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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1890 Geografía y estadística de la República Mexicana

Alfonso Luis Velasco

OROGRAFÍA, HIDROGRAFÍA Y CLIMA

Veracruz es una de las regiones más bellas y más ricas de la tierra. Desde las orillas del Pánuco hasta los márgenes del Tancochapa presenta una costa bordada de cocoteros y de selvas vírgenes, tapizadas de florestales e inundadas de embalsamados aromas. Las aves de mil colores cruzan el espacio, alegrando con sus cantos la naturaleza veracruzana, rica y exuberante. Las sabanas de la costa forman, en algunos lugares, pintoresco contraste con los bosques que van cubriendo los primeros escalones de la cordillera. El sol se deleita irisando sus rayos más lindos sobre los verdes penachos de los palmeros, y jugando sus iris entre las ondas del Golfo o en las aguas de los ríos, las aguas y los mil arroyos que surcan el terreno. Los manglares forman valla a las azuladas corrientes de agua, y en el ramaje cantan los pájaros y chillan las greguerías de cotorras y chachalacas. Pero esta no es toda la belleza de Veracruz. Los cafetales, los tabacales, los jardines, los sembradíos, etc., bordan las colinas y adornan los campos, donde la naturaleza ha hecho prodigios para presentantes deslumbrante al observador.

El Citlaltepetl, destacándose majestuoso sobre la Cordillera, y presentándose puro como una idealidad, con su túnica de nieve, coronada por una estrella, que tal forma presenta la montaña, parece desafiar al Golfo, y deslumbrarlo con su mágica belleza. El Cofre de Perote se levanta cerca de él, presentando humilde su menos soberbia belleza.

El Papaloapan parece enamorado de la tierra que baña, y hace de los campos que atraviesa vergeles encantadores. Pero no terminaría jamás de describir la naturaleza veracruzana, si fuese juntando mis recuerdos e impresiones. Es fuerza ir por orden y saber que el Estado es la llave del comercio de México; el que provee al país de arroz, tabaco, café, frutas, maderas, etc.; el lugar en que han nacido Clavijero, Gorostiza, Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Llave, Hernández y Hernández, Alegre, Gutiérrez Zamora, Ciriaco Vázquez y otros mil; y donde Don Guadalupe Victoria alcanzó triunfos contra los realistas, y el ejército francés recibió duras lecciones del patriotismo mexicano. Paso a describirlo, aun cuando sea de una manera general.

1. Situación geográfica

El estado de Veracruz se halla situado entre los 17°10’30’’ y los 22°19’25’’ de latitud norte, y entre 0°28’ y los 5°30’’ de longitud oriental del meridiano de la ciudad de México.

2. Límites

El estado de Tamaulipas le sirve de límite por el noreste, separándolos los ríos Pánuco y Tamesín, y una línea convencional entre los dos ríos; el de San Luis Potosí lo limita al oeste, desde la orilla del Pánuco hasta cerca del río del Capadero; el del Hidalgo lo limita al occidente, desde el límite de éste con el de San Luis, hasta el sur del cantón de Chicontepec; el de Puebla lo limita, desde el límite con el de Hidalgo, hasta la parte sur del cantón de Zongolica, en la orilla del río Tonto; el de Oaxaca lo limita en la parte sur, desde el río Tonto hasta el de Tancochapa; el de Tabasco lo limita al sureste, separando a ambos estados el río de Tancochapa, y el Golfo de México le sirve de límite por el de oriente, desde la Barra de Tonalá, en el límite con Tabasco, hasta la de Tampico en el límite con Tamaulipas.

3. Extensión superficial

El estado mide una superficie de 71 116 (setenta y un mil ciento dieciséis) kilómetros.

4. Aspecto físico

El estado de Veracruz ocupa una faja estrecha y larga de terrenos que gradualmente va ascendiendo desde las costas, hasta formar los primeros escalones de la Sierra Madre, que en el interior da lugar a la Mesa Central de la república, cuyos bordes tocan la extremidad suroeste del cantón de Chicontepec y la parte occidental del de Jalacingo. Casi todo el terreno es montañoso, presentando sólo hacia las costas algunas tierras llanas que forman las sabanas. La región meridional del estado, ocupada por los cantones de Cosamaloapan, Tuxtlas, Acayucan y Minatitlán, es completamente llana, menos en la parte norte de los cantones de Tuxtlas y Acayucan, donde se encuentran el volcán de San Andrés y la sierra de San Martín. Toda esta región denominada BAJOS, está surcada por multitud de arroyos y ríos, cubierta de bosques, de algodonales y de sembradíos.

