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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1914 Cambio de notas entre representantes del gobierno de Huerta y el de Washington.

Junio 12 y 15 de 1914

Memorándum del 12 de junio presentado por la delegación mexicana a la delegación americana en Niagara Falls.

Las proposiciones presentadas por la delegación americana demuestran que el fin de su política es dar el triunfo incondicional y absoluto a la Revolución, con lo cual toma a su cargo la dirección de los asuntos interiores de México, adopta resueltamente el camino de la intervención inmediata en su dirección y por consiguiente acepta la responsabilidad del nuevo orden de cosas.

El Gobierno americano, por medio de su delegación, quiere: primero, que el presidente provisional sea un constitucionalista; segundo, que la junta electoral tenga mayoría de constitucionalistas; tercero, que las fuerzas de mar y tierra americanas permanezcan en territorio y aguas jurisdiccionales de México por un tiempo que el Gobierno de Washington puede hacer indefinido y prolongar hasta la época de la elección. Todo esto significa el derecho de imponer un presidente en la elección próxima; porque si todos los elementos del Gobierno provisional han de ser revolucionarios, la libertad electoral será una superchería.

Por este motivo la delegación mexicana ha declarado a los mediadores, desde luego, que rechaza la proposición de entregar el Gobierno de México a un constitucionalista, y que la rechaza por su propia cuenta sin consultar al Gobierno de México, porque no consiente tomar participación ninguna en los manejos necesarios para que el Gobierno de Washington imponga un presidente en México.

¿Por que el Gobierno de Washington objeta el establecimiento de un Gobierno provisorio neutral que los mediadores propusieron y la delegación mexicana acepto desde luego? Todos contestaran a esta pregunta, diciendo que es porque el Gobierno de Washington no quiere la libertad electoral en México. Es evidente que una elección libre en un pueblo no ejercitado en el sufragio solo puede realizarse presidida por un Gobierno imparcial. El establecimiento del Gobierno neutral es lo único que puede proponerse con lealtad para con el pueblo mexicano, cuyo beneficio ha alegado constantemente el presidente Wilson como motivo de su actitud. Si se trata realmente del bien del pueblo mexicano, hay que preguntarle a ese pueblo como lo entiende y no imponérselo a la fuerza.

[... ] Si el sentimiento nacional favorece a Carranza, no hay para que manchar su elección con la sospecha de la superchería o de la violencia, ni con la ostentación de la intervención americana. Carranza elevado a la primera magistratura por el sentimiento nacional, manifestado en la elección libre, podrá ser un presidente respetable, capaz de unificar el espíritu publico y de asentar las bases de la pacificación definitiva de México; elevado por una maniobra convencional de Washington, será un presidente con el peor desprestigio, imposibilitado para el bien y contra el cual se alzará el clamor popular para acusarlo de traición y de sumisión perpetua a las ordenes de la Casa Blanca.

En resumen, la cuestión es de poca importancia, según las concepciones del Gobierno americano, por qué es de forma: Carranza llegará a la Presidencia de México, según se afirma, de todas maneras; la forma que se discute es, si se llega a ese fin por medio de un Gobierno provisional rebelde que imponga la elección o por medio de un Gobierno provisional neutral que presida honrada e imparcialmente la elección. Y si la cuestión es de mera forma, es inconcebible que baste para romper la conferencia y para empujar a los combatientes en luchas sangrientas que seguirán desolando a México.

Estas razones nos impiden también aceptar la proposición que establece una junta electoral con mayoría constitucionalista y por tanto creada expresamente para dar el triunfo a un partido determinado.

Las mismas razones nos impiden aceptar la proposición que prolonga indefinidamente la permanencia de las fuerzas navales en aguas de México y las que tienen en la ciudad de Veracruz. Las elecciones de México no pueden ni deben hacerse bajo un aparato de presión material sobre un pueblo.

 

Carta del 15 de junio de 1914 del delegado americano J. R. Lamar al delegado mexicano Emilio Rabasa, en respuesta al memorándum precedente.

 

Se recibió su nota de 12 de junio con el memorándum anexo. Consigna usted en él ampliamente sus objeciones al plan que los representantes americanos presentaron a la junta de mediadores.

