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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1913 Manifiesto del gobierno maderista contra Félix Díaz

Febrero de 1913

 

¡MEXICANOS!

“Prefiero que se pierda la nacionalidad mexicana en manos del extranjero que continúe en el poder la Revolución de 1910” - FELIX DIAZ.

Manuel Calero está refugiado en la Embajada Americana, batiendo la nefanda labor de pedir la intervención.

PUEBLO MEXICANO:

No a título de maderistas ni de cualquier otro bando nos dirigirnos a tí, sino a título de patriotas y ajenos a la política que no pueden dejar el tesoro de su nacionalidad en manos de los traidores. ¡Despierta! ya que a tiempo se han descarado tus enemigos.

Prefiero los americanos, a la situación actual y su régimen... ¿comprendes ¡oh pueblo! lo monstruoso de esta decisión? Manuel Calero, refugiado en la Embajada Americana para completar la nefanda labor de Díaz.

Escucha en cambio, la palabra de tu Presidente, que hoy a las doce del día dirigía a nuestro Ejército:

MEXICANOS, SOLDADOS:

Los momentos son de prueba y ellos me exigen estar a la altura de mi misión: el voto con que me honrasteis en los comicios, no puede, no debe ser objeto de transacciones porque es a la Historia a quien debo dar cuenta de mi cometido. En alto mi bandera sabré caer, si es preciso, antes que defeccionar a lo que de mí debe esperarse. La legalidad está más alto que toda ambición y a ella sacrificaré mi existencia si es necesario; pero México no retrocederá a los tristes días de los pretorianos. Están en lucha el pasado y sus crímenes, contra el presente y sus salvadoras esperanzas-..! tened fe y venceremos! ¡Viva el Ejército! ¡Viva la República Mexicana fuerte y unida!

Comparad una y otra actitud y no olvidéis que el problema es de vida o muerte ¡oh pueblo! Se trata de conservar la herencia que Hidalgo. Morelos y Juárez te legaron, o entregarte en manos del pasado para nunca levantarte más. ¡Imposible! Si tal hicieras, si tal cosa aceptaras ¡oh pueblo mexicano! teme la saeta que ostenta airado entre sus manos la más pura cristalización de tu raza: ¡Cuauhtémoc!

¡Anatema a los traidores!
¡La historia juzgará y dará a cada quien lo suyo!