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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 
 
 


1945 Programa Político. Miguel Alemán Valdés.

Septiembre 30 de 1945
 

 

SÍNTESIS DEL PROGRAMA DEL LIC. MIGUEL ALEMÁN

Preámbulo.

Esta campaña política nos brinda la mejor oportunidad democrática para que, con sentido constructivo, sin improvisaciones, estudie el país los problemas que habrán de resolverse en el próximo período presidencial; el cual corresponde justamente a los años más críticos de la reorganización del mundo.

El programa que la próxima administración desarrolle no puede ser el que un solo individuo o un solo grupo elabore en el secreto de su propia inteligencia, sino el que resulte como fruto de una campaña en que el candidato dialogue con el pueblo, consulte con los técnicos, estudie los diversos aspectos de cada problema, logre un plan de acción coherente, y llegue con la nación entera a convicciones firmes y compromisos concretos.

En lo que va de la campaña que hemos venido realizando, hemos manifestado ya nuestro pensamiento sobre los problemas de mayor importancia nacional y recogido el dictamen bien meditado de numerosos y diferentes grupos de ciudadanos, de manera que se puede hacer una síntesis de lo que es el programa de Gobierno que, debidamente elaborado, sirva de pauta a la actuación que habremos de desarrollar si el voto popular nos es favorable.

POLÍTICA NACIONAL

Confirmación revolucionaria. Pese a los escollos que tuvo que vencer antes de triunfar y a las dificultades que después se han presentado en su desarrollo, la Revolución Mexicana no ha perdido jamás su prístina finalidad: la libertad del hombre.

Cuando se inició el movimiento revolucionario de 1910 y puso de manifiesto sus principios, no tuvo necesidad de acudir a fuentes extrañas. Nacido de la inspiración del pueblo y de las realidades de nuestra existencia histórica, ninguna influencia ajena lo ha contagiado. No habremos de permitir ahora que tal cosa suceda: pero tenemos conciencia de que los principios de nuestra Revolución son aspiración universal y reconoceremos más que nunca su bondad, su cordura y su efectividad.

La guerra, aún después de haber cesado la lucha armada, atormenta al mundo con sus tremendas consecuencias. La orientación de las Naciones Unidas frente a estas circunstancias es la prueba más contundente de que nuestra Revolución marcó un camino certero a los mexicanos, que el mundo, en escenario más amplio, ha decidido seguir.

Nuestra base firme e inexpugnable es mantener, consolidar y hacer cada vez más fructuosos los logros de nuestra Revolución.

Democracia constitucional. La Constitución Política que nos rige -concreción magnifica de los principios de la Revolución Mexicana- garantiza con sus normas los derechos individuales, las conquistas sociales y las libertades políticas. Ella organiza la vida jurídica del Estado y rige las relaciones humanas sobre el principio del respeto a la dignidad del hombre. Su esencia es la democracia, preciada herencia que nos legaron nuestros mayores y en que ha puesto su fe el pueblo mexicano. Su propósito práctico es el bienestar del pueblo; su aspiración universal la igualdad de las naciones. La victoria de las democracias en el mundo la sentimos y celebramos los mexicanos como el triunfo de nuestra propia doctrina.

Reafirmamos nuestra devoción a la Constitución de 1917 y nuestro respeto a las leyes que de ella emanan. Nuestro deber es -sobre esa base- acendrar la democracia en nuestro medio, de manera que pueda dar todos sus frutos y podamos todos recogerlos.

Reconocemos que en la libertad para forjarse la conciencia de la supremacía de la ley, radica el verdadero sentido democrático. Estamos convencidos de que es mejor ajustarse a la ley, aunque no siempre opere en nuestro favor y provecho, que tratar de destruirla o nulificarla, desobedeciéndola o burlándola.

Unificación nacional. La unificación nacional es una realidad firme. Por ello podemos mirar al porvenir sin intranquilidad.

La unificación nacional no significa la claudicación de ningún interés legítimo, ya sea individual, ya de grupo social. Significa que los diversos factores de la prosperidad colectiva están dispuestos a cooperar entre sí persiguiendo una finalidad superior, a la que todos ellos sirvan con lealtad. Significa, además, que el Gobierno concibe sus funciones y las ejerce en beneficio de toda la nación.

Sin menoscabo de las conquistas que los asalariados han logrado y que la Constitución y las leyes mantienen, y sin menoscabo de las garantías que las mismas leyes y la Constitución otorgan a los otros factores productores de la riqueza nacional, la cooperación eficaz de todos es la meta que nos proponemos alcanzar. La justicia, que es la base indispensable y el más precioso contenido de la libertad, ha de ser la guía para el mantenimiento y la consolidación de la unificación nacional.

La próxima administración debe contar no sólo con el apoyo de las mejores fuerzas populares organizadas, sino que debe integrarse con elementos representativos de las fuerzas sociales, progresistas del país, a fin de vigorizar la unificación en que debe fundarse.

De la misma manera que frente al peligro de la patria reconocimos toda la primada de los intereses nacionales y humanos, ahora proclamamos que la unidad en la paz es la igualdad. En el mantenimiento de la fraternidad y de la unificación nacional fincamos la fe de que nuestro pueblo será grande, libre de la miseria. No debemos tolerar ninguna pasión, ninguna actitud, ninguna idea que tienda a debilitar nuestra nacionalidad.

Libertad ciudadana. La libertad política de todos los mexicanos debe ser inviolable. Pueden los gobiernos apoyarse en la fuerza de las armas, en la habilidad de grupos selectos o en diversos factores sociales y políticos ocasionales; pero es solamente cuando se apoyan en la voluntad popular y cuentan con la confianza de las clases laborantes cuando verdaderamente logran fomentar el bienestar colectivo, realizar obras de progreso y crear instituciones perdurables.

El resultado de los comicios debe llevar a los puestos de elección a los ciudadanos legítimamente favorecidos por las mayorías electorales. La representación nacional, los gobernadores y las legislaturas de los Estados, y los funcionarios de los ayuntamientos así electos, serán la mayor fuerza de nuestra democracia.

El ejercicio de sus derechos políticos es un deber del pueblo, cuyo cumplimiento fomentaremos insistiendo en el acatamiento estricto de la voluntad popular manifestada por medio del sufragio.

La educación del pueblo en el ejercicio de la libertad política corresponde a los organismos políticos que el mismo pueblo se dé. La reorganización del Partido de la Revolución Mexicana debe convertirlo en un instituto permanente de educación democrática para el pueblo de modo que no sea sólo un organismo para fines electorales.

Podemos afirmar que a mayor libertad para la expresión de las ideas -de la cual se derivan las otras libertades: de creencia, de acción política y de actividad económica- corresponde un grado mayor de progreso y civilización de los pueblos.

La libertad de la prensa es nuestro medio es una conquista revolucionaria, con un marcado propósito democrático, porque al respetar la expresión del pensamiento, lo que se quiere respetar es la voluntad popular. La prensa adquiere, por tanto, mayor responsabilidad cuando se acerca más al sentir del pueblo y entiende mejor las necesidades de la colectividad. Cuando llega a ser manifestación genuina de la opinión pública, constituye la mayor fuerza moral que pueda ostentar una nación.

En resumen, la libertad de expresión del pensamiento, la libertad de prensa, la libertad de creencia, la libertad de crítica al Gobierno, son realidades inexpugnables emanadas de la Revolución. A nosotros sólo nos tocará conservarlas intactas, defenderlas y fortificarlas, esperando de quienes las ejercitan, cada día un mayor sentido de responsabilidad.

Municipio libre. Ha sido entrañable aspiración - aún no lograda - de la Revolución Mexicana dar libertad, garantía y nobleza al municipio, que es la forma de gobierno más directamente relacionada con la familia, el hogar y el individuo. Del adelanto y de la calidad de los ayuntamientos, de su responsabilidad popular y de su capacidad de iniciativa, dependen en buena medida el bienestar y la seguridad ciudadanos.

La educación democrática convencerá a los habitantes de cada municipio del deber que les corresponde de elegir autoridades integradas por personas cuyas características de honorabilidad, preparación y trabajo garanticen la satisfacción de las necesidades que sienten los poblados y que en cada localidad son claras y bien conocidas.

La democracia no podrá corresponder en la realidad al sentido profundo que de ellas tiene el pueblo mexicano, mientras no sea efectiva en el seno del municipio. La Constitución ordena la autonomía municipal. Ni el interés político ni ningún otro interés debe ser obstáculo para la efectividad de ese principio. El gobierno de la Federación debe usar todos los medios de convencimiento que tenga a su mano para que los gobiernos de los estados den efectivas garantías a las elecciones municipales y protejan el respeto requerido por las autoridades legalmente electas, cualesquiera que sean los intereses que resulten afectados; así como para que la hacienda municipal cuente con los recursos adecuados que le permitan al municipio proporcionar los servicios públicos en forma eficiente.

Moralización. Los puntos de este programa en política y en administración no podrán llevarse a cabo si no impera una absoluta moralización en los procedimientos que se emplean y en la responsabilidad que deben asumir funcionarios, servidores públicos y todas aquellas fuerzas que participen en la vida activa del país.

No se cumpliría con los propósitos de nuestra Revolución si no se buscaran soluciones a los problemas de las masas desheredadas de nuestro país no sólo en el orden material sino también en el moral.

Democracia quiere decir una ecuación de derechos y deberes. Sobre este principio indefectible se edificará la labor a desarrollar.

POLÍTICA INTERNACIONAL

La política internacional de México ha estado determinada por su historia que es experiencia y voluntad de un pueblo débil, celoso de su independencia, orgulloso de su soberanía, amante de sus instituciones y por eso mismo dispuesto siempre a que sus relaciones con todas las naciones del mundo se mantengan en un plano de igualdad, de mutuo respeto, de amistad y de justicia.

Desde su advenimiento como país independiente, México ha sido el campeón de la solidaridad americana, Su actitud invariable se ha caracterizado por su amistad fraternal para todos los países de nuestro continente. De ahí que la política del buen vecino, formulada por el extinto presidente Franklin D. Roosevelt, haya encontrado eco inmediato en los sentimientos de nuestro pueblo, cuyos ideales de comprensión humana y de respeto para todos los demás de la tierra coincidieron con dicha doctrina.

De ahí también que en el momento en que uno de los países de nuestra América fue agredido. México sintiera que no podía ser indiferente a esa ofensa y cuando más tarde el ataque hirió su dignidad con el hundimiento de sus barcos y sus más caros sentimientos con la muerte de algunos de sus hijos, declarara sin titubeos la guerra.

Al hacerlo, nuestro país sabía que iba a luchar por los mismos principios sustentados en la bandera de la Revolución: dignidad humana; libertad del individuo; igualdad de oportunidad para todos; mayor justicia social. Por tanto, nuestra participación en la contienda armada fue la consecuencia lógica de nuestro espíritu de defensa y del amor a los principios que han campeado tradicionalmente en la política tanto interior como internacional mexicana.

Nos proponemos que tales principios y tales ideales sigan siendo los que guíen al Estado mexicano. Insistiremos, en consecuencia, en el fortalecimiento de la solidaridad continental; en el reconocimiento de la interdependencia económica de todos los pueblos de este Continente; en la sujeción a las normas del Derecho Internacional; en la fraternidad con todas las naciones del mundo y en el respeto a los derechos y a los sentimientos de los demás pueblos para exigir igual respeto a los derechos y sentimientos nuestros.

En esta forma creemos que nuestras relaciones no solamente con América, sino también con Europa y con Asia se sustentarán sobre una base firme que permita a México cooperar, en la medida de sus fuerzas, a la reconstrucción del mundo y a la consolidación de una paz universal, justa y permanente.

DESARROLLO ECONÓMICO

Declaraciones normativas. Nuestro desarrollo económico debe ajustarse a la norma de que la prosperidad que se logre la compartan equitativamente todas las clases sociales que contribuyan a alcanzarla.

En el proceso productivo, un sentido de comprensión debe regir en todas las circunstancias por encima del afán contraproducente de aprovechamiento egoísta, sea individual o de grupo.

Sin desestimar lo que la cooperación internacional puede valer en el aspecto económico, nuestra fe, sin embargo, la ponemos primordialmente en nosotros mismos. Debemos forjar condiciones de trabajo en México, tales que la mirada de nuestros trabajadores se vuelva cariñosamente hacia nuestro suelo y hacia nuestras fábricas y que el capital que se produzca en nuestra Patria se reinvierta aquí mismo, convencido de la seguridad de que goza. El Estado debe garantizar la libertad de los hombres de empresa para abrir centros de producción y multiplicar las industrias del país, seguros de que sus inversiones estarán a salvo de las contingencias de la injusticia. El desarrollo económico nacional se ha de basar normalmente en el espíritu de equidad que anime a los factores indispensables para su realización.

Siguiendo la trayectoria ya establecida por nuestra legislación, la propiedad de los bienes inmuebles debe estar perfectamente en manos de nuestros nacionales. El capital extranjero que venga a vincularse con los destinos de México, debe gozar libremente de sus utilidades legítimas.

El Estado debe brindar la más amplia libertad para las inversiones particulares, reconociendo que el desarrollo económico general es campo primordialmente de la iniciativa privada. Aquellas empresas indispensables para la economía nacional a las que no atienda la iniciativa particular, serán fomentadas por el Estado, quien hará las inversiones necesarias y creará los órganos referidos para su funcionamiento y desarrollo.

