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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

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ISBN 970-95193

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Es asesinado Manlio Fabio Altamirano, gobernador electo de Veracruz, en el Café Tacuba de la ciudad de México.

Junio 25 de 1936

Escribe M.G. Damirón (Asesinatos políticos en México 1910-1994): “Cerca de las diez llegó Manlio Fabio Altamirano...acompañado de su esposa, doña Bertha Bracamontes Descombes, caminó desde su oficina, aquí cerca en la calle de Cinco de Mayo, para venir al Café. Se cuenta que doña Bertha llegó a preguntarle si no prefería ir a casa y descansar, pero el político prefirió disfrutar de una merienda ligera y continuaron su camino. Cuando llegaron, su mesa predilecta... estaba ocupada...y en cuanto la mesa quedó libre...el gobernador electo ocupó la silla del rincón y doña Bertha quedó a su derecha. El político disfrutó tranquilamente de su merienda y al final pidió...una copa de helado...De pronto, cuando el gobernador sostenía con la mano izquierda la copa de helado y con la derecha se llevaba la cucharilla a la boca, vio frente a él a un hombre que le apuntaba con una pistola y de inmediato apartó bruscamente a su esposa. Seis u ocho tiros se escucharon enseguida. Los gritos de los concurrentes, los aspavientos y la caída de platos y vasos y el apresuramiento por ponerse a salvo debajo o atrás de las mesas, sumieron a todos en una angustiosa confusión...Nadie se explicaba lo sucedido. Afuera, un modesto cuidador de autos...vio salir a un hombre pistola en mano y correr para abordar de prisa un auto que lo esperaba en la esquina de Motolinía y Tacuba. 'Un Chevrolet negro', declararía después y del que apuntó su matrícula, apunte que de nada sirvió...Alguien fue al teléfono para llamar a la policía, pero no servía. Todo había sido tan premeditado, se dijo después, que hasta la línea del teléfono había sido cortada".

“Esa noche, tarde ya, los policías tomaron declaraciones a unos cuantos que decían haber visto cómo ocurrió. Alguien describió al criminal: un hombre de corta estatura que vestía saco oscuro, café oscuro, a cuadros, y caminaba hacia atrás mientras disparaba. Luego desapareció por la puerta. Hubo también quien dijera que el asesino cenó en una de las mesas del fondo, esperó paciente la llegada de su víctima y escogió el momento, y uno más dijo que no, que el asesino había llegado de pronto, que entró y disparó...el cuerpo del gobernador fue trasladado a la Tercera Delegación para la práctica de la autopsia...recibió cuatro impactos de bala en el tórax, uno en la cabeza y otro en la mano izquierda, la mano con la que sostenía la copa de helado”.

Su cadáver será velado en su propia casa y después trasladado hasta la glorieta de Reforma y Bucareli (en ese entonces del “caballito” porque ahí se encontraba la estatua ecuestre de Carlos IV) en donde se le rendirá homenaje por sus seguidores; finalmente será sepultado en el Panteón de Dolores.

Será sustituido en el cargo de gobernador de Veracruz por Miguel Alemán Valdés, quien decretará que en la región conocida como Sotavento, se cree el Municipio de Manlio Fabio Altamirano, cuya cabecera llevará el mismo nombre.

Manlio Fabio Altamirano nació el 12 de octubre de 1892 en Xalapa, Veracruz. Estudió en la Escuela Práctica Anexa a la Normal, en el Colegio Preparatorio y en la Escuela de Derecho. El 31 de octubre de 1917 el general Cándido Aguilar le otorga el Título de Escribano y con su apoyo abre una Notaría en Pánuco. Combatió la rebelión delahuertista. Defensor de campesinos y trabajadores pobres, fue diputado por cuatro periodos por la región de Misantla. En 1931 participó, con la representación de Veracruz, en el único Congreso Nacional Anticlerical realizado en la ciudad de México. Fue cofundador y gerente del periódico El Nacional, así como director de los Talleres Gráficos de la Nación. Orador fogoso de ideas radicales y  filiación cardenista, fue senador de la República por su estado natal. Después fue elegido gobernador de Veracruz por el PNR. Se esperaba de él, un gobierno limpio y justiciero, por eso las principales sospechas se dirigieron a los terratenientes veracruzanos como autores intelectuales del crimen. Por lo mismo, el asesinato nunca fue aclarado.

Doralicia Carmona. Memoria Política de México.