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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1652 Testimonio presentado al Rey sobre el inicio de la tercera rebelión tarahumara y la guerra con los tobosos.

Real y minas de San José del Parral de la Nueva Vizcaya, julio 1 de 1652.

 

Eugenio de Ledesma escribano de Su Majestad y que al presente despacho es de gobernación y guerra de este reino = Certifico que por un cuaderno intitulado autos de guerra sobre el socorro de San Felipe y vuelta a los tobosos parece que en veintidós de abril de este año [1652], el señor don Diego Guajardo Fajardo, gobernador y capitán general de este reino y provincias salió de este Real con sesenta hombres arcabuceros a socorrer a los pueblos de San Felipe y Huejotitán respecto de los avisos que había tenido de los padres misioneros, dándole cuenta cómo los indios enemigos de la nación tarahumara nuevamente alzada tenían a abrazar los pueblos, teniendo a de esto hecho despacho por contenerlos a los dichos pueblos de Huejotitán con el capitán Jerónimo de los Reyes y otro al de San Felipe con el sargento mayor Francisco Pedro de Larreta y parece que llegó el dicho sargento a dicho pueblo de San Felipe a servir el cuatro de abril de dicho año a los socorros, hallándose en su compañía cien hombres arcabuceros voluntarios y algunos indios amigos de la nación Sinaloa y sonora, dando por su cuenta con el sustento necesario a la dicha gente en virtud de cierta libranza que se dio en Villafranca, de manera que entendido por el enemigo tarahumara el golpe grande de gente que consigo tenía dicho señor gobernador, se retiró de los dos puestos a que se había encaminado y habiendo conferido en junta de guerra si se seguiría al tarahumara o buscar al toboso pareció que respecto de que los tarahumaras es verdaderamente alejados estaban muy adentro de sus tierras y que mucho lo están a los otros y hacerle guerra sin entera noticia de si eran o no comprendidos tenía inconveniente, se resolvió buscar a los tobosos que se juzgaban [rancheados] en alguna forma en la junta de los ríos donde se podía hacer alguna importante facción, y con esto partió de San Felipe dejando guarnecido aquel puesto y el de Huejotitán, con cuarenta hombres, y a largas jornadas se puso en el paraje de la Junta de los Ríos y despachó diferentes escuadras para que recorriesen la tierra y en esta ocasión se llegó aviso que habían llevado, [caloneo] veces de su hacienda de labor, gran cantidad de ganado mayor y menor, y juzgando alcanzar al enemigo con seguirle, lo puso en ejecución y partió hasta el pueblo de Atotonilco donde se halló razón de que era imposible alcanzarle así por la delantera que le estaba como por la falta de agua que había, pues en ningún paraje la habían de tener con esto hizo junta de guerra en la cual quedó resuelto que el general Juan de Barraza con parte de los soldados de su presidio, hiciese una escuadra para contener al enemigo y que otra de hasta diez y seis hombres, se condujese por los vecinos y labradores del Valle de San Bartolomé y mercaderes de este Real, ejecutóse así y se nombró por capitán de infantería de esta gente a [Pedro] Gutiérrez Tamayo vecino del dicho valle por la práctica que tiene de la tierra con cuya resolución habiendo dado vuelta el dicho señor gobernador a todo el ámbito de este reino en latitud de quince leguas, se volvió a él sin que por eso haya cejado la nación tobosa en sus robos y muertes de que se dio cuenta al señor virrey, y habiendo tenido noticia dicho señor gobernador de unas espías que andaban escuadras de los tobosos en la sierra de las ánimas, y que habían muerto un mulato a flechazos, y muerto unos fueron con más de sesenta hombres, salió de este Real a recorrer y penetrar como lo hizo todos aquellos puestos y no habiendo hallado cosa alguna ni verdadera la relación de las dichas espías, habiéndolas mandado ahorcar, se volvió a este Real donde halló que la justicia estaba averiguando la muerte de un indio arriero criado de Manuel de Ojeda hecha por los indios tobosos y herido a otro como una legua de este Real donde iban a acarrear leña y que por haberlos seguido, no habían llenado las mulas de recua que el indio muerto y herido llevaban para traer la leña y después hubo nuevas y relación de cómo en el paraje que llaman los órganos nueve leguas de este Real habían muerto tres arrieros y llevándose la recua con más de treinta mulas de carga y de silla y también parece que los dichos indios habiendo llegado al puesto de Palmitos, como cuarenta leguas de este Real mataron dos negros y seis indios y por haberse juntado la gente de aquellas haciendas a la defensa se huyeron sin hacer más daño, y en el pueblo de San Felipe como dos leguas de él mataron también a un indio y una india que estaban cultivando sus milpas y últimamente llegaron al puesto de [rronies] valles y llevaron a Martín de Paredes más de setenta mulas de carga y silla mansas y hasta trescientas yeguas, potros y caballos en manadas todos lo que consta y parece de los autos de guerra que por ahora quedan en mi poder a que me refiero y para que conste de mandato de don Diego Guajardo Fajardo gobernador y capitán general de este reino di el presente en el Real y minas de San José del Parral de la Nueva Vizcaya, en primero de julio de mil y seiscientos y cincuenta y dos años. Eugenio Francisco de Ledesma.