía su política de apoyo a la clase obrera. Esa carta la hicimos circular por todo el país, profusamente, y tuvo una repercusión muy saludable en el desarrollo del movimiento dominicano que entonces se iniciaba.

No quiero, compañeros, terminar sin expresar públicamente los efectos beneficiosos que en nuestro país, sometido como todos ustedes conocen a la ferocidad del trujillismo, han tenido las repercusiones de la gloriosa Revolución Cubana.

Casi inmediatamente después del triunfo cubano, en enero de 1959, en Santo Domingo comenzaron a verse síntomas de un resurgimiento de la actividad clandestina y democrática. En la universidad de la capital comenzaron a aparecer letreros con el clásico "Viva Fidel". En todo el país comenzó a sentirse una agitación y un nuevo deseo del pueblo dominicano de agruparse en organismos, de llevar adelante las luchas por la democracia. Eso, señores, es un indicio claro, preciso, de cómo influye la Revolución Cubana, espontáneamente, gracias a las condiciones de tiranía, de miseria y de explotación que sufren nuestros pueblos, y no por la decisión deliberada ni por el interés particular que puedan tener el gobierno revolucionario y sus dirigentes en exportar su revolución a nuestros países.

Queremos, antes de terminar, expresar a la delegación cubana, muy particularmente, la seguridad de que los dominicanos comprendemos clara y perfectamente lo que significa la maniobra del boicot y el peligro que entraña para la Revolución Cubana. Queremos darles la seguridad de que los dominicanos no nos dejaremos engañar y que, sin renunciar a la lucha contra la tiranía, a la lucha contra el imperialismo y por nuestra democracia, tendremos muy en cuenta lo que significan para Santo Domingo y para todo el Continente la permanencia, el desarrollo y la defensa de la Revolución Cubana.

 

 

Discurso de Carmen Soler, del Paraguay

 

Señor general don Lázaro Cárdenas; señores presidentes de esta Conferencia; señores delegados; queridos amigos:

Tengo el alto honor de saludar a todos ustedes en nombre del Frente Unido de Liberación Nacional, y del pueblo paraguayo.

Desde el año de 1956 Paraguay se encuentra oficial y permanentemente intervenido por los técnicos del departamento de Estado norteamericano, o sea por el imperialismo yanqui. El señor general Stroessner, que encabeza hoy el régimen dictatorial, militar y policial que desde hace más de 20 años padece nuestro país, con estado de sitio permanente desde hace más de 14 años, con leyes especiales represivas y con las cárceles y los campos de concentración llenos de patriotas, ha declarado, en conferencia de prensa, que el embajador norteamericano en el Paraguay es un ministro sin cartera de su gobierno.

En nuestro país la explotación imperialista se ha llevado a extremos inimaginables. Cuarenta veces se ha desvalorizado la moneda nacional en beneficio del dólar. En cien veces ha aumentado el costo de la vida, y el costo del vestido ha aumentado en 200 veces. El salario de un obrero, que hace 15 años era de 7 dólares, ha bajado a menos de un dólar, y hoy día el salario de la clase trabajadora no alcanza para cubrir el 40% del renglón alimenticio de una familia obrera. En esta situación, y con el país totalmente entregado, convertido en una gran base de operaciones del imperialismo norteamericano, que construye ahí caminos militares estratégicos, bases aéreas y rampas para cohetes teledirigidos atómicos en El Chaco paraguayo —cohetes teledirigidos contra Cuba y contra todos los pueblos latinoamericanos que luchan por su libertad—, no es raro que el ex vicepresidente Nixon haya declarado que la dictadura de Stroessner es el régimen ideal para los pueblos de América del Sur.

Pero al mismo tiempo tengo el honor de hablar a ustedes en nombre de un movimiento y un pueblo que han iniciado su revolución democrática de liberación nacional y que están en estos momentos llevando adelante su guerra de guerrillas.

Como ha dicho muy bien la señora Vilma Espín de Castro, Cuba no exporta revoluciones. Eso no es necesario. ¿Y por qué no es necesario? Porque nadie puede evitar que los pueblos oprimidos y explotados del Continente sigan el camino que les señala la heroica Revolución Cubana.

El Frente Unido de Liberación Nacional ha sintetizado así los objetivos de la revolución paraguaya: destrucción completa del régimen dictatorial y de su maquinaria represiva, creación de un régimen de plenas libertades democráticas, gobierno provisional revolucionario y Asamblea Nacional Constituyente, libre y soberana; plena recuperación de la independencia económica y política de la nación y reforma agraria efectiva, comenzando por la entrega en propiedad, a los campesinos, de las tierras pertenecientes a los terratenientes que apoyan a la tiranía de Stroessner.

La guerra de guerrillas que va desarrollándose y arraigándose en el pueblo agrario ha dado últimamente serios golpes a la tiranía, en las zonas del Alto Paraná y de Casaban. En diciembre, un grupo guerrillero se apoderó del pueblo de Um. Un destacamento de fuerzas de la tiranía fue totalmente aniquilado, incluso su comandante, el capitán Moisés González, y fue ajusticiado por los guerrilleros, después de breve sumario, el jefe gubernamental de esa ciudad, responsable del asesinato del comandante guerrillero Antonio Alonso Ramírez, héroe del pueblo paraguayo.

En todos esos pasos los guerrilleros de la libertad de nuestro pueblo se apoderaron de las armas, las municiones y los equipos transmisores de radio de la tiranía, además de aprovisionarse de víveres, y luego volvieron a sus bases, eludiendo la persecución dictatorial. El comandante guerrillero que dirige las operaciones en su conjunto, y que es el más querido y admirado hasta este momento por nuestro pueblo, lleva un nombre simbólico: se llama el comandante Agapito Valiente.

Nosotros hablamos de la recuperación de nuestra independencia nacional porque fuimos, hasta el año 1870 en que se nos avasalló a través de una guerra sangrienta y de exterminio, por el imperialismo inglés en aquel entonces dominante, un pueblo totalmente libre e independiente. De esa guerra salió el Paraguay con solamente 28,000 hombres sobrevivientes. En aquel entonces las condiciones internacionales no permitían la independencia de un pueblo pequeño. Hoy la Revolución Cubana ha demostrado que los tiempos han cambiado, que ya no hay países chicos ni pueblos pequeños cuando la causa es grande.

La represión que ha desatado la dictadura contra el movimiento patriótico guerrillero es planeada directamente por la misión de operaciones de los Estados Unidos en el Paraguay y por la misión militar norteamericana, y alcanza ya la misma situación que tuvo el pueblo cubano en los últimos tiempos de la tiranía de Batista.

En las luchas guerrilleras, con más de 80 muertos, entre guerrilleros y campesinos patriotas sospechosos de ayudar a las guerrillas, no da el gobierno dictatorial ni un solo herido, ni un solo prisionero: es que han sido asesinados en tortura los patriotas guerrilleros que han caído prisioneros. Indignada la prensa oficialista en el Paraguay por los que dice crímenes de Cuba, por los fusilamientos de los contrarrevolucionarios asesinos del pueblo cubano, dice que en el Paraguay no se fusila; y es cierto: en el Paraguay no se fusila, porque un fusilamiento supone un juicio previo, por sumario que sea. En el Paraguay se tortura y se mutila a los prisioneros y a los presos políticos, hasta la muerte.

Preocupado el gobierno dictatorial por el crecimiento de las luchas guerrilleras y de las luchas populares a través de huelgas y manifestaciones antidictatoriales de toda índole, está en estos momentos ofreciendo un falso camino de paz, queriendo desarmar al pueblo que, porque vio cerrados todos los caminos legales y pacíficos para su lucha de liberación y de democratización, se ha visto obligado a tomar las armas. El camino falso de la paz que está ofreciendo Stroessner es el camino que han seguido los cuerpos de los guerrilleros asesinados que fueron recogidos por las autoridades argentinas en el río Paraná, y cuyas fotos voy a entregar a la presidencia de esta Conferencia.

El último asesinato, el más monstruoso, el que más ha despertado la indignación de nuestro pueblo, es el de tres enfermeras guerrilleras que cayeron prisioneras de la dictadura, hace tres meses: Julia Solavín de Velázquez, Juana Peralta y Antonia Perruchino. Luego de sufrir vejaciones de toda índole, Julia Solavín y Antonia Perruchino fueron degolladas, y Juana Peralta fue ultimada —y perdónenme ustedes lo que voy a decir, pero es necesario que estas cosas se digan con toda crudeza y con todas sus letras—, Juana Peralta fue asesinada introduciéndole un machete en la vagina y atravesandola.de abajo a arriba. Así han muerto estas heroicas guerrilleras paraguayas, símbolos las tres y banderas de la lucha de nuestro pueblo.

A esta represión sangrienta, a estos crímenes, el pueblo paraguayo está respondiendo con una mayor unidad, con más guerrillas y con más campesinos instruyéndose como futuros guerrilleros. La guerrilla revolucionaria ha lanzado el primer decreto revolucionario, que dice así:

"Decreto No. 1. El comandante de la Columna. Mariscal López del Frente Unido de Liberación Nacional, decreta:

Primero. Ocupación de las tierras fiscales y de la propiedad de los hacendados y terratenientes que apoyan a Stroessner. El Comando Guerrillero entregará los títulos de propiedad que el gobierno provisional revolucionario reconocerá como tales y los inscribirá en el Registro de la Propiedad, juntamente con la propiedad de los colonos, a quienes también se les entregarán los títulos correspondientes.

Segundo. Anulación de los siguientes impuestos que pesan sobre los campesinos: tasa militar para sostener el ejército que reprime y asesina a los campesinos; libreta de conscripción vial para pagar los caminos del imperialismo, y patente de carreta, o sea el tránsito por esos caminos; es decir, el pueblo paga por los caminos, construye los caminos y luego tiene que pagar por transitar esos caminos.

Tercero. Anulación de las deudas de los campesinos en el campo.

Firmado, Comandante Agapito Valiente. Frente Unido de Liberación Nacional."

Para terminar, ya que el tiempo no nos permite extendernos más en todo cuanto tendríamos que denunciar y contar aquí, quiero hacer un llamamiento fervoroso a todos los representantes de los pueblos latinoamericanos, para que en cada país se constituya un Comité de Solidaridad con el pueblo paraguayo, con la lucha del pueblo paraguayo.

La tiranía antinacional es apoyada, armada y sostenida por el imperialismo norteamericano. En esta lucha desigual necesitamos, para vencer, para una victoria que ya vemos segura, el apoyo de los pueblos latinoamericanos y de todo el mundo. Quiero, en nombre del Frente Unido de Liberación Nacional, saludar especialmente a los delegados fraternales de los países socialistas, o sea de aquellos países que con su acción solidaria y Con su ayuda y su apoyo desinteresado y justo están haciendo posible que en este mundo cambiado los pueblos puedan librarse de la opresión y el colonialismo. Muchas gracias.

 

 

 

Discurso del Diputado Dr. José Herrera Oropeza, de Venezuela

Señores miembros de la Junta Directiva de la Conferencia; compañeros delegados e invitados fraternales:

Quiero comenzar respondiendo a un mandato que me dio una asamblea celebrada en Caracas, la noche anterior al viaje a México, en la cual estaban representadas todas las fuerzas populares de mi país, y representantes de sectores independientes que luchan, al igual que nosotros, por la liberación de nuestros pueblos. Ese mandato es pedir a esta Conferencia que, como protesta por el asesinato político que segó la vida de Patricio Lumumba, rinda en esta oportunidad un minuto de silencio en homenaje a su memoria esclarecida.