La región central del estado es completamente montañosa, excepto en la costa, donde es llana, y en algunos lugares, pantanosa. Aquí presenta la Sierra Madre todas sus bellezas. Las intrincadas serranías que cruzan los cantones de Zongolica, Orizaba, Córdoba, Huatusto, Coatepec, Xalapa y Jalacingo, forman pintorescos paisajes, y sus alturas se coronan de pinares, ocotales y oyameles. En ellas se descubre el majestuoso Citlaltepetl, en la parte norte del cantón de Orizaba, y en el sur del de Jalacingo el hermoso Cofre de Perote. Las faldas de la sierra dejan sus últimas ondulaciones sobre la región marítima de los cantones de Veracruz, Xalapa y Misantla, hasta dar lugar a los llanos que van a encontrar las arenas del golfo. La cordillera de la Sierra Madre veracruzana se comunica por medio de obras naturales con la mesa central. Esta región está regada por muchos ríos y arroyos, y es una de las más bellas de la tierra. La región septentrional del estado es montañosa, y se halla atravesada por multitud de corrientes. Cúbrenla inmensos bosques que desde la costa admiran, y en la parte oriental de ella se dilata la extensa laguna de Tamiahua. El Golfo de México baña la región oriental que tiene la forma de un arco de círculo. La mayor anchura la presenta el estado en la región central, y la menor en el cantón de Misantla.

5. Litoral

Como hemos visto, las costas veracruzanas están bañadas por el Golfo de México. Tienen una extensión de 700 kilómetros, desde la barra de Tampico al noroeste, hasta la de Tonalá, al sureste.

Viniendo del noreste al sureste, se encuentran: la Barra de Tampico y la Punta de Jerez, en el cantón de Ozuluama; el cabo Rojo hacia los 21°29’58’’ latitud norte y 1°34’ longitud oriental de México; la isla Blanquilla; el bajo del Medio; la isla de Lobos; la punta Majahua; el bajo de Tangüijo; el segundo bajo del Medio; la barra de Tangüijo, que comunica la laguna de Tamiahua con el Golfo de México, y en el interior del cual se hallan las islas de Juana Ramírez y Burros, en la parte de la laguna que corresponde a Ozuluama; y las del Toro, Frijoles, Pájaros y del Idolo, al de Tuxpan; el bajo de Tuxpan; la barra de Tuxpan, que da acceso al puerto de Tuxpan, situado a orillas del río de su nombre y a poca distancia del Golfo, la punta de Piedras y la barra de Cazones, en el límite entre los cantones de Tuxpan y Papantla.

Las barras del Tejón, Tenextepec, Limón y Tecolutla, la punta de Cerro Gordo y la barra de Nautla en el límite entre os cantones de Papantla y Misantla, se encuentran en el litoral del primero.

En las costas del de Misantla se encuentra la barra de Palmas y la de Vega y la punta de Piedras.

En el litoral del de Xalapa se hallan la punta Delgada, punta María Andrea, barra Laguna Verde, punta Bernal y punta Peñón.

En la costa del de Veracruz se encuentran la punta de la Mancha, la barra Juan Ángel, la punta Zempoala, la barra de Chachalacas, la barra de la Antigua, punta Gorda, el puerto de Veracruz, y frente a él el islote de Ulúa y las islas de la Lavandera, Gallegas, Galleguillas, Blanquilla, Anegada de Adentro, Isla Verde, Pájaros y Sacrificios; punta de Hornos, punta Mocambo, el puerto de Antón Lizardo y frente a él las islas Blanquilla, Chopas, Palo, Anegada de Afuera, Anegadilla, Topatillo y los arrecifes del Medio, del Rizo y Cabeza; punta Coyol, Barra Vieja, la barra de Alvarado que comunica la laguna del mismo nombre con el Golfo y el puerto de Alvarado.

En el litoral del cantón de los Tuxtlas se hallan: la punta de Arenas, la barra de Cañas, la dos puntas de Piedras, la punta de Terrón, las puntas Roca Partida, Ermita, Organos y Morrillos, la barra de Santecomapan que comunica la laguna de su nombre con el mar, y las puntas Carrizal y Zapotitlán.

En la costa del catón de Acayucan, ocupada casi en su totalidad por la sierra de San Martín, se hallan los bajos y la punta de San Juan.

El litoral del cantón de Minatitlán tiene la Barrilla, la barra de Coatzacoalcos y la barra de Tonalá en el límite con Tabasco, en la desembocadura del Taconchapa.

La costa de la región norte del estado es conocida bajo el nombre de Barlovento; y desde Veracruz hasta la barra de Tonalá, esto es, la costa sur, se denomina de Sotavento.

En la costa del cantón de Veracruz se encuentran los faros “Juárez” y “Ulúa”, que tienen una visibilidad de 15 millas marinas.

