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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1525 Los doce artículos de la Selva Negra. La guerra de los campesinos alemanes.

Archivo estatal de Memmingen

 

Los doce artículos y reglamentos de la liga de campesinos dirigidos a la Asamblea de todos los campesinos

 

Los fundamentales y justos artículos principales de todos los campesinos y de los súbditos de los Señores eclesiásticos, respecto de los temas por los que se sienten agraviados.

 

Paz al lector cristiano y la Gracia del Señor a través de Cristo

“Hay muchos anticristianos que, a causa de las reuniones de los campesinos, aprovechan la ocasión para desdeñar los Evangelios diciendo: ¿es esto acaso el fruto del nuevo Evangelio? ¿Que nadie tiene que obedecer y que todos en todos lugares deben levantarse en revueltas y sublevarse para reformar, quizás para destruir completamente a las autoridades, tanto eclesiásticas como terrenales? A todos esos acusadores sin Dios responden los artículos más abajo expuestos, primero para refutar esos reproches a la palabra de Dios, luego para disculpar cristianamente la desobediencia e incluso la revuelta de todo el campesinado. En primer lugar, el Evangelio no es causa de revueltas ni de desorden, por cuanto es la palabra de Cristo, el Mesías prometido, la Palabra de la Vida, que enseña sólo amor, paz, paciencia y concordia. Así, todos aquellos que creen en Cristo deben aprender a ser plenos de afecto, pacíficos, armoniosos y a soportar el sufrimiento. Por tanto, el fundamento de todos los artículos de los campesinos (como será seguidamente demostrado) es la aceptación y la vida de conformidad con el Evangelio.”

“¿Cómo pueden esos anticristianos afirmar que el Evangelio es causa de revuelta y de desobediencia? El que esos anticristianos y enemigos del Evangelio se opongan ellos mismos a estos requerimientos, se debe, no al Evangelio, sino al Diablo, el peor enemigo del Evangelio, que provoca tal oposición sembrando la duda en la mente de sus seguidores, y de esa manera, la palabra de Dios, que enseña amor, paz y concordia, es apartada. En segundo lugar, está claro que los campesinos solicitan que el Evangelio les sea enseñado como guía de vida y no pueden ser tratados de desobedientes o de reacios al orden. Que Dios conceda o no a los campesinos (anhelantes de vivir conforme a su palabra) la realización de sus peticiones, ¿quién encontrará una falta en la voluntad del Altísimo? ¿Quién interferirá en su juicio, quién se opondrá a su Majestad? ¿No escuchó acaso a los hijos de Israel cuando lo invocaron y los rescató de la mano del Faraón? ¿No puede Él, hoy mismo, salvar a los suyos? Sí, Él los salvará y en verdad rápidamente. En consecuencia, oh lector cristiano, lee con celo los siguientes artículos y juzga luego.”

“He aquí los artículos:

El primer artículo

“Primero, es nuestra humilde petición y ruego, así como nuestra voluntad y resolución, que de hoy en adelante tengamos poder y autoridad de tal manera que cada comunidad pueda elegir y nombrar a un pastor. Que tengamos también el derecho de deponerlo en caso de conducta inapropiada. El pastor así elegido nos enseñará el Santo Evangelio pura y simplemente, sin ningún agregado, doctrina o mandamiento elaborado por el hombre. Por cuanto que la continua enseñanza de la Fe verdadera nos conducirá a implorar a Dios que, a través de su Gracia, la Fe crezca dentro de nosotros y llegue a ser parte integrante de nosotros. Porque si su Gracia no obra en nosotros, permaneceremos por siempre en la carne y en la sangre, lo que equivale a la nada, ya que la Escritura claramente enseña que sólo a través de la Fe verdadera llegaremos a Dios. Sólo a través de su Gracia podremos alcanzar la santidad. Por ello, un guía y pastor es necesario y en la manera descrita está fundado en las Escrituras.”

