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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


Hernán Cortés comienza a sitiar la Gran Tenochtitlan

22 de Mayo de 1521

El sitio durará, según las historias, códices y relaciones, ochenta días. Al final: “Murieron de la parte de Ixtlilxótitl y reino de Texcoco, más de treinta mil hombres, de más de doscientos mil que fueron de la parte de los españoles, como se ha visto; de los mexicanos murieron más de doscientos cuarenta mil, y entre ellos casi toda la nobleza mexicana, pues apenas quedaron algunos señores y caballeros, y los más niños y de poca edad”.

Después de la matanza del Templo Mayor, los indígenas reaccionaron y se opusieron a los españoles a quienes derrotan durante la “Noche Triste”. Cortés poco a poco va sometiendo a las provincias que apoyan a los mexica. Se propaga una epidemia (“tos, granos ardientes, que queman”) que causa estragos en la población; luego los indígenas “se ponen en pie de guerra”. Entonces, Cortés preparó el asedio a la ciudad de Tenochtitlan, al que concurren contra los mexica ochenta mil aliados de Topoyanco, Colula, Huetjotzingo, Tlaxcala, Xilotepec, tlahuicas y otros.

Los mexicas dirigidos por Cuauhtémoc, Tetlepanquetzaltzin y Coanacochtzin, organizan la resistencia y se prepararan para el asedio. Que inicia este día y se completa el sitio el 30 de mayo de 1521. La resistencia de los indígenas es dramáticamente heroica. Cuauhtémoc ponía trampas a los bergantines, imitaba la organización militar de los españoles y cuidaba el abasto de la ciudad. Cortés ataca con bergantines, cañones, infantería y caballería todos los puntos de la ciudad; recibe el refuerzo de cincuenta mil tetzcocanos. Los mexica ganan muchas batallas y sacrifican en honor a Huitzilopochtli a los prisioneros que logran tomar lo que hace que muchos aliados abandonen a Cortés. Cuauhtémoc rechaza dignamente los ofrecimientos de paz… Es entonces, cuando Cortés decide arrasar la ciudad… finalmente, la toma el 13 de agosto de 1521.

En Los Cantos Tristes de la Conquista, de Tlatelolco, es referido el dramatismo de quienes vivieron el sitio:

Llorad, amigos míos,
tened entendido que con estos hechos
hemos perdido la nación mexicana.
¡El agua se ha acedado, se acedó la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de la vida en
Tlatelolco.
[…]

En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.

Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.

Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos agua de salitre.

Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.
Con los escudos fue su resguardo, pero
ni con escudos puede ser sostenida su soledad.
[…]

Se nos puso precio.
Precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.
Basta: de un pobre era el precio
sólo dos puñados de maíz,
sólo diez tortas de mosco;
sólo era nuestro precio veinte tortas de grama salitrosa.

Oro, jades, mantas ricas,
plumajes de quetzal,
todo eso que es precioso,
en nada fue estimado...

 

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.