6. Descripción hidrográfica

El estado de Veracruz se puede dividir en dos grandes regiones hidrográficas: la del norte, que comienza en el río Pánuco y termina en el río Blanco, y la del sur que comienza desde este río y termina en el Tancochapa. Muchas diferencias geológicas dan lugar a esta división.

La región hidrográfica del norte es completamente accidentada, y los ríos y arroyos descienden de la cordillera, presentando paisajes menos pintorescos que los de la región meridional.

La región hidrográfica del sur es completamente llana, excepto en una pequeña parte, al noroeste, en los cantones de Zongólica y Orizaba, donde la Sierra Madre se presenta con toda su fragosidad.

10. Clima

El clima del estado es muy variable. En todo el litoral, en la región del sur, y en lugares poco elevados, el clima es caliente y malsano. En los puertos son frecuentes la fiebre amarilla, la disentería y el vómito; este último aparece en mayo o junio y hace estragos hasta fines de septiembre.

En los lugares más elevados, que pasan de 1 000 metros de altura, el clima es templado-cálido, y a veces húmedo, como en Orizaba y Xalapa, donde llovizna casi diariamente.

Todas las vertientes de la cordillera Central, con especialidad los valles y las cañadas, gozan de un clima templado-cálido y sano.

Más allá de los 1 500 metros se empieza a sentir el clima templado-frío, y a medida que se asciende hacia la Mesa Central, el clima es más frío.

La región, en general, es caliente y malsana.

El Barón de Humboldt, uno de los viajeros más relevantes de la Nueva España de principios del siglo XIX, dejó en su obra una descripción de la Intendencia de Veracruz en donde ensalzaba sus riquezas naturales y las posibilidades de desarrollo económico.

11. Intendencia de Veracruz

Población en 1803: 156 000

Extensión de la superficie: 4 141 leguas cuadradas

Habitantes por legua cuadrada: 38

Esta provincia, situada bajo el cielo abrasador de los trópicos, se extiende a lo largo del golfo mexicano, desde el río Baraderas (o de los Lagartos) hasta el grande río de Pánuco, que nace en las montañas metalíferas de San Luis Potosí, y por consiguiente abraza una porción considerable de la costa oriental de Nueva España. Desde la bahía de Términos, cerca de la isla del Carmen, hasta el puertecillo de Tampico, tiene 210 leguas de largo, al paso que su ancho en general no es más que de 25 a 28 leguas. Confirma al E. con la península de Mérida; al O. con las intendencias de Oaxaca, La Puebla y México; y al N. con la colonia del Nuevo Santander.

Pocas son las regiones del Nuevo Continente que se puedan comparar con este extraordinario país, que en otro tiempo se comprendió bajo el nombre de Cuetlachtlán, y en donde el viajero se encuentra más admirado de ver aproximados los más opuestos climas. En efecto, toda la parte occidental de la intendencia de Veracruz ocupa la falta de las cordilleras del Anáhuac, y en un día los habitantes bajan de la zona de las nieves perpetuas a los llanos inmediatos al mar, en donde reinan unos calores que sofocan. En ninguna parte se deja ver mejor el admirable orden con que las diferentes tribus de vegetales van siguiéndose por tongadas unas mas arriba de la otra, que subiendo desde Veracruz hacia la meseta de Perote. Allí se ve cambiar a cada paso la fisonomía del país, el aspecto del cielo, la vista exterior de las plantas, la figura de los animales, las costumbres de los habitantes y el género de cultura a que se dedican.

Al paso que se va subiendo, la naturaleza parece menos animada, la hermosura de las formas vegetales se disminuye, los tallos tienen menos jugo, las flores son menos grandes y más pálidas. El viajero que ha desembarcado en Veracruz, se tranquiliza a la vista del roble mexicano, porque esto manifiesta que ya ha dejado aquella zona, que con tanta razón temen las gentes del norte por los estragos que hace la fiebre amarilla. Este mismo límite inferior de los robles enseña al colono habitante del llano central, hasta dónde puede bajar hacia las costas, sin temor de la enfermedad mortal del vómito. Cerca de Xalapa, los bosques de ocozoles (liquidámbar) anuncian por la viveza de su verdor, que es aquella altura donde las nubes suspendidas sobre el océano vienen a tropezar con los picos de basalto de la cordillera. Más arriba, cerca de la Banderilla, ya no llega a madurar el fruto nutritivo del plátano; de manera que en esta región nebulosa y fría, la necesidad precisa al indio a trabajar despierta su industria. A la altura de San Miguel, los pinabetes empiezan a interpolarse con los robles, y se van encontrando así hasta los altos llanos de Perote, los cuales presentan el risueño aspecto de campos sembrados de trigo. Ochocientos metros más arriba, el clima es ya muy frío para que los robles puedan vegetar; sólo los pinabetes cubren las rocas, cuyas puntas entran en la zona de las nieves perpetuas: de manera que en este país maravilloso, en el espacio de pocas horas recorre el físico toda la escala de la vegetación, desde la heliconia y el plátano, cuyas hojas lustrosas llegan a tener extraordinarias dimensiones, hasta el encogido parénquima de los arbustos resinosos.

