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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1850 Proposiciones de mayas a las autoridades eclesiásticas de Valladolid

24 de Enero de 1850

 

«Secretaría general de gobierno,—Comisión eclesiástica ele Valladolid.—Con fecha 24 de éste, me dicen los cabecillas Florentino Chan, Venancio Pec, Bonifacio Novelo y Manuel Antonio Gil, que suscribe como secretario desde Cruzchen, una comunicación en que después de darme las gracias por la remisión de la nota anterior al Ilmo, señor obispo diocesano, contraída á la división del territorio, después de varios rodeos, y sin indicar si desisten de la idea manifestada de hacerse independientes, añadiendo á los términos de la comunicación última que les dirigí, concluye con los artículos siguientes que, traducidos al castellano dicen:

1º. Todas las armas que tienen mis tropas, á ninguno se le han de coger, ni tomar en boca si se les debe coger, porque son verdaderamente propias.

2º. Que nos dejen este pedazo de tierra para estar, porque no acertamos estar entre los españoles, sino hasta después que se asiente y no haya guerra en parte ninguna, iremos á reunirnos; pero poco á poco, y con estimación.

3ª. La cuenta de que ya los indios se establecieran en sus pueblos, tan luego que cesen las tropas de perseguirlos, obedeciendo el mandato del señor gobernador, nosotros estamos obligados á recogerlos para que se establezcan en sus pueblos, en atención á que siendo nuestros súbditos, no han de correr de nosotros, y con amor los vamos á meter en sus pueblos; lo damos entonces á saber á tus respetabilidades, para que deis la cuenta al señor presidente de Méjico, como dice su respetabilidad.

4ª. Cuando veamos que no se hace ningun mal á los indios y volvamos a nuestros pueblos, ya habremos nombrado á los mayores para gobernarnos, y hacer justicia sobre todo lo que se ofrezca.

5ª. Eso de que hayan señores curas ó señores padres dentro de nosotros, segun vayan asentándose los pueblos, así los iremos pidiendo, eso aunque sea ahora mismo, me agrada mucho como á todos los cristianos, ahora los reciben con mucho amor.

6ª. Lo declaro de una vez; mientras las tropas anden con maldades tras los indios, nunca entonces se han de entregar de una vez; que se establezca así, como dicen su respetabilidad; que no se meta el español entre los indios, ni el indio entre los españoles.

7ª. Nadie prohibe á los españoles el que anden cuanto quieran en el pueblo de los indios, á vender ó comprar cualesquiera cosa, se les ha de recibir con respeto y con amor, lo mismo que desde antiguamente que nada había sucedido, siendo así que estamos entre paces.

8ª. No es necesario que yo pida monte algunopara ningun pueblo, en firmando el señor gobernador este papel, cada uno sabe su pueblo, y si tiene comprados algunos montes, esos cogerán para hacer sus milpas, sea cualquiera, sea español, sea indio, aunque venga entre ustedes, siendo así que estamos en mútuo amor.

9ª. Todos los montes del rey que están por el Norte ó por el Oriente, ni en manos del indio está en venderlos; ni el español; que queden para que hagan milpa los pobres; eso está sabido por el antiguo mapa.

10ª. A la hora que el señor gobernador apruebe este papel, que se suelten todos los indios que están en los calabozos de los pueblos principales en donde están los cantones, y también á los que tienen cogidos; si no quisiesen detenerse aquí, vuelven otra vez entre vosotros, no he de prohibir á cada uno el que esté en donde quiera; siendo así que no ha de estar sino en donde le manifiesten estimación; allí se ha de quedar; esto por igual; lo mismo ha de suceder tambien entre los españoles.

11º. El motivo porque digo que se dé la libertad á los indios recien cogidos ó presentados, es porque puede suceder que haya varones casados en algun pueblo de esos, cuyas familias hayan quedado aquí; tambien puede suceder que haya allí alguna familia, y que tambien el marido haya quedado aquí para que entonces pueda cada uno buscarse, lo suplico así: despues que cada uno haya cogido á su mujer, ó sus hijos ó madres desparramadas, para que vean modo de buscar un bocado para mantenerse, se acabó; porque así conviene; lo mismo tambien hemos de hacer con todos los cristianos como nosotros, sea español, sea indio.

12º. Que se dé un indulto general como una prueba para nosotros de que á nadie se le pueda tomar en boca nada de lo sucedido, desde que empezó la guerra: que por igual lo olvidemos, así como no hemos de tomar en boca, lo mismo el español.

