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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1860 El capitán Aldham protesta ante Miramón por el bárbaro bombardeo de Veracruz.

Sacrificios Veracruz, marzo 21 de 1860.

 

Corbeta de su majestad británica Valorous.

Al Excmo. Sr. Gral. Miramón, Presidente del actual gobierno de México

Excmo. señor:

Con el mayor sentimiento tengo el honor de poner en conocimiento de V. E., la situación deplorable en que se hallan los comerciantes extranjeros residentes en Veracruz, sus familias y propiedades y también los de la población pobre de la misma ciudad, de resultas del efecto destructor de las bombas que V. E. ha estado arrojando sobre dicha ciudad desde hace algunos días.

Este modo de hacer la guerra es a la vez bárbaro e inusitado, contrario a las reglas observadas por las naciones civilizadas, a todo sentimiento de humanidad e indigno del corazón de un soldado cristiano.

En lugar de haber dirigido V. E. sus proyectiles contra las baterías, y fortificaciones de sus enemigos, sólo han caído sobre las casas de los extranjeros y demás habitantes inocentes, sembrando entre ellos la muerte y causando la destrucción de sus propiedades. V. E. no puede ignorar que el enemigo contra quien está sosteniendo la actual guerra fratricida, está situado en los puntos fortificados y que las casas de la ciudad se hallan habitadas únicamente por personas pacíficas y por extranjeros laboriosos; sin embargo, vuestros fatales tiros se dirigieron a éstas y no a aquéllos.

Estoy persuadido que V. E. sería el primero en mandar suspender los fuegos si pudiera presenciar el estado de miseria y abandono de la clase necesitada de Veracruz y las desgracias causadas por ese bombardeo que dirigido, como hasta ahora, no puedo menos de calificarlo de innoble, propio para exacerbar las pasiones hasta el último grado.

V. E. podrá destruir la ciudad y quizás tomar posesión de sus ruinas, pero jamás conquistará el corazón de sus habitantes; y si tal victoria llegase a obtener ¿qué fama habría alcanzado V. E. cuando fueran conocidos del mundo los melancólicos detalles de su proeza?

En obsequio de la religión cristiana, en el de la humanidad y por honra del hombre mexicano, apelo a V. E. para que impida se consuma el crimen.

Todavía es tiempo de hacer un esfuerzo para curar las heridas de su patria, que desde hace tanto tiempo están brotando sangre, aliviando los padecimientos del pueblo, mostrando humanidad y protegiendo el comercio, mereciendo V. E. la bendición de la nación, será un verdadero conquistador y su nombre se inmortalizará como el de Moctezuma.

Si V. E. no creyere conveniente poner inmediato término a esa guerra anticristiana e injusta, que es únicamente contra la propiedad y el comercio extranjero, causando la ruina y miseria de los súbditos de su majestad británica; yo, como oficial en jefe de las fuerzas de su majestad, aquí y en su nombre por medio de la presente comunicación, protesto enérgicamente contra esa guerra y le participo que aprovecharé la primera ocasión para hacer saber al gobierno de su majestad británica la ruina que ha acarreado V. E. a los súbditos y al comercio inglés.

Tengo el honor, etc. señor.

William Cornwallis Aldham

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:
Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia. Selección y notas de Jorge L. Tamayo. Edición digital coordinada por Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva. Versión electrónica para su consulta: Aurelio López López. CD editado por la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. Primera edición electrónica. México, 2006.