El delegado mexicano Lic. Vicente Lombardo Toledano recordó en su intervención cómo las metas inmediatas de nuestra lucha en esta hora continúan siendo las que los pueblos latinoamericanos se plantearon hace 20 años. Había entonces líderes populares que las voceaban con extraordinario ardor por todos los ámbitos de nuestro continente atrasado, que las incluían en programas de lucha, en tesis políticas, para que tras la promesa alegre se hicieran realidad, "una vez cumplido el ascenso al poder; y tras esos programas y esas tesis políticas se fueron los pueblos; los líderes ascendieron al poder, pero no para cumplir sino, a través del entendimiento secreto en el mercado de las componendas con el imperialismo, arriar las banderas que habían enarbolado, para claudicar e inclinarse ante el imperialismo.

Es el drama —lo digo como representante de la delegación de mi país, lo digo como representante también de una nueva generación política en mi país—, es el drama a que se enfrentan los pueblos latinoamericanos. Los objetivos son los mismos, los programas son los mismos, y esto se traduce en esa realidad clamorosa que el argentino, el peruano, el brasileño, el chileno, el venezolano y el mexicano contemplan con profunda emoción: cómo los pueblos, espontáneamente, luchando contra terribles presiones, contra una prensa asalariada, contra el poderío económico de los EU, contra una burguesía complaciente, contra una oligarquía poderosa que maneja todos los mecanismos a su alcance, se levantan de manera extraordinaria y vigorosa, alzan su brazo y su voz en defensa de la Revolución Cubana. No está planteado aquí, pero podría ser una respuesta a esa propaganda intencionada que hace aparecer este congreso como un instrumento del Partido Comunista o de los partidos comunistas de América Latina, para plantear el dilema de Cuba comunista o América Latina pro norteamericana. No es eso lo que está planteado en estos momentos, como tampoco está planteada la Revolución Cubana o la democracia formal. Lo que está planteado, y lo explica muy bien el temario o la agenda que nos fue enviada a Venezuela, es la liberación efectiva de nuestros países, la liberación de la tutela imperialista, la emancipación económica, la lucha contra el imperialismo norteamericano, el respeto a la libre determinación de los pueblos a darse su gobierno. Podemos lograrlo a través de un régimen democrático que no claudique y se entregue; podemos lograrlo a través de una democracia revolucionaria como la de Cuba; pero lo que surge como una realidad, como una necesidad histórica ante la cual todos tenemos que levantarnos, es que está planteada la unidad de los pueblos latinoamericanos, con Cuba al frente, para lograr la independencia económica de nuestros pueblos.

Nosotros nos enfrentamos al mismo problema tradicional: la inversión privada que se traduce, de acuerdo con las últimas cifras que elaboran en los propios organismos especializados de los EU, en una inversión en América Latina, en el curso de los tres últimos años, de tres mil millones de dólares, y en una reexportación de esos mismos capitales hacia los EU que asciende a seis mil millones de dólares. La misma realidad tradicional que se traduce en la inversión en nuestras industrias básicas a que también aludió el Lic. Lombardo Toledano, para la explotación de nuestras materias primas, para el señalamiento, por parte de consorcios imperialistas, de los precios de esas materias primas, y el envío luego, a nuestros países subdesarrollados, de los productos manufacturados que ellos fabrican a precios señalados caprichosamente por ellos mismos; y mientras crece y engorda el imperialismo norteamericano con los beneficios que deriva de nuestros países subdesarrollados, aumentan y se acentúan el hambre y la miseria de nuestro pueblo y se le crucifica en el drama de la lucha por su liberación nacional.

Las empresas mixtas son otro procedimiento que estamos contemplando, especialmente allá en Venezuela, y que constituye otro sistema de penetración imperialista para impedir la liberación del campesino a través de una reforma agraria eficaz que lo incorpore a la vida económica del país, que le dé realmente asistencia técnica y lo ponga frente a su propio destino; procedimiento que impide también el desarrollo de nuestras industrias básicas, que impide el control por el Estado de nuestras riquezas fundamentales. La nueva maniobra la estamos contemplando. Como la expresión de los pueblos es fuerte, como el grito cubano, traducido en realidad, no se puede acallar, comienzan las misiones con el consejero secreto de los palacios gubernamentales, para planificar los nuevos procedimientos de penetración, que se traducen en la conquista del campo por los consorcios monopolistas, en la conquista de las industrias fundamentales y de las industrias manufactureras, a través de la empresa fifty fijty o "mitad más uno", como dicen los panameños, y que no es sino una compuerta para la fuga de divisas y para retardar nuevamente el desarrollo de los pueblos y sus posibilidades creadoras hacia el logro total de su independencia económica.

La soberanía y la libre determinación son consignas que vocearon nuestros líderes tradicionales, son consignas que vocearon entre los campesinos y entre los obreros. Mediante esas consignas ascendieron al poder, se aliaron a un sistema jurídico amañado, elaborado en los laboratorios del departamento de Estado, con figuras jurídicas que constituían puentes para la agresión cuando algún pueblo se decidiera realmente a conquistar su independencia. Así el caso de Guatemala, una gran clarinada en el corazón de América Latina. Pero el sistema jurídico interamericano, allá en mi tierra, reunido bajo el apoyo de las bayonetas, apuntalado en la opresión de los agentes de los cuerpos represivos secretos, elaboró una declaración que constituyó la proyección macartista en América Latina: la célebre declaración anticomunista, para aplicársela al pueblo que estuviera decidido realmente a realizar su independencia nacional; y sobre el verde sembrado de los campos guatemaltecos, los ejércitos de la United Fruit, ese poderoso consorcio que constituye un imperio que bordea la cuenca del Caribe, estrangularon aquella formidable esperanza liberadora de los pueblos de América Latina; y después, en Cuba, las sistemáticas invasiones aéreas, los atentados frustrados contra sus "líderes, la .propaganda agresiva que se extiende por todo el Continente, la utilización eficaz de recursos económicos para comprar periodistas y acallar, a veces, vigorosas voces democráticas. Todo eso forma parte de la tremenda confabulación que se opone precisamente a que los pueblos hagan respetar su soberanía y a que los organismos internacionales dirigidos por el departamento de Estado hagan respetar el principio de la libre determinación.

Nosotros, los delegados venezolanos, señores, hemos recogido la sustancia de esos dos principios sobre los cuales descansa la aspiración democrática de nuestros pueblos: la defensa de la soberanía nacional, es decir, la no intervención en ningún país americano, la lucha contra todos los sistemas que sirven de puente para la intervención y para la penetración; es decir, la lucha contra la Organización de Estados Americanos como instrumento jurídico de penetración en la América Latina, y el principio de la libre determinación, no para que en Washington se reúnan bajo los auspicios del embajador norteamericano, para decidir cuál es el pueblo que puede, basándose en el principio de la libre determinación, darse, entre comillas, su forma de gobierno —que no es sino la forma de gobierno que desean los EU—, sino el gobierno que los pueblos realmente quieran darse, ya sea un gobierno democrático formal, un gobierno democrático revolucionario o comunista, porque los pueblos son los que deciden.

Ya voy a concluir, porque parece que me robé algunos minutos. ¡Tantas cosas deseábamos decir los venezolanos, tan emocionados nos sentimos con esta oportunidad que se nos brinda para iniciar realmente este diálogo entre todas las fuerzas populares de América Latina! Esperamos transmitirles a ustedes una recomendación, de la manera más entrañable y cordial:

Cuando en la Comisión de Política Exterior de la Cámara de Diputados de mi país se discutía, antes de la célebre declaración de Costa Rica —que, al igual que la declaración de Guatemala, constituyó un puente para la agresión norteamericana contra Cuba—-, cuando allá discutíamos, repito, un acuerdo de apoyo a la Revolución Cubana, sobre mí, sobre otros diputados y senadores de izquierda comenzaron a insinuarse terribles presiones, desde el consejo, la recomendación y el intento de soborno, hasta la amenaza, íbamos a hacer algo inaudito, insólito: enfrentamos al monstruo vigoroso que se ensañaba amenazante sobre nuestra soberanía. Desde ese momento los hombres jóvenes nos hemos impuesto una tarea: realizar la unidad entre las fuerzas populares de la izquierda, no sólo dentro de cada uno de los países sino también en el ámbito latinoamericano. Porque hay una realidad: la reacción y el imperialismo, las oligarquías nacionales, los sectores latifundistas, el capital importador, los trusts monopolistas se están integrando, están desarrollando una táctica y una estrategia, están utilizando poderosos recursos para desarticular, para destruir el movimiento popular. Cualquier fisura, cualquier hendidura que adviertan, la convierten en un boquete para penetrar y destruir.

¡Ojalá de esta Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz salgan resoluciones concretas, herramientas eficaces, efectivas, que nos permitan realizar la unidad de Latinoamérica!

 

 

Discurso de Genaro Carnero Checa, Delegado del Perú

Queridos amigos:

Es un serio compromiso hablar detrás de Cuba revolucionaria, corazón de América Latina; pero yo soy un hombre muy optimista y creo que esta circunstancia encierra, más bien, un estímulo y un símbolo; es decir, que detrás de la Revolución Cubana puede florecer muy pronto la Revolución Peruana. Para eso comprometeremos todas nuestras fuerzas, y ojalá algún día la gran cordillera de los Andes, en el corazón de América del Sur, se convierta en la Sierra Maestra del Perú.

Como secretario coordinador de la Comisión Peruana de Auspicios de esta Conferencia, por acuerdo de la delegación del Perú y encargo especial de su presidente, el diputado Ernesto More, traigo a ustedes un saludo cordialísimo y caluroso, que lo expreso, en primer lugar, en la persona del Sr. Gral. Lázaro Cárdenas, muy querido para nosotros, héroe vivo de la Revolución Mexicana y esperanza y guía de América Latina. En igual forma saludo a todos los miembros de la Mesa Directiva, a todas las delegaciones fraternales, a los representantes de la heroica Cuba y, también, de manera especial, al pueblo auténtico de México que ha hecho posible esta histórica reunión y nos ha brindado su hospitalidad.

Creo, estimados amigos, que puedo interpretar no solamente las palabras y las convicciones de los delegados peruanos aquí presentes, sino las de todo el pueblo del Perú, al saludar así a esta Conferencia.

Mi país, por desgracia, aparece en estos momentos jugando un triste papel en América Latina, como peón del imperialismo yanqui en esa sucia faena que trata de ajusticiar a Cuba. Por ahí anda un señor con el título de presidente del Perú, ofreciendo sus servicios en la Cancillería de Washington para hacer con Cuba lo que se hizo ayer con la Guatemala revolucionaria. Pero en nombre de ese Perú no hablamos; ése es, podríamos decir, más bien el anti-Perú. El Perú del que nosotros venimos a hablar y del cual formamos parte es el Perú que construyó Machu Picchu, que forjó el imperio del Tahuantisuyo; el Perú de un Tupac Amaru que se batió rebelde contra los conquistadores españoles; el Perú de miles de campesinos y de trabajadores; el Perú de José Carlos Mariátegui, fundador de la Confederación General de Trabajadores y del Partido Comunista del Perú. El Perú de los combatientes modestos que desde hace muchísimos años estamos dando entera nuestra vida por la revolución latinoamericana. Creo, por lo tanto, que sí puedo interpretar la palabra verdadera del pueblo del Perú cuando digo que estamos íntegramente con esta Conferencia Latinoamericana y que estamos orgullosos, además, de participar en ella.

Esta Conferencia se reúne en un momento decisivo para América Latina, trascendental para su presente y para su futuro: el momento en que todos nuestros pueblos están dando ya grandes pasos victoriosos en la batalla por la segunda independencia de la América Latina. Los pueblos de América Latina ya no queremos más, en esta época en que los hombres conquistan el espacio, en que hay banderas de la humanidad en la Luna, en que los spútniks cruzan los cielos, que existan en nuestras patrias hombres con piojos y con hambre. No, no queremos eso; no queremos que, cuando todos los pueblos del mundo alcanzan su libertad tengamos una hermana como Puerto Rico, ofendida y encadenada por el imperialismo. Es todo esto, queridos amigos, lo que pone en marcha esta gran batalla por la segunda independencia de la América Latina, en la cual todos nosotros somos soldados y que ya ha tenido heroicos precursores en México y en Sandino. Ahora, todos ustedes representan aquí el nuevo ejército libertador de América Latina. Por eso los peruanos, repito, estamos orgullosos de participar en esta Conferencia, y por eso pedimos, como primera iniciativa nuestra, que no regresemos a nuestras patrias con las manos vacías y sin instrumentos para seguir combatiendo. Aquí debemos crear una institución permanente que reúna, como un Estado Mayor, a todos los combatientes de América Latina.

