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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1846 Marcy, Secretario de la Guerra de EE.UU. informa al Gral. Taylor sobre la capitulación de Monterrey.

Departamento de la Guerra, Washington, Octubre 13 de 1846.

 

Departamento de la Guerra, Washington, Octubre 13 de 1846.

Señor: Se han recibido sus comunicaciones de 22, 23 Y 25 últimos, detallando las operaciones del ejército a su mando en Monterrey. La habilidad, valor y conducta bizarra desplegada en esa ocasión por las tropas al mando de usted, tanto las fuerzas regulares como las voluntarias, han agregado brillo a nuestras armas, y merecen del Gobierno y del pueblo de los Estados Unidos las más calurosas expresiones de gratitud y de elogio.

Con respecto a los términos de la capitulación de Monterrey, el Presidente me encarga decir a usted que siente mucho que no se hubiera encontrado conveniente insistir en los términos que usted había propuesto primeramente. Las circunstancias que la dictaron habrán justificado indudablemente el cambio.

El Presidente, sin conocer esas circunstancias, no sabe hasta qué grado haya contribuido a ese resultado el cambio reciente en el Gobierno de México. Cierto es, sin embargo, que los actuales gobernantes de esa República no han dado todavía ninguna prueba de que se sientan "favorables a los intereses de la paz". De esto ha quedado usted ya informado por mi despacho del 22 último.

El Gobierno no piensa, como lo habrá usted percibido por el tenor de los despachos de este Departamento, que pudiera ocurrir alguna contingencia, en el curso de la guerra, conforme a la cual fuese conveniente suspender las hostilidades en vista de algún ofrecimiento de términos aceptables de paz.

En mi despacho del 22 último, que no había llegado a usted cuando entró en arreglos con el General Ampudia el 25 del pasado, se asientan consideraciones y hechos que hacen extremadamente embarazosa la continuación del armisticio. Como el ofrecimiento hecho últimamente por los Estados Unidos para abrir negociaciones de paz no fue aceptado por los actuales gobernantes de México, sino que se reservaron someterlo al Congreso que debería reunirse el próximo 6 de Diciembre, este Gobierno consideró altamente importante que se prosiguiera la guerra mientras tanto con el mismo vigor, con objeto de hacer sentir los males de su continuación, y por consiguiente, para que el Gobierno Mexicano se sintiera más inclinado a llevarla a una pronta conclusión. En prosecución de esta política se propuso una expedición, en mi despacho del 22 último, con el propósito de tomar posesión de todo el Departamento de Tamaulipas; y en la creencia de que esto no estorbaría los planes y operaciones de usted, no se tenía ninguna duda de que recibiría su aprobación y apoyo. Como anticipación de esto se habían tomado ya medidas para llevarla a cabo lo más pronto posible.

Mediante el arreglo que usted ha hecho para la suspensión temporal de hostilidades, dentro de ciertos límites del país enemigo, si esa suspensión se continuara hasta el fin del período estipulado, una considerable parte de Tamaulipas quedaría exenta de operaciones militares hasta pocos días antes del plazo fijado para la reunión del Congreso Mexicano, y la expedición se demoraría por consiguiente, o si se proseguía por las fuerzas de tierra o navales, esto pondría en duda la buena fe de los Estados Unidos.

En el despacho antes mencionado percibiría usted que se pensaba también emprender un ataque por nuestras fuerzas navales, contra algunos lugares en la costa de Tamaulipas. Cualquiera que pueda ser la ventaja o la necesidad de la cooperación de una fuerza de tierra, ésta tendría que suspenderse hasta cerca de fines de Noviembre, si es que el armisticio continúa hasta terminar el período estipulado. El Gobierno está plenamente convencido de que si usted hubiera sabido las razones especiales reveladas en el despacho del 22 último, y las intenciones que tiene todavía el Gobierno, no habría accedido a la suspensión de hostilidades, ni aún durante el período especificado en los artículos de la capitulación; pero como su continuación depende de las órdenes de este Gobierno, queda usted instruido para dar el aviso requerido de que el armisticio debe cesar inmediatamente y de que cada parte está en libertad de reasumir y proseguir las hostilidades sin restricciones.

