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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Ante el rechazo mexicano de las exageradas peticiones norteamericnas, Estados Unidos rompe la tregua.

Septiembre 6 de 1847

Al romper el armisticio que había estado vigente desde el 21 de agosto pasado, Nicholas P. Trist enviado especial del presidente Polk manifiesta que las tropas de su país seguirán avanzando sobre Chapultepec, la ciudad de México y todas las ciudades del país en donde tienen tropas.

El 25 de agosto anterior,  Nicholas P. Trist se había acreditado como enviado especial del presidente Polk de los Estados Unidos, autorizado para celebrar un tratado con México para el cese de la guerra de intervención.

Para proceder a las negociaciones, por la parte mexicana, se había integrado una comisión con los generales J. Joaquín de Herrera e Ignacio Mora y los licenciados Bernardo Couto y Miguel Atristain; para fungir como intérprete se nombró a José Miguel Arroyo.

Los comisionados mexicanos estaban dispuestos a reconocer la soberanía de Estados Unidos sobre Texas, pero no a conceder que la franja de tierra entre el río Nueces y el río Bravo formaba parte de Texas. Trist estuvo de acuerdo en someter la cuestión a Polk, pero eso habría bastado para echar por tierra el acuerdo: Polk tenía que insistir en que ese territorio formaba parte de Texas, porque su justificación más sólida para la guerra era que se había derramado sangre estadounidense en suelo estadounidense:” (Guardino Peter. La marcha fúnebre).

Luego de cuatro conferencias donde los integrantes de las comisiones de paz intercambiaron proyectos de Tratado de paz  y discutieron sobre las condiciones para que los invasores norteamericanos desocuparan el país, este día, lunes 6 de septiembre, a las 12 horas, se reúnen por quinta vez; los comisionados mexicanos entregan al general Nicholas P. Trist una nota en la que señalan que el motivo de la guerra es Texas, no ven por qué se añade ahora la demanda de que se vendan territorios mexicanos por la presión de las armas y le preguntan cuál es el derecho de los norteamericanos para tales pretensiones; además, explican las razones por las cuales México no puede ceder los territorios entre los ríos Bravo y Nueces, Nuevo México, las Californias, ni conceder paso libre por el Istmo de Tehuantepec.

Sobre la reunión refiere José María Roa Bárcena en Recuerdo de la Invasión Norteamericana (1846-1848) citando el protocolo: “Reunidas ambas comisiones a la hora señalada, los comisionados mexicanos manifestaron que, en virtud de sus nuevas instrucciones, presentaban con la correspondiente comunicación un contraproyecto que deseaban tomara el Sr. Trist en consideración. Leído que fue, el comisionado norteamericano manifestó ser inadmisible, y que, en consecuencia, tenia el sentimiento de decir que consideraba rotas las negociaciones y aquella la última reunión; y que remitiría oportunamente su contestación por escrito a la comunicación con que se le había presentado el contraproyecto."

A falta de argumentos, el señor Trist nunca contestará al contraproyecto y a la nota de los comisionados mexicanos.

Los comisionados mexicanos dijeron al gobierno en su última comunicación, fechada el 7 de septiembre, que el 6 habían entregado a Trist contraproyecto y nota, y agregaron: "Sin nueva discusión, ofreció contestar para hoy, y lo ha hecho, en efecto, con el oficio de que es copia el número 3. El pone término a la comisión con que se sirvió honrarnos el supremo gobierno, si bien de un modo contrario al que sinceramente deseábamos y hemos procurado en toda la negociación”.”

Con el término de las negociaciones también termina el armisticio. Ese mismo día, el general Scott envía una protesta al general Santa Anna acusándolo de romper el armisticio pues ha construido fortificaciones dentro de la ciudad, por lo que se reserva el derecho de romper las hostilidades sin anuncio previo. Santa Anna rechaza la acusación y contesta que el rompimiento de las hostilidades es “porque no me he prestado a suscribir un tratado que menoscabaría considerablemente, no sólo el territorio de la República, sino también esa dignidad y decoro que las naciones defienden a todo trance. Y si estas consideraciones no tienen igual peso en el ánimo de V.E., suya será la responsabilidad ante el mundo, que bien penetra de parte de quien está la moderación y la justicia”… dos días después se reiniciará la guerra…

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.