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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1876 Manifiesto socialista de Plotino C. Rhodakanaty.

Discurso en el acto de reinstalación de La Social.

 

Jam redit et Virgo redeunt Saturna regua.
Jam nova progenies crelo dimilitur alto.
Ya vuelve la edad de oro y la Justicia
Y una nueva progenie el cielo manda.
VIRGILIO

Hoy es el día feliz de la inauguración y reinstalación de la Social, es decir, de esa asociación santa y regeneradora, que hace veinte años trabaja bajo diversas formas por la felicidad universal del género humano. El sol radiante y vivificador del socialismo, fulgura ya su divina luz iluminando la República y haciendo sentir su benefactora influencia sobre las masas del pueblo, cuya alma yacía adormecida por el letargo y atonía en que la sumergieran sus tiranos y dominadores para explotar al hombre por el hombre mismo, como a la mujer se le ha explotado también en las sociedades modernas, constituyéndola no compañera del hombre, sino una esclava disimulada del hogar domestico.

Esclavizada de este modo la humanidad en sus dos sexos, ha sido constantemente mantenida en el error y la ignorancia respecto a sus verdaderas obligaciones y al conocimiento de sus legítimos e inalienables derechos. Entonces, olvidada de su origen primitivo en su simple estado de naturaleza cuando esparcida por los bosques y selvas vagaba por toda la faz de la tierra cuya posesión le era común porque es la herencia innata de los habitantes todos de nuestro planeta, fue cuando el hombre, desviándose totalmente de su misión providencial, rompió los sagrados vínculos de la unidad de la gran familia humana, desconoció la igualdad que la unía y se constituyó, explotador de su mismo linaje, consumando tan nefando y trascendental crimen por medio de la fuerza bruta a la que asoció el abuso de la inteligencia para dar un colorido de legalidad a su empresa temeraria e impía.

Sí, la humanidad es solamente desgraciada porque se ha olvidado de su igualdad primitiva, sustituyendo a un dogma tan sublime y consolador, la teoría absurda de la propiedad, mal distribuida siempre entre los miembros de la nación; pero hoy que crueles desgracias y un malestar continuo la agobian por todas partes, hoy que un desequilibrio social se hace sentir como resultado inevitable de tan grave mal, hoy el hombre volviendo sobre sí mismo, tiene que protestar enérgicamente contra tan monstruoso orden de cosas y busca los medios de subsanar radicalmente tan alarmante situación.

Ciego el hombre por el instinto feroz de sus pasiones, desnaturalizadas y mal dirigidas, se le ve separarse de la gran masa del género humano para improvisar en su loco orgullo individualidades absurdas y distinciones necias: y así le vemos osado separar con mano atrevida lo que la naturaleza no quiso dividir: naciones y comarcas, pueblos y aldeas ¿preexistían por ventura en el prototipo plástico de la formación cósmica del mundo? y entre los hombres esas ridículas denominaciones titulares de "duque, marqués, conde, sultán y rey, príncipe o soldán", ¿son acaso, decidme, distinciones también naturales? No y mil veces no, pues que el sagrado nombre de "hermano" unido a los de "padre y madre", son los únicos en el orden perfecto y racional de la naturaleza. ¿Luego entonces por qué pues, existen otros sobre la tierra? ¡Ah! porque el hombre ha trocado su papel de hermano por el de explotador de sus semejantes, porque de igual ha querido convertirse en señor, y he aquí el origen de todos los males que hoy gravitan sobre la sociedad llenando el mundo de desolación y de ruina.

Si se contasen todas las penas y sufrimientos que ha padecido el pueblo en la prolongada serie de siglos en la superficie del globo, no a consecuencia de las leyes de la naturaleza, las cuales son eminentemente sabias y perfectas, sino a causa de los vicios de la sociedad, veríamos con asombro y terror que han sido tan innumerables como las arenas del mar.

¿Y esto sucederá siempre de la misma manera? l Está condenado el hombre a recorrer perpetuamente ese círculo inmenso de miserias y de padecimientos inauditos, sin tener la más mínima esperanza de hallar un remedio pronto y eficaz?

¿Hay por ventura alguna necesidad fatal que lo ate con cadenas de hierro a permanecer para siempre en esa situación tan precaria y miserable? ¡Oh! ¡no lo creamos ni aun lo imaginemos por un solo instante! pues eso sería blasfemar del orden perfecto de la naturaleza, y renegar de la ley eterna del progreso en la humanidad.

Las vías providenciales son vías de amor, todo lo que dimana del universo no son los males que afligen a sus pobres criaturas, no, sino por el contrario los bienes que esa fuerza esparce con profusión en la vida general de los seres.

