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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1846 Proclama a los californianos de Juan Soloat, comandante en jefe de las fuerzas navales de los Estados Unidos, desde el buque Savanah

Julio 6 de 1846

Habitantes de Californias:

Habiendo empezado el gobierno central de México hostilidades con los Estados Unidos de América, invadiendo su territorio y atacando las tropas de los Estados Unidos estacionadas a la parte del norte del Río Grande, con una fuerza de siete mil hombres bajo las órdenes del general Arista, cuyo ejército fue totalmente derrotado y toda su artillería, bagajes, etc., etc., tornados el 8 y 9 de mayo último por una fuerza de mil trescientos hombres al mando del general Taylor en la ciudad de Matamoros, ocupada por las fuerzas de los Estados Unidos. Las dos naciones hallándose actualmente en guerra por este suceso, levantaré inmediatamente el estandarte de los Estados Unidos en Monterrey y lo conduciré por toda la California. Declaro a los habitantes de ella, que aunque armado con una fuerza poderosa, no vengo entre ellos como enemigo de la California, sino al contrario, como su mayor amigo, pues en adelante será una parte de los Estados Unidos, y sus pacíficos habitantes gozarán los mismos derechos y privilegios que los ciudadanos de cualquiera otra nación, con todos los derechos y privilegios que ahora gozan, juntamente con los de elegir sus propios magistrados y demás empleados para la administración de justicia entre sí mismos, y se les dará la misma protección que a cualquiera otro estado de la Unión. También gozarán de un gobierno permanente, bajo el cual la vida, la propiedad y los derechos constitucionales y legal seguridad para adorar al Creador del mundo que más congenie con las creencias de cada uno, serán asegurados; lo que desgraciadamente el gobierno central de México no les puede dar, destruidos como se hallan sus recursos por facciones domésticas y por empleados corrompidos, los cuales promueven constantemente revoluciones para mejorar sus propios intereses y exprimir la población.

Bajo la bandera de los Estados Unidos estará libre de tales trabajos y gastos, por consiguiente, mejorará y adelantará rápidamente tanto en agricultura como en comercio pues las leyes rentísticas regirán en Californias como en todas las demás partes de los Estados Unidos, facilitándoles todas las manufacturas y productos de aquellos Estados libres de derechos y todos los efectos extranjeros con una cuarta parte de lo que ahora pagan.

Habrá un aumento considerable en el valor territorial y productos de Californias; con el grande interés y benigno sentimiento que sé que el gobierno y habitantes de los Estados Unidos profesan a los ciudadanos de Californias: el país no puede menos de progresar con más rapidez que cualquiera otro del continente de América.

Aquellos habitantes de California, bien sean naturales o extranjeros, que no se hallen dispuestos a aceptar los altos privilegios de ciudadanos y de vivir pacíficamente bajo el gobierno de los Estados Unidos, se les dará tiempo para disponer de su propiedad y salir del país, si así lo quieren, sin ninguna restricción, o podrán permanecer en él observando estricta neutralidad, con entera confianza en el honor, e integridad de los habitantes del país; invito a todos los jueces, alcaldes y demás empleados civiles a que conserven sus empleos y ejerzan sus funciones como hasta ahora para que la tranquilidad publica se conserve a lo menos hasta que el gobierno del territorio se arregle con más exactitud.

A todas las personas que tengan títulos de tierras o estén en quieta posesión de ellas, so color de derecho, esos títulos y derechos les serán garantizados. Todas las iglesias y propiedades de ellas, que están en manos del clero de Californias, continuarán en el mismo derecho y poder que ahora gozan.

Todas las provisiones y socorros suplidos por los habitantes para el uso de los buques y tropas de los Estados Unidos, serán pagados a precios justos y ninguna propiedad particular se aplicará al servicio público sin una justa y previa compensación.