Home Page Image
 

Edición-2020.png

Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1822 Carta a Simón Bolívar. Agustín de Iturbide.

México, 29 de mayo de 1822.

 

AL GENERALÍSIMO SIMÓN BOLÍVAR

México, 29 de mayo de 1822.

AGUSTÍN POR LA DIVINA PROVIDENCIA, Y POR EL CONGRESO
DE LA NACIÓN, PRIMER EMPERADOR CONSTITUCIONAL DE MÉXICO

Al Excelentísimo Señor Simón Bolívar, libertador y presidente de la
República de Colombia.

Ciudadano libertador: recibid lo primero, con agrado, mi admiración por vuestro heroísmo, mis deseos de imitar las virtudes militares y civiles de que disteis repetidos testimonios, y no esquivéis vuestra amistad a un hermano y compañero que se honrará de merecerla.

La posición política que ocupáis exige se os den oportunos conocimientos de los sucesos que formarán época en la Historia, y que tienen influencia en el sistema actual de las sociedades. Sabed, pues, dignísimo presidente de Colombia, que el Congreso soberano, secundando los deseos del ejército y el pueblo, me elevó al solio de este Imperio el 19 del corriente; no sé qué encontraron en su conciudadano que le hiciese acreedor a tamaña merced; en tal concepto me ciñeron la corona, pero, ¡cuán lejos estoy de considerar un bien lo que impone sobre mis hombros un peso que me abruma!

Carezco de la fuerza necesaria para sostener el cetro; lo repugné, y cedí al fin por evitar males a mi Patria, próxima a sucumbir de nuevo, si no a la antigua esclavitud, a los horrores de la anarquía.

Este accidente en nada altera la buena armonía establecida felizmente entre Colombia y México; las dos naciones son libres e independientes, tienen el gobierno que eligieron, y sus caudillos no pueden dejar de amarse y protegerse atendida su reciprocidad de sentimientos.

México reconoce a Colombia República Soberana, le ofrece amistad eterna, y todo lo que es consiguiente a esta oferta hecha con sinceridad y por convencimiento de que es un deber que ya desde el principio del mundo impuso naturaleza.

El ciudadano Santa María fue recibido por este gobierno con la atención debida a un plenipotenciario de una República respetable, y la cordialidad que profesamos a sus representados.

Nuestro ministro de Relaciones trabaja conforme a las instrucciones que tiene para que se active la salida de nuestro enviado cerca de ese gobierno, para felicitar a esa República soberana y a su digno presidente.

Sed feliz, ilustre libertador del suelo que os vio nacer, haced la gloria de vuestra Patria, y vivid tanto, siempre triunfador y siempre dichoso, cuanto necesita la República, y os desea vuestro fiel amigo,

 

Agustín