13º. Si alguno le naciese, de corazon el que esté entre vosotros, me parece muy bien, no digo que se fuerce á nadie á venir aquí entre nosotros; lo mismo tambien los españoles que están aquí; despues de la guerra, si les parece bien ir allá, irán; si acá tuvieren su modo tambien de vivir y no lo quisieren dejar, no los han de forzar tampoco á ir allá; lo mismo que digo, á nadie se le prohibe estar en cualquiera parte, siendo así que se han de mezclar los indios y los españoles otra vez en amor recíproco, no entre la fuerza ni entre la guerra."

"Lo último que digo, que si llevase á bien el Sr. gobernador estas cosas que pido, que formen la acta y que se traiga para que pongan sus firmas todos los indios principales, por allá tus respetabilidades hablan con mas acierto; tú entonces haznos por vida tuya el bien de suplicar á ese Sr. comandante de Valladolid, que no mande atacar á ningun pueblo, en tanto se ve lo que dispone el muy noble y respetable Sr. gobernador D. Miguel Barbachano; y lo que me hace ponerlo en conocimiento de tu muy noble respetabilidad, es no sea que pienses que nosotros tenemos la culpa si aconteciese el que ocurra algun encuentro, es porque el español viene; lo bueno que hay es, que esos de Valladolid á parte ninguna salen ahora, solo esos de Tixcacalcupul, y esos de Tihosuco; pero no sé entonces si de Valladolid salen cuando van á Tixcucal, para venir acá. En mi señor: puede que Dios nos haya empezado á conceder el que el Sr. gobernador nos proteja para que por siempre cese toda guerra, toda matanza recíproca, toda desgracia y el ódio que dominaba entre nosotros antes, y vayamos con frecuencia á reverenciar á tu noble respetabilidad; que dé que se asienten los pueblos otra vez; que se pueda adorar otra vez al verdadero Dios, y á todos los santos en la iglesia como siempre; siendo así que somos siempre creyentes, estamos ansiando todos al oir lo que dice tu respetabilidad, de que han de dar sus respetables firmas el Sr. gobernador y todo el congreso, sobre todas las cosas que hemos de pedir mientras sean buenas. Y así, noble y respetable señor, aunque yo hable en este papel con tu respetabilidad; pero hago la cuenta de que hablo con el respetable señor gobernador, y tambien con nuestro señor obispo, siendo así, que ellos constituyeron á tu respetabilidad, para que te espongamos lo que tenemos que decir. Con tal motivo, mi señor, nos harás el gran bien de mandarles este papel á sus respetabilidades; éste, ó tu noble respetabilidad sabrá que es lo que puede hacer, porque aunque hablemos por medio del papel al español, ¡cuándo les irá á gustar á todas las gentes que haya cesado toda la guerra de donde nacen miles desgracias que empobrecen á todos los indios y también á los españoles aquí en el mundo! Sobre eso que dice tu respetabilidad, de que la limosna del bautismo está asentada por tres reales no mas, y el casamiento por diez reales, lo sabemos; y sabemos tambien pagar misas; esto me agrada mucho, y á todos los de mi raza, y todo esto lo veneramos. Ya despues cuando veamos que ya no hay estas maldades recíprocas, despues á nuestro arbitrio y libertad, allí entonces se va á arreglar como antiguamente: lo único que te pido es que cesen de venir esas tropas en tanto llega la respuesta de este nuestro papel, ó la gran acta de las paces, así como he pedido en este papel: porque nosotros solo esas paces esperamos para que cada uno emprenda lo que tiene que hacer, como ahora, que es necesario tumbar milpas, solo eso se espera que se avive la libertad, la constante quietud y la unión. Así también encargo á tu respetabilidad, señor, que si tuvo contesto aquel papel que mandé á nuestro señor obispo, el que lleva este papel que me lo traiga para que reciba mayor bien mi corazon y el de todos estos pueblos. Acaso llegará la hora por el verdadero Dios de que descansemos otra vez, como lo estamos deseando. Mi señor, dame á saber si se van á quitar las tropas de esos pueblos chicos como digo acantonándose solo en el pueblo principal de Valladolid. Dame también á saber cuál es tu opinion en órden á este papel que mando, entre tanto contesta el señor gobernador, á quien por el verdadero Dios suplica mucho á tu respetabilidad que lo mandes para que vea. Dios Nuestro Señor dé salud á tu respetabilidad por muchos años, como lo desean los humildes servidores tuyos que firman. Dios y libertad.

Cruzchen, 24 de Enero de 1850.—Florentino Chan.—Venancio Pec.—Bonifacio Novelo.—Manuel Antonio Gil, secretario."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Zamacois Niceto de. Historia de Méjico desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días : escrita en vista de todo lo que de irrecusable han dado a luz los más caracterizados historiadores ... Barcelona J. F. Parres y Comp. 1880. Vol. XIII.