Home Page Image
 
Edición-2020.png

Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


El gobierno porfirista y los revolucionarios firman el Pacto de Ciudad Juárez. Díaz renuncia a la presidencia.

Mayo 21 de 1911

El gobierno porfirista y los revolucionarios firman el Pacto de Ciudad Juárez, por el cual se comprometen a renunciar a sus cargos el presidente Díaz y el vicepresidente Corral y se nombra como presidente interino al “científico” León de la Barra, quien convocará a nuevas elecciones; se acuerda también, el licenciamiento de las tropas revolucionarias y la indemnización a los particulares que sufrieron daños por la revolución.

A principios del mes de mayo, Porfirio Díaz expidió un manifiesto en el que exponía la posibilidad de dejar el poder; estaba cierto que militarmente tenía pocas opciones de someter la insurrección que cundía y dominaba ya varios estados. El 10 de mayo, Madero y unos dos mil quinientos antirreeleccionistas tomaron Ciudad Juárez. Después de este hecho, las fuerzas federales se comenzaron a replegar y los revolucionarios tomaron el control en varios estados de la república; entre ellos, Sonora, Chihuahua, Coahuila Morelos, Guerrero, Nayarit y Michoacán. Este día 21 de mayo, Madero y emisarios de Díaz firman el Pacto de Ciudad Juárez.

Jose María Pino Suárez, Francisco Vázquez Gómez, Francisco Madero y Francisco Carbajal. 1911

En dicho pacto, Madero reconoce a Díaz como presidente y la legalidad del Congreso, con lo que contradecía al Plan de San Luis Potosí; el poder queda en manos de Francisco León de la Barra; se acuerda conservar el Ejército Federal y licenciar a las fuerzas revolucionarias. (Ver Documento). El Congreso aceptaría la renuncia de Díaz el 25 de mayo siguiente, fecha en que León de la Barra asumiría el cargo.

El Pacto de Ciudad Juárez, sigue siendo polémico. Algunos estudiosos consideran que Madero cometió un error al firmarlos porque dificultó y pospuso el triunfo de la Revolución; otros, lo ven como una traición a los principios del Plan de San Luis Potosí o como un oscuro arreglo.

Luis Cabrera le señaló: “Pesa sobre usted la más grande de las responsabilidades políticas que hombre alguno haya tenido desde hace más de treinta años en México, no tanto por haber encendido esta revolución, sino porque si no sabe usted dar satisfacción a las legítimas necesidades de la nación, dejará sembrada la semilla de futuras revoluciones, después de haber enseñado al país una forma peligrosa de levantarse en armas, que pondrá a cada paso en peligro nuestra soberanía”. (Carta abierta a Madero, abril de 1911).

El caso es que Madero temía la violencia y pensaba que Díaz era el mal del país y que “con Porfirio Díaz fuera de la presidencia -y muy probablemente del país- era suficiente: las elecciones volverían a realizarse, el apoyo popular, como lo evidenciaba el propio levantamiento, estaba garantizado y, una vez conquistado el Poder Ejecutivo, se pondrían en marcha las reformas políticas y sociales que necesitaba el país.” (Ibarrola Bernardo. Madero y el Ejército Federal Mexicano).

En los Tratados de Ciudad Juárez Madero aceptó, principalmente, la continuidad de la legitimidad de Porfirio Díaz, […] Empero, no previó la verdadera actitud de ese gobierno interino ni la de algunas instituciones porfiristas, como el Ejército Federal. […] De la Barra favoreció en cuanto pudo los intereses del antiguo régimen y entorpeció al máximo el triunfo revolucionario […] fortaleció al Ejército Federal y debilitó gravemente al ejército maderista. A unos los llamó héroes y a otros bandidos, provocando un nuevo enfrentamiento entre ambos ejércitos. […] por otra parte, la participación de los campesinos desde el inicio de la Revolución, imprimía a la lucha un nuevo sesgo que Madero no vio y es quizá uno de los orígenes del enfrentamiento con Zapata."

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.