El presidente [Wilson] reconoce hechos y ve en los exitos pasados del ejercito constitucionalista la prueba indisputable de la aprobación de la nación mexicana.

Nuestro Gobierno sólo desea ayudar a conseguir la pacificación de México. No tiene interes especial en el procedimiento o en la persona que sirva para realizar su gran propósito; y si insiste en algun procedimiento especial o en la selección de una clase determinada de hombres, es solamente porque cree que ellos son el unico medio para llegar al fin que desean el pais de ustedes, el nuestro, el de los mediadores y todo el mundo civilizado.

De la misma manera, nuestras objeciones al plan propuesto por los mediadores y aprobado por ustedes se han basado en la profunda convicción de que la adopción de ese plan no detendrá los progresos del ejercito victorioso, ni producirá esa pronta paz que el Gobierno americano desea tan sinceramente.

Conducir esa guerra [la civil de México] a su término y restaurar la paz y el Gobierno constitucional son los anhelos del presidente; y tal fin puede realizarse únicamente consultando los justos deseos de los constitucionalistas, que no sólo están en mayoría numérica, sino que son ahora la fuerza dominante en el país.

Si las personas escogidas por los mediadores para desempeñar el Gobierno provisional cuentan con la confianza de los constitucionalistas, se dará un gran paso hacia la pacificación de México y a la vez no será causa de alarma para quienes ustedes representan, pues que se tiene el propósito de ofrecer una amnistía general para todos los delitos políticos y sus conexos. De aceptarse el plan tanto por el general Huerta como por el general Carranza, vendrá la cesación de la lucha. El Gobierno provisional se establecerá para mantener el orden, proteger la vida y la propiedad y convocar a una elección en la que todo ciudadano con derecho a sufragar puede depositar su voto por el presidente que quiera.

Por otra parte, si se aceptara el plan que ustedes sostienen y se eligiese un neutral como presidente interino, no habríamos logrado ningún resultado practico, sino que tendríamos que enfrentarnos con el hecho insuperable de que los constitucionalistas, ahora casi completamente triunfantes, rechazarán el plan, repudiarán al hombre y seguirán adelante con renovado celo hacia la ciudad de México, con toda la perdida consiguiente de sangre y vidas.

Es tan evidente la conveniencia de elegir un constitucionalista, que parece aceptarse como necesario y expeditivo que el presidente provisional provenga de dicha facción, aunque ustedes agregan que debiera ser alguno que, aunque miembro de ella, haya sido de tal modo inactivo que deba clasificarse como neutral. Pero evidentemente, en una contienda como la que se ha entablado en México por varios años, debe suponerse racionalmente y aun necesariamente que todos los hombres inteligentes de cierta prominencia están de corazón de uno o del otro lado y el país tendrá razón para cuestionar el patriotismo de cualquier mexicano que no haya dado color en semejante contienda... Por tanto, debe procurarse no encontrar un neutral, sino alguno cuya actitud en las cuestiones fundamentales lo haga aceptable a los constitucionalistas, ala vez que por su carácter, reputación y conducta sea aceptable al partido opuesto. Ese hombre, y solo ese hombre, puede racionalmente tener expectativas de gozar de la confianza y respeto del país entero...

AI objetar la proposición de la proyectada junta electoral ustedes olvidan completamente el hecho de que todas las precedentes elecciones en México se han llevado a cabo bajo la vigilancia de un solo miembro del gabinete, representante del partido dominante. Por analogía la próxima elección debiera ser vigilada por un funcionario único, representante del partido constitucionalista. A evitar las justas críticas contra este procedimiento tiende el plan de los representantes americanos; cuyo intento es que esta elección, la más importante en la historia de México, sea vigilada par una junta compuesta de representantes de ambos partidos políticos.

Es cierto que en el plan americano se propone que la mayoría de la junta sea constitucionalista, pero tal cosa se debe a que este último partido representa ahora el sentimiento de la mayoría del pueblo de México...

Los Estados Unidos han entrado a la mediación con la esperanza de que ella conduzca a la paz y la paz ala prosperidad. Con ese solo fin a la vista ha sido formulado el plan que proponen los representantes americanos y sobre el cual debemos insistir… "