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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1914 Declaraciones de Daniels, Secretario de Marina de EUA, sobre el sentimiento patriótico de los constitucionalistas.

Nueva York, abril 26 de 1914.
Recibido en Chihuahua, vía Juárez.

 

Secretario de Relaciones.

Gobierno Constitucionalista.

El Secretario Daniels, ayer hizo la siguiente declaración de su propia iniciativa:

"Creo que la mayoría de los constitucionalistas están actuando poseídos de un sentimiento de patriotismo, y este sentimiento, así como el Gobierno Constitucional y la libertad, tendrán que prevalecer en México al igual que en cualquier parte del mundo. Yo siempre he sostenido que los constitucionalistas en su mayoría están animados del mismo espíritu y sentimiento que alentó a Madero y sus partidarios. Han determinado y resuelto darse a sí mismos un Gobierno Constitucional a pesar de cualquier obstáculo o error y la mayoría de ellos están alentados en sentimientos y motivos patrióticos. La libertad es su anhelo y ésta tendrá que ser adquirida por ellos de cualquier manera en México, así como en todas partes. La causa del Gobierno Constitucionalista tendrá que prevalecer si se le hace justicia, ya sea por medio de ésta o de su personalidad.

Se podrá apagar una llama, sin embargo, por poco que ésta brille, el pueblo americano no puede menos que sentir honda simpatía por quien quiera que esté luchando por tener un voto en los asuntos públicos de su patria y su gobierno. La época del absolutismo pertenece ya al pasado. No hay un movimiento que valga la pena de considerársele, si no es el encaminado a establecer un gobierno por y para el bienestar del gobernado. Con muchos esfuerzos tal vez, pero tal forma de gobierno tendrá que ser obtenido por los mexicanos." Respetuosamente.

Francisco Urquidi

 

COMENTARIO AL DOCUMENTO

Las declaraciones del secretario de Marina, Mr. Josephus Daniels, por el espíritu de justicia que era su fondo, nos dio aliento a los constitucionalistas, ya que fue uno de los primeros estadistas del partido demócrata en el poder que públicamente reconoció que "La causa del Gobierno constitucionalista tendrá que prevalecer si se le hace justicia..." Como al fin se la hizo el gobierno del presidente Wilson.

Conviene, en este comentario, recordar un hecho histórico por demás interesante:

Es bien sabido que fue el señor Daniels el que ordenó la ocupación de Veracruz por telegrama que dirigió al almirante Fletcher, jefe de la escuadra estadounidense fondeada en aguas territoriales de México, en 1914. Dicho mensaje provino de un acuerdo expreso y urgente del presidente Wilson que su secretario de Marina cumplió de inmediato.

Al correr del tiempo, y siendo Primer Magistrado de nuestra República el señor general Lázaro Cárdenas, el gobierno de Washington nombró embajador en México al expresado señor Daniels, el cual aceptó dicho cargo. Nuestra cancillería, por fortuna, dio su beneplácito a tal designación; y decimos por fortuna, porque hubiera podido no aceptar a tal diplomático por la muy poderosa razón de ser él quien ordenara la atentatoria intervención militar en nuestro territorio. Sin embargo, lo recibió de buen grado; siendo precisamente Josephus Daniels el mejor defensor del Gobierno y pueblo mexicanos, cuando el general Cárdenas decretó la expropiación de los bienes de las compañías petroleras en 1938.

Tenemos la absoluta convicción de que si no hubiera sido por la actitud justa y decidida del señor Daniels, que con sus argumentos de la más pura probidad convenció al presidente Franklin D. Roosevelt de que la expropiación dictada por el Ejecutivo mexicano estaba basada en nuestra Constitución Federal y demás leyes y debía ser acatada por los petroleros norteamericanos, ingleses, holandeses, etc., que mostrándose rebeldes a las sentencias de la Junta de Conciliación y Arbitraje y de la Suprema Corte de la Nación no sólo no obedecieron sus mandatos sino que llevaron al cabo una propaganda mundial, enconada y decidida para que los Estados Unidos intervinieran por la fuerza en nuestro país a fin de obligar al gobierno del presidente Cárdenas a devolver a las empresas afectadas todas sus antiguas pertenencias, la conducta del Gobierno norteamericano hubiera sido contraria a los intereses de México.

Los campeones del derecho en tan grave conflicto fueron, como es sabido, en México el señor presidente Cárdenas que se mantuvo firme al hacer respetar nuestra soberanía nacional, y en Estados Unidos el presidente Roosevelt y su embajador Daniels, quienes no solamente desoyeron y se pusieron en contra de las compañías petroleras, sino que defendieron a México en un momento peligrosísimo para nuestra independencia nacional.

Sobre este episodio de nuestra historia, me parece pertinente hacer referencia a la siguiente anécdota:

El embajador Daniels y su señora esposa llevaron buena amistad con el autor de esta obra y con la señora de Fabela. En una de las veces que fuimos invitados por los señores embajadores de los Estados Unidos a una comida en la embajada, la señora Daniels le platicó a la señora Fabela que cuando fue llamado por su amigo personal el presidente Roosevelt para comunicarle que había sido nombrado su representante diplomático en México, su esposo había aceptado de inmediato tal designación.

Entonces la señora Daniels le dijo a su marido: -¿Pero qué no te acuerdas de Veracruz?

-Precisamente, porque me acuerdo por eso acepté el ir de embajador a ese país, porque quiero demostrarles a los mexicanos que soy su verdadero amigo.

Como en efecto nos lo demostró en una de las épocas más críticas de nuestra vida internacional con el Gobierno norteamericano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:
Fabela, Isidro (Dir.) Fabela Josefina E. de (Coord.) Revolución y régimen constitucionalista. Tomo II. La intervención norteamericana en Veracruz (1914) [Serie: Documentos históricos de la Revolución Mexicana, 14] México. [Comisión de investigaciones históricas de la Revolución Mexicana 1970] Editorial JUS.