Corresponde también al Estado fomentar la creación de empresas cooperativas y dar impulso a las inversiones de los particulares en toda suerte de empresas de producción y de comercio, mediante la libre compraventa de acciones en la Bolsa de Valores, organismos sobre cuyo funcionamiento deben velar las autoridades a fin de que las inversiones no se conviertan en juego de azar que ponga en peligro los ahorros del pueblo.

Las instituciones de ahorros, de seguros y de capitalización como instrumentos que son para encauzar los recursos líquidos de la población, merecerán el mayor estímulo del Gobierno, para que cumplan con su finalidad social y den absoluta seguridad a sus clientes. Fuente de crédito de primer orden, la economía nacional debe contar con su dirección inteligente para el desarrollo que el país exige.

No puede una nación aislarse comercialmente de las otras, estableciendo impuestos prohibitivos sobre la introducción de productos extranjeros; pero al mismo tiempo, la experiencia de todas las naciones industriales enseña que es difícil que sin tal protección pueda desarrollarse una industria nacional. La norma recta en este caso es, por consiguiente, permitir la mayor libertad al comercio internacional compatible con la necesidad de fomentar la industrialización del país. Al actuar el Estado en este campo, debe tener en cuenta el provecho general de la nación y su deber de cooperación para el bienestar de los demás pueblos.

El Estado debe velar, en consecuencia por que a las industrias nacientes del país no les haga ruinosa o desleal competencia la industria extranjera; pero de ningún modo debe contribuir el Estado mediante su acción protectora a que las industrias nacionales lleguen a crear monopolios, cualquiera que sea su estructura, para mantener los precios de sus productos a un nivel que signifique la explotación de los consumidores.

El problema primordial de nuestro pueblo sigue siendo la conquista de la riqueza para el bienestar y el honesto goce de la vida; pero eso estamos decididos a combatir la pobreza y abolir la miseria, elevando las condiciones de vida de la población entera. Las nuevas necesidades que el pueblo deba satisfacer para su mejoramiento aumentarán su capital de consumo y esta circunstancia vitalizará el desenvolvimiento económico, agrícola e industrial que nos proponemos.

Debemos combatir los altos precios que de momento padece el país, por medio de un incremento importante en la producción, principalmente la agrícola, ya que las importaciones de cereales y otros artículos alimenticios han sido medidas necesarias; pero que deben ser excepcionales. Estas importaciones deben realizarse a base de subsidios del gobierno cuando los precios exteriores superen a los del mercado nacional.

Aunque creemos que los problemas esencialmente económicos deben combatirse con medidas de la misma naturaleza y que los abusos que provienen del acaparamiento y del exceso de intermediarios se corrigen con la abundancia de las mercancías más que con medidas de policía o con sanciones que difícilmente llegan a aplicarse, sin embargo pensamos que el Estado debe tomar medidas drásticas para combatir la carestía y rebajar los precios, pues no debe tolerarse la explotación de la miseria del pueblo, ya que por encima de cualquier interés particular está el de los consumidores.

Por lo demás, estamos convencidos que con la cooperación de los industriales, de los agricultores y de los trabajadores, el Estado podrá asegurar al pueblo de México un porvenir sin intranquilidades.

Agricultura. La política agrícola de México debe orientarse hacia el incremento en la producción tanto de ejidatarios como de pequeños agricultores, encaminada a la obtención de artículos alimenticios, de materias primas para la industria y de productos para la exportación.

Hay que producir, en primer término, la base de la alimentación de nuestro pueblo: maíz, trigo, frijol, azúcar, etc., en cantidades y calidades suficientes para satisfacer las necesidades del país.

Es igualmente imperioso producir todas aquellas materias primas de origen vegetal que utilice nuestra industria. La producción de aceites y sus derivados, la de celulosa, entre otras, debe llegar a ser importante fuente de riqueza y dar lugar a una conveniente especialización agrícola.

Nuestro país cuenta con enormes posibilidades de aprovechamiento en las zonas tropicales que hasta la fecha no han sido debidamente explotadas y en donde se pueden realizar cultivos para la explotación. La feracidad de nuestras costas ha dado a nuestro país un carácter de exportador de artículos vegetales que, con ser importante, es susceptible de incrementación. Al café, al plátano, a los frutos cítricos debemos añadir otros productos tropicales cuyo cultivo y selección deben impulsarse. Es necesario evitar que nos veamos obligados como acontece en el caso de la copra, a importar lo que nuestro país está en condiciones de producir con facilidad y abundancia, y cuya escasez no estriba en dificultades propias del medio agrícola sino en falta de organización de nuestra producción.

El fomento del cultivo de árboles frutales, para el cual nuestro país se adapta perfectamente, es otro de nuestros propósitos. La mejoría de las especies, la aplicación técnica en el combate de las plagas, la utilización de injertos y, en general, la aplicación de los métodos modernos a estos cultivos habrá de darnos el resultado apetecido.

La incrementación de la producción agrícola en el país vendrá como resultado de los esfuerzos que el Estado haga en los siguientes puntos:

Ampliación de sus servicios de campo experimentales en los que agrónomos bien preparados desarrollarán nuevas semillas que permitan obtener altos rendimientos y prácticas para los cultivos, de acuerdo con las características agrícolas de la región, que pudiendo ser fácilmente aplicados por lo=> campesinos progresistas les aseguren a éstos la obtención de rendimientos mejores. Muy especialmente se sugerirá la rotación de cultivos que más convenga para cada lugar determinado.

Fabricación y distribución de fertilizantes. El Estado se ocupará de seleccionar los sitios más adecuados en el país para la instalación de grandes fábricas de fertilizantes que permitan producir los que se necesiten especialmente para la región que servirá cada fábrica.

Instalación de gran número de centrales de maquinaria agrícola convenientemente distribuidas en el país, de manera que todos nuestros agricultores se beneficien de dichas centrales y con ellos la producción agrícola nacional.

Mejoramiento de los servicios de combate y erradicación de plagas y enfermedades agrícolas.

Prácticas adecuadas de conservación de suelos. El Estado debe dedicar una atención creciente en todos los casos para que no se siga destruyendo la más valiosa y difícil de reintegrar de nuestras riquezas naturales: el suelo. Para este fin habrá de evitarse la desforestación, el pastoreo antieconómico, los cultivos hechos a base de procedimientos y de técnica atrasada o indebida que redunda en perjuicio de la conservación del suelo.

Estímulo a los ejidatarios y pequeños agricultores para que se organicen en asociaciones o en cooperativas que sirvan como órgano de conducto entre el interés privado del campesino y el interés general del Estado.

Labor continua de persuasión y educación para que los ejidatarios y los pequeños agricultores adquieran un mayor sentido de responsabilidad que les haga atender con mayor dedicación a sus cultivos siguiendo la técnica más adecuada. El objetivo será el rendimiento medio de la hectárea de temporal aumente en un porcentaje notable sobre el actual y que los ejidatarios y pequeños agricultores que cultivan terrenos de riego obtengan de los mismos una producción por hectárea de 5 veces la que tienen de 1 ha. de temporal.

La labor anterior del Estado se completará con la promoción técnica de los cultivos dirigida por expertos agrónomos que trabajen en contacto personal y permanente con los ejidatarios y pequeños agricultores.

Campesinos. El bajo nivel cultural y económico de nuestra población rural ha sido motivo de preocupación para todos los gobiernos revolucionarios y requiere que realicemos toda clase de esfuerzos para elevarlo. Para fin de tal trascendencia; debemos tomar todas las medidas políticas y técnicas que sean necesarias.

Precisa continuar la política agraria del Gobierno de la Revolución hasta satisfacer las necesidades de los ejidatarios que no hayan recibido tierras todavía.

La política agraria de dotaciones y restituciones de ejidos, de ampliación de los mismos, de creación de nuevos centros de población y de colonización, debe continuar firmemente en bien del campesino. La política de colonización permitirá colocar excedentes de población rural en zonas actualmente inexplotadas, previo su acondicionamiento para hacerlas habitables.

La experiencia nos ha demostrado que la extensión de las parcelas debe ser mayor de la que se ha venido concediendo, para que pueda cubrir las necesidades del campesino. Consecuentemente, las futuras dotaciones deben tener en cuenta este hecho y remediarlo.

Urge que haya tranquilidad en los campos y que nuestros campesinos realicen sus trabajos agrícolas sin zozobras.

Los certificados agrarios que constituyen el título jurídico de garantía absoluta en el disfrute de las parcelas, se seguirán entregando con la mayor diligencia posible.

El ejidatario debe tener la convicción de que la tierra que recibe no es un presente que el Estado hace en su favor y puede revocar de un modo arbitrario, sino la consecuencia de un legítimo derecho reconocido por la Revolución.

Se continuará el deslinde de los ejidos y tierras comunales para evitar confusiones en cuanto a la posesión de las tierras, que perjudiquen su aprovechamiento.

Mediante un mejor funcionamiento del crédito ejidal que permita la liquidación oportuna de las cuentas de los ejidatarios, se abolirá la inquietud que por esta causa sufren los campesinos.

Como la industrialización del país depende para tener buen éxito de la capacidad adquisitiva del campesino, el Estado velará porque el campo se convierta en un gran mercado para los productos de la industria.

La elevación económica que los campesinos vienen logrando debe impulsarse para que gocen del progreso general del país. La electrificación rural debe servir para llevar al hogar campesino las comodidades que brinda la civilización, contribuir a la modernización de la técnica agrícola y a la creación de la pequeña industria rural.

Pequeños agricultores. La obra revolucionaria de abolición de los latifundios ha querido siempre estimular y dar las más amplias garantías y facilidades a la pequeña agricultura. Reconocemos que en las luchas de la Revolución el pequeño propietario del campo tuvo una participación preponderante y altamente patriótica.

Consideramos un deber revolucionario e ineludible mantener la inafectabilidad efectiva de la auténtica pequeña propiedad rural y simplificar los procedimientos para la expedición de los títulos que la garanticen.

El Estado aportará los recursos económicos mayores que tenga para asegurar a la pequeña propiedad el crédito que necesite para su desarrollo, y procurará encauzar en ese sentido el crédito privado.

El Estado brindará a los pequeños agricultores rurales las facilidades de sus servicios agrícolas, tales como los de selección y fumigación de semilla, y cuantos más se establezcan para el mejoramiento de la agricultora nacional.

En las escuelas de agricultura serán atendidos los pequeños agricultores y sus hijos.

Ganadería. Las condiciones naturales de nuestro país, tanto por lo que se refiere a la calidad de sus suelos como de su clima, son favorables para el desarrollo de la ganadería.

Sin embargo, para su fomento es necesario optar por una serie de medidas tales como la organización de los productores, según sus necesidades regionales; el crédito especializado en la ganadería; el mejoramiento en la calidad del ganado a través de la importación de sementales y el establecimiento de postas zootécnicas.

A las medidas anteriores es necesario agregar todas aquellas que signifiquen seguridad para el ganadero, protegiéndolo del abigeato que en muchos lugares del país constituye un grave problema.

Igualmente el desarrollo de nuestra economía ganadera exige las garantías que nuestras leyes consignan en favor de las inversiones que en este terreno se realicen.

La organización del mercado exterior merecerá la atención necesaria así como el establecimiento de empacadoras que protegerán los intereses del productor y los del consumidor.

Bosques. Un patrimonio nacional de la mayor importancia es la riqueza de nuestros bosques. Cuidarlos, repoblarlos y vigilar su explotación técnica son necesidades de la más grande trascendencia. Los bosques no sólo constituyen un gran acervo de riqueza; son además esenciales para la vida humana. Su destrucción, que acarrea fatalmente el deslave de la tierra vegetal, es la amenaza más grave que puede tener un país.

Inculcar el cariño al árbol y tomar todas las medidas que el Gobierno tenga en su mano para impedir la destrucción de nuestros bosques, serán de los propósitos más firmes de nuestro Gobierno.

La forestación exige conocimientos especializados sobre el aprovechamiento de las especies cuya savia o cuya pulpa son materia de importantes industrias, algunas de reciente desarrollo en el mundo. Por esta razón, es indispensable que nuestro país prepare especialistas en esta materia.

Una buena parte del territorio nacional está cubierto por maderas finas que deben ser objeto de la más cuidadosa vigilancia por el Estado para que se exploten debidamente, buscando que en ningún caso tal explotación sea abusiva o traiga el agotamiento de los bosques. No debe olvidarse que es obligación de las generaciones actuales conservar y mejorar esa riqueza que deben legar, incrementada, a las generaciones futuras.

Riegos. Para el aumento en la producción agrícola, para el mejoramiento de los campesinos y agricultores y para el beneficio consiguiente de la economía general de la nación es fundamental dar al riego el más amplio desarrollo.

Se puede restar a la eventualidad de la sequía una extensión de cerca de 9 millones de ha., incluyendo zonas húmedas sin necesidad del riego. Para ese fin será nuestro propósito en primer lugar, que el Gobierno termine las obras que están actualmente en ejecución y que no puedan concluirse en el presente período presidencial.

Inmediatamente después, siguiendo un plan técnico adecuado, iniciaremos otras obras que consideramos vitales. Nos proponemos invertir en ellas hasta un total de S 1,500 millones, durante el período de nuestra administración y abrir así al cultivo una superficie adicional de 1.4 millones que ha. nuevas y 300 mil ha., que ahora se trabajan en condiciones poco satisfactorias.