¿Qué caracteriza, a nuestro modo de ver, queridos amigos, este momento de la batalla por la segunda independencia de América Latina? No creo ser un hombre exageradamente optimista, pero me cuido mucho de caer en el pesimismo, en nombre de pretendidas teorías, de concepciones burocráticas o de palabras huecas de filósofos de tres por medio. Yo creo que lo fundamental en el análisis de esta batalla por la segunda independencia de América Latina es decir lo siguiente, para tener fuerza y poder transmitirla a nuestros pueblos: Esta batalla la estamos dando victoriosamente y ha cambiado la correlación de fuerzas, definitivamente, en favor de los pueblos. Nadie podrá detener ya a los pueblos de América Latina. Esto es lo esencial. Cuba lo está demostrando. Cuba ha terminado con todos esos teorizantes que creían en el fatalismo geográfico y pretendían que los pueblos de América Latina estuviéramos para siempre amarrados al imperialismo norteamericano porque nos tocó, por desgracia, nacer a su lado. Cuba ha demostrado lo contrario; ha demostrado cómo un país pequeño puede levantarse a las puertas mismas del gigante y tocarle las narices. Cuba ha demostrado cómo es posible encontrar aliados poderosos no solamente en el corazón de los pueblos de América Latina, sino, con un gran sentido táctico e histórico, en esa gran fuerza que es el socialismo triunfante, que está íntegramente al lado de los pueblos de América Latina.

Yo creo, queridos amigos, que es necesario precisar todo esto, comprender que vamos ganando y que ganaremos definitivamente, que la victoria será nuestra. El imperialismo está atacado y herido de muerte, incluso en esa fortaleza que ellos creían imbatible: el dólar. Ahí lo vemos puesto de rodillas y mendigando ayuda por todos los países, para fortalecer su moneda. Ahí está el imperialismo tratando de rodear a Cuba con una serie de tiburones desdentados que ya no pueden hacer nada. Ahí está reuniendo a su cohorte de palaciegos y lacayos, en conferencias como las de San José de Costa Rica, donde, incluso, se levantan gentes que rompen su consigna, y donde se ven obligados a tomar una serie de acuerdos totalmente intrascendentes. Ahí está proclamando frases de ayuda y amistad en las que nadie cree. No puede más el imperialismo. Nosotros vamos a ganar. Nosotros ganaremos definitivamente, y Cuba ya lo está demostrando. Ganarán la partida los indios del Perú, los llaneros de Venezuela, los mineros de Chile, los campesinos de Colombia, los trabajadores brasileños, los hombres de Panamá que no quieren ver a su tierra partida en dos pedazos. Todos nosotros vamos a derrotar al imperialismo.

Por eso, queridos amigos, nuestra palabra es de optimismo, de orgullo y de confianza. Por eso decimos que no debemos hacer ninguna concesión a las gentes que por un motivo o por otro tratan de impedir la leal alianza internacional de los pueblos, hablando de bloques igualmente peligrosos, o predicando una seudo neutralidad, cuando hay un bloque que está de nuestro lado, y ese es el bloque del socialismo. Por eso planteamos claramente que no se debe hacer concesiones a políticos como los Muñoz Marín, los Figueres, los Betancourt, los Frondizi o los Haya de la Torre, en realidad oportunistas y traidores. Que tengamos audacia y combatamos sin descanso. Que no rehuyamos la posibilidad, en América Latina, de luchar con todos los medios pacíficos a nuestro alcance, pero también con las armas en la mano. No quiero decir sólo palabras y descargar la responsabilidad en otros pueblos. En el Perú estamos acudiendo a una lucha electoral; la queremos, defenderemos el curso democrático; vamos a las elecciones, pero exigimos, a la vez, y lo hemos dicho claramente, que las elecciones sean libres o habrá una revolución. Voto libre o bala libre.

Debemos hacer también una declaración expresa sobre el sentido que damos a nuestra independencia de criterio y a la libertad. Yo he estado en muchos congresos y oído en ellos muchas declaraciones, una especie de estribillo que debemos descartar ya y que traduce alguna clase de temor o de vergüenza. Se dice a cada rato que no somos comunistas, y que defenderemos a Cuba porque no es comunista. Es cierto que no todos somos comunistas y que Cuba no es comunista. Pero, parece como si aceptáramos tácitamente que si Cuba fuera comunista no la defenderíamos. Y esto no puede ser. Los pueblos tienen el derecho a darse el gobierno que les venga en gana, y si Cuba desea un gobierno democrático, al estilo tradicional, que se lo dé en buena hora; y si rompe esa democracia tradicional, y forma otra, popular, que se la dé también; y si forma un gobierno comunista, en buena hora, igualmente, porque es el pueblo de Cuba el que lo quiere así. Nadie, y menos el imperialismo yanqui, puede dictarnos los sistemas de vida o de gobierno.

Yo quiero terminar, queridos amigos, agradeciendo una vez más la cortesía de la presidencia y del señor Gral. Lázaro Cárdenas, agradeciendo la atención de ustedes y diciéndoles que ojalá nos veamos muy pronto, codo con codo, en el cauce de esa profunda revolución de América Latina de la cual es vanguardia Cuba. Por de pronto, los peruanos nos comprometemos a luchar por ella. Tengo la firme esperanza de que, recogiendo las enseñanzas de nuestros próceres de la primera guerra de Independencia, y el ejemplo de Cuba, podamos volver a reunimos muy pronto, aquí en México o en cualquier otra patria americana, para hablar definitivamente de la gran revolución de los pueblos de América Latina. ¡Viva la Conferencia Latinoamericana!

 

 

Discurso de Olga Poblete, de Chile,
Secretaria General de la Conferencia Latinoamericana

La Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz se inaugura en el ambiente más promisor: adhesiones de eminentes personalidades y vastos sectores de las 21 naciones latinoamericanas; brillantes delegaciones de nuestros países; ferviente y generoso apoyo del pueblo mexicano y magnífica actividad desplegada por la Comisión Mexicana de Auspicios; presencia de ilustres miembros del Consejo Mundial de la Paz.

Desde el momento en que los términos de su Convocatoria comenzaron a traducirse en las primeras iniciativas para promover la reunión continental, comprendimos que ella constituiría una expresión completamente nueva dentro de la realidad mundial. No son exagerados estos términos; tampoco son retórica circunstancial: América Latina ha entrado vigorosamente en la gran lucha de liberación nacional, desatada en todas las latitudes terrestres. Está en marcha la gestación de una nueva política de convivencia y trato internacionales. Ella terminará por sustituir las fórmulas de opresión, dependencia, sujeción y dominio que desde fines del siglo pasado fueron los cimientos del poder económico, político, el prestigio e influencia culturales de los estados colonialistas e imperialistas. El proceso a esa política está en curso en otras partes del mundo. Una de sus manifestaciones ocurrió hace 50 años, aquí, en esta misma tierra mexicana. Hoy, Cuba, con decisión y audacia aleccionadoras, replantea en nuevos términos la gran cuestión del ejercicio de la libertad y la soberanía por el pueblo y para el pueblo.

No nos hemos reunido aquí para pasar revista a la infinita variedad de nuestros problemas, repetir lugares comunes y discurrir sobre abstracciones. Ingenuo sería pretender agotar en breves horas la discusión de los puntos centrales de nuestro orden del día. Sin embargo, el diálogo que entablamos permitirá comprender la magnitud de la lucha en que están empeñadas las fuerzas patrióticas, democráticas y pacifistas de América Latina, y destacará la responsabilidad que les atañe en esta segunda etapa emancipadora. Si somos capaces de ver claros los objetivos, estaremos en condiciones de superar las contradicciones más próximas que nos separan, en beneficio de una concentración y reagrupamiento de todos aquellos sectores más puros y más vivos, decididos a dar la batalla en cada uno de nuestros países, contra los grandes obstáculos internos y foráneos responsables directos de nuestro actual estancamiento. En la medida en que logremos fortalecer y unificar la lucha popular en cada una de nuestras patrias podremos avanzar hacia la conquista de la gran patria latinoamericana, libre del coloniaje y la servidumbre.

Toda decisión implica un compromiso. No tememos comprometernos en la causa de América Latina, la causa de nuestros pueblos. Nos predican el no compromiso, la no contaminación, quienes pretenden así amedrentarnos para que prevalezcan la división, la desconfianza, el aislamiento. No nos devolverán ni siquiera la libertad menoscabada los que con la adulación o la amenaza nos conminan a mantenernos dentro de un orden de cosas que se ha demostrado incapaz de resolver la creciente complejidad de nuestras dificultades.

Hay otro ángulo desde el cual deberemos enfocar nuestras deliberaciones en esta Conferencia. La realidad latinoamericana es inseparable del acontecer mundial. Inútiles son las tentativas para aislarnos de la caudalosa y turbulenta corriente de sucesos que conmueven a otras regiones y pueblos de la tierra. Golpean por igual en nuestra vida diaria los gastos militares que nos privan anualmente de millares de viviendas, hospitales y escuelas, como la última explosión nuclear en el Sahara, la brutal represión policial y la matanza, tras los muros bien guardados de la dictadura, como la intervención colonialista que asesina a los líderes del pueblo. Es esta misma estrecha dependencia del curso mundial de los sucesos la que nos lleva a buscar esperanzados, en el cielo, la señal del último satélite lanzado por el hombre, y a ubicar en el mapa de nuestra América el pequeño punto donde un pueblo entero se moviliza para conquistar el Año de la Educación.

No es accidental que el presidium de esta Conferencia se integre con tantas y tan diversas personalidades. Felices ustedes, mexicanos, que pueden brindar a sus hermanos de América Latina la ilustre compañía de un constructor de la patria, como el señor Lázaro Cárdenas. Las personalidades latinoamericanas que con él integran esta mesa presidencial son por sí mismas y por lo que cada una representa otros tantos símbolos de esta nueva realidad del continente. Y como nuestra América ingresa en la amplia universalidad de esta hora, están junto a nosotros hombres y mujeres de Europa, Asia y África, delegados abanderados del Consejo Mundial de la Paz, elegidos entre algunos de los más ilustres de esta noble causa. A través de ellos está presente en estos momentos el mundo socialista. Este es un rasgo más que agregar en abono de la trascendencia de nuestra reunión Latinoamericana. No queremos vivir en un mundo dividido. Nos negamos a ignorar la realidad de las brillantes construcciones del socialismo. Nos honra su presencia y sabemos que ellos participarán también de este encuentro, enriquecidos con una nueva percepción de este mundo americano.

Hablaremos de la paz en nuestras sesiones de trabajo y trataremos de comprender el significado de la "palabra maldita" como la llamara la maestra poetisa Gabriela Mistral. Intentemos esclarecer, como decía alguien, la política de guerra y la política de paz. Ambas configuran un ambiente total de vida, penetran pensamiento y conducta, trascienden en los frutos de la creación humana, dan fisonomía a una sociedad. Vivimos hoy bajo la amenaza constante del armamentismo termonuclear. Directa o indirectamente lo sufrirnos en nuestra América Latina. Examinemos cifras, datos, argumentos concretos en nuestros debates, sin temor a la "palabra maldita", ciertos de que la paz es una e indivisible, sin distinciones entre capitalismo o socialismo, Washington o Moscú.