Una larga y dolorosa experiencia nos viene manifestando ya desde hace muchos siglos, que todos los medios que se han puesto en práctica hasta la fecha para mejorar los destinos de la humanidad, han sido insuficientes para obtener el fin a que se dirigían, más esta impotencia radical debe atribuirse a que siempre se ha combatido el mal de una manera lenta y parcial en circunstancias tales como las presentes, en que su incremento y desarrollo reclaman imperiosamente la necesidad de atacarlo en su masa total para destruirlo y desenraizarlo desde su origen.

Hoy el socialismo es el único capaz de obrar en un sentido tan favorable y benéfico para obtener la regeneración del pueblo asegurándole su porvenir al través de las inmensas vicisitudes que hoy agitan a la sociedad.

El objeto grandioso y sublime de su divina doctrina es reconstituir la unidad absoluta de la gran familia humana. Su fin mediato es la transfiguración de la humanidad por medio de la ciencia, la belleza y la virtud. Su fin inmediato es la extinción de la pobreza, la difusión y aumento de la riqueza pública entre todo el pueblo, la abolición de la prostitución y la conservación de todas nuestras facultades así intelectuales como también físicas y morales.

"Todos para cada uno. Cada uno para todos." He aquí su divisa fraternal, el símbolo de su unión y de su fuerza.

El primer derecho de cada hombre es vivir, siendo además el instinto de nuestra propia conservación. Pero para vivir es preciso trabajar, y por esto es que el trabajo es nuestro primer deber, el único patrimonio de todo ser sensible para su conservación.

El principio de la justicia que debe regir toda sociedad bien organizada, está vinculada en esta fórmula de Saint-Simón.

"A cada uno según su capacidad,
A cada capacidad según sus obras."

Y de aquí tiene que desprenderse lógicamente esta otra fórmula complementaria de todo derecho:

"A cada uno según sus necesidades, De cada uno según sus fuerzas".

La organización del trabajo es uno de los puntos que más ocupan la atención de esta sociedad, y desde luego todas sus tendencias se dirigen a procurar al trabajador un salario equitativo Para proporcionarle una fortuna para el porvenir, y por este principio se colige que su objeto no es despojar al que ya posee, sino por el contrario, crear una propiedad al que nada tiene. Más tarde, dará un proyecto completo, justo y razonado acerca de la formación de bancos territoriales, que será uno de los medios adyacentes de sus trabajos agrícolas, para subdividir la tierra, y aquí tendrá lugar igualmente la expedición de "la ley agraria" que tan favorable será a los indígenas y familias rusticas de México.

La emancipación rehabilitaría a la mujer, ese problema sociológico de la más alta y trascendental importancia para la civilización del género humano y que ya en los Estados Unidos de América comienza : ser un hecho práctico, será otro de los puntos sobre que se ocupará nuestra sociedad, ¡Mujeres! bendecid a vuestra libertadora, ella va a trabajar por vuestra libertad y vuestros derechos; ya no seréis de hoy en adelante unas esclavas pasivas de vuestro hogar, no, y mil veces no; vuestra misión célica y angelical os llama a grandes destinos en el mundo; que la "costura" y la "cocina" sean en buena hora de vuestro resorte, pero no permitáis jamás que nadie os avasalle dedicándoos a tan serviles ocupaciones y ahogando en ellas vuestra dignidad, para abusar así de vuestra ignorancia. La ilustración, el estudio de las ciencias exactas, el ejercicio de las profesiones y de las artes y aun vuestro voto público en las asambleas legislativas, son vuestro apanaje y os pertenecen en derecho, puesto que la filosofía racional os concede iguales facultades intelectuales, morales y físicas que al hombre, que es vuestro compañero, no vuestro amo ni señor, y estad seguras, conquistadoras del mundo, que quien os diga lo contrario es vuestro enemigo, que quiere teneros en la ignorancia para explotar vuestra debilidad que es el efecto de la carencia de ilustración.

Cosmopolitas de corazón, somos ciudadanos de todos los países, nuestra patria es el mundo entero y todos los hombres son nuestros hermanos; la tierra toda es el patrimonio común de los mortales y el género humano será feliz cuando no existan ya ni fronteras ni murallas, y ya por fortuna como dice Eugenio Pelletan, comienza el siglo a anteponer la idea de humanidad a la idea de patria, la cual a la verdad es demasiadamente mezquina y limitada ante las nobles y sublimes aspiraciones del "Socialismo".