El déficit de trigo, maíz y azúcar que actualmente se resiente en la producción nacional, se podrá cubrir a partir de 1 947 y en los primeros años del nuevo período de gobierno, destinándose a ello la superficie necesaria en los distritos de riego; 300 mil ha. de riego bien explotadas bastarían para cubrir ese déficit.

Además del aprovechamiento total de las aguas corrientes de la superficie del país, nos proponemos impulsar los estudios tendientes a procurar que se aprovechen para el riego las aguas subterráneas.

Se pondrá especial empeño en proseguir el estudio agrológico de nuestro territorio, del que apenas tenemos muestreado el 1%, correspondiente al 15% de nuestra tierra clasificada como laborable.

En cuanto al programa concreto de obras de riego, una vez terminadas las que están en ejecución, nos proponemos iniciar las siguientes grandes obras: En la Baja California, la presa de San Quintín. En Coahuila, las presas internacionales del río Bravo que permitirán la electrificación de ese estado. En Colima, la obra del río Coahuayana. En Guanajuato, el canal alto de Salamanca. En Guerrero, Ometepec. En Hidalgo la presa de Endó, para el riego del valle del Mezquital. En Jalisco, el aprovechamiento de las aguas de la laguna de Chapola, para el riego de una gran superficie. En Michoacán, el canal de la Piedad y el aprovechamiento integral de los ríos del Marqués y del Tepalcatepec, en la zona de Tierra Caliente. En Nayarit, el aprovechamiento del río Santiago. En nuevo León, la presa de El Cuchillo. En Oaxaca la presa de Tehuantepec. En Sinaloa, la presa del río Fuerte y la presa de almacenamiento en el río Sinaloa. En Sonora, la presa de Oviachic, para el aprovechamiento total de las aguas del río Yaqui; la presa de Altar y la presa de Camoa para el aprovechamiento integral de las aguas del río Mayo. En Tamaulipas, la construcción de la presa internacional del Salineño, para el riego de la totalidad de las tierras del Bajo Bravo En Veracruz, las obras del Papaloapan.

Al mismo tiempo impulsaremos el pequeño riego de manera que no haya estado ni territorio en la República donde no se trabaje activamente en este capítulo. Fomentaremos para esta obra la cooperación de los gobiernos de los estados, de acuerdo con sus posibilidades económicas.

La política de riego permitirá al Estado contar con nuevas zonas agrícolas donde colocar los excedentes de población campesina de otras partes del país.

Como con las obras de riego se generó también energía eléctrica, ésta ayudará al plan general de industrialización del país así como a la electrificación del medio rural.

Crédito Ejidal y agrícola. Para que puedan cumplir con el fin para el que fueron creadas y promover la producción agrícola, así la ejidal como la de la pequeña propiedad, las instituciones crediticias del Estado especializadas en ese ramo deben reorganizarse corrigiendo aquellos vicios de su funcionamiento que la práctica ha puesto de manifiesto.

Los sistemas de ministración de crédito a ejidatarios y pequeños agricultores deben simplificarse, y descentralizarse las funciones de los bancos creando sucursales que estén en intimo contacto con los usuarios de los créditos.

Es de inmediata urgencia que el funcionamiento del crédito ejidal sufra las modificaciones que sean necesarias hasta obtener la oportuna liquidación de las cuentas de los ejidatarios y acabar así con la inquietud que sufren por esta causa.

Los bancos Ejidal y Agrícola deben aumentar su capital con las aportaciones que hace el Estado y mantenerlo como reserva adecuada para que sirva de garantía a los préstamos que haga a ejidatarios y agricultores el capital privado. Sólo que éste no concurra deberá usarse el capital de los bancos para hacer préstamos directamente.

A efecto de que el crédito agrícola no resulte ineficaz como lo sería por sí solo, deberá complementarse con la promoción técnica de los cultivos dirigida por agrónomos expertos que trabajen en contacto personal, directo y permanente con ejidatarios y campesinos.

Todo préstamo que otorguen los bancos deberá hacerse mediante fórmulas sencillas que no acumulen trabas ni ocasionen los retrasos que nulifiquen el propósito de aumentar la producción. Con la experiencia que así se adquiera, el capital privado podrá ir formándose una clientela firme y elaborando una práctica beneficiosa. Sin embargo el Estado debe vigilar que el crédito privado que se emplee en la agricultura no desvirtúe sus funciones ni se convierta en un instrumento de agio o de acaparamiento. Al mismo tiempo debe procurar que dicho crédito tenga las mejores garantías.

INDUSTRIALIZACIÓN

Dentro del programa de desarrollo económico del país, el plan de industrialización constituye el capítulo más importante, ya que de su ejecución dependen los objetivos fundamentales hacia los cuales se orienta el desenvolvimiento histórico de nuestra patria en la etapa de la posguerra; la autonomía económica de la nación y elevación de las condiciones materiales y culturales de las grandes masas del pueblo.

El país entero reclama la industrialización. Para ello es indispensable:

1) realizar una revisión de las industrias existentes antes del estado de guerra;

2) llevar a cabo el estudio necesario de las industrias que se crearon por el estado de emergencia y las posibilidades de que subsistan y,

3) estudiar y fomentar las industrias que sean necesarias para el desenvolvimiento del país y que todavía no se han iniciado en nuestro medio.

La nación exige que una técnica adecuada presida el proceso de la industrialización de México, ya que en la industrialización fincamos nuestra fe en que podremos hacer inherente con buen éxito al desempleo con que amenaza la posguerra.

Nuestra política demográfica debe auspiciar la inmigración de técnicos extranjeros y de obreros verdaderamente especializados y el Estado y los intereses particulares deben obrar conjuntamente para enviar al exterior a jóvenes mexicanos a adiestrarse en las técnicas necesarias para el dominio de la industria.

La industrialización deberá fomentarse en las escuelas técnicas, que merecerán particular atención de parte del Estado para aumentar su número, mejorar sus equipos y su profesorado y aumentar su capacidad escolar.

Es esencial para que la industrialización de México sea un hecho, el que simultáneamente se atienda a la electrificación del país. La demanda de energía eléctrica, que ha aumentado en una curva rápidamente ascendente en los últimos años, habrá de intensificar aún más conforme vaya siendo requerida por la industria. Por esta razón, al hacer las obras de riego que en otra parte se mencionan, se cuidará su aprovechamiento para la instalación de plantas hidroeléctricas.

Creemos que con el fortalecimiento de las industrias básicas pesadas (siderúrgica, plásticos, química), se irá complementando la industrialización del país atendiendo de preferencia a la producción de aquellas materias y herramientas que hasta ahora se han venido importando y que son esenciales para el aumento de nuestros productos, tanto agrícola como industrial.

Creemos que con el fortalecimiento de las industrias básicas pesadas (siderúrgica, plásticos, química), se irá complementando al industrialización del país atendiendo de preferencia a la producción de aquellas maquinarias y herramientas que hasta se han venido importando y que son esenciales para el aumento de nuestra producción, tanto agrícola como industrial.

Preferente atención debe merecer también la manufactura de la maquinaria que sirva para reequipar a las industrias ya existentes que, como la textil, la de transportes, los ingenios azucareros, etc., no deben depender exclusivamente del extranjero para su modernización y progreso.

Obreros industriales. Las conquistas sociales de los trabajadores están arraigadas en la conciencia de toda la nación. La Constitución, las leyes y sus contratos colectivos se las garantizan.

Corresponde al Estado dentro de las normas democráticas que nos rigen fomentar el desarrollo de las organizaciones obreras respetando su autonomía; pero éstas deben, por otra parte, afirmar el sentido de su responsabilidad social.

Cualesquiera que sean las diferencias que dividan a los trabajadores es factible su unificación, sin menoscabo de la libertad de los distintos grupos. Las organizaciones de los trabajadores son base sobre la que se mantendrá y consolidará la unificación nacional.

Debemos insistir en el constante mejoramiento de nuestros obreros en su modo de vida, en la elevación de su nivel económico, moral y cultural y en todo lo que los lleve por convencimiento propio a la vigilancia de su conducta y al control de sus actos. El trabajador debe luchar contra los vicios que minan la salud y la moral.

Los obreros deben tener habitaciones higiénicas en los centros industriales, para que ellos y sus familiares vivan en un ambiente sano, tranquilo y reparador de las fuerzas que el trabajo requiere.

La política de industrialización del país debe tener presente la necesidad de que el trabajador gane más, para que adquiera más; éste es el ritmo de una prosperidad ascendente. Pero la sola elevación de los salarios sería ruinosa para la industria y contraproducente para los mismos trabajadores si a ella no correspondiera el obrero con un incremento efectivo en su productividad y una mejoría real en la calidad de su producción.

Tampoco serviría la sola elevación de los salarios si llega a faltar el trabajo. Por eso fincamos nuestra fe en que una industrialización creciente y diversificada nos salvará del desempleo con que la posguerra amenaza a todos los países.

Debemos velar celosamente por el cumplimiento estricto de las obligaciones de los empresarios respecto de sus trabajadores; pero al mismo tiempo deben los trabajadores tener conciencia de que las exigencias desproporcionadas redundan en contra de ellos mismos.

Al Estado compete garantizar la libertad de los trabajadores para asociarse, para contratar colectivamente.

Construidas las vías de comunicación antes mencionadas el puerto de Topolobampo puede ser también el lugar indicado para un desarrollo industrial-metalúrgico. Se pretende la creación de una gran planta para la producción de cobre electrolítico.

El desarrollo comercial de la región noroeste de México, derivado de la posibilidad agrícola, industrial y turística, dará al puerto un gran movimiento que vendrá a sumarse al del tráfico internacional, preveniente de los factores ya analizados.

El organismo que se creará para el manejo de todos estos proyectos cuidará al mismo tiempo los aspectos de salubridad, y muy principalmente el de la creación de centros urbanos y rurales que desde su iniciación cuenten con el máximo de facilidades, tales como agua potable y energía eléctrica. Asimismo, realizará las obras de urbanización, saneamiento, construcción de habitaciones cómodas e higiénicas para obreros, embellecimiento, jardines, etc., del puerto de Topolobampo.

La característica quizá más importante de todo el proyecto será una gran colonización, ya que es lógico suponer que tanto la ejecución de las obras como la apertura de las tierras atraerán a fuertes núcleos de población. En esta forma, el proyecto contribuirá también, en no escasa medida, a la resolución del problema agrario de aquellos lugares densamente poblados en donde la tierra es ya insuficiente para las necesidades de los campesinos.

Proyecto del río Papaloapan. La segunda región escogida - la cuenca del Papaloapan y sus afluentes- tiene ventajas comparables con la del noroeste, ofreciendo sus perspectivas a los mercados antillanos, al este de los EU y a Europa, además de vigorizar el movimiento comercial en todos nuestros puertos del Golfo.

En el caso del río Papaloapan, se construirá una serie de presas en sus afluentes más importantes con los siguientes objetivos:

1) Almacenar temporalmente las aguas de las crecientes, a fin de evitar las serias inundaciones que periódicamente se producen en las riberas del Papaloapan.

2) Darles salida a dichas crecientes en forma tal que facilite la navegación aun en los períodos de estiaje de cada corriente.

3) generación de energía eléctrica.

4) Riesgos de auxilio cuando fuese necesario para ayudar los cultivos en la rica zona de tierras fértiles en ambas orillas del río.

Se calcula en no menos de 500 mil ha. las que se podrían cultivar para la producción de frutos tropicales, muchos de los cuales serían exportados fácilmente gracias al desarrollo fluvial y a la mejoría del puerto de Alvarado sobre el que deberán realizarse las obras necesarias.

TRANSPORTES

Ferrocarriles. Los transportes son vitales para la economía nacional y el consiguiente bienestar del pueblo. El abastecimiento de artículos alimenticios, de materias primas y de combustibles, la distribución de artículos elaborados por la industria del país. El acarreo de productos de importación y el movimiento de pasajeros, han sido entorpecidos por no contarse con transportes adecuados.

El problema de los ferrocarriles es de los que en forma preferente serán considerados en la acción del Gobierno.

Al considerar este problema es necesario tomar en cuenta que no se trata de un servicio de carácter lucrativo; pero ello no significa que se ignore el aspecto comercial de su explotación, sin necesidad de que el Estado se vea obligado a conceder subsidios.

Continuaremos la construcción de los sistemas ferrocarrileros que se están llevando a cabo y abriremos nuevas rutas, indispensables para la economía del país.

Se dará impulso a la terminación de las obras del FC del Sureste, cuya importancia es obvia, ya que tiende a unir importantes regiones de nuestra patria.

Se procederá a reanudar los trabajos de la llamada vía corta entre México y Tampico, adicionándole un ramal que deberá unir Magozal con Tuxpan, esencial para el aprovechamiento de los recursos naturales de esta región.

Consideramos de interés nacional la terminación del ferrocarril de Sonora-Baja California en el tramo que falta entre Puerto Peñasco y la estación de Benjamín Hill del FC Sudpacífico.

También se reanudarán los trabajos de construcción del Ferrocarril de Chihuahua al Pacífico, que se unirá con el FC Kansas City, México y Oriente, conectando a Ojinaga con Topolobampo.

Llevaremos a la práctica los proyectos pendientes para prolongar la línea de Durango a Mazatlán, así como la de Apatzingán a Zihuatanejo, en cuya construcción se ha tropezado con dificultades de carácter técnico que se procurará resolver.

