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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1792 Carta del Barón de Carondelet al Conde de Floridablanca acerca de los proyectos que contra España tenían los pobladores del Kentucky.

Nueva Orleans, febrero 25 de 1792.

 

Reservada.

Excmo. Señor:

Remito a V. E. la traducción de una carta escrita por el general Wilkinson, desde el Kentucky, a mi antecesor el brigadier D. Esteban Miró, su fecha el día 28 de noviembre último; por su contenido se enterará V. E. de la completa derrota que han padecido las armas americanas mandadas por el general Saint Clair, la que ha sido, como aparece de la misma carta, todavía mayor de lo que participé a V. E. en oficio número 3, de 18 de enero pasado.

La mencionada carta, que acompaña, apoya titas y mas lo expuesto en el oficio reservado, núm. 9, que dirijo a V. E. con esta fecha; esto es, que los americanos del Kentucky, lisonjeándose de terminar en esta campaña próxima la guerra contra los indios, esperan conseguir en la siguiente con las armas el paso del Misisipí, del cual están persuadidos que depende su existencia y prosperidad; crece la soberbia de aquellas gentes a medida del aumento rápido que tiene aquel Estado, de tal suerte que se han recibido en esta ciudad cartas del Kentucky que referían que sus habitantes armarían durante este invierno dos barcos con veinte y cuatro cañones de a 24 cada uno, los que cargados de tabaco y frutos de su tierra, bajarían el rio y sabrían abrirse el paso hasta el golfo mexicano; no estamos reducidos al extremo de recelar que se verifique esta baladronada, pero manifiesta la misma el concepto general en que están los kentuckeses de que sus armas son suficientes, no solo para abrirse el paso del rio, sino también para asegurarse la conquista de esta ciudad y provincia; concepto que confirma demasiado la falta de tropa, el mal estado en que se halla el fuerte de Natchez, única defensa de esta ciudad por lo alto del rio, y toda esta provincia, abierta por todas partes, pues que los fuertes de Manchac, Baton Rouge y Panzacola, tan decantados en la guerra anterior (quizá por fines particulares), no pueden detener tres mil hombres cuatro días, como me reservo de comprobárselo a V. E. en el correo próximo, añadiendo al mismo oficio un plan general de defensa que, no importando mas que un millón de pesos, será suficiente para cubrir perfectamente de todas partes esta provincia de la Luisiana, y, por consiguiente, ambos reinos de México.

La prevención que hace el general Wilkinson sobre el regreso al Kentucky, que proyectan varios americanos establecidos en el distrito de Natchez, de resultas de la reducción que se hace de los dos millones de tabaco que compraba la Real Hacienda, a cuarenta mil libras, evidencia lo poco o nada que se debe contar sobre aquellas gentes, acostumbradas a mudar de domicilio como de camisa; pero añadiré que, en caso de un ataque de parte de los americanos del Kentucky o de las compañías del Yasu y Tenesi, se ha de recelar que, siendo parientes, aliados o compatriotas de estos, vuelvan contra los españoles las armas que estos les han puesto en la mano, seguros de conservar bajo su dominio nativo las ventajas de que gozan bajo el español, y a mas de esto, de liberarse en esta revolución de las deudas crecidas que han contraído con los habitantes y el comercio de esta provincia, quienes los estrechan en la actualidad a su satisfacción.

Siendo Natchez la llave y única defensa que tiene esta capital, por lo alto del rio, importa sumamente, a mi juicio, el poblar su distrito, a toda costa, de españoles, flamencos y alemanes; y dejando que se vayan los colonos americanos, que no tienen negros é intereses que respondan de su fidelidad, conservar a los que han fundado buenas haciendas, y recibir en adelante en el distrito únicamente aquellos que traigan consigo fondos considerables ó un numero de negros que no baje de diez.

V. E. me permitirá hacerle presentes algunas reflexiones que se me han ofrecido sobre el general Wilkinson a la vista de algunas memorias y de la correspondencia que siguió con mi antecesor: estas denotan, a mi juicio, un hombre instruido, político, insinuante, pero ambicioso, y de cuyas intenciones es prudente desconfiar.

Persuadido Wilkinson que los kentuckeses no conseguirán de la España la libre navegación del Misisipí por la mediación o por las armas de los Estados Unidos, como lo comprueba la memoria que presentó a mi antecesor con fecha de 21 de agosto de 1787, y se remitió al Excelent.0 Sr. Bailio de Valdés en oficio reservado n° 13, de 25 de Septiembre del mismo, aconsejo a la España en persistir en la denegación de aquel paso, con la mira de separar el Kentucky de los Estados Unidos, y que siendo erigido en Estado independiente por su influjo y dirección, y disfrutando por la misma del privilegio tan deseado de la libre navegación del Misisipí, sus patriotas lo tuviesen por el libertador de su patria y le asegurasen el primer lugar en su gobierno o administración, siendo indispensable que aquella concesión de la España atraiga una emigración extraordinaria de parte de los Estados Atlánticos al Kentucky, calcula Wilkinson que en pocos años su patria deberá indispensablemente dominar toda la parte del Este, y extendiéndose desde el Ohio hacia Natchez, poblará toda la rivera Este del Misisipí, y llegará sin esfuerzo alguno a echar los españoles de la Luisiana, quedando igualmente al arbitrio de los kentuckeses pasar a la otra banda del rio cuando lo hallaren conveniente a sus intereses.

Sirvió Wilkinson a la España esencialmente con haber procurado diestramente la disolución de la Compañía del Yasú, la que quería apoderarse del Puesto de los Nogales, y no dudo de que estorbará, de acuerdo con la España, todo establecimiento que los Estados Unidos intentaren formar sobre la orilla del Misisipí, por ser estos opuestos a los proyectos de engrandecimiento que tiene concebidos en favor de su patria y familia; pero desde el instante que la España conceda la libre navegación del Misisipí a los Estados Unidos, Wilkinson mudará de sistema, y será uno de los enemigos mas temibles de nuestros establecimientos, como que tiene un conocimiento perfecto de la situación y fuerzas de estas provincias: Wilkinson procurará engrandecerse con hacer algún servicio señalado a su patria, y este no podrá ser otro que el de hacerse dueño de todo el curso del rio, ó de establecerse a la otra banda para comerciar con el reino.

De todo lo expuesto infiero que se puede sacar mucho partido en las circunstancias actuales, para la ejecución de los medios propuestos en el oficio reservado n° 8, del talento y de la influencia de Wilkinson en el Estado de Kentucky; pero que conviene tratar siempre con él con la reserva que exige un hombre que puede volverse en breve momento enemigo, como también y en la inteligencia de que todo cuanto aconseja y hace tiene por objeto el agradecimiento de su patria y familia.

Dios Nuestro Señor guarde a V. E. muchos años.

Nueva Orleans, 25 de febrero de 1792. —El Barón de Carondelet.

Excmo., Sr. Conde de Floridablanca.