El segundo artículo

“En segundo lugar, así como un justo diezmo está establecido por el Antiguo Testamento y en el Nuevo confirmado, nosotros estamos dispuestos y deseosos de pagar el justo diezmo de grano. La palabra de Dios estableció que dar es conforme a Dios y que en la distribución a los suyos, los servicios de un pastor son requeridos. Queremos que en el futuro, quienquiera que sea el preboste eclesiástico designado por la comunidad, él recogerá y recibirá este diezmo. De ese diezmo, proveerá al pastor elegido por toda la comunidad una subsistencia decente y suficiente, al justo parecer (o con el conocimiento) de la comunidad en su totalidad. El remanente eventual será distribuido entre los pobres del lugar, según lo exijan las circunstancias y la opinión general. Si aún quedase un resto, será guardado por si alguien tuviera que abandonar el país por causa de pobreza. Se hará también provisión de este excedente para evitar que se grave con impuestos la tierra a los pobres. En el caso de que uno o más pueblos se hayan comprometido voluntariamente a pagar diezmos en razón de penuria, y que cada pueblo haya tomado esas medidas de manera colectiva, el adquirente no sufrirá pérdidas, pero queremos que se llegue a un acuerdo apropiado para el reembolso de la suma más el interés adeudado por el pueblo. Pero a aquellos que han adquirido derecho a diezmos no mediante la compra, sino mediante apropiación por la obra de sus ancestros, no les será ni se les deberá pagar suma alguna de ahora en adelante. El pueblo deberá aplicar el pago del diezmo para el mantenimiento del pastor, elegido como se indicó más arriba, o para el consuelo de los pobres, como así lo enseña la Escritura. En cuanto al diezmo menudo, sea eclesiástico o laico, no será pagado desde ahora, por cuanto el Señor Dios creó el ganado para su libre utilización por el hombre. En consecuencia, no pagaremos en lo sucesivo ese indecoroso diezmo de pura creación humana.”

El tercer artículo

“En tercer lugar, ha sido hasta ahora costumbre para algunos de tratarnos como si fuésemos de su propiedad privada, lo que es de lamentar, considerando que Cristo nos ha liberado y redimido a todos por igual, al siervo y al Señor, sin excepción, por medio del derramamiento de su preciosa sangre. Así, conforme a la Escritura somos y queremos ser libres. Esto no significa que deseamos ser absolutamente libres y no estar sujetos a autoridad alguna. Dios no nos enseña que debamos llevar una vida desordenada en los placeres de la carne, sino que tenemos que amar a Dios nuestro Señor y a nuestro prójimo. Nos conformaremos con alegría a todo esto, como Dios nos lo ha ordenado en la celebración de la comunión. No nos ha ordenado desobedecer a las autoridades, sino más bien practicar la humildad, no sólo con aquellos que ejercen la autoridad, sino con todos. Nosotros estamos así dispuestos a prestar obediencia a nuestras autoridades elegidas y regulares en todas las cosas propias que conciernen a un cristiano. Damos, pues, por sentado que Vos nos liberarán de la servidumbre como cristianos verdaderos, a menos que se nos demuestre que del Evangelio surge que debamos ser siervos.”

El cuarto artículo

“En cuarto lugar, ha sido hasta ahora costumbre que a ningún hombre pobre le era permitido atrapar venado o animales salvajes o peces de las aguas fluyentes, lo que nos parece no sólo totalmente indecoroso y poco fraternal, sino también egoísta y contrario a la palabra de Dios. También en algunos lugares los Superiores conservan sus presas de caza para nuestra desazón y grandes pérdidas, permitiendo sin ningún miramiento que animales salvajes destruyan nuestros cultivos, que el Señor se esfuerza en hacer germinar para el uso del hombre y todavía, debemos sufrirlo en silencio. Todo esto es contrario a Dios y al prójimo. Al crear Dios al hombre, le dio el dominio sobre todos los animales, sobre las aves en el aire y sobre el pez en el agua. Conformemente, es nuestro deseo que si un hombre tiene posesión sobre aguas, que pruebe con documentos suficientes que ha adquirido ese derecho inadvertidamente por medio de una compra. Nosotros no queremos arrebatárselo por medio de la fuerza, pero sus derechos deben ser ejercidos de una manera fraternal y cristiana. Pero quienquiera que no pueda aducir tal prueba, deberá desistir con buena voluntad de su pretensión.”

El quinto artículo

“En quinto lugar, nos agravian cuestiones relativas a la tala de madera, por cuanto que la gente noble se ha apropiado de todos los bosques para su solo uso personal. Si un pobre necesita madera, debe pagar el doble por ella. Es nuestra opinión, en lo que concierne a los bosques en posesión de un Señor, sea espiritual o temporal, que al menos que haya sido debidamente comprado, deberá ser devuelto nuevamente a la comunidad. Más aún, todo miembro de la comunidad será libre de procurarse por sí mismo la leña necesaria para su hogar. Asimismo, si un hombre requiere madera para usos de carpintería, la obtendrá sin cargo, pero con conocimiento de una persona designada por la comunidad con tal propósito. Sin embargo, ningún bosque debidamente comprado y administrado de manera fraternal y cristiana será puesto a disposición de la renta comunitaria. Si un bosque, aun aquel que en primera instancia hubiera sido injustamente objeto de apropiación, hubiera sido luego vendido en la debida forma, la cuestión será dirimida con espíritu amistoso y de acuerdo con las Escrituras.”