Se proseguirán los estudios que se vienen haciendo para la construcción de la línea que debería unir a la estación de Cocula con Acapulco, y una vez que se termine este estudio se deberá llevar a la práctica.

El aumento es más del triple en el movimiento de pasajeros y carga que trajo consigo el período de emergencia, hizo más patentes que nunca las fallas que ya tenían nuestros ferrocarriles, las que puede resumirse principalmente en el mal estado de la vía, en la escasez de locomotoras y carros, en el pésimo estado de aquéllas, en la insuficiencia, de patios, bodegas y talleres y en la penuria de material para reparaciones. Se debe, asimismo, mejorar la capacitación del personal, lo que redundará en beneficio de los trabajadores y de los servicios ferrocarrileros.

El Estado ayudará hasta el límite de su capacidad a los ferrocarriles nacionales para la adquisición del equipo que necesitan, procurando se fabrique en sus propios talleres a los que urge reacondicionar con maquinaria adecuada para lograr una producción tan buena como la mejor de procedencia extranjera.

No es posible hablar de una política ferroviaria sin tomar en cuenta a los trabajadores que prestan sus servicios en los ferrocarriles.

Los ferrocarriles necesitan mejorar la calidad técnica de su personal. Con este fin se crearán escuelas técnicas y se fundarán becas para los ferrocarrileros y sus hijos. Se continuará aprovechando la cooperación de técnicos nacionales y extranjeros del riel en cada una de sus ramas o especialidades.

Los ferrocarriles no son únicamente vías, trenes, talleres y oficinas: son miles de obreros que rinden un servicio social. El trabajador ferrocarrilero es el nervio, es la fuerza que anima a todo el ferrocarril. A este trabajador corresponde cooperar para que los ingresos del ferrocarril permitan dar a cada uno de sus obreros un salario suficiente. En esta labor debe contribuir el Estado con todos los medios de que dispone.

Carreteras. El programa de carreteras recibirá preferente atención, en virtud de lo limitado de nuestra red ferroviaria nacional y de las condiciones especiales de conformación de nuestro territorio.

Será propósito del Gobierno el dar el mayor impulso para proseguir el programa de construcción de carreteras en nuestro país, revisando cuidadosamente todos los proyectos y planes aprobados hasta la fecha con el fin de ajustarlos, modificarlos o ampliarlos, de acuerdo con las nuevas necesidades, escalonándose en forma tal que paulatinamente vayamos resolviendo a fondo los problemas más importantes necesariamente con medios lícitos y legales.

Electrificación. La electrificación es a la industria, lo que el riego es a la agricultura. Los grandes sistemas eléctricos de México, incluyendo los de la Comisión Federal de Electricidad, sólo tienen capacidad para atender las necesidades de 4 de los 20 millones de habitantes del país, lo cual reduce considerablemente las posibilidades de trabajo y la producción por individuo y contribuye poderosamente a crear el estado de miseria en que ha desenvuelto nuestro pueblo. Un alto porcentaje de nuestra población carece totalmente de servicios eléctricos y otras, muy numerosas también, son atendidas deficientemente.

Para resolver el estado de cosas señalado, se construirán plantas generadoras de importancia para ampliar la capacidad de los grandes sistemas existentes y crear otros nuevos mediante la acción de la CFE, que proporcionarán energía suficiente a los centros importantes de consumo para la industrialización, para el bombeo de agua potable, para el riego y paro los servicios domésticos.

En las poblaciones cuyos servicios eléctricos sean insuficientes o deficientes, se instalarán plantas locales cuya capacidad variará de acuerdo con las necesidades existentes en cada una de ellas.

Si incrementarán las redes de distribución eléctrica, para dotar de servicios eléctricos a las poblaciones pequeñas, tomando la energía de los sistemas existentes o de los que en caso necesario deban construirse.

Tendrá preferencia la electrificación de las poblaciones más importantes, porque a una misma inversión corresponderá un mejor servicio a un mayor número de habitantes. Las poblaciones que por su situación geográfica, comunicaciones y cercanía a las líneas de transmisión de los sistemas existentes, requieran para su electrificación la erogación de menores gastos, recibirán una atención inmediata así como aquellas regiones que por sus características particulares puedan obtener mayores beneficios de la electricidad.

El programa de electrificación esbozado permitirá aprovechar los grandes caudales hidráulicos que por tantos años se han estado desperdiciando. Requerirá la inversión de $ 500 millones y llevará sus beneficios a más de 1 5 millones de mexicanos.

PRINCIPALES INDUSTRIAS

Minería. La extracción de minerales ha sido la industria más vieja y sigue siendo una de las más importantes de nuestro país. México es conocido en todo el mundo como el productor más importante de plata y uno de los primeros en metales industriales. Durante el período de la guerra, la minería ha tenido que trabajar con un ritmo acelerado que ha gastado desproporcionadamente su equipo y disminuido las actividades normales de exploración.

Con el advenimiento de la paz es de esperarse un decrecimiento de la demanda de los metales no preciosos y una posible disminución en sus precios.

En vista de estas circunstancias creemos que una política minera inteligente debe comprender los siguientes puntos:

1) La intensificación en los trabajos de exploración en todo el país, que garantice la vida de la industria y mantenga la actividad en los campos mineros evitando así cualquier peligro de desempleo.

2) Las gestiones encaminadas a sostener el precio de la plata cuya nueva cotización, que esperamos no solamente se sostenga, sino que mejore en lo futuro, hará más atractivas las inversiones en la minería, permitirá el trabajo en minas cuya ley hacia incosteable su explotación con los precios anteriores y absorberá, de esta manera, cualquier disminución en las actividades en las minas de metales industriales, y

3) La transformación de los productos de la minería a fin de que se exporte la mayor cantidad de trabajo mexicano incorporado al producto; es decir, que la explotación sea de metales en vez de concentrados, y los metales en el grado superior de refinación que sea posible. Esto es, zinc metálico en vez de concentrados de zinc, cobre electrolítico en vez de cobre negro, para tomar sólo 2 ejemplos.

Es esta forma será realmente la industrialización de México la que habrá de evitar cualquier peligro de decaimiento de nuestra minería.

La orfebrería contribuye también en estimular nuestra industria minera. Su incremento hará que se consuman cada vez mayores cantidades de plata transformada en objetos cuya alta calidad artística se debe a la reconocida habilidad de nuestro pueblo, que históricamente se ha distinguido en esta actividad. En consecuencia, no debe escatimarse esfuerzo alguno para buscar mercados exteriores para los objetos de plata mexicana y dar facilidades para el incremento de la orfebrería en el país.

Por lo que hace a la minería propiamente dicha, además de la intensificación en las exploraciones de que antes se habla, deben dictarse disposiciones tendientes a aumentar nuestras reservas minerales y a proteger a los pequeños mineros, a los gambusinos y a los buscones.

Igualmente debemos procurar el abaratamiento de las materias primas que usa la minería y la ayuda, tanto técnica como económica a las cooperativas mineras, sin otros límites que el respeto de derechos legítimos de tercero.

A este plan para el desarrollo de la minería deben concurrir con igual entusiasmo el Gobierno de la República y los sectores obrero y patronal que interviene en la industria minera.

El trabajo de los mineros es rudo; está sometido a privaciones y a constante peligros. El seguro social debe brindarles ampliamente los servicios necesarios. El Estado por todos los medios a su disposición, debe rodear la vida de estos trabajadores y de sus familias de las mayores garantías.

La tuberculosis y la silicosis hacen verdaderos estragos entre los mineros. Son su peor enemigo. No se omitirán esfuerzos tendientes a reducir el porcentaje de los afectados de este mal.

Industria petrolera. La expropiación de las compañías petroleras extranjeras y la explotación por el Estado de esta industria extractiva, es una de las medidas revolucionarias que unánimemente han merecido la aprobación del pueblo mexicano.

Obras de tal importancia, que con justicia se considera como base de la autonomía económica de México debe ser consolidada y garantizada con un indiscutible éxito comercial y económico. Por tal motivo, no solamente debe cuidarse el presente de la industria petrolera mediante la aplicación de la técnica más avanzada y de la organización más eficaz en su funcionamiento, sino mirar también previsoramente al porvenir.

Quiere decir esto que es indispensable intensificar los trabajos de exploración tanto en las zonas posible o reconocidamente petrolíferas, como en aquellas en las que hasta ahora no se ha encontrado aceite. Sólo en esta forma se pueden crear reservas nacionales que garanticen el progreso continuado de la industria.

Uno de los fenómenos económicos característicos de los últimos años ha sido el incremento ininterrumpido en la demanda interior de los productos derivados del petróleo. Este hecho que habla con claridad del progreso económico de nuestro país, nos orienta para encaminar todos los esfuerzos del Gobierno hacia el mejoramiento e integración de la industria petrolera en sus aspectos de refinación.

Es indispensable que México produzca toda la gasolina de alto octano que va a requerir muy pronto su creciente aviación de carga y pasajeros, así como todos los combustibles líquidos y gaseosos, aceites y parafinas que está pidiendo su transporte de automóviles y camiones, tanto como las industrias que necesitan de estos productos.

Finalmente, es indispensable complementar la distribución de los productos derivados del petróleo, por medio de oleoductos y gasoductos que faciliten su rápida movilización a todos los rincones de la República.

Industria Textil. Para atender a las demandas excepcionales del período de emergencia provocando por la guerra, la industria textil que trabaja a un ritmo superior a sus condiciones normales y ha encontrado dificultades muy grandes para obtener las refacciones de su equipo. Por esa causa y por el hecho de que mucha de la maquinaria de la industria textil es extremadamente antigua, actualmente se encuentra en condiciones desfavorables.

Es, pues, urgente que los industriales procuren la rápida modernización de sus plantas y es conveniente que el Gobierno les ayude a realizarla para que puedan mantener y aun aumentar su producción, así como para que conserven su mercado interior y retengan el exterior en competencia con países que tradicionalmente se han dedicado a la producción de telas. La modernización fabril debe ser integral, de manera que abarque tanto los equipos mecánicos como los sistemas de trabajo.

En resumen, es necesario y urgente poner nuestros establecimientos fabriles en condiciones semejantes a las que norman la producción de los países textiles más importantes, con el cuádruple objeto: de abaratar los costos de producción y los precios de venta, de mejorar los salarios de los trabajadores, de satisfacer la demanda de la población en materia de vestido y de conservar y aumentar hasta donde sea posible el mercado exterior de nuestros productos.

En la producción textil debe estudiarse la conveniencia de implantar el sistema de producir un solo artículo por unidad fabril; de producir en masa mediante grandes instalaciones y de simplificar la distribución.

Es urgente que los industriales y las organizaciones obreras lleguen lo más pronto posible a un acuerdo sobre lo que debe entenderse por modernización de la industria textil, sin detrimento de los derechos legítimos de ambas partes y en función de interés supremo de la nación.

Industria química. Es básico para la industrialización de México el establecimiento y desarrollo de la industria química. El gobierno deberá procurar la rápida instalación de plantas en que se produzcan los ácidos y las bases en cantidad suficiente y con técnica adecuada para competir con los precios de estos artículos que ahora se importan. Para tal fin es necesario no sólo incrementar las plantas ya existentes sino realizar un trabajo de investigación científica por medio de la instalación de laboratorios que nos indiquen los mejores lugares para la ubicación de las fábricas referidas y nos señalen cuáles materias primas existentes en el país deben ser las utilizadas

El siguiente paso en la industria química debe ser la producción de anilinas de las que se derivan productos importantes en la nueva industria de medicinas e insecticidas. Una vez más la experimentación y la investigación científicas son aquí la base del progreso y el Estado debe, mediante la importación de técnicos extranjeros y el envío de químicos mexicanos a las universidades de Europa y los EU, promover un verdadero renacimiento en la investigación de nuestros recursos para el aprovechamiento de materias primas vegetales y minerales.

Estas investigaciones deben dirigirse de un modo preferente a buscar que se produzcan en el país las drogas que se utilizan para combatir las plagas de plantas y animales, así como las medicinas que ahora importamos a precios excesivos y los fertilizantes que con tanta urgencia reclama nuestra agricultura.

Industria del azúcar. El problema fundamental de la industria azucarera estriba en el desequilibrio que existe entre la producción y el consumo, debido al aumento de éste y descenso de aquélla, particularmente en el último quinquenio. Es, pues, urgente aumentar la producción con objeto de suprimir las importaciones de este artículo, bajar los costos de producción, disminuir el precio de venta, acrecentar los ingresos de todos los factores que intervienen en la producción y prepararse para satisfacer las necesidades futuras que continuarán aumentando.

Para alcanzar ese fin es evidente que ni los campos de caña, ni los ingenios existentes, están en condiciones de satisfacer la demanda de la población. Es indispensable realizar una reorganización total de la industria azucarera.

El primer paso tendrá que consistir en el aumento de la producción de la caña, tanto por ampliación de las áreas de cultivo como por la elevación del rendimiento, lo que se logrará tomándose una serie de medidas de carácter agrícola, que al mismo tiempo abaratarán el costo de la producción de la caña, haciendo más remunerativa su siembra para los cultivadores.