La naturaleza ha enriquecido la provincia de Veracruz con los productos más preciosos. Al pie de la cordillera, en los bosques siempre verdes de Papantla, Nautla y San Andrés Tuxtla, crece el bejuco (epidendrum vanilla), cuyo fruto odorífero se emplea para aromatizar el chocolate. Cerca de los pueblos indios de Colipa y Misantla se encuentra la bella planta convolvulácea (convolvulus jalapoe), cuya raíz tuberosa da la jalapa, uno de los purgantes más eficaces y benéficos. En la parte oriental de la intendencia de Veracruz, en los bosques que se extienden hacia el río de Baraderas, se cría el mirto (myrtus pimenta), cuyo grano es una especia agradable, y conocida en el comercio con el nombre de pimienta de Tabasco; el cacao de Acayucan sería muy buscado si los indígenas se dedicasen con más esmero a su cultivo. En la costa oriental y austral del pico de Orizaba, en los valles que se prolongan hacia Córdoba, se cultiva el tabaco de excelente calidad, que produce anualmente a la corona más de tres millones y medio de pesos. El smilax, cuya raíz es la verdadera zarzaparrilla, vegeta en los barrancos húmedos y sombríos de la cordillera. El algodón de las costas de Veracruz es célebre por su finura y bello color. La caña tiene casi tanta azúcar como la de isla de Cuba, y más que la de Santo Domingo.

Solo esta intendencia bastaría para vivificar el comercio del puerto de Veracruz, si fuese mayor el número de los colonos y si su desidia, afecto de la misma beneficencia de la naturaleza, y de la facilidad con que proveen sin trabajo a las primeras necesidades de la vida, no entorpeciese los progresos de la industria. La antigua población de México está reunida en lo interior del país, en el llano mismo: los pueblos mexicanos que eran oriundos de comarcas septentrionales, como ya lo hemos dicho más arriba, prefirieron en sus emigraciones el lomo de las cordilleras, porque su clima era análogo al de su país natal. No hay duda, que a la primera arribada de los españoles a la playa de Chalchihuecan (Veracruz), toda esta costa, desde el río Papaloapan (Alvarado) hasta Huaxtecapan, era más habitada y mejor cultivada que lo es hoy día. Con todo, a medida que los conquistadores subieron al llano, hallaron los pueblos más inmediatos unos de otros, los campos divididos en porciones más pequeñas y la gente más culta. Los españoles, que creían fundar ciudades cuando daban nombres europeos a las ya construidas por los aztecas, siguieron las huellas de la civilización de los indígenas y tuvieron muy poderosos motivos para habitar el alto llano de Anáhuac, temiendo el calor y las enfermedades que reinan en los llanos inferiores. El afán de buscar los metales preciosos, el cultivo del trigo, los árboles frutales de Europa, la analogía del clima con el de las dos Castillas y […], les indujeron a establecerse en el lomo de las cordilleras. Durante todo el tiempo que los encomenderos, (abusando de los derechos que las leyes les concedían) trataron a los indios como esclavos, un gran número de estos fueron trasplantados desde las regiones inmediatas a las costas, a la alta meseta interior, ya para trabajar en las minas, ya solamente para tenerlos cerca de donde habitaban sus dueños. El comercio del añil, del azúcar y del algodón de América, fue casi nulo en el espacio de dos siglos; nada excitaba a los blancos a establecerse en los llanos que gozan del verdadero clima de las Indias. Se podría decir que los europeos tan solo venían a los trópicos para habitar en ellos la zona templada.

Desde que el consumo del azúcar ha tenido aumento considerable, y que el comercio del Nuevo Continente proporciona a la Europa muchos productos que en otro tiempo sólo sacaba de Asia y África, las tierras calientes no ha duda que presentan más atractivos para el establecimiento de colonias; por esto se ha multiplicado en la provincia de Veracruz las plantaciones de caña de azúcar y de algodonales, principalmente desde los funestos sucesos de Santo Domingo, que han dado un grande impulso a la industria en las colonias españolas. No obstante, estos progresos no se notan todavía mucho en las costas mexicanas; y se necesitaran siglos para volver a poblar aquellos desiertos. En el día, dos o tres hatos de ganado, alrededor de los cuales andan errando algunos bueyes semisalvajes, ocupan espacios de muchas leguas cuadradas. Un corto número de familias poderosas, que viven en el llano central, poseen la mayor parte del litoral de las intendencias de Veracruz y San Luis Potosí. No hay ley agraria que obligue a estos ricos propietarios a vender sus mayorazgos, aunque persistan en no querer poner en cultivo ellos mismos los inmensos terrenos de su dependencia; ellos tratan mal a sus arrendadores y los echan de las haciendas a su antojo.