La preferencia del interés general al personal es la única definición digna de la virtud. Al contrario, el sacrificio mercenario del bien público al interés propio o individual, es el sello eterno del vicio. El virtuoso Montesquieu ha dicho: "si supiere que alguna cosa me fuere útil y perjudicial a mi familia, la rechazaría de mi espíritu; si supiere que era útil a mi familia y no a mi patria, procuraría olvidarla, y si alguna fuere útil a mi patria y perjudicial a la humanidad, la consideraría como un crimen".

¡Pueblos y hombres todos de la tierra, cuando así se estime la virtud, solo entonces el mundo será feliz!

La religión es la complexión de los deberes del hombre hacia la dignidad. Las diversas formas exteriores del culto, todas convergen al mismo fin, que es el amor hacia el Ser Divino y hacia la humanidad; ¿qué importan pues los nombres si la cosa es la misma? La "moral universal", he aquí la base de todo sistema religioso, la caridad y la filantropía, he aquí sus dos polos. La política por su parte es la ciencia de dirigir sus pasiones de los hombres al bien general de la sociedad. Sus diversas formas son otros tantos ensayos de llegar a dicho fin, pero la experiencia nos viene manifestando desde hace muchos siglos, que solo la democracia es el sistema legal por excelencia por ser el único que va acorde en todos sus principios con las necesidades físicas y morales de la especie humana.

Así pues, a todo ser humano de uno u otro sexo, de cualquiera creencia religiosa o política, la Social lo admite en su seno, exigiéndole tan solo el ejercicio de la virtud.

Humanitaria por excelencia, tiende también su compasiva mirada sobre los animales, que vulgarmente se dicen irracionales, pues que también encuentra en ellos la sensibilidad y de consiguiente no quiere en manera alguna que sufran porque sus padecimientos implican un grande crimen, cual es el de "lesa-animalidad", si nos es permitido así nombrarlo. En Londres y los Estados Unidos también existen sociedades especiales que vigilan sobre la conservación y felicidad de los animales, impidiendo que se les maltrate, y aunque todas estas minuciosidades en apariencia forman sin embargo el carácter de un pueblo marcando los grados de su civilización cual termómetro social, por esto nosotros nos ocuparemos sobre ello, como partidarios decididos del progreso y de la ilustración.

Formando en fin, una recopilación sincrética de las brillantes teorías de los más sabios socialistas, tanto antiguos como modernos, y asentando ese cúmulo luminoso de consoladores principios sobre las bases sólidas de la eterna justicia, nos proponemos como último resultado de nuestros primeros trabajos, la formación de una "colonia modelo" donde se pongan en práctica nuestras doctrinas santas y humanitarias, para un solemne mentís a nuestros adversarios los pesimistas, de la realización de los que ellos llaman utopías.

Y entonces, ¿qué placer más grato y satisfactorio habrá para la conciencia que él proporciona un asilo a la orfandad y un páramo consolador a la viuda y a las familias pobres en general?

¡Venid trabajadores todos de la idea socialista, a ayudarme con vuestras luces a formular el espécimen de nuestra colonia inmortal! Ea, regeneremos la sociedad ensayándonos en una pequeña miniatura, porque la bancarrota nacional es grande y terrible, pero he aquí los síntomas y sus remedios sociales.

El trabajo esta informe -es preciso organizarlo.
El crédito muerto -es preciso resucitarlo.
La circulación paralizada -es preciso restablecerla.
La inmigración no realizada -es preciso efectuarla.
Las contribuciones no bastan -es preciso suprimirlas.
El dinero se oculta -es preciso abolirlo.

En una palabra el pensamiento general de la revolución social debe tenderse incesantemente en último resultado a procurar e! aumento de la riqueza general por la reducción de todo salario y según la fórmula prudhoniana:

"A hacer trabajar a todo el mundo por nada,
A fin de que cada uno goce de todo por nada."

He aquí verificada la gran revolución del crédito mediante la supresión monetaria, esto es inevitable pero no podemos prever a época de su advenimiento.

Todas las narraciones que llevo referidas en este informe y desalmado discurso inaugural, son todas verdades porque ellas nos revelan los destinos del mundo.

La revolución política tiene que terminar en las sociedades, porque hoy los personales de un gobierno nada implican a la vida social de una nación.

El dogma de la igualdad y de la fraternidad universal va enraizándose más cada día en el corazón de los pueblos. El objeto egoísta de las guerras dinastiítas del pasado, esta hoy a descubierto, y pronto: era imposible armar a unos hombres para combatir contra sus propios hermanos: y día llegará en que dos ejércitos beligerantes al hallarse en presencia uno de otro arrojen las armas dándose un abrazo fraternal nulificando la batalla. La fraternidad se extiende a los pueblos de la tierra.

El "Socialismo" es la filosofía del porvenir; es la religión universal del género humano.