No hemos estado, como otros pueblos de la tierra, en el centro mismo de las guerras mundiales. No hemos experimentado la feroz destrucción material, humana, moral sufrida por la humanidad europea, africana y asiática. A veces nos pasan inadvertidos sus desesperados esfuerzos por imponer la cordura a sus gobernantes, y desconocemos la mayor parte de sus acciones colectivas de protesta contra las armas termonucleares, el armamentismo en general, la política de guerra. Sin embargo, su lucha es también la nuestra, ya que una tercera guerra habrá de librarse no ya en términos regionales, sino globales, y el empleo de las nuevas armas-termonucleares habrá de dejar un lastre de contaminaciones cuyas proporciones ignoramos y pueden llegar a límites imposibles de prever.

En la Campaña de desarme general y controlado, en las acciones contra los ensayos experimentales de armas termonucleares, cabe a los latinoamericanos una activa participación.

Nos felicitamos por la presencia en esta Conferencia de los delegados de los EU. Su pueblo sabe tan bien como nosotros que la paz es condición suprema de supervivencia en estos instantes. Saludamos en esta oportunidad a todos los sectores democráticos, del pueblo norteamericano. Nuestra lucha es común y su presencia aquí nos alienta y fortalece. Como dice la vieja sabiduría popular, "grande es el reino que se asemeja a un río en curso, hacia el cual confluyen todas las pequeñas corrientes bajo el cielo". Milenario es el anhelo de seguridad y bienestar entre todos los hombres. Las nuevas conquistas científicas y tecnológicas comienzan a echar por tierra la maldición aquella de que sólo el sudor nos proveerá del pan de cada día. Se abren ante nosotros felices perspectivas; hoy sentimos la urgencia de movilizarnos para alcanzarlas. La unidad de propósitos, la lealtad y decisión de nuestras acciones nos llevan a construir el "reino grande", que se asemeja a un río en curso.

 

 

Discurso del Gral. Lázaro Cárdenas en el Acto de la Clausura de la Conferencia

Señores delegados de los países hermanos de Latinoamérica y delegados fraternales de los EU, el Canadá y los países amigos de otros continentes; pueblo de México:

La Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, que ha tenido lugar en esta ciudad de México, durante los días 5, 6 y 7, y que se clausura hoy, ha servido para demostrar el interés que los distintos sectores de nuestros países tienen en la solución de sus problemas vitales.

Seguramente que las voces que se han escuchado, de las representaciones de los países que han concurrido a esta Conferencia, servirán de estímulo a los pueblos oprimidos, que viven sin libertad y en la miseria y aspiran a mejorar sus condiciones de vida.

El trabajo de cada una de las delegaciones fue una tarea positivamente intensísima y satisfactoria, que permitió concentrar una serie de resoluciones que fueron resumidas en la Declaración final aprobada en la sesión plenaria de esta tarde y que damos a conocer en este acto de clausura...

Unas palabras para los mexicanos: La lucha por la paz no consiste en señalar objetivos abstractos e inalcanzables. Si los pueblos europeos reaccionan espontánea y vivamente ante el peligro de guerra, es porque en las condiciones más dramáticas ya costa de mucha sangre y sacrificios han aprendido lo que es la guerra. Nuestros, pueblos responden también sin vacilaciones ante aquello que más les preocupa y que afecta su vida cotidiana. Los pueblos latinoamericanos quieren la paz; la quieren porque saben que sin ella no lograrán satisfacer sus más legítimas demandas. Pero lo que más directamente les interesa es que Latinoamérica sea libre y soberana para autodeterminar su destino; que cada país pueda disponer de sus tierras y aguas, de sus bosques, de sus fuentes de energía, de sus industrias básicas, de todos aquellos recursos que, debidamente empleados, podrían hacer de América Latina un continente capaz de librar de la miseria a sus pueblos y de contribuir a crear un mundo mejor para toda la humanidad.

Nuestros países han aspirado siempre a ser independientes. En los últimos l50 años han vivido en el marco de una lucha por su cabal emancipación. Los anhelos de libertad e independencia han echado profundas raíces. Pero hay algo nuevo, algo que robustece en nosotros la convicción de que estamos encontrando el camino: las aspiraciones más o menos vagas de ayer son hoy exigencias precisas e inaplazables; nuestros pueblos no sólo aspiran en esta hora a ser independientes, sino que saben que pueden serlo, saben que mientras el colonialismo y todo el andamiaje de la servidumbre se están viniendo abajo, la causa de la liberación cobra un impulso que la vuelve invencible. Nuestros pueblos entienden —y esto revela su creciente madurez— que la solución de sus problemas no ha de venir de que su emancipación económica y el respeto a su soberanía no son metas que se alcancen sin esfuerzo, sino objetivos sólo pueden conquistarse en una lucha franca, resuelta y consecuente.

Es oportuno reiterar que América Latina cuenta con múltiples y vastos recursos naturales, con grandes cuencas hidrológicas, con enormes extensiones de tierra susceptible de cultivo, con pastos y bosques, con variados y ricos yacimientos minerales. Pero el principal recurso de nuestros países son sus hombres y mujeres: campesinos, obreros, estudiantes, técnicos e industriales concientes de lo que deben a su pueblo, que día a día adquieren mayor conciencia de la necesidad de agruparse y luchar juntos, y que empiezan a comprender que sólo ellos son capaces de romper los viejos moldes, de asegurar la reivindicación que les es esencial, y de crear condiciones que hagan posible que Latinoamérica liquide definitiva y cabalmente las causas de su atraso.

En ocasiones, cuando hemos concurrido a algún acontecimiento de carácter social —reunión de campesinos, obreros o de todo un pueblo, como fue el caso de Cuba cuando tuve la oportunidad y satisfacción de visitar aquel país, el 26 de julio—, decían nuestros enemigos, los enemigos del pueblo trabajador, que no debíamos hablar porque no teníamos la representación de México.

Claro que no. En esas ocasiones hemos pensado siempre en el historial de nuestros próceres, y no hemos ido a representar a los que traicionaron el abrazo de Acatempan; no hemos ido a representar a los que fueron a traer a Maximiliano para establecer el Imperio; no hemos ido a representar a los que traicionan a la Revolución.

Estamos con la lucha que iniciara el Padre de la Independencia de México, Hidalgo; el ideólogo de la Independencia, Morelos; estamos con el reformador, nuestro benemérito Juárez; con Madero y sus hombres limpios; con sectores numerosos de hombres, ancianos o de edad madura, que fueron a la lucha revolucionaria y que viven en la pobreza. Estamos con esta juventud que representa el presente y el futuro de México, con esta juventud que, como toda la de Latinoamérica, tiene la responsabilidad de sus países.

Hemos explicado a los amigos que forman las delegaciones que honran a nuestra patria, que tenemos algunas cosas de que avergonzarnos. Ellos nos disculparán. Es cuestión del tiempo y de la hora. Ya se modificará todo esto.

La juventud de México y la juventud que representan estas delegaciones concurre a un mismo fin: integrar a su patria, unidos todos en la lucha por la emancipación económica y por la paz. De todos ellos nos sentimos solidarios; con ellos nos sentimos estimulados. En todos ustedes confía el pueblo pobre de México, el pueblo pobre de los países latinoamericanos, que está en condiciones difíciles.

Esta juventud que estudia, que tiene el privilegio de ir a las universidades, ¿para qué se capacita? ¿Para ir a la empleomanía o para servir a la patria, a nuestros pueblos, desarrollando nuestras riquezas naturales? Esta es la incógnita.

Esperamos que esta juventud cumpla con su responsabilidad, que se organice, que ponga su capacidad al servicio de sus países; que su madurez política sirva para atender el problema social de sus pueblos, para acabar con la miseria que da lugar a convulsiones violentas y que pueden evitarse si la juventud, si los intelectuales, se preocupan por ello.

Esperamos que su capacitación no sea para servir a los intereses del imperialismo, sino para mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos. El presente es de ustedes. Nosotros hemos cumplido con nuestro deber y seguimos, no como jefes, sino como simples ciudadanos, al servicio de la colectividad...

Señores delegados: La presidencia colectiva de la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz reitera a ustedes, en esta magna asamblea, su cordial saludo por su asistencia a la Conferencia en que se dio a conocer el pensamiento y las inquietudes que privan en el seno de los pueblos latinoamericanos, y ruega a cada delegación llevar nuestro mensaje de paz, de amistad y solidaridad a sus respectivos pueblos.

 

 

Discurso del Dr. Alejandro Gómez, ex Vicepresidente de la República Argentina

Señor presidente, señores delegados, hermanos mexicanos:

Por una deferencia de los compañeros argentinos y especialmente del ingeniero Casella, me veo en la obligación de dirigirles a ustedes la palabra. Agradezco infinitamente la oportunidad de expresar la admiración que siente el pueblo argentino por el pueblo hermano de México.

Nosotros conocemos vuestra historia, vuestra magnífica historia. Conocemos vuestros dolores y vuestras grandes preocupaciones. Sabemos que aquí, en esta parte del Continente latinoamericano, hay un pueblo, el de México, el más singular, el más característico, el que tiene más personalidad como nación. Este pueblo, esencia de nuestra raza y de nuestra historia, está aquí como una avanzada para defenderse de aquellos del Norte que nunca nos han reconocido en verdad la hermandad falsa que ahora reclaman.

México, en cumplimiento de su deber histórico, ha sacrificado sus mejores hijos y perdido parte importante de su tierra. México ha soportado la penetración de cien años de esa política, pero se presenta incólume, fuerte, seguro, y uno que por primera vez viene aquí y ve a estos hombres de los grandes sombreros, y ve a estos hombres de la música, y ve a un conductor como Cárdenas, se va afirmado y seguro de que en esta parte de América esa potencia que quiere dominarnos jamás penetrará.

Yo pertenezco a la Argentina, el país que está allá en la otra punta de nuestro Continente. Nuestra historia es la misma que la vuestra. Nuestros sufrimientos han sido los mismos que los vuestros: el descubrimiento, la conquista, la revolución y los hombres del pueblo que dejaron todo para hacer la patria; los grandes capitanes atravesando los Andes y llegando a otros países hermanos. Pero a la vuelta de esos hombres a su patria se encontraron con que ya la patria que habían formado no era más la patria de ellos. Las oligarquías, las pequeñas minorías aprovechadas, en conexión con los extranjeros, iban penetrando por las pampas y por las tierras feraces de Argentina.

Y allá en mi patria hubo una expresión que lo pinta todo: el criollo, el gaucho "no tiene cónsul"; para él no había protección; y ha quedado en nuestra vida un libro insigne, el Martín Fierro, la historia del hombre que deja familia y rancho y que para poder ser libre en ese mundo de la ley que se crea para los que más tienen, prefiere alejarse por la pampa y buscar refugio entre los indios. Ese es el símbolo auténtico del dolor y sacrificio de la raza latinoamericana.

Allá también se hizo una Constitución y se hizo un Código Civil y un aparato grande de leyes, pero por sobre esas leyes el capitalismo extranjero fue copando ferrocarriles, puertos, servicios públicos, y un día la patria, con su bandera, con su escudo y con sus leyes perteneció casi por completo al extranjero; los pueblos de allá, como ustedes acá, fueron al sacrificio, fueron a la lucha, pero la Argentina hasta estos momentos no ha encontrado su gran conductor, y en esta hora precisa somos un país conquistado, somos un país que perdió una guerra que no se libró, o mejor dicho, somos el país que perdió la guerra del soborno, y en esta hora petróleo, energía, yacimientos de metales, etcétera, todo se entrega a estos poderosos y nuevos "hermanos" del Norte.

El cuadro argentino es el cuadro de Bolivia, pero con caracteres más negros; es el del Paraguay, teñido de crímenes; y Argentina, México, toda la América ofrece este mismo espectáculo.