A este mal, tan común en las costas del golfo de México como en Andalucía y una gran parte de la España, se añaden otras causas de despoblación. La intendencia de Veracruz tiene demasiada tropa en proporción al corto número de sus habitantes; y como el servicio militar molesta al labrador, le hace huir de la costa por no verse forzado a entrar en los cuerpos de los lanceros o de los milicianos. Las levas que se hacen para la marina real también se repiten demasiado a menudo, y se ejecutan de una manera harto arbitraria. Hasta ahora el gobierno ha descuidado todos los medios de aumentar la población de esta costa desierta. De un tal estado de cosas resulta mucha falta de brazos y una carestía de víveres que hacen una contraposición singular con la gran fertilidad del país. En el puerto de Veracruz se paga cada jornal a un peso fuerte, a veces más; un albañil y todo hombre que ejerce un arte particular, gana de 3 a 4 pesos al día; es decir, dos o tres veces más que en el llano central.

Es la intendencia de Veracruz se encuentran dos picos colosales; uno de ellos es el volcán de Orizaba, que es el cerro más alto de la Nueva España después del Popocatépetl. La cima de este cono truncado está inclinada al S.E.; y por una escotadura que presenta, se ve su cráter desde muy lejos, hasta desde Xalapa. El segundo pico es el cofre de Perote, que según mis medidas es cerca de 400 metros más alto que el pico de Tenerife, y sirve de señal a los navegantes al recalar en Veracruz. Como esta circunstancia hace muy importante la determinación de su posición astronómica, he observado sobre el mismo Cofre varias alturas circunmeridianas del sol. Hállase esta montaña porfídica rodeada de una capa de piedra pómez y nada anuncia que haya un cráter en su cumbre; pero las corrientes de la lava que se observan entre el pueblecillo de las Vigas y de Hoya, parecen ser efectos de una explosión lateral muy antigua. El pequeño volcán de Tuxtla, que está al respaldo de la sierra de San Martín, se halla situado a cuatro leguas de la costa, el S.E. del puerto de Veracruz, cerca del pueblo indio de Santiago de Tuxtla; por consiguiente se halla fuera de la línea que más arriba hemos marcado como el paralelo de los volcanes encendidos del reino de México. En su última erupción, que fue muy fuerte y sucedió el 2 de marzo de 1793, las cenizas volcánicas cubrieron los techos de las casas de Oaxaca, Veracruz y Perote. En este último paraje, que está distante del volcán de Tuxtla 57 leguas, 1 en línea recta, el ruido subterráneo se parecía a descargas de artillería de grueso calibre.

En la parte septentrional de la intendencia de Veracruz, al O. de la desembocadura del río Tecolutla, a dos leguas de distancia del grande pueblo indio de Papantla, se halla un edificio piramidal de muy remota antigüedad. Los primeros conquistadores no conocieron la pirámide de Papantla, que se halla situada en medio de un bosque espeso, llamado Tajín en lengua totonaca. Los indígenas han ocultado a los españoles por siglos enteros este monumento, objeto de antigua veneración: la casualidad lo hizo descubrir a unos cazadores, hará unos treinta años. El señor Dupé, 2 observador tan modesto como ilustrado, y que hace mucho tiempo se dedica a indagaciones muy curiosas sobre la arquitectura y los ídolos mexicanos, ha visitado la pirámide de Papantla; ha examinado cuidadosamente el corte de las enormes piedras con que está construida; y ha sacado diseños de los jeroglíficos de que se hallan cubiertas; sería de desear que se resolviese a publicar la descripción de este interesante monumento. La estampa 3 que en 1785 se publicó en la Gazeta de México es muy imperfecta.

