Home Page Image
 

Edición-2020.png

Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1847 El secretario de Estado de EE.UU. propone a México nuevamente abrir negociaciones diplomáticas para hacer la paz. Respuesta de México.

Departamento de Estado, Washington, 18 de Enero de 1847.

 

Señor:

El Presidente de los Estados Unidos me ha dado instrucciones para que someta a usted una proposición más concreta que la que se contenía en mi último comunicado de 27 de Julio de 1846, con el propósito de terminar la actual y desafortunada guerra entre los dos países. El Presidente ha resuelto acudir a todos los medios honrosos para restablecer los beneficios de la paz entre las Repúblicas hermanas. El primer deseo de su corazón es el de concertar un tratado de paz con la República de México, que asegure y perpetúe una amistad sincera y cordial entre ambas partes. Es de particular interés, y debería ser el deseo de las dos más poderosas repúblicas en el Mundo, abrigar sentimientos de respeto mutuo y de bondad una para la otra. Con este espíritu desea que México pueda ser una República grande, próspera y libre. Estando en paz una con otra, y cultivando un comercio igualmente ventajoso para ambas, podremos fundadamente prometemos para el futuro una larga serie de beneficios recíprocos que liguen a nuestras Repúblicas con lazos de amistad que no puedan romperse. En vez de enemigos, deseamos considerar a los mexicanos como hermanos.

Animado por semejantes sentimientos, el Presidente ha resuelto hacer una nueva proposición de paz al Gobierno Mexicano.

Aunque esto pudiera considerarse por el mundo como una concesión demasiado grande a México, sin embargo, el Presidente se halla dispuesto a someterse a este reproche con la esperanza de que su ofrecimiento pueda inspirar sentimientos semejantes en el espíritu de un pueblo valiente y patriota.

Me ha dado por consiguiente instrucciones para proponer a Su Excelencia, que enviemos inmediatamente, ya sea a La Habana o a Jalapa, como el Gobierno Mexicano lo prefiera, uno o más de nuestros distinguidos ciudadanos como comisionados, investidos de plenos poderes para celebrar un tratado de paz con otros comisionados semejantes de parte de México, lo cual hará tan pronto como sea informado oficialmente de que el Gobierno Mexicano nombrará tales comisionados. Si el Gobierno Mexicano por motivos de mayor expedición para terminar la guerra, toma magnánimamente la iniciativa y nombra él primero sus comisionados, el Presidente entonces, tan pronto como este hecho llegue a su conocimiento, nombrará comisionados de parte de los Estados Unidos sin un momento de demora.

Los comisionados de nuestra parte estarán investidos de facultades discrecionales para suspender las hostilidades y para levantar los bloqueos existentes, inmediatamente después de que se hayan reunido con los comisionados mexicanos, ya sea en La Habana o en Jalapa.

Aprovecho esta ocasión para ofrecer a Su Excelencia las seguridades de mi más distinguida consideración.

James Buchanan, Secretario de Estado.

A Su Excelencia el Ministro de Relaciones Exteriores de la República Mexicana.

 

 

Febrero 22 Respuesta de México.

Palacio del Gobierno Federal, México, 22 de febrero de I847.

A Su Excelencia El Secretario de Estado de los Estados Unidos de América.

Señor:

El Sr. don Alejandro Atocha ha puesto en mis manos la nota fecha 18 del último Enero, en que se sirve Vuestra Excelencia manifestar la buena disposición en que se encuentra Su Excelencia el Presidente de los Estados Unidos para que se pueda poner término a la guerra por cualquiera medio honroso y renovar entre ambas naciones las relaciones amistosas que desgraciadamente están interrumpidas.

Sensible es para el Gobierno Mexicano ver alterada la amistad sincera que cultivaba con esa República, cuyos progresos siempre ha admirado y cuyas instituciones le han servido de modelo. Se ha derramado muy a su pesar sangre de dos pueblos que debían vivir estrechamente unidos; pero no ha dependido de él evitar esta desgracia. Penetrado de los beneficios de la paz, ha empleado inútilmente para mantenerla todos los medios compatibles con el honor, la dignidad y la seguridad de la Nación. La cuestión de Tejas envolvía designios ulteriores que están ya descubiertos. La invasión sucesiva del Territorio Mexicano, es ya una realidad, y cada día nuevas agresiones aumentan los motivos de queja. Sin embargo Su Excelencia el Vice-Presidente en ejercicio del supremo poder ejecutivo, que alimenta en su pecho los más vivos sentimientos de humanidad, se prestará al avenimiento que se le indica, tan luego como consiga la esperanza de que se salven los derechos incontestables de México. La alta misión de que está encargado lo obliga a conservar la independencia y la integridad de la República; y en el concepto de que jamás convendrá en que se pierda la una o la otra, accederá gustoso a la invitación que se le hace nombrando comisionados que, en unión de los que elija Su Excelencia el Presidente de los Estados Unidos, arreglen en La Habana o Jalapa un tratado de paz y amistad sincera; pero tal nombramiento no lo verificará sin que antes se acepte como condición preliminar, el levantamiento del bloqueo de nuestros puertos, y la evacuación completa del territorio de la República por las tropas invasoras.

Antes de concluir esta nota juzga Su Excelencia el Vice-Presidente indispensable manifestar la sorpresa que le ha causado el temor que indica el Gobierno de V. E. de que el mundo pueda estimar como una excesiva concesión hacia México el paso que ha dado, iniciando nuevamente la negociación de paz, pero no concibe la razón en que pudiera apoyarse semejante cargo, cuando todas las naciones civilizadas han reconocido la justicia de los derechos de esta República y la imperiosa necesidad en que se ha visto de sostenerlos con las armas, oponiéndose a la invasión menos justificable de cuantas refiere la historia de los pueblos cultos.

Aprovecho esta oportunidad para ofrecer a Vuestra Excelencia las seguridades de mi más distinguida consideración.

UNA RÚBRICA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Diario del presidente Polk. Selección y traducción de Luis Cabrera.