Los hombres que heredaron la vida política de aquel gran Jorge Washington, los hombres que se dicen herederos de Lincoln, los hombres que dicen representar el pensamiento de Roosevelt, llaman democracia, y libertad a los regímenes en los cuales se pueden hacer grandes negocios y obtener los mayores lucros, y cuando nuestros gobernantes se prestan a esos juegos económicos, entonces, aunque se llamen Batistas y Trujillos y Stroessner y Frondizis, esos gobernantes son democráticos. Los argentinos, los argentinos en la desgracia de estos días, hemos aprendido que en el dolor del minero boliviano, que en el hambre del llanero, que en lo que pasa acá en la Antilla está la misma causa nuestra.

En esta hora del dolor argentino, nosotros recogemos la lección de los mayores. América no es Argentina ni es México, ni es Cuba, ni es Bolivia, ni es Paraguay; América es una patria grande y común, es nuestra Latinoamérica. Así nos lo dijeron en mensaje eterno nuestros mayores, y nosotros parecemos habernos olvidado. Así lo dijo Bolívar, así lo dijo San Martín, así lo dijo nuestro Alberdi, así lo dijo Tiradentes; y en cada patria de éstas sus grandes hombres jamás lucharon por la frontera inmediata de su país respectivo: tuvieron siempre el sueño puesto en la patria grande.

Y ahora, en esta hora de dominación y dolor, toda la América Latina se siente unida porque ha ocurrido un episodio nuevo, un algo extraordinario, y en la Gran Antilla una llamarada, hombres jóvenes, mujeres y hombres en plena juventud han puesto fin a una dictadura terrible. Huyó el tirano y estos muchachos se han puesto a reconstruir la patria en las viejas ideas de nuestros próceres, para hacer una patria justa y una patria libre.

¿Cómo se iban a conformar los muchachos cuyos padres sufrieron a Machado, y ellos después a Batista, con cambiar solamente el gobernante y darle al país una Constitución? Cuando las oligarquías subsisten, cuando el imperialismo está adentro, ¿para qué sirven las constituciones? Entonces se han dado a la tarea de remover las causas: la reforma agraria, la reforma urbana, confiscar las grandes empresas, darle a Cuba la posibilidad de ser, de vivir, de crear una vida decente; pero eso ha herido intereses y entonces ocurre que a ese país hay que aplastarlo, y para aplastarlo, esta hermana del Norte que convoca conferencias de consulta a cada rato, motu proprio resuelve no comprarle el azúcar y no venderle el petróleo.

América Latina, toda, fue siguiendo el drama de este David contra ese colosal Goliat, y creímos en verdad que Cuba no podría resistir. ¿Cómo estos muchachos iban a poder aguantar el peso terrible de ese país colosal del Norte? Y sin embargo, de allá, de la Rusia, de la China, llegó la ayuda. Le compraron su azúcar, le vendieron petróleo, y dijeron una palabra más: "Respeten a Cuba, porque tal vez, si así no fuera, ocurrirían cosas terribles para la humanidad".

Pero ha de saberse que la llamarada del Caribe ha llegado a nuestras patrias, a nuestros propios hogares, y ha de saberse que mi mujer y que mis hijos y millones de mujeres y de hijos, desde aquí a la Tierra de Fuego, están viviendo con pasión la lucha cubana, y que para nosotros Cuba es, diríamos, la hermanita menor, pero también la más heroica.

El espíritu de Hidalgo y de San Martín, de Bolívar y de Tiradentes, de Santander, de Sucre y de todos los grandes padres que fundaron estas patrias anima a nuestros pueblos, anima a nuestra juventud, que sabe que la suerte de nuestras patrias está jugándose hoy en Cuba. Por eso, fundamentalmente, por eso vinimos acá.

Andan los periodistas norteamericanos investigando con sigilo a qué llegamos a México. Llegamos a abrazarnos y emocionarnos como viejos hermanos. Llegamos para organizamos, para organizamos en la defensa activa de Cuba, para atacar, en nuestros países, a los gobiernos que sean cipayos de la política de entrega de Cuba. Y como el problema de Cuba es de imperialismo, llegamos para decir que queremos nuestra soberanía. Basta ya de convenios panamericanos, basta de la vieja política de convenios panamericanos para defender la democracia, la democracia del señor Stroessner en el Paraguay, o la del señor Trujillo, ' o la del señor Ydígoras Fuentes...

No les basta con tener copadas nuestras principales fuentes de recursos, no les basta con intentar quitarnos el alma de los pueblos a través de la revista, del libro, de la radio y de tantos medios por los cuales quieren que esta cosa autóctona que vemos aquí, en esta sala, desaparezca para que venga todo lo de ellos; ¡aún quieren la sangre de nuestros muchachos para defender su imperio! Esa sangre está presta para defender otra causa: la patria^ grande que es- Latinoamérica, y para defender su vanguardia, que es Cuba. Nosotros, en esta reunión, algo hemos trabajado en favor de los pueblos que representamos. Volveremos allá llenos de entusiasmo; hablaremos a la gente de esta asamblea, de este fervor; y diré también, porque de ello siento orgullo, diré que ante este mismo micrófono habló Lázaro Cárdenas. Y que este general, auténticamente libertador, semejante a los viejos próceres, apareció ante su pueblo llevando aquí la bandera de mi patria. Gracias, general; gracias, general Cárdenas. Será una emoción más de vuestra patria querida el saber que en este acto de clausura os colocasteis nuestra escarapela para presentaros ante vuestro pueblo; esto implica que México y la Argentina, que Brasil y el Perú, que las 21 patrias latinoamericanas, en la esencia y en el fondo somos una e idéntica cosa.

Volveremos allá, a luchar, a explicar, a movilizar una opinión y un pueblo, y otros en otras partes harán lo mismo, para que este Continente se ponga en pie y marche a la gran conquista de su emancipación definitiva. Y ojalá que hagamos bien la tarea, y Aójala que algún día, con más cabellos blancos que ahora y con algunos años más encima, esta generación de hombres que se reunió en México pueda presentarse con humildad ante el espíritu de sus mayores, para decirles: Nosotros también supimos cumplir con el deber: hemos liberado nuestras patrias de la opresión del imperialismo. México y la Argentina, Cuba y Ecuador y los 21 países latinoamericanos han de emprender la marcha a un mundo distinto del actual; tendremos cultura, tendremos pueblos alfabetos, tendremos fábricas, tendremos puentes, tendremos energía, tendremos confort; marcharemos en la vida siendo lo que somos y aportando a la humanidad la realización de los sueños de nuestros mayores...

Nosotros, latinoamericanos, no estamos en el mundo contra nadie; quisiéramos que la humanidad se hiciera así, con el quehacer de cada uno, con el aporte honesto de cada uno; y ¡cuánto daríamos por que estas palabras encontraran comprensión allá en el Norte! Amigos norteamericanos, pueblo de ese país, comprendan que en nosotros está la angustia de un vivir duro, sacrificado, y la esperanza de un porvenir en la lucha. Si así lo comprenden, será para el bien de todos; si no, estamos seguros de que esta causa, que es causa de pueblos, es la que debe triunfar. Nada más.

 

 

Discurso del Poeta Nicolás Guillen, de la Delegación Cubana

Pueblo de México:

Como hombre de América, como hombre de Cuba, mi país, como poeta, saludo a la grandiosa Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, debida al carácter y la voluntad de un grande de vuestro país y de nuestro Continente: el Gral. Lázaro Cárdenas.

A nadie puede ocultársele ya que clausuramos hoy una asamblea de inmensa lejanía histórica, digna de los dramáticos tiempos que atraviesa el mundo y, de manera especial, el mundo americano.

El siglo XIX, desde sus albores en 1810 hasta 1898, ya en los umbrales de esta centuria, fue escenario en América de la grandiosa lucha entablada entre España y sus colonias. Sólo que los pueblos que la llevaron a cabo, al romper las cadenas que los ataban a Madrid sintieron luego que otras nuevas los oprimían: las que forja y dispone el Tío Sam en Washington.

Nuestro Martí, en plena propaganda revolucionaria, nos anuncia que después de la lucha contra la metrópoli vendría la lucha contra el imperialismo yanqui, el "Norte revuelto y brutal que nos desprecia", como él lo llamó una vez. El monstruo cuyas entrañas conoce por haber vivido en ellas, como dijo también.

Esa iba a ser nuestra segunda guerra de independencia, no como un fenómeno nacional sino como un hecho que atañe a los pueblos de origen común en nuestro Continente. Angustia y deber no de uno solo, no de ellos, sino de todos. Pues bien, en eso estamos. Cuba, que fue la última de las colonias que se liberó de España, ha sido la primera en liberarse de los EU.

El ejemplo cubano prueba que la lucha contra el monstruo es posible en toda América Latina. La Conferencia que acaba de terminar anuncia a su vez que esa lucha no terminará sino con la victoria. El imperialismo será aplastado en América, como lo fue la colonia. La colonia será barrida en el mundo cómo lo fue en América. América y el mundo no tardarán en verse libres para siempre de la colonia y del imperio. Y pues que hablamos de imperios, yo voy a leer un poema titulado Canción portorriqueña, dedicada al hermano y sufrido y esclavo pueblo de Puerto Rico, y escrito cuando la prensa publicó y se enteró el mundo de que la pequeña colonia de Puerto Rico había dejado de serlo y se había convertido en un "Estado asociado" de la gran Unión norteamericana... *

 

[*Lamentablemente no se reproduce el poema en la publicación de referencia.]

 

 

Discurso de Chu Er-Fu, Presidente de la Asociación de la Amistad Chino-Latinoamericana

Con gran entusiasmo hemos atravesado altas montañas e inmensos océanos para llegar a esta famosa ciudad mexicana, de significación histórica. En nombre del Comité del Pueblo Chino por la Defensa de la Paz Mundial, y encargado por el señor Kuo Mo-Jo, me permito saludar calurosamente a esta Conferencia, Je gran trascendencia. Al mismo tiempo permítanme saludar a los amigos mexicanos y latinoamericanos presentes y, por conducto de ustedes, expresar mis saludos fraternales a los pueblos mexicano y latinoamericanos, de gloriosa tradición revolucionaria.

En los últimos años, nosotros, el pueblo chino, en aquella lejana orilla del Pacífico, hemos visto que los pueblos de América Latina, junto con los pueblos de Asia, África y de otras regiones, han desplegado una vasta lucha contra el imperialismo y el colonialismo y por la defensa de la independencia nacional y la paz mundial. Las canciones victoriosas nos llegan sin cesar, haciéndonos sentir un entusiasmo sin paralelo por ustedes.

La victoria de la Revolución Cubana, en particular, ha originado un cambio importante en la situación de América Latina. La Revolución Cubana encarna la voluntad de los 200 millones de latinoamericanos por la justicia, la libertad y la paz, y ha ganado el apoyo fervoroso de todos los pueblos amantes de la .paz en el mundo entero. Los 650 millones de chinos apoyan resueltamente la justa lucha de los pueblos de América Latina, Asia, África y el mundo entero.

Los pueblos latinoamericanos tienen pleno derecho a disfrutar de su soberanía nacional y sus recursos naturales. La violación de la soberanía y la explotación de los países de América Latina por el imperialismo han suscitado una indignación y una oposición de gran magnitud. Tal como el llamamiento de la Conferencia lo dice, "los pueblos de América Latina rechazan admitir como fatales las situaciones de dependencia, expoliación extranjera y empleo tiránico del poder". La determinación de los pueblos de América Latina de mantener la soberanía nacional y luchar por la emancipación económica y por la defensa de la paz mundial, ha ganado el respeto de los pueblos de China y del mundo entero.

Los pueblos de América Latina, que están librando una lucha justa, constituyen una enorme fuerza en la defensa de la paz mundial. La lucha de los pueblos latinoamericanos contra la agresión y la intervención, por la defensa de la soberanía y por el mantenimiento de la independencia, ha asestado un rudo golpe a la política "de agresión y de guerra del imperialismo y es una gran contribución a la defensa de la paz mundial.