La pirámide de Papantla no está construida con ladrillos, o arcilla mezclada con guijarros y revestida de un muro de amigdaloides, como las de Cholula y Teotihuacan; los únicos materiales que se han empleado en ella son inmensas piedras de cantería de pórfido y se distingue el mortero en las junturas. Con todo, el edificio es menos notable por su magnitud que por su disposición, por el labrado de sus piedras y por la gran regularidad de su corte. La base de la pirámide es exactamente cuadrada; cada costado tiene 25 metros de largo. Este monumento, como todos los teocallis mexicanos, se compone de muchas hiladas de sillares. Todavía se distinguen seis, y se cree que la séptima está cubierta por la vegetación que cubre todo el costado de la pirámide. Una escalera principal de 52 gradas conduce a la cima truncada del teocalli, y al sitio en donde se sacrificaban las víctimas humanas, y al lado hay otra escalera pequeña. El revestimiento de las hiladas de piedras está adornado de jeroglíficos, entre los cuales se distinguen serpientes y cocodrilos esculpidos en relieve. Cada hilada presenta un gran número de nichos cuadrados y ordenados simétricamente. En el primer piso se cuentan24 por costado, 20 en el segundo y 16 en el tercero. El número de estos nichos es de 366 en el cuerpo de la pirámide, y de 12 en la escalera que se encuentra hacia el E. El abate Márquez supone que este número de 378 nichos hace alusión al sistema calendario de los mexicanos, y aun cree que en cada uno de ellos estaba repetida una de las veinte figuras que en la lengua jeroglífica de los toltecas servían de símbolo para designar el día del año común y los intercalares al fin de los ciclos. En efecto, componiéndose el año de 18 meses, de 20 días cada uno, resultaban 360 días, a los cuales se añadían (conforme al uso egipcio), 5 días complementarios llamados nemontemi. La intercalación se hacía cada 52 años, aumentando 13 días al ciclo, lo que da 360 + 5 + 13 = 378, signos simples o compuestos de los días del calendario civil que llamaron compohualihuitl o tonalpohualli, para distinguirlo del comilhuitlapohualliztli, o calendario ritual de que usaban los sacerdotes para indicar el turno de los sacrificios. No emprenderé aquí el examen de la hipótesis del abate Márquez, el cual también recuerda las explicaciones astronómicas que Gatterer, célebre historiador, dio del número de las habitaciones y de las gradas que se hallaban en el gran laberinto egipcio.