La Francia ha tenido su Comuna en 1871 y hoy sigue ahí trabajando clandestinamente.

La Inglaterra cuenta con 1 400 asociaciones de la misma idea.

La Irlanda gime y se agita por romper sus cadenas con furor y enarbola su bandera feneana.
La Bélgica entra en la vida de iguales reformas.

La Alemania se agita y se transforma restaurando el Imperio de Occidente, de donde surgirá la idea social.

La Prusia prepara ya también su 93. La Polonia, esa Francia del Norte, no esperan más que la actitud de la Austria para dar el grito de regeneración social.

La Bohemia y la Hungría no tardarán en sentir la corriente eléctrica que las conmueve por todas partes.

La Italia hace una terrible huelga de molineros de harina a consecuencia de crecidos impuestos y se prepara con la Sicilia a dar un golpe maestro en el sentido socialista.

La Grecia, esa tierra clásica e inmortal de los filósofos y de los héroes, se declara solemnemente socialista por órgano del club ateniense denominado "Byron" en unión de otros muchos círculos sociales que tiene formados, y lanza a la luz pública un periódico socialista titulado el Ergátis o Trabajador, para dar impulso a la guerra de los Herzegovinos, y hasta en los principados danubianos como son la Servia, la Moldavia, la Valaquia y la Croacia, en unión de la misma Turquía enervada y corrompida por el servilismo, se notan ya grandes preparativos para su emancipación social.

De la Rusia diremos en fin, que a pesar del despotismo que ahí reina, se agita en su seno solamente una terrible reacción entre las clases proletarias que estallará en una conflagración social de las más fuertes y terribles.

Y tú, México querido, en quien el sol de la libertad fulgura aunque eclipsado en tus sabias instituciones políticas, que hoy rigen tus destinos, no seas la última ni tampoco la más negligente en trabajar por tu regeneración social...

¡Pueblo soberano! tú, en quien reside la potencia y la fuerza, la razón y la justicia, marcha sin temor, impertérrita y valerosamente por la vía social del progreso. Un nuevo sol ilumina ya tu porvenir, un Paraíso de felicidad y de placeres te espera como término final de tus males en la tierra transfigurada, y con boca profética podemos decir con Virgilio:
"Ya vuelve la edad y la justicia,
Y una nueva progenie al cielo manda."

 

 

Nota:

Plotino Rhodakanaty nació el 14 de octubre de 1828 en Atenas, Grecia. Hijo de un noble griego médico y escritor y una aristócrata austriaca. Su padre murió en la guerra de liberación griega en contra de los turcos. Por lo que Plotino vivió su niñez y juventud en Viena, en donde inició los estudios de medicina.

En 1848 participó en la guerra de liberación de Hungría, convertido en ciudadano húngaro. Al ser reprimida la rebelión por los Habsburgos, estudió en Berlín filosofía. Fue seguidor de las ideas de Hegel, Spinoza, y especialmente de Fourier y Prouhdon, por lo que en 1850 fue a París.

Enterado de que en México podría fundar una comuna o falansterio, dada la dotación de tierras que el gobierno ofrecía a los inmigrantes, marchó a España para aprender el idioma castellano. Demorado su viaje a México por la Guerra de Reforma, por fin arribó en 1861.

Al descubrir la tradición comunitaria de los campesinos mexicanos, se propuso construir colonias agrícolas socialistas. En 1863 fundó la “Escuela Libre", en la que divulgó los sistemas filosóficos de Hartman y Spinoza. Dos años después inspiró las huelgas de los obreros textileros en las fábricas La Colmena y San Ildefonso. Como profesor del Colegio de San Ildefonso, promovió la fundación en 1863 de la Asociación de Estudiantes Socialistas.

En Chalco estableció la Escuela del Rayo y del Socialismo para formar líderes que divulgarían las ideas socialistas. No era partidario de levantamientos populares sino de la organización social por medio de estos dirigentes iluminados.

En 1868 creó el Club Socialista en Chalco y la organización de mujeres La Social. Fue diputado al Congreso Obrero y escribió en periódicos de trabajadores como El Socialista de 1871 a 1884. En 1878 se hizo mormón, pensando que esta nueva iglesia podía dar base a sus ideas, también profundamente cristianas. Al no obtener apoyo para la fundación de colonias agrícolas mormonas, abandonó esa religión.

A partir de entonces de pierde su rastro. Lo más probable es que haya muerto el 2 de febrero de 1898 de fiebre perniciosa. Fue autor de la Cartilla Socialista.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: El Hijo del Trabajo, martes 9 de mayo de 1876. Año I, primera época, num. 4.