La ciudad de Monterrey se considera como una adquisición importante. Mientras la retenga una fuerza competente, las autoridades de México pueden considerarse como despojadas del Departamento de Nuevo León. Se tiene por consiguiente la intención de que usted haga los arreglos necesarios para retener la posesión de Monterrey durante la guerra. Con este fin se sugiere que usted refuerce sus defensas y tome las medidas adecuadas para obtener abastecimientos para las fuerzas que deban estacionarse allí, no solamente para retener firmemente lo que se ha conquistado, sino para emprender operaciones militares en las provincias del norte de México.

No solamente Monterrey, sino el Estado de Nuevo León, debe considerarse como país conquistado; y como consecuencia, las autoridades civiles de México han quedado reemplazadas, hasta cierto punto, o cuando menos sujetas a las órdenes de usted. Prestará usted a este asunto su atención, y solamente permitirá usted que retengan y ejerciten sus facultades aquellos funcionarios civiles que estén bien dispuestos hacia los Estados Unidos.

Es objeto de mucho interés para el Gobierno, estar enterado de las opiniones de usted respecto de las futuras operaciones. Las ventajas y dificultades de penetrar más hacia el interior de México habrán sido investigadas probablemente a satisfacción por usted. ¿Sería aconsejable, a juicio de usted, en las actuales circunstancias, avanzar más allá de Monterrey, o de las posiciones indispensables para su seguridad? Este Departamento no tiene la suficiente información para contestar esta pregunta, así es que tiene que dejar a la determinación de usted y a su discreción, el obrar de acuerdo con sus miras sobre ese punto.

En las comunicaciones de usted de 2 de Julio y 1° de Agosto, usted manifiesta la opinión de que sus operaciones deberían limitarse a las provincias del norte de México; pero no se dice si al llevar a cabo sus miras usted se propone avanzar más allá del punto a donde ha llegado, o de Saltillo, y probablemente no pudo determinarse eso hasta que usted llegó a Monterrey. Es de desearse que se haga cuanto se pueda para impresionar al enemigo; pero para determinar lo que debe hacerse se requiere el conocimiento de las localidades de la comarca, de los medios a su disposición, de la fuerza y recursos del enemigo, en suma, el conocimiento que usted posee o tiene los medios de adquirir.

La estación para llevar a cabo operaciones militares en el territorio enemigo situado sobre el Golfo, ha llegado ya. Se considera importante que tomemos posesión de todo el Estado de Tamaulipas antes de que se reúna el Congreso Mexicano en Diciembre. Se espera que la expedición para ese fin sugerida en mi comunicación del 22 de Septiembre, pueda organizarse y despacharse sin estorbar las operaciones que usted se proponga hacer con las fuerzas a su mando inmediato.

Entre los oficiales propuestos a la consideración de usted para empleados en esta expedición, estaba el General Brigadier Shields. Se pensó en él por el trato que ha llegado a tener con algunos de los principales habitantes de Tamaulipas, por cuyo conducto ha adquirido informes que le serían muy útiles al llevar a cabo esa empresa. Sin embargo, posteriormente ha recibido órdenes de reunirse con el General Wool, y probablemente no sería conveniente volver a llamarlo. Si esto puede hacerse, si puede enviarse otro Brigadier al General Wool, sería ventajoso para el servicio público hacer el cambio. Esto, sin embargo, se deja enteramente a discreción de usted. Respecto al empleo del Mayor General Patterson y del Brigadier General Pillow, los deseos del Presidente y de este Departamento no han cambiado.

Tiene el Gobierno el propósito, aunque no enteramente resuelto, de desembarcar una fuerza considerable en las proximidades de Veracruz y de sitiar esa ciudad. Si esto se emprende, se requerirá una fuerza de tropas regulares mayor de la que se había asignado para la expedición de Tamaulipas. Se desea saber si en opinión de usted, un destacamento de dos mil hombres de esta clase de tropas puede cercenarse de las fuerzas a su mando con ese propósito, sin estorbar esencialmente sus planes y operaciones. No se desea, ni se tiene el propósito de debilitar la fuerza que usted tiene en Monterrey, ni embarazar a usted distrayendo tropas del Río Grande que usted pudiera considerar necesarias, como refuerzos para la ejecución de las operaciones que usted se proponga llevar a cabo.

Tengo el honor de ser, muy respetuosamente, su obediente servidor.

W. L. Marcy, Secretario de la Guerra.

Al Mayor General Z. Taylor, Comandante del Ejército de Ocupación, Monterrey, México.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Diario del presidente Polk. Selección y traducción de Luis Cabrera.