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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1847 Excitativa del Ministerio de la Guerra a los Secretarios del Congreso Nacional a cooperar con ideas y medios eficaces para continuar la guerra.

México, 28 de enero de 1847

 

Ministerio de Guerra y Marina.

Excelentísimos señores:

La patria está en el más evidente peligro y el Gobierno no puede guardar silencio sin hacerse reo de lesa nación.

El contingente señalado a los Estados y las rentas de la Federación, no pueden bastar para cubrir una vigésima parte de las atenciones ordinarias.

Ocupados los Estados de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo Laredo, la Alta California, y parte de Chihuahua, corre riesgo de ser perdido todo el resto de la República, si con prontitud no se acude a la defensa del país.

Nuestro ejército perece en San Luis, estacionado por falta de recursos, aunque el Gobierno ha procurado remitirle los pocos que han estado a su alcance; ellos sólo han servido para impedir que el hambre no mate a nuestros valientes, a la vista de sus enemigos exteriores, que orgullosos están enseñoreados de la parte más hermosa del Territorio Mexicano.

Calculando la República vecina sobre la impotencia a que la miseria tiene reducido a nuestro Ejército del Norte, amenaza invadirnos por Veracruz, donde la guarnición está desesperada por la falta de auxilios.

Indefectiblemente la bandera estrellada ondeará en el palacio de la Federación Mexicana, si no nos apresuramos a contener por todas partes este torrente.

El Gobierno no se arredra a la vista de este peligro, porque cuenta con la decisión y valor de los buenos mexicanos, en cuyo patriotismo descansa; mas para cumplir con sus altos debe es y que tengan feliz éxito sus determinaciones, es indispensable proporcionar al Ejército del Norte los auxilios de que carece, mover a la Guardia Nacional hacia Veracruz, y crear un gran cuerpo de reserva.

Para cubrir las primeras atenciones, se han mandado recientemente treinta y cinco mil pesos a la Comisaría de San Luis, con cuya suma, unida a otras remitidas por las Comisarías y Administraciones de tabacos, si bien no queda cubierto todo el presupuesto, al menos podrá impedirse el descontento y la miseria.

La ley del 11 del actual, mandada observar muy particularmente en los Estados de San Luis Potosí, Zacatecas y Guanajuato, podrá proporcionar dentro de pocos días recursos suficientes al ejército que manda el Excelentísimo señor general don Antonio López de Santa Anna; pero esa disposición legislativa no puede expeditar todavía para poner en movimiento dos ejércitos, que ha mandado formar, uno de operaciones y otro de reserva por el rumbo de Veracruz, que está próximo a ser invadido por tropas norteamericanas.

Tan luego como la Representación Nacional se digne resolver sobre la iniciativa contraída a que se quiten las trabas puestas a la Ley de Manos Muertas, se pondrán en movimiento los cuerpos, que están designados ya con los generales que deben conducirlos.

El fanatismo con todo su furor, y los enemigos del nombre de México, muy en vano opondrán resistencia al decreto indicado, porque la verdadera religión y el acendrado patriotismo se pondrán de parte del Ejecutivo para callar con mano fuerte la grita de mezquinas pasiones, cubiertas con el manto religioso, y salvar los más grandes intereses de la nación y de la religión misma que comienza a escarnecerse. Un templo de Tampico ha sido convertido en teatro, en el que se ha representado ya una comedia burlesca sobre la toma de Monterrey.

Esta sola profanación es más elocuente que la artificiosa de algunos indiscretos, que por salvar sus conveniencias mundanas, expone nuestras creencias y nuestro culto.

Guerra sin duda quiere el Congreso, porque ella y sólo ella, salvará la nación: guerra quiere el Gobierno, y guerra quieren todos los mexicanos, con excepción de unos cuantos miserables, para quienes el oro es mucho, y el honor de nuestro país, nada.

Pues bien, preciso es que se piense en los medios eficaces para llevarla adelante sin tregua; y por lo mismo el Excelentísimo señor Vicepresidente espera que la Representación Nacional cooperará a que faciliten al Ejecutivo todos los recursos y todos los medios que le son indispensables para llevar a efecto tan grandiosa empresa, con cuyo objeto le dirigirá oportunamente por los Ministerios respectivos las iniciativas convenientes, para que se sirvan tomadas en consideración con la brevedad que demandan las circunstancias difíciles y el peligro próximo en que se halla la República.

Acepten Vuestras Excelencias los testimonios de mi particular consideración y aprecio.

Dios y Libertad.-México, 28 de enero de 1847.

Por ocupación del Excelentísimo señor Ministro.-Manuel María de Sandoval.

Excelentísimos señores Secretarios del Congreso Nacional.

Es copia. México, marzo 30 de 1849.-Manuel María de Sandoval.