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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

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ISBN 970-95193

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El General Forey nombra la Junta de Gobierno para integrar el Poder Ejecutivo.

Junio 16 de 1863

Tras de desembarcar en Veracruz con una fuerza de 30,000 efectivos, recuperar la ciudad de Puebla después de un prolongado sitio y tomar la  capital del país el 10 de junio pasado, el general Elie Fréderic Forey expide un decreto para la formación de una Junta Superior de Gobierno compuesta de 35 personas, que nombrará a tres ciudadanos para que ejerzan el poder ejecutivo y dos suplementes, y que a la vez elegirá a 215  personas que en unión de la Junta integrarán la Asamblea  de Notables, “a fin que la nación vuelta en sí misma, pueda con toda independencia, y por el órgano de sus ciudadanos más inteligentes y que gocen de más consideración, hacer conocer la forma de gobierno que le convenga más”.

Forey había sido instruido por Napoleón III de que su misión no era imponer a los mexicanos una forma de gobierno impopular, sino de apoyar a quienes tuvieran mayores posibilidades de establecer un gobierno capaz de garantizar el pago de las reclamaciones francesas; de modo que a su llegada a México debía lanzar una proclama que en su momento le sería entregada; de acoger el apoyo de Almonte y de todos los mexicanos que quisieran unirse a los franceses; de no chocar con ninguno de los partidos; de resaltar que toda medida que se tomara tendría un carácter provisional hasta que decidiera la Nación Mexicana su futuro; de apoyar tanto al clero como a los adquirentes de los bienes eclesiásticos nacionalizados; de armar un ejército de mexicanos que participara en los siguientes combates; y de no expresarse mal del país y de sus habitantes para no herir el orgullo de los mexicanos.

El siguiente 21 de junio, la Junta Superior de Gobierno nombrará un triunvirato para ejercer el poder ejecutivo provisional integrado por: Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, arzobispo de México que por estar en el exilio será sustituido por el obispo Juan Bautista Ormachea hasta su inminente regreso; Mariano Salas, anciano general veterano de la guerra de independencia y que había peleado al lado de los conservadores durante la Guerra de Reforma; y Juan Nepomuceno Almonte, hijo de José María Morelos, republicano y liberal hasta antes de la citada guerra.

Las relaciones del triunvirato con el general Forey, que ejercía el poder real de las armas, serán sumamente difíciles, al grado de que el arzobispo Labastida renunciará aparatosamente, en tanto que Salas y Almonte se someterán dócilmente a los mandatos del general francés.

Por su parte, Forey comenzará a establecer una administración al estilo francés, principalmente financiera, para lo cual recibirá personal especializado de su país. En realidad, lo que Napoleón III intenta con su intervención en México, es instituir una gobierno estable apoyado en las armas francesas que sea un dique infranqueable a las ambiciones de los Estados Unidos, y evitar que esta pujante nación “se apodere de todo el Golfo de México, domine desde ahí a las Antillas y a América del Sur y sea la sola dispensadora de los productos del Nuevo Mundo. Dueña de México y por consiguiente de América Central y del paso entre los dos mares, no habría en adelante otro poder en América que el de los Estados Unidos.”

 Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.