Nosotros, el pueblo chino, siempre hemos amado la paz. En 1954, el primer ministro Chu En-Lai, de nuestro país, junto con los gobiernos de la India y de Birmania, redactó los cinco principios de la coexistencia pacífica. El pueblo chino, bajo la dirección del gran líder Mao Tse-Tung e inspirada por las tres banderas de la Línea General para la Construcción Socialista, El Gran Salto Adelante y las comunas populares, se consagra activamente a la construcción pacífica y ha conseguido grandes éxitos. Sin embargo, el nivel de la economía y la cultura en nuestro país es muy bajo. Para alcanzar un alto nivel necesitamos hacer esfuerzos empeñosos por decenas de años. De ahí que el pueblo chino necesite urgentemente un ambiente pacífico internacional. Siempre nos esforzamos en la defensa de la paz mundial y en lograr la coexistencia pacífica de los países de distintos sistemas sociales. Apoyamos toda iniciativa encaminada a la prohibición de las armas nucleares, al desarme y la disminución de la tirantez internacional. Nuestro gobierno ha propuesto repetidas veces el establecimiento de un sistema de seguridad colectiva y de una zona desatomizada en las regiones asiática y pacífica, incluyendo a los EU.

El pueblo chino y los pueblos de la América Latina tienen relaciones amistosas de larga duración. Tanto en la lucha de los pueblos latinoamericanos por la conquista y el mantenimiento de su independencia nacional como en la lucha del pueblo chino contra la agresión extranjera nos hemos apoyado mutuamente. En los últimos años nuestras relaciones amistosas han adquirido un desarrollo todavía más rápido y se tornan cada vez más estrechas. Esto es motivo de regocijo para todos nosotros.

Amigos: tal como lo dice el llamamiento de la Conferencia, "un intenso proceso de cambio conmueve hoy a los pueblos en las diversas partes del mundo". La convocación de esta Conferencia en estos momentos, para movilizar ampliamente a los pueblos de América Latina en su lucha por la soberanía nacional, la emancipación económica y la paz, adquiere gran significación. Esta Conferencia es una asamblea unitaria de los pueblos de América Latina en lucha. Nosotros, el pueblo chino, apoyamos calurosamente la convocación de esta Conferencia. El imperialismo y el colonialismo están destinados al fracaso. Vuestra lucha es justa y vencerá. El pueblo chino estará siempre al lado de los pueblos de América Latina y de todos los pueblos amantes de la paz, en el mundo entero.

Concluyo saludando una vez más a la Conferencia y haciendo votos por que tenga buen éxito.

Triunfará la lucha de los pueblos latinoamericanos por la soberanía nacional, la emancipación económica y la paz.

¡Vivan la amistad y la unidad de los pueblos chino y latinoamericanos!

¡Vivan la amistad y la unidad de todos los pueblos del mundo!

¡Viva la paz mundial!

 

 

Discurso del Delegado de la República de Guinea, Savane Marcandián

En nombre del Buró Político Nacional del Partido Democrático de Guinea, y del gobierno de la República de Guinea, os transmito el saludo cordial de un pueblo hermano.

Nuestra presencia en su conferencia es para nosotros un honor, puesto que nos brinda la oportunidad de dirigirnos a los dignos representantes de las naciones que componen la América Latina.

Nuestra alegría en este momento está mezclada con la pena de ver que en los pueblos que vosotros representáis, que luchan valientemente por su independencia económica, política y cultural, algunas personas han sido reprimidas y 'otras están en las cárceles.

Guinea fue dominada por el imperialismo francés durante más de 60 años. Todos sus habitantes han conocido la explotación, la humillación y la discriminación. En su sangre y en su amor propio han sufrido el efecto retrógrado de un régimen que se decía humanista pero que de humanista no tenía otra cosa que el nombre.

Bajo la guía de nuestro Partido Democrático de Guinea y de nuestro valiente compañero y presidente, Seku Turé, el pueblo de Guinea, con unanimidad ejemplar que todavía sorprende, puso fin a la dominación extranjera el día 28 de septiembre de 1958.

Al decir "no" a la Constitución del Gral. De Gaulle, nuestro pueblo ha dado un golpe mortal a los regímenes coloniales. En efecto, en el momento en que votamos por la plena soberanía nacional, África estaba repartida entre potencias imperialistas: Francia, Inglaterra, Portugal y Bélgica. Después de sólo dos años del ejercicio de la soberanía de Guinea, más de 150 millones de africanos han recobrado su libertad.

Es cierto que todavía hay estados, como Portugal y Bélgica, que no quieren comprender que la era del colonialismo ha pasado y que debe permitirse al continente africano desempeñar su papel en el tablero del ajedrez internacional. Se oponen por todos los medios a las reivindicaciones legítimas de los pueblos africanos de Rodesia, Niasalandia, Angola, Mozambique, con la complicidad flagrante de la Organización de las Naciones Unidas y su secretario general, Dag Hammarskjöld. Han llevado la guerra y la desolación al Congo; han asesinado a Patricio Lumumba y a sus compañeros de lucha. Desde hace siete años, el imperialismo francés y el gobierno de Francia sostienen una guerra atroz contra el pueblo argelino, que solamente desea ejercer su soberanía nacional; pero todos sus intentos de reconquistar el África están destinados al fracaso.

Nada puede impedirnos marchar adelante. Es pues la fuerza del África combatiente, del África que se construye, lo que os traigo a esta Conferencia.

Todas las fuerzas democráticas del mundo esperan de los delegados de América Latina resoluciones que expresen sin ambigüedad su decisión de poner fin, como nosotros, a la dominación extranjera, a la dominación yanqui, a la dominación de los EU.

Sé que vosotros sois un gran pueblo de 200 millones, y que unidos transformaréis la faz del continente americano.

¡Viva la cooperación internacional!

¡Viva la lucha del pueblo latinoamericano por la soberanía nacional!

¡Viva el pueblo de Cuba!

¡Viva la paz!

 

 

Discurso del Dr. James Endicot, Vicepresidente del Consejo Mundial de la Paz

El Consejo Mundial de la Paz expresa sus más calurosas felicitaciones a la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz.

El mundo se encuentra hoy en día ante dos problemas urgentes: el primero es el de poner fin a la carrera armamentista; el segundo es el de acabar con el colonialismo en todas sus formas.

Existen en la Organización de las Naciones Unidas resoluciones que demandan la cooperación de todos los países, para trabajar por el logro de esos objetivos.

Exigimos el desarme por razón de que todos los cambios sociales y las revoluciones que el pueblo desea deben llevarse á cabo sin la intervención armada de potencias extranjeras.

Ha llegado la hora en que todos los pueblos de Latinoamérica y de todas las partes del mundo vean reconocido su derecho a lograr cambios sociales revolucionarios.

El Consejo Mundial de la Paz expresa su absoluta solidaridad con el pueblo cubano y con cualquier otro pueblo que aspire a abandonar la pobreza, la explotación y el colonialismo.

Deseamos que su Conferencia resulte un éxito completo.

 

 

Discurso de Wanda Wasilewska, Diputada al Soviet Supremo de la Unión Soviética y Miembro del Consejo Mundial de la Paz

Queridos amigos:

He venido aquí como miembro del Consejo Mundial de la Paz, pero simultáneamente soy miembro del Comité Soviético de Defensa de la Paz. Quiero, en nombre del Comité Soviético de Defensa de la Paz, dar a vuestra Conferencia el más caluroso saludo y desearle muchos éxitos en el trabajo. No voy a hablar solamente en nombre del Comité Soviético de Defensa de la Paz: quiero hablar también en nombre de todos los partidarios de la paz de la Unión Soviética, que constituyen 200 millones de personas.

Amigos: hace 43 años nuestro país terminó con el yugo zarista. Hace 30 ó 40 años, nuestros campesinos se convirtieron en dueños de la tierra que trabajan, los obreros se convirtieron en dueños de las empresas y el pueblo se hizo dueño de su propio país. Hace 43 años nuestro país ocupaba el primer lugar en Europa por el número de analfabetos, y ahora la bandera del país soviético está en la Luna y nuestro cohete se acerca a Venus.

Queridos amigos: nuestro pueblo lucha sin descanso por la paz en todo el mundo. Nuestro país supo muy bien lo que era la guerra cuando luchó contra el fascismo. Por eso cuando nuestro gobierno plantea el problema de acabar con la carrera armamentista, de poner fin al colonialismo, de suprimir las pruebas de armas nucleares, habla en nombre de todo el pueblo soviético.

Queridos amigos: nuestro país, nuestro pueblo siente una gran simpatía por todos los pueblos de la América Latina. Hace poco, en Moscú, tuvimos la Exposición de Arte Mexicano. Centenares, millares de personas visitaron esa exposición. Nuestro pueblo conoce muy bien las aspiraciones de liberación de los pueblos de la América Latina. Nuestro pueblo conoce muy bien a los héroes nacionales de vuestras patrias. Nuestro pueblo lee libros de vuestros escritores. Por eso creo que tengo derecho a transmitiros un caluroso saludo en nombre de todo el pueblo soviético, un caluroso saludo de los campesinos de nuestro país a los campesinos de vuestros países; un caluroso saludo de nuestros obreros, que trabajan en el mundo del socialismo, a los obreros de vuestras fábricas y talleres.

Quiero transmitiros el cordial saludo y el gran cariño de la juventud soviética que convierte millones de hectáreas de tierras vírgenes en tierras laborables. Quiero transmitiros un cordial saludo de los intelectuales soviéticos a los intelectuales de vuestros países.

Nueve mil kilómetros separan a nuestras naciones, pero para la amistad y el afecto no existen distancias. Seguimos el mismo camino en esta gran lucha por la paz que se libra en todo el mundo. Juntos lucharemos por la felicidad del hombre, por la felicidad de nuestros hijos, por el bienestar de nuestros pueblos.

Permitidme, en nombre de todos los partidarios soviéticos de la paz, desear grandes éxitos y trabajo fecundo a la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz.

En nombre de todos los partidarios soviéticos de la paz, permitidme desear una vez más a los representantes de todos los países de la América Latina, aquí reunidos, grandes éxitos en la lucha por la paz; por la amistad, por la libertad. ¡Viva la amistad entre los pueblos! ¡Viva la paz!

 

 

Discurso de Jacques Madaule, Miembro de la Presidencia del Movimiento Francés de la Paz

Acabo de asistir, con gran emoción, al desfile de vuestras banderas y a vuestras aclamaciones, particularmente calurosas para Cuba, la Victoriosa de hoy, y para la República Española, una de las naciones que serán victoriosas mañana.

Con gran alegría y profunda emoción me encuentro en México y tengo el honor de dirigir la palabra a todos los delegados de América Latina. Algunos de los vuestros combatieron con nosotros en la Revolución Francesa, y nosotros nunca hemos dejado de tener la mayor simpatía por los pueblos que, después de su liberación del yugo colonial de España, luchan ahora contra el neocolonialismo yanqui. Los partidarios franceses de la paz están con vosotros en este combate, como vosotros estáis con nosotros en la dura lucha que sostenemos por la paz en Argelia y por la liberación del pueblo argelino. Si la hora de la paz se advierte hoy .más próxima, ello se debe en gran parte a la ayuda que nos han aportado todos los pueblos del mundo, y en particular los pueblos latinoamericanos.

Es indudable —nosotros lo creemos lo mismo que vosotros— que la paz del mundo no será definitivamente lograda sino cuando el imperialismo haya sido totalmente derrotado, cuando los pueblos de todos los continentes dispongan libremente de sí mismos, dentro de la plena independencia y el total respeto a la soberanía nacional, lo mismo en el dominio económico que en el político. Por esto, queridos camaradas latinoamericanos en nombre del Movimiento Francés de la Paz traigo a vuestra conferencia nuestro más caluroso y fraternal saludo. Vuestra lucha es nuestra, lucha; vuestra victoria será nuestra victoria. Cuando desde el río Bravo a la Tierra del Fuego todos los pueblos gocen definitivamente y sin disputa de su independencia y de su soberanía, en todos los dominios, esto será un triunfo de la humanidad entera.

