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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Continúan las Batallas de Celaya, Francisco Villa será derrotado en Estación Crespo.

Abril 13 de 1915

Inicia la segunda batalla de Celaya, en la que se enfrentan las fuerzas de Francisco Villa, de la Convención Nacional Revolucionaria de Aguascalientes, a las constitucionalistas de Carranza dirigidas por Álvaro Obregón.

Después de la primera batalla las fuerzas de Obregón fueron reforzadas con la primera División de Oriente, tres regimientos de caballería, un batallón de infantería y una sección de ametralladoras; dos fracciones de la Brigada Gavira; fracciones de la Brigada Novoa; dos “batallones rojos de obreros”, y la brigada de Joaquín Amaro; el efectivo del Ejército de Operaciones subió a quince mil hombres, de los que ocho mil eran de caballería, con trece piezas de artillería y más de ochenta ametralladoras. El día anterior, había llegado un convoy de municiones, al mando de Norzagaray.

Villa, por su parte, también se reforzó con las brigadas de José I. Prieto, José Ruiz y César Moya; tropas de infantería y artillería procedentes de Jalisco, al mando de Francisco Carrera Torres y Pánfilo Natera, y con remesas de municiones que desde Ciudad Juárez que le envió su hermano Hipólito. Ese mismo día, Villa pasa revista a la División del Norte, concentrada en Salamanca, Guanajuato.

Desde el día 11, la organización y los preparativos de la defensa constitucionalista habían quedado completamente terminados. Según Francisco Grajales (Las campañas del general Obregón): “La concepción del general Obregón para librar la segunda batalla de Celaya se resume así: esperar en una posición defensiva que circunvalará la plaza de Celaya, el ataque del enemigo; mantener una importante reserva fuera de la línea de circunvalación para tomar la ofensiva cuando el atacante se haya gastado material, física y moralmente, en grado suficiente para derrotarlo. El general en jefe tiene ahora una idea clara y precisa de su plan de batalla, conoce mejor el terreno y sacará partido del carácter impulsivo de su adversario. Las tropas también han tenido oportunidad de reconocer detenidamente sus posiciones y mucho les servirá la experiencia del primer encuentro.”

Al amanecer de este día, los villistas avanzan en dos grupos: al norte y al sur de la vía férrea; la infantería transportada por tren desembarca en Estación Crespo, a ocho kilómetros de Celaya, y la artillería marcha a retaguardia de la infantería. Obregón toma otra vez la defensiva y observa el campo de batalla desde la azotea de la fábrica “La Internacional”.

Por la tarde, al iniciar la batalla alrededor de las cuatro, hay ligeros tiroteos y acciones de reconocimiento. Una hora después el combate se ha generalizado, después de “un duelo artillero”, se combate en todo el frente. De la misma manera que en la primera batalla, la táctica es caracterizada por furiosos ataques frontales, violentas cargas de caballería que se estrellan ante el fuego de ametralladora de la infantería constitucionalista. Los villistas van extendiendo su frente por el norte y por el sur. A Obregón le escasean las municiones y Carranza le envía un tren cargado. A las doce de la noche se combate en el puente de la carretera Celaya-Apaseo.

Al día siguiente, 14 de abril, continúa el ataque villista con la misma táctica y las ofensivas de las caballerías buscan el lugar vulnerable que permita la ruptura del frente y van dispersando cada vez más sus tropas, pero el terreno llano permite a los defensores magníficos campos de tiro y perfecta visibilidad. Las cargas de caballería son suicidas y el avance de la infantería cuesta fuertes pérdidas. Obregón espera que los villistas lleguen al punto límite de sus posibilidades ofensivas… Espera que sus atacantes se fatiguen, se desgasten y mueran, para asestar el último golpe…

La madrugada del día 15, Obregón inicia la ofensiva con un doble movimiento envolvente de su caballería, esta acción, desconcierta a los villistas por la sorpresa, pues creen que la caballería constitucionalista estaba combatiendo como infantería en las trincheras; el propio Obregón marcha al centro de la fuerza atacante.

Señala Grajales que la idea puede condensarse así: “con dos fuertes masas de caballería envolver al enemigo por el norte y por el sur, hasta tomarlo por la retaguardia en ambas direcciones.” Para que no se eluda el envolvimiento, la infantería ataca frontalmente y las reservas sustituyen a la tropa que al avanzar deja sus posiciones.

Generalizada la batalla, los villistas son desplazados de Estación Crespo a la hacienda de Las Trojes, por el norte; por el centro los constitucionalistas hacen retroceder a los villistas y queda aislado el núcleo de Las Trojes. A medio día son claros los signos que preceden a una retirada desordenada. Al caer la noche Villa es derrotado.

Al término de tres días de lucha, las bajas de Villa ascienden a 4,000 muertos, otros tantos heridos y 6,000 prisioneros; toda su artillería, 5,000 armas ligeras y 1,000 caballos ensillados.

Obregón y sus generales que usaron una línea de abastecimientos corta y protegida, pudieron recibir oportunos refuerzos de personal y municiones. El bando villista no maniobró y se concentró en ataques frontales con infantería y caballería contra posiciones organizadas apoyadas por artillería; su línea de abastecimientos era muy larga, desde Torreón y Ciudad Juárez. Después de esta batalla, en las siguientes semanas habrá otras en Trinidad, Santa Ana del Conde y Aguascalientes. Villa ya no volverá a operar al frente de la División del Norte, que ha sido destruida.

El día 3 de junio, en Santa Ana del Conde, Obregón perderá el brazo derecho alcanzado por un fragmento de granada y será sustituido en el mando de la campaña contra Villa por el general Benjamín Hill.

Las batallas de Celaya serán los enfrentamientos más sangrientos de toda la etapa armada de la Revolución Mexicana.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.