Además del problema agrícola debe tenerse en cuenta el aspecto industrial que exige elevar el rendimiento de los ingenios actuales y de nuevas instalaciones. Debe estudiarse en qué casos es indispensable el cambio de ubicación de las unidades industriales defectuosamente localizadas y la modernización de los equipos mecánicos, así como los de los sistemas de trabajo.

El aumento de la producción de la caña de azúcar exige que cada ingenio esté ubicado dentro de la zona de abastecimiento capaz de satisfacer su capacidad de molienda; y que entre cada ingenio y las plantaciones exista un sistema de transporte que permita conducir la caña con rapidez y a bajo costo.

Industria del henequén. El henequén ha venido representando para la economía nacional un renglón de primera importancia, al mismo tiempo que su explotación constituye la base de la vida económica del Estado de Yucatán.

Durante la guerra, tanto la materia prima como los productos nacionales elaborados con ella, alcanzaron auge extraordinario como resultado de cierre de los mercados extranjeros competidores v por las exigencias propias de la guerra.

En la posguerra se van a presentar graves problemas que afectarán la industria henequenera. Es por ello urgente atacar ese problema en una forma inmediata recurriendo a distintas medidas que coloquen al henequén mexicano en condiciones de competir con los de procedencia extranjera, manteniendo sus mercados fundamentalmente en el exterior.

Desde el punto de vista agrícola es indispensable ampliar las zonas de cultivo de alto rendimiento; localizar en forma adecuada los mejores centros para nueva siembra, seleccionar las especies y abaratar los costos de producción, sin perjuicio de los intereses de los trabajadores.

A las medidas de carácter agrícola deben agregarse las que se refieren a la renovación total de los actuales equipos de desfibración con otros modernos y eficientes, dotados con los aditamentos necesarios para la recolección mecánica de la fibra corta, la desecación artificial y el desempolve.

Es igualmente indispensable aumentar la cantidad de fibra destinada a la elaboración nacional, así como modernizar los equipos cordeleros y ampliar su capacidad de producción.

Debe mejorarse la calidad de los artículos elaborados actualmente y diversificar la producción con tendencia a lograr la integración definitiva de la industria henequenera, abaratándose los costos industriales sin perjuicio de los intereses obreros.

Todas las medidas anteriores deberán completarse, naturalmente, con un mejor sistema de transportes terrestres y marítimos y con el aumento de consumo interno de la producción nacional, conservación de los actuales mercados extranjeros y, de ser posible, apertura de nuevos, compitiendo a base de mejor calidad del producto.

Turismo. México está ya reconocido como un país cuyas bellezas naturales lo colocan por su interés para el turista a una altura envidiable en cualquier parte del mundo.

Con la terminación de la guerra debemos prever un incremento muy considerable de visitantes y prepararnos con diligencia para recibirlos.

La industria del turismo complementa, en realidad, nuestras exportaciones porque es fuente de divisas extranjeras. Por esta razón es también digna de especial cuidado, puesto que con el aumento previsible de las importaciones del país resulta deseable un incremento en nuestra capacidad adquisitiva internacional, a fin de que no se afecte nuestra balanza de pagos.

Además de sus consecuencias económicas, el turismo, al dar oportunidades para que los extranjeros conozcan el país, es origen de simpatía y de buena voluntad, pues solamente con el conocimiento personal pueden los pueblos llegar a entenderse y a cimentar una amistad sincera.

Una política inteligente respecto al turismo debe estar orientada hacia la obtención de 2 objetivos: la protección del visitante, por un lado, y por otro la vigilancia para que nuestro país no cambie su fisonomía en su afán de halagar al turista, ya que esta actitud en realidad resulta contraproducente.

Concretamente, el Gobierno debe tomar las siguientes medidas en fomento del turismo: intensificar la propaganda sobre México en el extranjero, particularmente en los EU, Canadá y los países de América Latina; multiplicar los centros de atracción turística; mejorar y multiplicar las vías de comunicación y los sistemas de transporte que conducen a ellos; sanearlos y urbanizarlos sin que pierdan su carácter tradicional o típico; multiplicar la red de hoteles existentes, lo mismo en los centros turísticos que en las estaciones intermedias de las carreteras, vías férreas, rutas aéreas y puertos; establecer escuelas de capacitación para promotores turísticos, empleados de hoteles y restaurantes, guías e intérpretes.

Para estimular la industria hotelera que es esencial para atender el incremento del turismo, se deben promover las reformas necesarias a la actual política de crédito procurando dar mayores facilidades a las inversiones que se hagan con este propósito.

Estrechamente relacionado con el turismo se encuentra se encuentra el fomento de la industria típica nacional, de la que viven muchos millares de indígenas. Esta industria tiene grandes perspectivas en el mercado exterior, principalmente en el norteamericano si se organiza a los productores, se les salva de la explotación inicua que sufren y se les capacita para producir en la gran escala que demandan los importadores extranjeros.

Industria cinematográfica. La industria cinematográfica ha llegado a tomar un lugar de primer orden en el país por su importancia económica. Los ingresos que se obtienen de su mercado tanto nacional como extranjero son cuantiosos. Pero además de su importancia económica, el cinematógrafo ha sido un conducto inmejorable para dar a conocer a nuestro país en el exterior, en donde le ha creado una simpatía y un prestigio de valor inapreciable.

Por consiguiente, el Estado debe procurar que las vicisitudes de la posguerra no afecten desfavorablemente a la industria ni sean obstáculo para su progreso en el futuro.

La industria del cinematógrafo tiene también características especiales como medio educador de primer orden. En consecuencia, se deberán impulsar los estudios y laboratorios cinematográficos, buscando el mejoramiento y depuración de las películas nacionales, tanto en el aspecto del progreso técnico que le permita compararse favorablemente con las mejores del mundo, como atendiendo a los lineamientos generales de la política educativa del Estado y a los principios de la moral.

Pesca. Se ha dicho ya que el problema fundamental de nuestro pueblo es su alimentación. En el mar encontraremos satisfacción para esta necesidad, todavía no bien calculada, en la pesca.

A pesar de nuestros enormes recursos pesqueros la industria de la pesca puede afirmarse que se halla en un estado incipiente, tanto por los procedimientos empleados como por el equipo y el volumen mismo de producción.

Es indispensable que le Estado, por todos los medios, estimule el desarrollo de la industria pesquera nacional, dotándola de los medios técnicos necesarios, organizando y educando al pescador, en una palabra, creando las condiciones de modernización de esta importante aunque potencial actividad económica.

Además de las medidas para mejorar la técnica de la producción, deben tomarse otras para mejorar el tráfico de los productos del mar a fin de que se haga sin los peligros de su fácil descomposición, organizándose en los puertos de pesca instalaciones frigoríficas que regulen el consumo y llevando el servicio de refrigeración hasta los mercados del interior mediante camiones y furgones de ferrocarril isotermos o refrigerados. Debe agregarse el establecimiento de plantas empacadoras así como la preparación del pescado seco, congelado, salado y ahumado y la fabricación de los muy variados subproductos. La explotación pesquera debe tomar también en cuenta el cultivo artificial de especies en el mar y en agua dulce.

Todas las medidas anteriores exigen la vigilancia de nuestros litorales para la conservación de la riqueza pesquera por lo que debe fomentarse una flota de pequeñas embarcaciones que permitirá aprovechar la experiencia que en materia de construcciones se tiene en Campeche y Tabasco.

MONEDA Y CRÉDITO

Es de vital importancia para la economía nacional el afianzamiento del poder adquisitivo de nuestra moneda tanto en el exterior, esto es, con relación a las divisas extranjeras, como en el interior frente a los artículos de consumo. Por lo que toca a lo primero, confiamos en que los convenios internacionales existentes al respecto, principalmente el de Bretton Woods, así como el prudente de nuestra reserva del Banco de México, en oro y divisas, pongan a nuestra moneda al abrigo de fluctuaciones desfavorables.

Por lo que se refiere al poder adquisitivo del peso respecto a los artículos que el pueblo necesita para vivir, la experiencia nos ha demostrado que no podríamos corregir eficazmente la elevación de los precios interiores con sólo procurar el alza de nuestra moneda frente a las otras del mundo. Pensamos, en cambio, que serán medidas más eficaces las que tiendan a conseguir una producción abundante así como las que eviten los monopolios, cualquiera que sea la forma en que se presenten.

Consideramos que un crédito suficiente y sano -garantizado más con la productividad del empleo que se le dé que con excesivas prendas o hipotecas- es estímulo a la producción y ayuda al bienestar general, sobre todo si se procura la baja del tipo de interés para que el crédito no sea carga pesada para la industria y la agricultura. En consecuencia, creemos que el Estado debe dictar las medidas adecuadas para que las fuentes de producción tengan acceso a un crédito que no sea usurario y cuya garantía principal estribe en la inteligente inversión de los préstamos. A este fin las restricciones al crédito que el período de emergencia hizo necesarias deberán irse levantando conforme las circunstancias lo exijan.

El Gobierno, además, procurará obtener créditos en cantidades importantes, a largo plazo y bajo tipo de interés, tanto para obras públicas productivas como en ayuda a las empresas particulares para el establecimiento de industrias de interés nacional.

SISTEMA FISCAL

La tradicional organización fiscal de México ha hecho que nuestro país dependa desproporcionadamente para sus ingresos de los impuestos a la importación y a la exportación. Cambiar este sistema en forma repentina es imposible mientras no se haya logrado el desarrollo completo de la industria nacional. Es necesario, sin embargo, introducir paulatinamente aquellas reformas a nuestro sistema de recaudación fiscal que permitan considerar a los impuestos aduaneros sólo para los efectos de protección industrial y no como fuente principal de ingresos.

El desarrollo económico de cualquier país se ve fuertemente afectado por las condiciones fiscales que prevalezcan en el mismo. Las contribuciones excesivas, los impuestos confiscatorios, las cargas inequitativas son todos obstáculos serios para el progreso. Al mismo tiempo el Estado, para realizar sus funciones, necesita fondos cada vez mayores que recibe como partícipe indispensable en la producción nacional. En estas condiciones, el Gobierno debe hacer todos los esfuerzos que estén a su alcance para que el aumento requerido en sus ingresos no dificulte el crecimiento de la industria, de la agricultura o del comercio.

Aunque comparados con los otros países los impuestos que se pagan en México son relativamente bajos, su multiplicidad y los anticuados procedimientos de recaudación los vuelven extremadamente incómodos. Una revisión del sistema fiscal y su inteligente coordinación con los regímenes impositivos de los Estados de la Unión aumentaría de un modo importante la recaudación del Erario sin incrementar las cargas a productores y consumidores.

La complejidad de los impuestos y las dificultades inherentes a los sistemas establecidos dan, con frecuencia, lugar a que el contribuyente busque la manera de librarse, más que del impuesto mismo, de sus molestias y se vea de ese modo tentado a hacer arreglos y entrar en componendas que perjudican al Fisco, relajan la moralidad burocrática y crean en general una atmósfera dentro de la cual el industrial y el comerciante llegan a sentirse, sin duda, asfixiados.

TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO

Los trabajadores al servicio del Estado comparten con los funcionarios públicos la responsabilidad de un buen gobierno. Para que éste sea posible, es absolutamente indispensable que quienes sirven los encargos públicos, en cualquier categoría, tengan lealtad completa para el Gobierno, con independencia de quienes sean sus altos funcionarios.

México confía en el sentido de responsabilidad de la burocracia y espera que los servidores del Estado sean ejemplo para otros grupos organizados.

Superados ya los tiempos en que los empleos de las oficinas se consideraban como legítimo botín de los grupos triunfantes, el burócrata tiene actualmente, gracias al estatuto jurídico en vigor, garantizadas su estabilidad y su mejoramiento.

Los burócratas han conquistado legítimos derechos, pero han asumido también responsabilidades legalmente exigibles, porque les han creado obligaciones que han de cumplir. Entre ellas está la de honradez, la de eficacia creciente y las de entusiasmo e iniciativa en su trabajo.

Al esfuerzo nacional hacia una mayor producción, debe contribuir también el empleado público, seguro de que el Estado, con mayores fuentes de ingresos, corresponderá con justicia a su esfuerzo de tal manera que ser empleado del Gobierno llegue a significar para él y para sus familiares, habitaciones higiénicas, facilidades de crédito y de cultura y satisfacción de sus necesidades y aspiraciones legítimas.

La respetabilidad del Tribunal de Arbitraje y la seguridad de que sus resoluciones serán fielmente acatadas en su sentido justo, por autoridades y trabajadores, constituyen el fundamento sobre el que se asienta la vida jurídica del estatuto vigente.

Se revisarán las disposiciones respectivas y se dictarán las que hagan falta para complementar el cuadro de las garantías de que disfrutan los trabajadores oficiales.

La Ley de Pensiones Civiles de Retiro necesita reformas adecuadas, a fin de que sea más beneficiosa para los servidores públicos.

Se estudiarán las medidas para facilitar crédito a los trabajadores del Estado para el mejor disfrute de sus vacaciones en viajes de recreo dentro de la República y en los países vecinos.

COOPERATIVAS

Creemos que el cooperativismo constituye un procedimiento educativo para crear el sentido de responsabilidad en nuestro pueblo. Pensamos, además, que el progreso de las cooperativas contribuirá al bienestar de algunos núcleos de población con recursos económicos limitados.

Consecuentemente, el Estado propiciará el desarrollo de las organizaciones cooperativas para asegurar su buen éxito, una dirección técnica adecuada y la ampliación de su campo de actividades.