Las poblaciones más principales de esta provincia son: Veracruz, residencia del intendente y centro del comercio con Europa y las Antillas. La ciudad es hermosa y está construida con mucha regularidad; los comerciantes que la habitan son ilustrados, activos y celosos por el bien de su patria; y en estos últimos años ha ganado mucho con respecto a su policía interior. La playa en donde está situada se llamó en otro tiempo Chalchihuecan. Juan Grijalva en 1518 visitó ya la isla, en donde a fuerza de dinero (40 millones de pesos, según la tradición vulgar) se consiguió construir el castillo de San Juan de Ulúa, habiéndose dado este nombre de Ulúa, porque habiendo encontrado los restos de dos infelices víctimas, 4 y preguntado a los indígenas por qué sacrificaban hombres, le respondieron que era de orden de los reyes de Acolhúa o de México. Los españoles que no tuvieron otros intérpretes que indios de Yucatán, entendieron mal la respuesta y creyeron que Ulúa era el nombre de la isla. A semejantes interpretaciones deber sus nombres actuales e Perú, la costa de Paria y otras muchas provincias. La ciudad de Veracruz se llama muchas veces Veracruz Nueva, para distinguirla de Veracruz Vieja, situada cerca de la desembocadura del río la Antigua, y que casi todos los historiadores consideran como la primera colonia que fundó Cortés. El abate Clavijero ha probado la falsedad de esta opinión. La ciudad llamada Villarrica, o la Villa Rica de Veracruz, que se empezó en el año 1519, estaba situada a tres leguas de Cempoala, lugar principal de los totonacas cerca del puertecillo de Chiahuitzla, que con dificultad se conoce en la obra de Robertson, el que llama Quiabistan. Tres años después quedó la Villarrica inhabitada, y los españoles fundaron al sur otra villa, que ha conservado el nombre de la Antigua. En el país se cree que esta segunda colonia se abandonó de nuevo a causa de la enfermedad del vómito, que ya en aquella época arrebataba más de dos tercios de los españoles que desembarcaron en la estación de los grandes calores. El virrey conde de Monterrey, que gobernó al reino de México a fines del siglo XVI, hizo echar los cimientos de la Nueva Veracruz o de la ciudad actual, frete del islote de San Juan de Ulúa, en la playa de Chalchihuecan, en el mismo paraje en donde desembarcó Cortés el día 21 de abril de 1519. Esta tercera villa no ha obtenido los privilegios de ciudad hasta el reinado de Felipe III en 1615. Está situada en un llano árido, falto de aguas corrientes y en el cual los vientos del norte, que soplan con mucha violencia desde el mes de octubre hasta el mes de abril, forman médanos o sean montecillos de arena movedizos. Estos médanos de arena varían todos los años de lugar y forma; tienen de 8 a 12 metros de altura, y por la reverberación de los rayos del sol y alta temperatura que ellos mismos adquieren durante los meses de verano, contribuyen extraordinariamente a aumentar el calor sofocante del aire de Veracruz. Entre la ciudad y el arroyo Gavilán se hallan en medio de los médanos algunas tierras pantanosas, cubiertas de mangles y otros arbustos. Las aguas estancadas del bajío de la Tembladera y de las pequeñas lagunas de la Hormiga, del Rancho, de la Hortaliza y de Arjona, son la causa de las tercianas entre los indígenas, y probablemente hacen también un papel importantes entre las causas funestas que producen el azote del vómito prieto y de las cuales hablaremos más adelante. Todos los edificios de Veracruz y del castillo de Ulúa están construidos con materiales sacados del fondo del océano, que constituye la habitación pedregosa de las madréporas, y que es donde se encuentran las piedras de múcara, pues en las inmediaciones de la ciudad no se encuentra ninguna roca. Las arenas cubren las formaciones secundarias que descansan sobre el pórfido del Encero, y que no se dejan ver hasta cerca de Acazónica, hacienda de los jesuitas, célebre por sus canteras de hermoso espejuelo hojaldrado. Cavando en el suelo arenoso de Veracruz se encuentra agua dulce a un metro de profundidad; pero esta agua proviene de la filtración de las charcas o lagunas que se forman entre los médanos: es agua llovediza, que habiendo estado en contacto con las raíces de los vegetales, es de muy mala calidad y no sirva más que para lavar. La gente común (y nótese este hecho como importante para la topografía médica de Veracruz) se ve precisada a valerse del agua de una zanja que viene de los médanos, porque es algo mejor que la de los pozos, o que la del arroyo de Tenoya. La gente acomodada, al contrario, bebe agua de lluvia que recoge en cisternas cuya construcción es bastante defectuosa, a excepción de los bellos aljibes del castillo de San Juan de Ulúa, cuya agua, muy pura y saludable, no se distribuye sino a los empleados militares. Esa falta de buena agua potables se ha considerado, hace siglos, como una de las muchas causas de las enfermedades de los habitantes. El año de 1704 se formó el proyecto de conducir al puerto de Veracruz una parte del hermoso río de Jamapa: el rey Felipe V mandó un ingeniero francés para examinar el terreno. El ingeniero poco contento sin duda de habitar un país tan caliente y desagradable, declaró imposible la ejecución del proyecto. El año 1756 volvieron a empezar las discusiones entre los ingenieros, el ayuntamiento, el asesor del virrey y el fiscal. Hasta ahora en visitas de expertos y en gastos judiciales (pues en las colonias españolas todo se convierte en proceso), se han gastado 500 000 pesos. Antes de haber nivelado el suelo, habían construido una calzada, a 1 100 metros sobre el pueblo de Jamapa, que ya está medio arruinada, y costó 300 000 pesos; doce años ha que el gobierno hace pagar al público un derecho sobre las harinas, que produce anualmente más de 30 000 pesos. Ya está construido en un trecho de más de 900 metros de largo, un acueducto, o atarjea que puede dar un perfil de agua de 116 centímetros; y a pesar de todos estos gastos, a pesar de todo el fárrago de memorias e informes amontonados en los archivos, las aguas del río Jamapa todavía están a más de 23 000 metros de distancia de la ciudad de Veracruz. En 1975 vinieron a acabar por donde deberían haber empezado: nivelaron el terreno, y hallaron que las aguas medias de Jamapa están 8m, 83 (10 varas mexicanas y 22 ½ pulgadas) más altas que el nivel de las calles de Veracruz; se reconoció que la gran calzada debía estar en Medellín, y que por ignorancia la habían construido en un punto no sólo demasiado elevado, sino también 7 500 metros más lejos del puerto de lo que era menester, para dar la caída necesaria para conducir las aguas. En el actual estado de costas la construcción de la atarjea desde el río Jamapa hasta Veracruz, está valuada en un millón o 1 200 000 pesos. En un país en donde existen inmensas riquezas metálicas, no es la cuantía de esta suma la que espanta al gobierno; se ha suspendido la ejecución de este proyecto, porque hace poco se ha calculado, que diez aljibes públicos, colocados fuera del recinto de la ciudad, no costarían juntos más de 140 000 pesos, y bastarían para una población de 16 000 almas, si cada aljibe contuviese un volumen de agua de 670 metros cúbicos. “¿A qué fin pues ir a buscar tan lejos lo que la naturaleza nos ofrece tan cerca, se decía en el informe que se pasó al virrey? Por qué no nos aprovecharíamos de estas lluvias tan regulares como abundantes, y que según las experiencias del coronel Constanzó dan anualmente triplicada agua de la que cae en Francia y Alemania”. La población habitual de Veracruz, sin contar la tropa y la marina, es de 16 000 almas.

