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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Obreros se manifiestan y exponen sus demandas e inconformidad con el régimen de Victoriano Huerta, quien los reprime

1 de Mayo de 1913

Los afiliados a la Casa del Obrero Mundial, conmemoran el "Día del Trabajo" con una manifestación de veinticinco mil trabajadores, en desafío al usurpador Victoriano Huerta, a la vez que presentan sus demandas laborales e inconformidades con el régimen dictatorial.

Por la mañana de este día, en la Plaza de Armas, comienzan a reunirse numerosos contingentes de obreros que por primera vez en México, conmemorarán el Primero de Mayo.

Los contingentes de la organización “Proletariado Metropolitano” inician la marcha a las diez de la mañana, los acompañan la Banda de Guerra y de Música de la Escuela Industrial de Huérfanos, continúan en el orden del desfile, la Comisión Organizadora y los de la Casa del Obrero Mundial, que portan una bandera roja cruzada por una franja negra.

Los curiosos se agolpan en las calles para observar el paso de los trabajadores que transitan frente a Catedral y siguen por la avenida Francisco I. Madero, que en esa época aún se llamaba calle de San Francisco; les aplauden desde los balcones y azoteas. Al llegar a la Avenida Juárez, se detienen en la Alameda; frente al monumento a Benito Juárez, realizarán el mitin en el que expondrán sus demandas: el derecho al trabajo, la jornada de ocho horas y su repudio al usurpador Huerta.

El primer orador, Rafael Pérez Taylor, de la Casa del Obrero Mundial, sube a la tribuna, su discurso tiene carácter anarquista; el siguiente orador es el obrero mecánico metalúrgico, Jacinto Huitrón, anarquista, uno de los fundadores de la Casa del Obrero Mundial, quien entre anatemas a la burguesía exalta a los Mártires de Chicago y exhorta a los trabajadores a luchar para acabar con el capitalismo. Después, sube al estrado el revolucionario liberal, Antonio Díaz Soto y Gama, cuyo discurso revolucionario, condena la opresión y la explotación; compara la Revolución Francesa con la Revolución Mexicana e incita a los trabajadores a luchar contra los que pretenden cambiar la ruta de la Revolución Mexicana. El último orador pertenece al gremio de Sastres, Epigmenio H. Ocampo, fundamenta sus ataques al clero, a la burguesía, a la reacción y a los que se alimentan con la sangre del pueblo y le esquilman en sus derechos y en sus libertades.

Al acabar el acto, los trabajadores se dirigen a la Cámara de Diputados para entregar un documento que contiene una serie de peticiones. Llegan al medio día, entran en el Salón Verde en donde una comisión del "Bloque Renovador", los recibe -los Diputados Gerzayn Ugarte y Serapio Rendón-, y les entregan un estudio de la Casa del Obrero Mundial con sus peticiones: reglamentación por Ley de la Jornada de ocho horas; Ley sobre indemnizaciones por pago en accidentes de trabajo y el reconocimiento obligatorio para los patrones de la personalidad de los Directivos de las Uniones y Sindicatos de los trabajadores. Serapio Rendón ofrece luchar en las Cámaras por las reivindicaciones de los trabajadores.

Huerta manda encarcelar este día a algunos dirigentes por haber hecho peticiones políticas y no meramente sindicales.

La Casa del Obrero Mundial y los diputados renovadores pudieron celebrar por primera vez –pese al régimen militar-, el aniversario de los mártires de Chicago, porque Victoriano Huerta los necesitaba para hacer frente a la crisis económica y para impedir que los organismos sindicales se unieran a los constitucionalistas. Huerta tuvo legislar sobre el trabajo y tolerar los sindicatos: permitió huelgas, decretó aumentos de salarios, fue mediador en conflictos, favoreció la capacitación obrera y dio carácter de ley al descanso dominical. Muchos grupos mutualistas de obreros y oficios evolucionaron en sindicatos gremiales y se integraron a la Casa del Obrero Mundial, dirigida por antiguos magonistas como Antonio Díaz Soto y Gama y Rafael Pérez Taylor; tenían el apoyo de algunos diputados liberales que habían constitutito el “Bloque Renovador”, encabezados por Heriberto Jara.

A partir de octubre de este mismo año, el repudio general al régimen de Huerta y el no haber podido atraerse a los trabajadores, haría que éste los comenzara a reprimir.

Después de esta primera conmemoración en la ciudad de México, se incrementará la capacidad organizativa del movimiento obrero y surgirá la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal (FSODF), afiliada a la Casa del Obrero Mundial. A fines de mayo del año siguiente, la federación encabezaría un gran movimiento huelguístico. Huerta decretará la clausura de la Casa y el encarcelamiento de varios de sus dirigentes. Como resultado de esta acción, los principales organizadores e ideólogos de la Casa se incorporarán al movimiento zapatista –como sería el caso de Antonio Díaz Soto y Gama-.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.