A las cooperativas de consumo y de producción deberán añadirse las encaminadas a mejorar la habitación de sus componentes o a procurarles atención médica u hospitalaria.

Las cooperativas agrícolas merecerán también atención especial, pues mediante ellas los ejidatarios y los pequeños propietarios pueden obtener los beneficios del crédito, de la maquinaria y de los recursos técnicos que están vedados a los individuos por las limitaciones económicas que personalmente sufren.

Se estudiará una revisión a la legislación vigente en materia de cooperativas encaminada a la mejor resolución de sus problemas y a su completo desarrollo

DESARROLLO REGIONAL INTEGRAL

Aprovechando la experiencia de los EU, en donde con muy buen éxito se ha realizado el programa conocido con el nombre de Sistema del Valle de Tennessee hemos pensando en la conveniencia de escoger dos regiones de nuestro país de ilimitadas posibilidades económicas para llevar adelante un programa de desarrollo integral regional. Son éstas las cuencas de los ríos de El Fuerte, en el Estado de Sinaloa, y el Papaloapan, en el Estado de Veracruz.

El proyecto consiste en la creación de un organismo descentralizado con autoridad suficiente y recursos económicos propios para que simultáneamente ataque los problemas de una región en sus múltiples aspectos. Las ventajas de esta manera de trabajar consisten fundamentalmente en la unidad en la dirección; el aprovechamiento al máximo del equipo mecánico; la simultaneidad o la ordenada sucesión en las obras según lo requieren los trabajos; el cuidado de los aspectos de urbanización e higiene al mismo tiempo que los de producción y la posibilidad de obtener para las obras financiamiento directo nacional o extranjero.

Proyecto del Noroeste (Cuenca del Río Fuerte). La región del sur de Sonora y norte de Sinaloa puede constituir una de las más prósperas del país, porque está excepcionalmente dotada de ríos caudalosos (2 en Sonora y 11 en Sinaloa) que corren casi paralelos, tienen numerosos afluentes y cruzan por tierras de gran fertilidad, de climas variados y sanos y colocadas en una situación estratégica comercialmente hablando. Concretamente se piensa en obras de captación de las aguas del Río Yaqui, por medio de una presa cercana a la región regable y que complementaría la ya muy importante Presa de la Angostura. Todavía dentro del Estado de Sonora se proyectan obras de captación de aguas del Río Mayo. Ya en Sinaloa hay obras en pleno proceso de realización como la de la presa de Sanalona, que servirá para resolver parcialmente el problema de la producción del azúcar en el país; pero las más importantes se refieren a la presa de Bajolaquí, todavía en territorio de Chihuahua sobre el Río Fuerte, cuyas aguas son aprovechadas actualmente en muy escasa medida. Esta presa tendrá el doble propósito de generar energía eléctrica y regar una superficie mínima de 250 mil ha. de terreno de espléndida calidad.

Las obras sobre los ríos de que se trata comprenderán las presas de captación que sean necesarias y un sistema completo de canales que permitirá abrir al cultivo una extensión de tal manera amplia que probablemente sirva para resolver definitivamente el problema de la producción de artículos alimenticios para todo el país.

Simultáneamente a las obras de riego de éste y los otros ríos que cruzan el Estado de Sinaloa se atacará la terminación del FC Kansas City, México y Oriente, que será la vía natural para la salida de los productos agrícolas de Sonora y Sinaloa hacia el oeste norteamericano, ya que aproximará esa región, en una forma muy apreciable con respecto a las comunicaciones actuales. A este ferrocarril le falta únicamente la construcción de un tramo de 200 Kms. aproximadamente, en la sierra, que interrumpe la línea y cuya construcción ha sido estudiada y resuelta ya desde el punto de vista técnico. Aunque requiere una cuantiosa inversión, se estima que será de gran porvenir comercial tanto para la salida de los productos agrícolas hacia el norte como porque da acceso a enormes reservas forestales y de recursos mineros que se estiman los más importantes del país. Además porque será el camino lógico del oeste central norteamericano para el oriente asiático. Independientemente de esto, el ferrocarril cruza por parajes de excepcional belleza natural -comparable a la del Gran Cañón- y por tanto, de inmediato porvenir turístico que garantiza un abundante tránsito de pasajeros.

Junto con estas obras ferroviarias deberán realizarse las del ferrocarril de Mazatlán a Durango, con lo cual se unirá esta región con el centro de nuestro país.

La red de ferrocarriles deberá completarse con las carreteras transversales que se requieren, no solamente para las realización de las obras de riego, sino también para alimentar las líneas férreas desde el principio de su explotación.

Completarán estas obras las que deben realizarse en Topolobampo, cuyas condiciones hacen de él un puerto natural que sólo requiere fáciles adaptaciones y obras portuarias que consistirán en facilidades de muelles y malecones importantes para la comunicación de los diferentes centros de población y zonas productoras.

Se dará preferencia a aquellas carreteras provisionales que son indispensables para unir lugares incomunicados; pero buscando siempre, desde el momento en que se planee, verificar previamente los trazos definitivos mediante una detenida y cuidadosa localización por medio de técnicas avanzadas, con planeación aérea para no tener que hacer, posteriormente, reparaciones costosas y constantes modificaciones a los tramos.

Se procurará asimismo, que las carreteras vengan a ser elementos de complementación y alimentación de los ferrocarriles en todos aquellos casos en que sea posible y no de competencia directa para los mismos.

En materia de carreteras hay unos 25 mil Km. que construir por el Gobierno Federal con la cooperación de los Estados, para consumar la labor emprendida por los gobiernos revolucionarios, de adecuada integración vial del país y dar mercados a muchas regiones que se mantienen aisladas y por consiguiente no concurren como debieran a la economía de la nación.

La carretera de Ciudad Juárez debe prolongarse por Delicias, Camargo y Jiménez, bifurcándose aquí con un ramal a Parral y Santa Bárbara que se extienda hasta Culiacán, y otro ramal a Torreón y Zacatecas.

De Torreón debe partir otra carretera a Durango, donde entronque con la carretera de Aguascalientes y San Luis Potosí.

Con esos tramos se constituirá el segundo sistema de la Carretera Panamericana.

Se terminarán de construir los tramos que falten en el tercer sistema internacional que, partiendo de Nogales, pase por Hermosillo, Guaymas, Ciudad Obregón, Navojoa. Los Mochis, Culiacán y Mazatlán -donde entronque con la carretera que se construye a Durango- y prosiga por Rosario, Acaponeta, Santiago Ixcuintla, Tepic e Ixtlán, hasta encontrar con la línea de Guadalajara llega hasta Tequila.

De Guadalajara, llamada a ser, después de la ciudad de México, el más importante crucero de carreteras nacionales, debe partir una carretera a Colima.

El sur y el sudoeste del país debe contar también con buenas carreteras, en cuya construcción hallarán empleo muchos millares de hombres y un gran mercado nuestra producción de gasolina y de equipo de camiones de carga y pasajeros, así como el turismo nacional y extranjero.

Principalmente se deberá terminar la Carretera Panamericana hacia el sur, si no queda concluida durante el actual período presidencial.

Autotransportes. Existe una estrecha liga entre la construcción de carreteras y la explotación de las mismas, por lo que se tendrá especial interés en la reorganización total de los autotransportes del país. Esta reorganización se llevará a efecto expidiendo las leyes adecuadas que proporciones las garantías suficientes a los actuales usuarios para su inversión y para gestionar la modernización de sus equipos que exigirá el Estado, con el objeto de que reúnan todas las características modernas que se requieren para un transporte cómodo, eficiente y seguro de pasajeros y de carga.

Será motivo de estudio detenido cada carretera para fijar el número de unidades que deben, explotarse en cada una de ellas, teniendo como mira, en primer término, el servicio de la colectividad.

Se estudiarán debidamente las tarifas y se facilitará a los transportadores una organización adecuada, promoviéndose la creación de estaciones centrales de servido para pasajeros y carga. El Gobierno estimulará a los transportadores para que construyan pequeños hoteles, centros de descanso, etc., a lo largo de las carreteras de la República, a fin de que se otorguen las mayores facilidades en el servicio de transportación, tales como aprovisionamiento de combustible, comunicaciones telegráficas, telefónicas y otras.

Aviación civil. Por las características geográficas y orográficas de nuestro país la aviación civil está llamada a desempeñar un papel importantísimo en el desarrollo económico de México. Este medio de transporte que hasta ahora ha sido costoso, y útil únicamente para los elementos de buena posición económica, merecerá una especial atención, con el objeto de que tenga un amplio desarrollo en consonancia con los adelantos que han registrado los más avanzados países del mundo.

La aviación es un vehículo principal y poderoso de acercamiento entre los pueblos, e influye de manera relevante en la cultura general de los países.

Se crearán los organismos administrativos adecuados al cargo de técnicos y elementos especializados para obtener un eficiente desarrollo y gradual de progreso de nuestra aviación civil. La legislación aérea exige una revisión general y detenida que esté en consonancia con la experiencia obtenida en otros países.

Merecerá atención especial el problema relativo al desarrollo de la carga aérea, con el fin de comunicar convenientemente todos los centros de producción con los de consumo y facilitar el transporte rápido de los diversos artículos que actualmente produce nuestra agricultura y nuestra industria, aún tratándose de las regiones más apartadas e inaccesibles actualmente dentro de nuestra Patria.

Se fomentará en forma decidida la construcción de una red de aeropuertos en todo el país así como se estudiará el establecimiento de una rea completa de radiocomunicación y ayudas de aeronavegación en todas las líneas de servicio de pasajeros.

Se tomarán las medidas necesarias, con el objeto de lograr una comunicación eficiente entre nuestra República y el resto de los países del mundo y se llevará a cabo el estudio de todos los tratados de carácter internacional en materia de comunicaciones aéreas, con el fin de que haya una coordinación completa entre los gobiernos extranjeros y el de México, la que nos permitirá una mayor amplitud e incremento en los servicios de carga y de pasajeros que le dé a este importante ramo el desarrollo integral que merece.

La coordinación de los transportes aéreos de carga y pasajeros con los otros medios de transporte del país se realizará, con el objeto de que se logre una correcta circulación y una explotación adecuada dentro de la planeación general de los transportes de la República.

Telégrafos nacionales. Los telégrafos nacionales requieren un estudio a fondo sobre la calidad técnica de su equipo, aparatos y de la red de distribución será estudiado por técnicos en la materia para que los mensajes lleguen a su destino a la mayor brevedad posible.

Las condiciones, los salarios y el conocimiento de los empleados, serán revisados con el objeto de buscar que el servicio de telégrafos en México se perfeccione de acuerdo con los adelantos actuales.

Se hará un estudio de la capacidad actual de las líneas telegráficas, así como de su localización, para ampliar la red de servicios en donde el tráfico lo amerite y procurar instalar nuevas líneas para que los mensajes no tengan que transmitirse por circuitos o hacer escalas.

Igualmente se procurará capacitar a los telégrafos nacionales y a las estaciones de radio que sean necesarias, para conservar una intercomunicación con todo el mundo.

En las comunicaciones telefónicas se buscará la forma más conveniente para llevar adelante la fusión de las compañías, o realizar arreglos entre ellas, para lograr un servicio de intercomunicación con un solo aparato.

MARINA MERCANTE Y OBRAS PORTUARIAS

Marina mercante. La marina mercante debe recibir el impulso que merece por su importancia para integrar la economía nacional, no sólo en el servicio de cabotaje sino para el tráfico de carga y pasaje internacional.

La ayuda del crédito bancario debidamente destinado al fomento de la marina mercante será indispensable para la construcción de los barcos. El elemento humano que presta sus servicios en esas actividades debe merecer la atención que las circunstancias de ellos requieran, principalmente de aquéllos que, como los guardafaros, por su aislamiento, necesitan el auxilio del Estado para sus familiares.

Obras portuarias. Los extensos litorales de nuestro país, en ambos mares, nos obligan a considerar las obras marítimas en todos los aspectos como uno de los problemas que deben merecer mayor consideración en los años venideros.

Los principales aspectos de este problema se refieren a las obras portuarias y construcciones relacionadas con servicio de marina general; construcciones navales marina concerniente a la armada nacional.

Es deber del Estado mantener activas las rutas marinas existentes y abrir otras nuevas para lo cual es indispensable la atención de nuestros puertos y en ellos el mejoramiento de muelles y almacenes, que reúnan las seguridades y facilidades necesarias.

Las inversiones en obras marítimas son de fácil recuperación, pues mientras mejor acondicionados estén nuestros puertos, el movimiento será mayor, con los beneficios consiguientes para la economía nacional.

Debemos contar con instalaciones propias para la construcción, reparación y carena de los barcos. Lo importante en esta materia es intensificar las obras ya emprendidas e iniciar otras nuevas en esos aspectos; entre las primeras figuran como las más importantes, el perfeccionamiento y modernización de los actuales astilleros y diques en Ulúa, Ver., las escolleras en Coatzacoalcos, del mismo estado, y en Álvaro Obregón, Tab., - por lo que respecta al Golfo- y en el Pacífico, el mejoramiento de los actuales astilleros y la construcción de diques en Acapulco, Gro., y Salina Cruz, Oax., y las obras del puerto interior de Manzanillo.

Deben iniciarse obras nuevas en ambos litorales que incluyen diques, varaderos, escolleras, rompeolas, muelles y torres para señales luminosas, todas ellas con sus correspondientes talleres.