Jalapa (Xalapan) al pie de la montaña de basalto de Macuiltépec, en una situación muy amena. El convento de San Francisco, como todos los que fundó Cortés, aparece de lejos como una fortaleza, pues en los primeros tiempos de la conquista construían los conventos e iglesias de manera que pidiesen servir de defensa en caso de insurrección de parte de los indígenas. En este convento se goza de una vida magnífica, descubriéndose desde él los picos colosales del Cofre de Perote y de Orizaba, la falda de la cordillera (hacia el Encero, Otates y Apazapan), el río de la Antigua, y el océano. Los espesos bosques de styrax, piper, melástomos y helechos arbóreos, particularmente el que atraviesa el camino de Pacho y de San Andrés, las orillas del pequeño lago de los Berrios y las alturas que conducen al pueblo de Huastepec, ofrecen paseos muy agradables. El cielo de Xalapa, hermoso y sereno en verano, inspira melancolía desde el mes de diciembre hasta el de febrero; cada vez que el viento del norte sopla en Veracruz, cubre un espeso brumazón a los habitantes de Xalapa, y entonces baja el termómetro hasta 12 o 16 grados. En la estación de los nortes muchas veces se pasan 2 o 3 semanas sin ver el sol ni las estrellas. Los comerciantes más ricos de Veracruz tienen casas del campo en Xalapa, en donde gozan de una frescura agradable, mientras que los mosquitos, los grandes calores y la fiebre amarilla hacen muy desagradable la resistencia en la costa. En esta pequeña ciudad hay un establecimiento cuya existencia confirma lo que he dicho más arriba sobre los progresos de la cultura intelectual del reino de México; una excelente escuela de dibujo, fundada de pocos años a esta parte, en la cual los muchachos de los artesanos pobres, se instruyen a expensas de los ciudadanos más acomodados. La altura de Xalapa sobre el nivel del océano es de 1 320 metros; su población se estima en 13 000 almas.

Perote (el antiguo Pinahuizapan). El castillejo de San Carlos de Perote está situado al norte de la villa. Más bien es una plaza de armas que una fortaleza. Los llanos inmediatos son muy fértiles y cubiertos de piedra pómez; no hay árboles, a excepción de algunos troncos sueltos de ciprés y de molina. Altura de Perote, 2 333 metros.

Córdoba, el la falda oriental del pico de Orizaba; su clima es mucho más caliente que el de Jalapa. Las inmediaciones de Córdoba y de Orizaba producen todo el tabaco que se consume en la Nueva Espala.

Orizaba, al E. de Córdoba, un poco al norte del río Blanco que vierte sus aguas en la laguna de Alvarado. Se ha disputado por mucho tiempo si el nuevo camino de México a Veracruz debía pasar por Xalapa o por Orizaba. Como estas dos ciudades tienen un gran interés en la dirección de este camino, han empleado, por rivalidad, todos los medios para hacer valer sus derechos cerca de las autoridades constituidas. De ello ha resultado que los virreyes han abrazado alternativamente ambos partidos, y que en esta indecisión no se ha construido camino ninguno. Por fin, de algunos años a esta parte se ha empezado una bella calzada desde el fuerte de Perote a Jalapa y de Jalapa al Encero.

Tlacotalpan, cabeza de la antigua provincia de Tabasco. Más al norte se hallan las pequeñas villas de Victoria y Villahermosa, la primera de las cuales es una de las más antiguas de la Nueva España. En la intendencia de Veracruz no hay ningún beneficio o laboreo metálico que sea de alguna consideración. Las minas de Zomelahuacan, cerca de Jalacingo, están casi abandonadas.

* Geografía y estadística de la República Mexicana, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1890, vol. III, p. 7-13, 28-29 (selección).

* Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 1978, p. 175-181.

1 Esta distancia es más grande que la de Nápoles a Roma; sin embargo, el Vesubio no se oye ni aun en Gaeta. Bonpland y no oímos distintamente los bramidos del Cotopaxi en su explosión de 1802, en el mar del sur, al O. de la isla de Puna, a 72 leguas de distancia del cráter. En 1744, se oyó este mismo volcán en Honda y en Mompox, en las orillas del río de la Magdalena (Véase mi Geografía de las Plantas, p. 53, edic. en 4°)

2 Capitán al servicio del rey de España. El señor Dupé posee el busto de basalto de una sacerdotisa mexicana, que yo he hecho grabar por Massard, y que tiene una gran semejanza con el calanhtica de las cabezas de Isis. Esta estampa se halla en mis Vistas de las Cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de la América. Pls. I y II.

3 Veánse también Monumenti di Architettura mexicana di Pietro Marquez, Roma, 1804, Tab. I.

4 Parece que estos sacrificios se hacían en varios islotillos que circundan el puerto de Veracruz. Uno de estos islotes, muy temido de los navegantes, lleva todavía el nombre de isla de Sacrificios.