La lucha por la paz en Argelia y la lucha latinoamericana contra el imperialismo están estrechamente vinculadas. Yo deseo que vuestros trabajos sean fructíferos, que os ayuden a lograr una magnífica victoria, y en nombre de todos los partidarios de la paz de Francia os digo desde el fondo del corazón: ¡Viva la unión de todos los pueblos de América Latina por la paz y la independencia!

 

 

Palabras del Escritor Harvey O'Connor, de los EU

Amigos:

Acabamos de regresar de Cuba esta mañana. Yo he visto en Cuba una revolución. Una revolución de felicidad. Cuba es un país pequeño, pero de un gran heroísmo, y Cuba les ha pedido a México y a todos los países latinoamericanos el apoyo que necesita para su gran revolución.

Estoy escribiendo y pronto terminaré un libro sobre el petróleo de Cuba. Cuba ha nacionalizado su industria petrolera, y me ha complacido y ha dejado gratamente sorprendido el encontrar mexicanos, argentinos, peruanos y otras personas de distintos países hermanos colaborando en la ayuda técnica que Cuba necesita en su industria petrolera.

Mis saludos a esta gran reunión.

 

 

Discurso de Margarita de Ponce, Presidenta de la Federación Internacional Democrática de Mujeres

Queridos hermanos latinoamericanos, queridas hermanas de Latinoamérica:

Hoy las mujeres de todo el mundo celebran su día, el Día Internacional de la Mujer. Hace más de 50 años, una gran revolucionaria alemana, Clara Zetkin, juntó a un grupo de mujeres de 17 países y proclamó la lucha de la mujer por sus derechos y por la defensa de la paz. Han pasado más de 50 años y ese pequeño grupo de mujeres que juró luchar por la paz y por sus derechos ha crecido enormemente. Ahora en el mundo son millones de mujeres las que luchan por la felicidad de sus hijos, por la felicidad de sus hogares, por la defensa de la paz.

Desde la hazaña de Clara Zetkin han surgido en el mundo numerosas organizaciones de mujeres, todas con el mismo objetivo, todas para lograr la felicidad de sus pueblos; y entre esas organizaciones ha surgido la que hoy es la más grande organización femenina: la Federación Democrática Internacional de Mujeres, bajo cuya bandera se agrupan 200 millones de mujeres de 80 pueblos del mundo, de todos los continentes, mujeres pertenecientes a todas las razas, mujeres blancas, mujeres de piel amarilla, mujeres de piel negra, mujeres de distintas ideologías, de distintas creencias, pero animadas todas por una sola aspiración: ayudar a construir un mundo mejor, en el que sus hijos nazcan y crezcan felices.

Apenas terminada la segunda guerra mundial, un grupo de mujeres pertenecientes a los países que habían sufrido la guerra se reunió en París. Eran mujeres que habían conocido los horrores de la guerra, que habían perdido a sus hijos queridos, a sus maridos, a sus padres, a sus hermanos, que habían visto destrozados y destruidos sus hogares. Y esas mujeres valientes, que re-, presentaban las condiciones más puras y más gloriosas de sus países, juraron unirse para batir al fascismo en el mundo, para establecer la verdadera democracia, para luchar por sus derechos, por la felicidad de los hijos.

Pertenecían a este grupo mujeres de ciencia, profesoras, mujeres que se habían distinguido por su actuación en sus países. La institución que ellas crearon es la que ha crecido, la que es la más grande de las organizaciones femeninas que existen en el mundo y la que celebra hoy, con todas las mujeres, esta fecha jubilosa para las mujeres de todos los países.

Hoy no es sólo un día de fiesta para las mujeres: es también el día en que recuerdan sus conquistas, sus dolores, pero piensan también que su misión no ha terminado.

En estos 50 años, muchas mujeres han logrado sus derechos, viven felices, seguras del porvenir de sus hijos. Son las mujeres de los países socialistas, son las mujeres de la República Popular China. Pero en muchos países del mundo las mujeres todavía no han logrado las conquistas que merecen, no son consideradas en pie de igualdad con los hombres y, a pesar de que en las leyes de algunos países capitalistas se establecen sus derechos, esas leyes no se cumplen. Sin embargo, las mujeres siguen luchando y en todos nuestros países, en todos los países del mundo, en la Argentina sobre todo, las mujeres luchan fuertemente unidas.

Hay, sin embargo, una misión fundamental que la mujer debe cumplir en estos momentos, y es la defensa de la paz. ¿Cómo vamos a conseguir nuestros derechos, nuestra felicidad si no hay paz en el mundo?

Las mujeres, creadoras de la vida, tienen el deber de defender las vidas que crean. Por eso en todos los países se desarrollan campañas intensas en defensa de la paz y por el desarme general y total de los pueblos.

Las mujeres, concientes de nuestra fuerza, concientes de nuestros derechos, concientes de nuestra responsabilidad, lucharemos sin descanso, no escatimaremos sacrificio ni esfuerzo alguno para construir una vida mejor, donde nuestros hijos tengan un mundo de paz y de progreso.

 

 

 

 

 

Delegados a la Conferencia Latinoamericana

Argentina
Ing. Alberto T. Casella, ex rector de la Universidad de La Plata; ex ministro de Hacienda de la provincia de Santa Fe; presidente de la Comisión Argentina de Auspicios · Dr. Alejandro Gómez, ex vicepresidente de la República Argentina · Dr. Carlos Becerra, abogado, diputado nacional de la Unión Cívica Radical del Pueblo · Srta. Nélida Baigorria, diputada nacional de la Unión Cívica Radical Intransigente (disidente) · Sr. Nabucodonosor Santoni, diputado nacional de la Unión Cívica Radical —Movimiento Nacional y Popular · Sr. Arnaldo Orfila Reynal, delegado del comité ejecutivo del Partido Socialista Argentino; escritor · Dr. Jorge del Río, secretario del Centro de Estudios Energéticos Gral. Mosconi;tratadista · Sr. Leónidas Barletta, director del semanario Principios;director de Teatro del Pueblo; escritor · Sr. Alfredo Várela, escritor; vicepresidente del Consejo Argentino de la Paz · Arq. Vladimiro Acosta, profesor titular de la Facultad de Arquitectura, delegado de la Comisión Argentina Contra el Peligro Atómico · Sr. Lisandro Caballero, delegado del Movimiento Argentino de Defensa del Petróleo · Sr. Saulo Benavente, escenógrafo · Ing. Alejandro Clara, secretario del Movimiento Argentino de Defensa del Petróleo · Sr. Enrique Inda, concejal del Partido Socialista Argentino y secretario de la Federación Bonaerense del PSA · Sr. Luis Méndez, diputado provincial de la Unión Cívica Radical Intransigente de Santa Fe · Dr. Jorge R. Vivas, ex juez de instrucción; abogado; delegado del Movimiento Popular Argentino e instituciones democráticas de la provincia de Córdoba · Sr. José Armando Coronel, miembro de la Comisión Directiva Nacional de la Unión Ferroviaria Argentina · Sra. Margarita Ponce, presidenta de la Unión de Mujeres de la Argentina · Sr. Juan José Moyano Bacitúa, Centro de Derecho y Ciencias Sociales; estudiante · Sr. Enrique Dianinger, Consejo de la Paz · Sr. Ángel Cabrera, delegado del Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical de Argentina, y de la Federación de Vendedores de Diarios · Dr. Francisco Bellomo, ex presidente de la Confederación Médica Argentina · Sr. Rafael Tancredi, delegado de la Federación Universitaria Argentina · Dra. Leonor Aguiar Vázquez, abogada · Prof. Andrea Leavialdi, profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas de Buenos Aires; físico · Sr. Bensión Curiel, secretario del Consejo Argentino por la Paz · Dra. Velia D. Roibal, delegada de la Unión de Mujeres de la Argentina, sección Quilmes · Dr. Mateo de la Peña, presidente de la Agrupación de Padres de Estudiantes Secundaríos · Ing. Fernando Groisman, Movimiento de Defensa del Petróleo Argentino · Sra. Raquel Thedy de Casella, profesora; Partido Demócrata Progresista · Sr. Enrique Diringuer, secretario del Consejo de la Paz de la Ciudad de Buenos Aires · Sra. Raquel de García, revista Nuestras Mujeres (Unión de Mujeres de la Argentina) · Dr. Simón Drucaroff, enviado especial del semanario israelita Tribuna y delegado de la ICUF · Sra. Sara Goldenberg, de la revista Queremos Vivir · Sra. Olga María Scheimberg, arquitecta, de la Comisión Argentina contra el Peligro Atómico · Sr. Aarón Ismael Viñas, escritor, delegado del Movimiento de Liberación Nacional · Srta. Gregoria Svatetz, delegada de la Unión de Mujeres de la Argentina; profesora de Historia · · Dr. Enrique Leopoldo Calot (h), delegado de la Agrupación Democrática de Graduados de Derecho · Sr. Rubens Iscaro, dirigente obrero, delegado del Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical · Sra. Clorinda P. de Gudiño Kramer, delegada del Comité de Solidaridad con Cuba de la ciudad de Santa Fe · Dr. Roberto J. C. Volfe, abogado, delegado de la Comisión de Auspicios de la ciudad de Bahía Blanca; miembro de la Junta Promotora del Partido Justicialista · Sr. Nicolás Spagnolo. Movimiento Defensa Petróleo • Sr. Ricardo Tudela, escritor, delegado de la Sociedad de Escritores de la provincia de Mendoza · Dr. Francisco O. Yaquín, delegado de la Comisión de Auspicios del Partido de Matanza (provincia de Buenos Aires) · Sr. Andrés Alejandro Temprano, consejal del Partido Socialista Argentino de San Martín (provincia de Buenos Aires) · Sr. Manuel Campos, de la Comisión Juvenil del Consejo Argentino de la Paz · Sr. José Krasinsky, de la Comisión Juvenil del Movimiento de Defensa del Petróleo Argentino.

Bolivia
Sr. Melquíades Égido, pintor.

Brasil
Lic. Domingos Vellasco, ex senador y diputado, ministro del Tribunal Superior del Trabajo · Lic. Celso Bront, diputado; secretario general del Frente Parlamentario Nacionalista; profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Minas Grandes · Dr. Valerio Konder, médico sanitarista; profesor de la escuela de Higiene · Ing. Carlos Ronohetti, industrial; secretario del Movimiento de la Paz en el Brasil.

Chile
Sra. Olga Urtubia, maestra, delegada de la Unión de Mujeres de Chile y de la Comisión Permanente del Congreso Latinoamericano de Mujeres · Sr. Luis Figueroa, secretario general de la Central Única de Trabajadores · Sr. José Venturelli, pintor · Sra. Delia Baraona, delegada de la Unión de Mujeres de Chile · Sra. Olga Poblete, presidenta del Movimiento Chileno de la Paz · Dr. Hernán Sanmartín, médico, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción · Sra. Victoria Batista, delegada de los Centros de Madres de Concepción · Corl. Alfredo de Amesti, ex presidente del Movimiento Chileno de la Paz · Sr. Salvador Ocampo, ex senador de la República · Sr. Germán Peralta Sánchez, artista teatral · Sra. Miriam Benovich, artista teatral.

Colombia
Sr. Ricardo Otero, estudiante · Dr. Santiago Carrasquilla · Sr. José Miguel de Paz, editor · Sr. Francisco Trujillo, Movimiento Revolucionario Democrático · Sr. Jorge Zavala, profesor.

Costa Rica
Sr. Teodoro Marten, periodista · Sr. Marcial Aguiluz Orellana, agricultor, diputado.