Igualmente merecerán la atención del Gobierno los problemas relacionados con la carga y descarga procurando que ésta sea lo más económica y rápida posible garantizando los legítimos intereses de los trabajadores.

El dragado es una obra que requiere una constante atención en el desazolve de bahías y desembocadura de los ríos portuarios, como el canal de navegación del Pánuco, en Tampico; el canal de Tampico y Tuxpan; la conservación del calado en el puerto de Veracruz; el bajo de Palangana, frente a Alvarado, sobre el río Papaloapan; las obras sobre el río Grijalva; el dragado del río Palizada para facilitar la comunicación fluvial con Campeche; las obras de Salina Cruz; el desazolve del puerto interior de Manzanillo y de los bajos de Mazatlán.

SALUBRIDAD Y ASISTENCIA

La salud es tan importante por lo menos como cualquier otro de los factores que intervienen en la producción económica. Por tanto, es de interés nacional luchar contra las enfermedades. Prevenir más que tratar de curar los males endémicos y epidémicos que sufre nuestra población es tarea fundamental de todo régimen que intenta velar por el desarrollo y la grandeza de la nación.

Las obras de ingeniería sanitaria constituyen quizá el elemento básico en la lucha por la prevención de las enfermedades.

Con el objeto de centralizar en un solo organismo la dirección y ejecución de las obras sanitarias, nos proponemos estudiar la creación de la Comisión Federal de Ingeniería Sanitaria, estructurándola de manera que se vea libre de una burocratización excesiva. Este nuevo organismo deberá coordinar los esfuerzos con el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas, S. A., y con los Estados, los Municipios y los usuarios de los servicios públicos que construya. Igualmente, se estudiará la forma de dotar a esta Comisión Federal de ingresos propios permanentes.

Cualquier esfuerzo será pequeño con tal de disminuir los índices de mortalidad en la República, especialmente en lo que se refiere a la niñez, cuyo coeficiente es más elevado, por lo que las medidas sanitarias y asistenciales deben referirse principalmente a la protección de la infancia.

Especial atención debe darse a las enfermedades infecciosas y parasitarias, ya que las condiciones del país les permiten tomar un incremento ascendente.

Deben mejorarse los sistemas de introducción de agua potable y drenaje, haciéndose extensivos de las ciudades a los poblados y centros rurales, para lo cual deben efectuarse trabajos fáciles de ingeniería sanitaria, multiplicándose los pequeños abastos de agua y las letrinas sanitarias, cuyo costo es bajo y su utilidad elevada.

Se intensificará el saneamiento doméstico, procurando además la modificación de la habitación utilizando los tipos adecuados a las distintas condiciones climáticas.

Independientemente de los medios utilizados hasta ahora, se emplearán en estas campañas sanitarias los elementos modernos de profilaxis y terapéuticos, cuyo uso no se ha divulgado por su elevado costo. No perderemos de vista que la base principal de estas campañas debe ser la educación higiénica.

El paludismo y la tuberculosis, que interesan a gran parte de la extensión de la República, constituyen otras de las causas de mayor mortalidad, por lo que deben incrementarse las medidas encaminadas a combatirlas, procurando aumentar el suministro de medicamentos. Debe organizarse la acción médica y farmacéutica, de manera que llegue a todos los lugares del país.

Puesto que uno alimentación defectuosa e insuficiente, especialmente en los primeros años de la vida, predispone al organismo a contraer enfermedades, para obtener un mejor nivel sanitario es indispensable combinar las medidas de esta índole con las asistencias, mejorando la nutrición mediante la intervención de la asistencia pública.

Por consiguiente, el Gobierno pugnará por mejorarla alimentación del pueblo, divulgando, además, los conocimientos necesarios para consumir una alimentación apropiada.

La red hospitalaria debe crecer, localizándose convenientemente, yendo desde el gran hospital central en las capitales, hasta los centros ambulantes de salubridad y asistencia. Haremos llegar la asistencia médica a los pequeños poblados, por el aprovechamiento de los Servicios Coordinados de la Federación y los Estados, la multiplicación de pasantes de medicina en servicio social y la capacitación específica de maestros rurales y otros auxiliares.

Se incrementará la asistencia prenatal aprovechando todas las experiencias adquiridas, procurando que tanto en este aspecto como en los demás de esta campaña, se obtenga la cooperación económica de los gobiernos de los Estados, de las autoridades municipales y de los particulares.

Para tener mayor éxito en las campañas sanitarias en las zonas fronterizas, se celebrarán convenios de salubridad con los países limítrofes.

EDUCACIÓN

Entre las aspiraciones más caras del pueblo de México se encuentra la de la escuela. No hay lugar del país, por apartado que esté o por pequeño que sea, que no pida escuelas, maestros y libros, aun antes de pensar en sus necesidades económicas.

Los gobiernos revolucionarios han creído siempre que la liberación económica del campesino está íntimamente ligada a la liberación espiritual que sólo viene con la multiplicación de las escuelas y con su correcta orientación.

La escuela mexicana, principalmente la escuela rural, ha tenido características propias, sui géneris, que han dado motivo a que sea comentada favorablemente por pedagogos extranjeros. Y es que para satisfacer las necesidades peculiares de nuestra población, los maestros mexicanos han podido idear un sistema de enseñanza en el campo que no sólo se encamina hacia una instrucción más o menos eficaz ni se conforma con enseñar a leer y escribir sino que busca además dos objetivos fundamentales:

1) el mejoramiento de las condiciones económicas e higiénicas del campesino, por medio de la enseñanza de nuevos cultivos, del combate de plagas, de pequeñas industrias que habrán de mejorar su nivel de vida y de conocimientos sobre prevención de enfermedades contagiosas, purificación de agua, cuidado infantil, etc., que lo ayuden a conservar su salud, y

2) la creación de un espíritu cívico que le dé un concepto claro de la unidad de la Patria que haga sentirse a cada niño campesino parte integrante de la nación.

Por otro lado la escuela mexicana ha procurado ser eso: mexicana. Sus métodos no han sido importados y su ideal sigue siendo el mantener la fisonomía popular de nuestro país.

Además de todo esto, la escuela rural ha procurado llevar al campo un poco de alegría introduciendo deportes, fiestas, danzas que dan a la comunidad, junto con posibilidades de expansión, el sentido de su unidad y el interés en la vida.

Alfabetización. La obra de alfabetización que lleva a cabo el gobierno nacional deberá continuarse tan intensamente como sea posible, hasta lograr que en México todos sus habitantes sepan leer y escribir.

Como no caben medidas coercitivas para lograr la colaboración general de esta labor, el Estado asumirá la responsabilidad de llevar a cabo la alfabetización del país, sin dejar de solicitar la generosa y patriótica cooperación de la ciudadanía.

Construcción de escuelas. Con el éxito que ya ha logrado la campaña nacional de alfabetización, hay, además de los millares de niños para quienes no se encontró lugar en las escuelas existentes en el país, muchos millares de educandos que claman ser admitidos en los centros de educación primaria. México necesita duplicar las escuelas primarias con que cuenta, para poder llenar satisfactoriamente esta necesidad primordial de la nación.

Además de construir escuelas nuevas, se necesita reparar muchas de las existentes. A este respecto debemos declarar que la escuela debe alojarse en edificios adecuados de conformidad con la técnica de la educación, ubicados donde mejor convenga a la comunidad para dar fácil acceso a los educandos, y construidos de manera que su duración sea permanente.

En la construcción de escuelas es grato reconocer que han cooperado principalmente las organizaciones campesinas y obreras, y esta cooperación con los gobiernos municipales, estatales y el federal, merecerá el mayor estímulo por parte del Estado.

Maestros. Conforme aumenta la población escolar y se edifican nuevas escuelas, debe prepararse un número proporcional de maestros capacitados. A ese efecto, se fundarán nuevas escuelas normales, y mejorarán en sus edificios, en su equipo material y en su profesorado las escuelas normales existentes. Sólo cuando el maestro dispone de los medios necesarios para llevar una vida llena de dignidad, podremos exigirle el estricto cumplimiento de sus obligaciones, abnegación en el magisterio, afán incansable de mejorar, ampliación de sus conocimientos y una devoción invariable por la verdad. Nos comprometemos a que el Estado haga cuanto esté de su parte para el logro de este anhelo.

Todo el pueblo mexicano está en deuda con los maestros rurales, a quienes, por elemental justicia, debe proporcionarse mejores salarios, centros de capacitación profesional y facilidades para que adquieran una cultura superior.

Las escuelas particulares tienen experiencia en cuanto a su cooperación con las autoridades, y saben que gozan de plena libertad, dentro del marco que en materia educativa fijan la Constitución y las leyes, Reconocemos que las escuelas particulares han dado al país algunos grandes maestros, y que el profesorado con que cuentan merece el mejor estímulo de parte del Estado para mantener su sentido de dignidad y para su seguridad económica. El contrato de trabajo es un derecho que debe afirmarse para los maestros de las escuelas particulares. La Secretaría de Educación Pública, previo estudio pormenorizado, sereno y equitativo, debe reconocer a estos maestros los servicios prestados en el escalafón respectivo y hacerlos partícipes de los beneficios del Seguro Social.

Libros. A la obra alfabetizadora y a la labor de la escuela primaria, hay que darles un contenido. Si se enseña a leer y se despierta la curiosidad de aprender por medio de la palabra escrita, queda trunca la generosa preocupación del Estado si no proporciona la lectura adecuada.

El Estado fomentará por todos los medios a su alcance la industria del libro, a fin de que las obras guías de la humanidad se pongan al alcance de todos los mexicanos; y especialmente proseguirá el Estado la labor de facilitar a los estudiantes del país los libros de texto necesario. Deben organizarse editoriales que respondan a la urgencia de estos libros para todas las escuelas. Para este fin hay que atender a la producción de papel y de tintas, la de máquinas de levantar tipos de imprenta y la de máquinas impresoras y encuadernadoras, todas las cuales debieran ser producidas en el país. El abaratamiento del papel y su producción en México es un ideal que perseguiremos con todo empeño, pues creemos que el libro debe ponerse al alcance de todos los mexicanos como complemento de la acción de la escuela.

Escuelas técnicas. La industrialización del país, la rehabilitación de nuestros ferrocarriles, el desarrollo de la aviación y de la marina mercante, la mecanización del campo, la electrificación rural y el anhelo de que México no sólo aproveche los adelantos de la ciencia universal sino que pueda aportar a su desarrollo el genio de nuestro pueblo, requiere que las escuelas técnicas se multipliquen en el país.

El Estado hará cuanto esté de su parte para estimular la cooperación de la sociedad en general, de las empresas, de las organizaciones de trabajadores del campo y de la dudad, y de los particulares, en la construcción de laboratorios científicos en las escuelas y de centros de educación técnica.

Las escuelas técnicas existentes y que se funden deben contar con todos los elementos necesarios - maestros y equipo- para llenar su cometido, y su cupo debe extenderse cada vez más.

Se establecerán de preferencia centros de preparación técnica para la minería, para agricultores y campesinos, para ferrocarrileros, para petroleros, para obreros textiles, para peritos en la fertilización del campo, para peritos en ganadería y forestación, para ingenieros, para médicos y expertos en saneamiento y para expertos dirigentes de turismo y de hoteles. Se fundarán becas para los trabajadores más distinguidos a fin de que se perfeccionen en el extranjero.

Escuela de agricultura. La preparación de expertos agrícolas es una necesidad que debe satisfacer fundando escuelas de agricultura, con la cooperación de los gobiernos de los Estados, en distintas regiones del país, tomándose en cuenta las características de cada región para obtener una especialización técnica.

La investigación científica debe promoverse en materia agrícola a través de una institución de carácter nacional. Es especialmente urgente la fundación de institutos de investigación que estudien los cultivos tropicales y de los cuales obtenga nuestra agricultura consejos prácticos sobre el cultivo de azúcar, cacao, café, cítricos, para mencionar sólo algunos.

Alta cultura. Todos los jóvenes mexicanos deben tener oportunidad para que dentro del alcance de su personal capacidad intelectual, puedan recibir una educación completa que partiendo de la primaria pase a través de la secundaria y de la preparatoria hasta la técnica, la profesional y la universitaria.

Ningún país puede alcanzar un progreso verdadero sin el concurso de la ciencia. Esta ha demostrado su tremenda eficacia en el conflicto bélico y habrá de demostrar su trascendencia igualmente durante el período de la paz. De aquí que toda inversión que haga el Estado con fines científicos sean pródiga en frutos de mejoramiento material y humano y que el estímulo a los esfuerzos científicos sea una forma de patriotismo constructivo y generoso.

Si es verdad que debemos pugnar con todas nuestras fuerzas para que desaparezca de nuestro país el analfabetismo y por que todos los niños y jóvenes tengan por lo menos una educación secundaria, también es cierto que el progreso definitivo de la nación no es posible sin el concurso de quienes hayan obtenido una educación superior, técnica o cultural.

Nos esforzaremos, por consiguiente, en mejorar la condición de la Universidad Nacional Autónoma, así como la de las universidades de los Estados, por medio de una ayuda económica que tendrá por límite sólo la capacidad del Gobierno. Concretamente, procuraremos que desde luego se principie la construcción de la Ciudad Universitaria, que es una necesidad por todos reconocida.