El sexto artículo

“Nuestra sexta queja concierne los excesivos servicios que nos son requeridos, los que se multiplican día tras día. Rogamos que esta cuestión sea apropiadamente examinada de modo tal que no seamos duramente oprimidos, que tengan lugar consideraciones con gracia hacia nosotros, por cuanto que a nuestros antepasados sólo les era requerido servir de conformidad con la palabra de Dios.”

El séptimo artículo

“En séptimo lugar, de ahora en adelante no admitiremos la opresión por parte de nuestros Señores, sólo les permitiremos que nos exijan lo que es justo y apropiado de conformidad con las palabras del acuerdo entre el Señor y el campesino. El Señor no deberá en lo sucesivo forzar ni presionar por servicios u otros deberes sin pago y le deberá permitir el gozo tranquilo y pacífico de sus posesiones. El campesino deberá ayudar, sin embargo, a su Señor cuando sea necesario y en tiempo adecuado, cuando no le sea desventajoso y mediando un pago apropiado.”

El octavo artículo

“En octavo lugar, nos encontramos agobiados por posesiones que no pueden hacer frente a las rentas exigidas sobre aquellas. Los campesinos sufren de esta manera pérdidas y están arruinados. Pedimos a los Señores que designen personas honorables para estudiar las posesiones y fijar rentas acordes con la justicia, de tal manera que los campesinos no estén obligados a trabajar a cambio de nada, ya que su labor es digna de ser recompensada.”

El noveno artículo

“En noveno lugar, nos ultraja grandemente la constante promulgación de nuevas leyes. No somos juzgados en relación con la ofensa cometida, sino a veces con enorme mala voluntad, a veces con indulgencia. En nuestra opinión, debemos ser juzgados de conformidad con el antiguo derecho escrito y el caso deberá ser decidido de acuerdo a los méritos propios del caso y no arbitrariamente.”

El décimo artículo

“En décimo lugar, estamos agraviados por la apropiación por algunos individuos de praderas y campos que en tiempos anteriores pertenecieron a la comunidad. Tomaremos nuevamente posesión de dichos campos. Sin embargo, cabe que esos campos hayan sido adquiridos conforme a derecho. Cuando, por mala fortuna, las tierras hayan sido así adquiridas, un arreglo fraternal deberá tener lugar de acuerdo con las circunstancias.”

El undécimo artículo

“En undécimo lugar, aboliremos total y completamente el llamado tributo por caso de defunción (“Todfall”). No lo sufriremos en absoluto de hoy en adelante ni tampoco toleraremos que viudas y huérfanos sean desvergonzadamente robados en contra de la voluntad de Dios, en violación de la justicia y del derecho, como sucedió en tantos lugares por la obra justamente de aquellos que tendrían que haberlos escudado y protegido. Esos nos han llevado a la desgracia y nos han expoliado, y pese a tener escasos fundamentos, así nos han usurpado. Dios no lo admitirá nunca más, esto será radicalmente suprimido y nadie en el futuro será obligado a pagar ni poco ni mucho.”

Conclusión

“En duodécimo lugar, es nuestra conclusión y resolución final, que si uno o más artículos de los aquí expuestos no estuviesen de acuerdo con la palabra de Dios, como nosotros creemos que lo están, voluntariamente retiraremos tal artículo cuando se pruebe que realmente es contrario a la palabra de Dios mediante una clara explicación de la Escritura. O si artículos que ahora se nos concediesen se descubriere ulteriormente que son injustos, a partir de ese momento se tendrán por letra muerta, por nulos y sin efecto. Asimismo, si se descubrieren nuevos agravios basados en la verdad y en la Escritura y relacionados con ofensas a Dios o a nuestro prójimo, hemos resuelto reservarnos el derecho de exponerlos y poner en práctica nosotros mismos todas las enseñanzas cristianas. Por todo ello rogaremos a Dios, porque Él y sólo Él puede concedernos lo solicitado. Que la paz de Cristo permanezca en todos nosotros.”

(Traducción literal a partir del texto en alemán del sitio del Archivo Estatal de Memmingen)

 

 

 

 

 

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_los_campesinos_alemanes