Cuba
Sra. Vilma Espín, Federación Cubana de Mujeres. · Sr. Rolando Cubelas, Federación Estudiantil Universitaria · Sr. Silvio de la Torre, profesor de la Universidad Central de Las Villas · Sr. Augusto García Garcés, Universidad de Oriente · Sr. Santiago Fraile, Colegio Nacional de Periodistas · Sr. Baldomero Álvarez Ríos, Colegio Nacional de Periodistas · Sr. Wilfredo Rodríguez, Movimiento 26 de Julio · Sr. Humberto Castelló, Directorio Revolucionario 13 de Marzo · Sra. Edith García Buchaca, del Partido Socialista Popular · Sra. Marta Frayde, del Movimiento por la Paz y Soberanía Nacional · Sr. Aldo Álvarez Cirico, Asociación de Jóvenes Rebeldes · Sr. Iluminado Valera, Asociación Nacional de Pequeños Agricultores · Srta. Marcia Leiseca, Casa de las Américas · Sr. Raúl Ríos, Asociación Nacional de Pequeños Agricultores · Sr. Nicolás Guillen, poeta y escritor · Sr. Raúl Fernández Cevallos, pastor evangélico · Sr. Elías Entralgo, de la Comisión de la UNESCO · Sr. José Antonio Preano, Universidad de La Habana · Sr. Jesús Soto, Confederación de Trabajadores de Cuba · Srta. Violeta Casals, artista · Sr. Agapito Figueroa, Confederación de Trabajadores de Cuba · Sra. Victoria del Valle, Movimiento Con la Cruz y con la Patria · Sr. Raúl Ferrer, Colegio Nacional de Maestros · Sr. Giraldo Mazola, Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos · Sr. José Fresneda, ingeniero, Asociación Cubana pro ONU.

República Dominicana
Sr. José Ramón Grullón, Frente Unido Dominicano de Nueva York.

Ecuador
Sr. Demetrio Aguilera Malta, escritor, Casa de la Cultura Ecuatoriana · Sr. Juan Yépez del Pozo, Partido Liberal Popular Revolucionario · Sr. Antonio Ulloa Coppiano, Partido Liberal Popular Revolucionario.

Guatemala
Sr. Hugo Argueta, Comité de Estudiantes Democráticos Universitarios · Sr. Juan Barrios, Federación Sindical Autónoma de Guatemala · Sr. Rafael Garzaro, Comité Democrático Universitario · Sr. Antonio Fernández Eyzaguirre, Comité Democrático Universitario · Sr. Manuel Galich, periodista, ex embajador de Guatemala en la Argentina · Sra. Leonor García, presidenta de la Asociación de Mujeres Guatemaltecas · Sra. María Martínez, secretaria de la Asociación de Mujeres Guatemaltecas.

Honduras
Sr. Lisandro Gálvez, presidente del Comité pro Paz · Lic. Óscar Castañeda Batres, Frente Democrático Popular Hondureño · Clementina Suárez, Movimiento de la Paz · Antonia Suazo Bulnes, Movimiento de la Paz · Ing. Luis Díaz Chávez, Frente Democrático Popular Hondureño · Sr. Lorenzo Zelaya Alger, estudiante. Frente de Reforma Universitaria · Srta. Iania Zelaya, Frente Democrático Popular Hondureño.

México
Sr. Arturo Orona · Sr. Fructuoso Rodríguez · Sr. Lázaro Rubio Félix · Sr. Danzós Palomino · Sr. Jesús Huerta Guerrero · Sr. Antonio Parada Cano · Sr. Florencio Sandoval · Sr. Guadalupe Rodríguez · Sr. Joaquín Salgado · Sr. Enrique Alvarado, petrolero · Sr. Aurelio Muñiz, ferrocarrilero · Sr. Tomás Cueva, ferrocarrilero · Sr. Raúl Espejel, electricista · Sr. Samuel Ruiz Mora, electricista · Lic. Armando Castillejos, Sindicatos de El Ánfora y Sanitarios Águila · Lic. Fernando Carmona, [Círculo] de Estudios Mexicanos · · Lic. Enrique González Pedrero, El Espectador · Ing. Luis Rivera Terrazas · Prof. Wilebaldo Lara Campos · Sr. Salvador Bojórquez, UGOC · Lic. Gerardo Martínez Uriarte · Lic. Javier Campos Ponce · Ing. Francisco Ortiz Mendoza · Lic. Guillermo Calderón · Lic. Reyes Fuentes García · Sr. Jorge Godoy, artista teatral · Sr. Arturo García Bustos, pintor y grabador · Sr. Carlos Fuentes, escritor · Sr. José Luis González · Sr. Alfredo Sánchez Islas · Sr. Virgilio Pineda · Sr. Roberto Jaramillo · Srta. María Fernanda Campa Uranga · Sr. José Ángel Cadena · Sr. Blas Vergara · Sr. Eleazar Morales Aragón · Sr. Vicente Oria Razo · Sr. Tirso Flores Jaramillo · Prof. Adelina Zendejas · Sr. Enrique Ramírez y Ramírez · Prof. Ángel Bassols · Lic. Raúl Flores Marín · Lic. Augusto Velasco · Lic. Luis Córdova · Ing. Cuauhtémoc Cárdenas · Dra. Berta Arenal · Dr. Francisco López Cámara · Ing. Mario H. Curzio · Lic. Víctor Flores Olea · Sra. Mercedes Quevedo · Srta. Margarita Dalton · Sra. Antonia Dávila de Garza · Srta. Aurora Vallejo · Sra. Adriana Lombardo · Sr. Martiniano Magaña Ochoa · Prof. Cándido Jaramillo · Sr. Ramiro Ramos · Dr. Viterbo Cortés · Sr. José Refugio Jiménez · Sr. Antonio Juárez Mendoza · Sr. Serapio Julián Villegas · Sr. Máximo Moreno Ortega · Prof. Othón Salazar · Prof. Miguel Arroyo de la Parra · Gral. Heriberto Jara, presidente del Comité Organizador de la Delegación Mexicana · Ing. Santos Barcena · Lic. Clementina Bassols · Dr. Enrique Cabrera · Ing. Manuel Mesa · Lic. Adela Castillejas · Sr. José Chávez Morado · Lic. Vicente Lombardo Toledano · Lic. Alfonso Magallón · Lic. A. Martínez Caraberos · Dra. Paula Gómez Alonso · Dr. Eli de Gortari.

 

 

Delegados de la Comisión Organizadora Mexicana

Comisiones de Trabajo:

Ing. Jorge L. Tamayo (Administración) · Lic. Alonso Aguilar (Comisión de Coordinación y Ponencias) · Dr. Jorge Carrión (Prensa) · Sr. Carlos Lagunas (Prensa) · Sr. Rosendo Gómez Lorenzo (Comisión Técnica).

Secretarios de la Delegación Mexicana:

Lic. Alfonso Magañón · Lic. González Pedrero · Prof. Adelina Zendejas.

Prosecretarios:

Sra. Celia Torres · Lic. Reyes Fuentes · Lic. Salvador Bojórquez · Sr. Samuel Ríos Mora.

Entidades Federativas:

Dr. Ramiro Bermúdez Alegría (Baja California) · Casiano Campos (Coahuila) · Ing. Ovidio R. Ocampo (Guanajuato) · Xavier Campos Ponce (Guerrero) · Lic. José Guadalupe Zuño (Jalisco) · Prof. Catalina Tapia Martínez (Morelos) · Srta. Celia Torres Chavarría (Edo. de México) · Gral. Enrique Ramírez, suplente · Marcelino Ramírez (Michoacán) · Prof. Ernesto Rivera Herrera (Nayarit) · Dr. Mateo A. Sáenz (Nuevo León) · Dr. Ignacio Hermoso Ruiz (Puebla) · Sr. Humberto González García (San Luis Potosí) · Sr. Francisco Figueroa Mendoza (Sonora) · Sr. Reynaldo González Señor (Sinaloa) · Sr. Isidoro Gómez Gámez (Tamaulipas) · Dr. Ramón Rocha Garfias (Veracruz) · Sr. Juan Dutch Colell (Yucatán).

Nicaragua
Sr. Edelberto Torres, escritor. Frente Unitario Nicaragüense · Dra. Concepción Palacios, médica. Partido Movilización Republicana · Profesora Florentina de Romero · Lic. Carlos Castillo I, escritor. Frente Unitario Nicaragüense · Sr. Estrada Roger, contador · Sr. Enrique Cuadra · Sr. Guillermo Genie, economista · Sra. Virginia de Genie, artista · Sr. Carlos Alberto Calderón, agente de publicidad · Sr. Carlos Portocarrero, comerciante · Dr. Manuel Andara, médico cirujano · Sra. Myrna de Pineda, maestra · Sr. Lisandro Chávez Alfaro, escritor y poeta · Dr. Carlos Vargas Ortiz, médico.

Panamá
Sr. David Turner, economista · Sr. Jorge Turner, periodista, abogado · Sr. Carlos T. Changman, fotógrafo · Dr. Moisés Espinosa, médico · Sr. Manuel V. Garrido, Federación Sindical de Trabajadores · Sr. Gritako A. Aparicio, Juventud Nacionalista Popular · Sr. Julio A. Barraza, Federación de Estudiantes de Panamá · Sr. Pedro Rivera, Comité de Defensa de la Revolución Cubana · Sra. Fidelia Troudart Castro, Vanguardia de Mujeres Panameñas.

Paraguay
Sra. Carmen Soler, Frente Unido de Liberación Nacional.

Perú
Sr. Ernesto More, diputado, Movimiento de la Paz · Sr. Humberto Damonte, secretario general de la Federación de Empleados Bancarios del Perú · Sr. Genaro Carnero Checa, consejo consultivo de la Federación de Periodistas del Perú; secretario coordinador del Comité Peruano de Auspicios · Sr. Gustavo Alencastre, antropólogo · Sra. Hilda Gadea Acosta, economista, APRA Rebelde.

Puerto Rico
Dr. Gabriel Vicente Maura, Movimiento pro Independencia de Puerto Rico · Sra. Dominga C. Becerril, declamadora · Sr. Antonio Santaella Blanco, Gran Oriente Nacional · Sr. J. Enamorado Cuesta, Consejo Puertorriqueño de la Paz, escritor · Sr. Julio Pinto Gandía. Partido Nacionalista de Puerto Rico · Carlos Juan Santiago. Federación Universitaria pro Independencia.

El Salvador
Sr. Juan Antonio Díaz, Frente Democrático Salvadoreño.

Uruguay
Sra. Judith Lémez, .Movimiento Nacional de Maestros José Martí.

Venezuela
Dr. José Herrera Oropeza, diputado, secretario de relaciones exteriores del Partido Unión Republicana Democrática, y presidente de la Comisión de Política Exterior de la Cámara de Diputados · Dr. Antonio Delgado Lozano, senador y presidente del Movimiento de Izquierda Revolucionario · Dr. Aníbal Lairet, diputado, delegado del Movimiento de Izquierda Revolucionario · Sr. Jairo Páez, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de los Andes, delegado de la misma y de la FCU de la Universidad Central de Venezuela · Sr. Luis Salazar, de la Federación de Teatros, y del Sindicato de Trabajadores de Radio y Televisión · Sr. Clemente Castro, del consejo central de la Federación de Trabajadores del DF y el Estado Miranda; delegado del Sindicato de Trabajadores de la Industria Metalúrgica · Sr. Jorge Dager, Movimiento de Izquierda Revolucionaria · Sr. Aquiles Nazoa, escritor · Sra. Sonia Tancredi de Núñez, sicóloga · Senador Carlos Augusto León.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

* [Publicados por la revista Política, Año I, No. 23, 1º de abril de 1961, pp. I-XLVIII.] Del archivo del señor Agustín González Mendoza.