Promoveremos el establecimiento de institutos de investigación científica que se dediquen al estudio de nuestros recursos naturales, a la búsqueda de causas y remedios de las enfermedades de nuestro pueblo y a la investigación de la genética y al cultivo de nuestras plantas.

Buscaremos hombres de ciencia -nacionales o extranjeros- que pongan sus conocimientos y su técnica al servicio de la nación ya sea dentro de los institutos de que antes se habla, que coordinarán sus esfuerzos, o ya individualmente cuando se trate de investigaciones que permitan este último procedimiento.

Con el objeto de estimular a quienes se encuentran dotados de genio artístico se creará el Instituto de Bellas Artes, como un organismo descentralizado pero sujeto a la orientación que le imparta el Estado y donde concurrirán quienes hayan descollado en las bellas artes, auditivas o plásticas.

EJÉRCITO Y ARMADA NACIONALES

Ejército nacional. Es bien conocido el patriotismo de nuestros soldados y el espíritu de sacrificio que los anima. Sabido es que si han elegido la carrera de las armas, lo han hecho para servir a la Patria desinteresadamente. El ejército es el sostén de las instituciones del pueblo, de las conquistas revolucionarias, de la seguridad y de la dignidad de la nación.

Debe continuarse la labor de reorganización que lleva a cabo el Gobierno nacional, hasta dejarla firmemente cimentada desde el punto de vista técnico para bien del ejército.

Se hará un aumento en los haberes de los generales, jefes, oficiales y tropa de nuestro ejército, con objeto de que mejoren sus condiciones de vida.

Se revisarán las leyes de ascensos y recompensas, pensiones y retiros a fin de hacer llegar sus beneficios en forma equitativa, con la mira de que tanto los viejos soldados como la juventud obtengan rápida solución a los problemas a que dichas leyes atañen; y se acrecentarán los beneficios que en la actualidad reporta el seguro social del ejército, así como la simplificación de los trámites para el pronto despacho de éstos para con los deudos de los militares fallecidos.

Se incrementará la construcción de cuarteles y casas habitación higiénicas y confortables, para que los miembros del instituto vivan con el decoro y dignidad a que tienen derecho.

Se expedirá una Ley de Veteranización, a fin de asegurar un decoroso retiro a los ahora viejos soldados, cimiento de la estructura del glorioso ejército de la República.

Se intensificará la obra alfabetizadora de todos los miembros del ejército que carecen de este beneficio, continuando así la labor iniciada por el gobierno actual; y se asegurará la completa educación de los hijos de los militares, a fin de convertirlos en ciudadanos útiles a la Patria; para lo cual se aumentará el número de los internados de enseñanza primaria accesibles para los hijos de los miembros del ejército y se mejorarán las condiciones de los existentes.

Especial atención merecerán los servicios de salubridad e higiene, de atención médica y hospitales para los componentes del ejército.

Deberá impulsarse el establecimiento de colonias militares, con objeto de abrir nuevos horizontes a los miembros del ejército y hacer de la situación de retiro, una vida de actividad benéfica a la economía del país.

La alta cultura dentro del ejército nacional recibirá un gran impulso, aumentando el número de colegios y escuelas superiores ahora existentes y formulándose un programa integral de educación militar, considerando que esta carrera debe orientarse sobre las bases de la ciencia moderna. A los elementos jóvenes deberán dárseles oportunidades para que perfeccionen sus estudios en el extranjero y luego contribuyan al desarrollo técnico no sólo del instituto armado, sino del esfuerzo industrial que el país realizará.

En vista de los buenos resultados obtenidos por la conscripción, en beneficios físicos y morales para nuestra juventud, se continuará realizando y se mejorarán los sistemas de entrenamiento, los alojamientos, la alimentación, el vestuario y el equipo de los conscriptos.

También se estudiará la conveniencia de incluir materias de educación militar en los programas de las escuelas secundarias y preparatorias con objeto de que los alumnos que cursan estos grados académicos adquieran a la vez conocimientos sobre el servicio de las armas, valiosos como parte de su cultura.

Finalmente, el gobierno nacional deberá utilizar la colaboración de los militares retirados en todas aquellas obras y actividades que sus capacidades lo permitan.

Iguales soluciones a las perspectivas de los miembros de la Fuerza Aérea y de la Marina de Guerra deberán ser tomadas; principalmente con la mira de que la capacitación técnica de nuestros aviadores y marinos pueda llegar a tener un desenvolvimiento que contribuya al desarrollo de nuestros sistemas civiles de transportes por aire y mar.

FAMILIA MEXICANA

Juventud. La juventud se caracteriza por su espíritu heroico y rebelde y porque sabe obrar con ejemplar conciencia de sacrificio para la realización de nobles ideales. En esta etapa de la revolución del hombre aparecen dudas, contradicciones e inquietudes insospechadas; pero también nuevos impulsos y generosas aspiraciones.

La juventud mexicana en su conjunto, representa una potencia: tiene decisión, desinterés y valentía para lograr el progreso nacional.

La juventud que trabaja cultivando la tierra, consumiendo sus energías en las fábricas, dando al pueblo sus creaciones desde los talleres de los artesanos o participando en la administración de las empresas del Estado o de particulares, ha llegado a un mundo trastornado por la guerra más terrible que haya conocido la humanidad durante el curso de su larga historia. Estos jóvenes deberán dedicar sus actividades, con plena responsabilidad y espíritu de desinterés, al aumento de la producción.

A la juventud universitaria le corresponde vencer las crisis de los valores morales e intelectuales de nuestro tiempo y le espera la difícil tarea de hacer la síntesis de las angustiosas contradicciones del pensamiento contemporáneo, para formular una nueva y coherente interpretación del mundo y de la vida.

El espíritu universitario es universal y eterno; mantiene la libertad del pensamiento, se opone a todas las formas de la tiranía; es renunciación, altruismo, idealidad, virtud. Y este espíritu, que sabrá abrirse paso a través de todos los obstáculos imaginables -porque vive en la juventud universitaria de nuestros días- habría de manifestarse esplendente en la más alta cultura de México.

Los estudiantes politécnicos, en su mayoría hijos de trabajadores o trabajadores ellos mismos, deberán desempeñar las más importantes funciones en la industrialización de México y contribuir con su esfuerzo al acervo del saber universal.

La juventud que servirá a la Patria en la noble misión de la enseñanza, debe prepararse para sobrepasar el campo tradicional de su actividad en las escuelas y para ser maestros de la democracia en todo tiempo y en todo lugar, en íntimo contacto con el pueblo.

La juventud militar ha sabido honrar la institución a que pertenece y se ha cubierto de gloria dando la vida en los frentes de batalla en la tremenda guerra que ha asolado al mundo. Los heroicos jóvenes del Escuadrón 201 han acreditado el prestigio de una juventud mexicana en la que pueden confiarse los más altos destinos de la Patria. Asimismo, los millares de jóvenes mexicanos que han luchando en los ejércitos de las Naciones Unidas en la Segunda Guerra Mundial, ganando muchos de ellos con su heroicidad las más prestigiadas y codiciadas condecoraciones, han colocado muy alto el nombre de México y merecen que la Patria los reciba no sólo con orgullo y con cariño sino con facilidades para que hagan una vida laboriosa y honesta, como obreros constructores que han sido del mundo por cuya salvación pelearon.

Los jóvenes dotados de talento excepcional no tienen derecho a desperdiciar su sensibilidad artística ni su talento científico, ni su inteligencia organizadora y práctica, ni su vocación política, ni sus aptitudes filosóficas, ni cualquiera de sus relevantes cualidades. Cumplen una elevada misión de estímulo para la sociedad renunciando a vivir en provecho propio para entregarse lealmente al pueblo.

Todo país debe contribuir al progreso universal con sus hombres notables, con sus grandes sabios, pensadores y artistas. México, en particular, requiere el estímulo de sus hombres que se hagan respetar por sus obras relevantes. Jóvenes que marchen con paso firme por las cumbres más elevadas del pensamiento humano, para conquistar las primeras jerarquías de la cultura con ideas propias, con creaciones singulares y con un pensamiento mexicano vigoroso.

Ninguna labor más noble para el Estado que la de dar a las generaciones en formación facilidades cada vez mayores para que se forjen ciudadanos útiles, padres dignos, trabajadores competentes, individuos, en fin, llenos de nobles aspiraciones.

Mujeres. Estamos en un momento histórico en el que se impone afirmativamente la conciencia de que todo cambia, se transforma, evoluciona, se desarrolla y adelanta en progreso. En la vida en marcha. Y dentro de este cuadro se crean nuevas condiciones para la mujer, en México como en el resto del mundo.

En las escuelas, en las oficinas, en los talleres y las fábricas, en las labores agrícolas y en las profesiones, la mujer ocupa ya, en la mayoría de las naciones, un lugar de igualdad con el hombre. En un justo elogio de la mujer, reconocemos que lejos de perder sus características propias, éstas se han exaltado y cobrado un valor de innegable realidad, al compartir no sólo el disfrute sino la tarea de producir y distribuir la riqueza. Deseamos y estimularemos la participación de la mujer en las actividades que por ahora se consideran propias sólo del hombre, afirmando que, cuando esto suceda, por medio de su independencia económica, la mujer mexicana acrecentará sus excelsas cualidades.

En la vida civil las mujeres gozan de una personalidad jurídica igual a la del hombre; procuraremos que esa personalidad se desenvuelva, para que sea no sólo una enunciación legal sino conjunto de actividades fecundas.

Las profesiones universitarias, el magisterio, la burocracia, los empleos en bancos y comercios y en otras muchas actividades en que la mujer descuella, la preparan ya para ser un elemento del cual debe valerse un buen gobierno.

El hogar. Nos enorgullecemos de que en México la mujer sea por tradición inmemorial madre incomparable, esposa abnegada y hacendosa, hermana leal e hija recatada. Así ha reconocido a la mujer la Revolución Mexicana, y la Constitución y las leyes revolucionarias entrañan un ejemplar empeño en conservar las condiciones legales y sociales en que se funda el temple de la mujer. Estas condiciones residen en el hogar al que como revolucionarios reiteramos la expresión de respeto que nos merece.

En el curso de las luchas de México para la abolición de la miseria, sobre la mujer ha pasado la escasez económica; más, a pesar de todas las circunstancias adversas, el hogar ha mantenido en México un decoro incomparable, que a la mujer se le debe.

Ella, por consiguiente, comprenderá el propósito inquebrantable que nos hemos impuesto de crear una economía de abundancia, esto, es de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, de procurar un alto valor adquisitivo a nuestra moneda, de que nuestros campos produzcan más, de impulsar la industrialización del país, todo ello a fin de que el hogar mexicano goce de bienestar en sus habitaciones, en su alimentación, en sus muebles, en sus vestidos y en sus esparcimientos.

El desarrollo industrial traerá consigo necesariamente mayor ocupación de las mujeres dentro de las fábricas, por lo que se requiere por parte del Estado, y a efecto de conservar el hogar en buenas condiciones, la creación de guarderías infantiles, escuelas y demás instituciones conexas que mantengan a la niñez de modo tal, que no resienta la ausencia de la madre.

Para puestos de elección popular en el municipio libre -base de nuestra organización política- la mujer tiene un sitio que le está esperando, porque la organización municipal es la que tiene más contacto con los intereses de la familia y la que debe más atención a las necesidades del hogar y de la infancia. Para este fin promoveremos oportunamente la reforma constitucional necesaria.

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Los más concretos fines de la administración de justicia son: armonizar los intereses de los particulares y preservar las libertades de los gobernados, frente a los posibles abusos de la autoridad. Nuestra experiencia y la de todos los pueblos que se han esforzado como el nuestro, confirma la convicción que se tiene de que la libertad es preciaría si no se afianza en la justicia. La justicia es el contenido que da valor a la libertad. Los principios de la libertad dentro de la justicia, están consagrados por nuestras leyes. Para hacerlos prácticos y efectivos, ya se sabe cuál es el desarrollo y cuál la meta. Su eficaz aplicación es ahora lo que se buscará, insistiendo en tribunales de intachable responsabilidad y en funcionarios judiciales aptos y probos.

La Federación ha dado un paso trascendental al reorganizar sus tribunales y establecer la inamobilidad de los jueces. Los Estados de la Unión podrán seguir ese alto ejemplo. La República entera debe velar por que los jueces de toda jerarquía sean por su preparación, por su calidad moral y por su independencia económica, ajenos a toda tentación que pueda descarriarlos o entorpecerlos en su ministerio.

Una administración de justicia cada vez más eficiente y honrada, dará al pueblo seguridad en sus intereses y firmeza y orgullo de su nacionalidad.

También se insistirá en que las autoridades administrativas aporten a la eficacia de la justicia, el pronto y cabal cumplimiento de los fallos y sentencias de los tribunales, en cuanto de ellas dependa.

Se intensificará la prevención social contra la delincuencia y se modernizarán los sistemas de ejecución de sentencias penales, para lograr la incorporación a la vida social de los sentenciados, mediante el trabajo en talleres y colonias agrícolas, sobre la base de una justa remuneración y no de competencia el trabajador organizado.

México, D. F., 30 de septiembre de 1945, Miguel Alemán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Síntesis del Programa del Lic. Miguel Alemán", en Osorio Marbán, Miguel, El Partido de la Revolución Mexicana. 12 vols. México, Imprenta del Centro, 1970. v. ll.