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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1919 Carta de Zapata a Villa invitándolo a unificarse y a reconocer a Francisco Vázquez Gómez como Jefe Supremo de la Revolución Mexicana.

Tlaltizapán, Mor., a 9 de febrero de 1919.

 

Señor General Francisco Villa. Su Cuartel General.

Estimado compañero y amigo:

Confirmo en todas sus partes mis cartas anteriores, por las que habrá quedado usted enterado de la política seguida por el Sur, y sobre todo, de los progresos alcanzados en la obra de unificación revolucionaria.

Nuestras actividades y nuestros esfuerzos para ver coronada esa obra por el mejor de los éxitos, no han sufrido desmayo alguno, y por el contrario, el entusiasmo con que ella ha sido acogida por todos los hermanos de lucha de las diversas regiones del país, nos ha alentado a proseguida y crea usted que ya que estamos convencidos de que esa es la única manera de hacer reinar en nuestra patria la era de prosperidad y de paz que anhelamos todos los mexicanos, no descansaremos hasta verla realizada, pues de otra manera no creeremos nunca haber cumplido con nuestro deber de revolucionarios.

En este esfuerzo no nos detendrán ni tontos egoísmos, ni bastardas ambiciones, ni absurdos personalismos, que, desagraciadamente en nuestro país y durante las contiendas intestinas, han ocasionado muchas y muy hondas divisiones y retardan, en la actualidad, el triunfo definitivo de los principios proclamados.

Para combatir ese mal, había que ver por encima de todo interés mezquino, el interés general de todos los mexicanos, especialmente los de la clase humilde que son los que, con entera justicia, han estado peleando por la reivindicación de sus derechos; para ello era necesario buscar un franco acercamiento y un entero acuerdo, mediante el recíproco cambio de opiniones, entre los revolucionarios de todo México, actualmente levantados en armas.

Ese acuerdo puede decirse que lo hemos logrado ya en su totalidad; pero era necesario también patentizar al mundo entero que el movimiento revolucionario forma un solo todo, coherente y disciplinado; se imponía, pues, el reconocimiento de un Jefe Supremo a quien obedezcan y sostengan los diversos grupos.

Carranza con sus desaciertos en su política internacional; violando la fingida neutralidad que ofreciera guardar durante el conflicto europeo. Carranza protegiendo el espionaje y los intereses alemanes en México, y poniendo trabas y obstáculos a todo lo que pudiera ser provechoso a los intereses de los aliados; Carranza, en fin, representando las rancias tendencias autocráticas y de opresión que acaban de derrumbarse -esperemos que para siempre- en la vieja Europa; no podía ser grato al espíritu de confraternidad, de libertad, y de justicia que anima a las naciones civilizadas, entre las cuales México debe ocupar el lugar que le corresponde.

A este respecto sabemos de fijo que los Estados Unidos en reciente fecha, han enviado notas terminantes y conminatorias al llamado gobierno de Carranza.

Y en estas circunstancias, ante la bien triste perspectiva de ver él México abandonado, en un aislamiento perjudicial a su progreso y a su bienestar, en las manos de un hombre que pretende gobernarlo a su capricho de autócrata insolente; un viejo revolucionario, hombre culto y probo, de arraigadas y firmes convicciones y ampliamente conocido en los círculos diplomáticos entra a la lucha con nuevos bríos y en un hermoso rasgo de patriotismo.

Me refiero al señor Doctor don Francisco Vázquez Gómez, sobre cuya recia personalidad revolucionaria, tendrá usted, seguramente, las mejores referencias. Vázquez Gómez es uno de los que en 1910, iniciaron el movimiento revolucionario, como usted bien sabe, y entonces fue considerado como uno de los directores de la Revolución. A su conocimiento de los asuntos mexicanos, a su vasta ilustración, a su exquisito tacto diplomático y a las simpatías muy merecidas que tiene entre los diversos grupos revolucionarios y políticos, une la actualmente indispensable condición de ser, en los Estados Unidos, reconocido como hombre de acrisolada honradez y de una energía poco común.

Atendiendo, pues, a las anteriores circunstancias y cualidades que concurren en el Sr. Dr. Vázquez Gómez, y estando seguro de que es el llamado a unir a todos los mexicanos y por lo mismo de hacer cesar las contiendas intestinas en nuestro país estableciendo un gobierno que garantice los intereses de la Revolución, y para demostrar una vez más que el Sur pospone toda ambición, todo personalismo, toda pasión mezquina, al interés sagrado de la República, en nombre del Ejército Libertador que comando, acabo de tener la satisfacción de reconocer al Señor Dr. Don Francisco Vázquez Gómez como Jefe Supremo de la Revolución Mexicana.

Como estoy seguro de que usted, revolucionario desinteresado, a quien también anima el alto anhelo de ver a nuestra patria liberada y floreciente, reconocerá igualmente esas ventajosas cualidades del señor Dr. Vázquez Gómez, me es grato enviar copia del programa revolucionario lanzado por el mismo Doctor, y con cuyo programa estoy de entero acuerdo. Si, como espero, dicho documento merece la aprobación de usted, ya la vez, no tiene inconveniente en reconocer la Suprema Jefatura del referido Sr, Vázquez Gómez, le he de estimar se sirva comunicármelo.

Me es grato adjuntar a usted el Manifiesto que con el motivo expresado, acaba de lanzar el Cuartel General a mi cargo. Mientras tanto, y en espera de sus apreciables letras, quedo de usted, como siempre, su afmo. amigo y muy atto. compañero que para usted y los hermanos del Norte, envía su más cordial saludo.

(sin firma)"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: AHUNAM. Instituto de Investigaciones sobre Universidad y Educación. Archivo Gildardo y Octavio Magaña Cerda. Fondo Gildardo Magaña Cerda. Sección: Jefatura del Cuartel General del Ejército Libertador del Sur y Centro. Subsección: Guerra y Comunicación. Serie: Expediente de las Fuerzas del Norte, años: 1913-1920, caja 78, exp. 79, ff. 102-102v.