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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

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ISBN 970-95193

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1824 Exposiciones al Congreso General de la Nación. Agustín de Iturbide.

Londres, 13 de febrero de 1824.

 

 

EXPOSICIONES DIRIGIDAS AL SOBERANO
CONGRESO GENERAL DE LA NACIÓN

 

Londres, 13 de febrero de 1824.

Por amor a la Patria di el grito de Iguala, él me hizo salir de ella arrostrando graves obstáculos, y arde hoy en mi pecho de la misma manera, sin que hayan sido bastantes para sofocarlo ni los términos en que fue concebido el decreto de 8 de abril de 1823, ni las expresiones que algunas autoridades y alguna corporación han vertido contra mi buen nombre sin provecho y sin verdad; todo lo he visto como resultado de equívocos y de pasiones de individuos; respecto de la nación mexicana, no encuentro sino motivos de reconocimiento y gratitud eterna.

Por esto luego que se descubrieron de un modo claro las miras europeas contra las Américas, lo que estuvo de tiempos muy atrás en mi previsión, resolví pasar a un punto donde estuviese expedito para volver a servir a los mexicanos, si ellos lo querían, y frustrar las medidas que para impedirlo presumí tomaban algunos ministerios enviados ante el gobierno de Toscana, y que posteriormente he visto confirmados por hechos públicos que supongo en conocimiento de Vuestra Soberanía.

A los representantes de esa gran nación pertenece calcular y decidir si mis servicios como un simple militar, por el prestigio que acaso subsistirá en mi favor, pueden ser de utilidad para reunir los votos de los pueblos, y contribuir con ello, y con mi espada a asegurar la independencia y libertad de ese país; a mí toca sólo manifestar la disposición en que me hallo para servir y con sabido fundamento puedo ofrecer que llevaría conmigo armas, municiones, vestuarios y dinero, y protestar solemnemente que si viese a México con su libertad asegurada, con una voz sola, y con un interés a todos sus habitantes, y sin enemigos poderosos que combatir, no haría sino felicitarla por tanta ventura y congratularme cordialmente con ella desde mi retiro. Ni mis deseos ni mis palabras deben interpretarse: la felicidad verdadera de mi Patria es lo que siempre quise y por ella hago al Todopoderoso fervientes votos.

Agustín de Iturbide