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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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México declara su neutralidad en la Primera Guerra Mundial. Carranza iniciará su periodo presidencial sin compromisos internacionales.

Marzo 17 de 1917

Desde el inicio de esta guerra, Alemania buscó la manera de que Estados Unidos no participara y un conflicto entre México y Estados Unidos parecía la estrategia más viable porque uno de los efectos posibles que tendría sería la destrucción de los pozos petroleros, por lo que de ocurrir, Inglaterra tendría problemas de aprovisionamiento. Alemania tuvo varios acercamientos con los enemigos de Venustiano Carranza; sin embargo, a partir de 1916 cambió su postura, pese a que Carranza desconfiaba de los alemanes por el apoyo que habían dado a Huerta. Cuando Estados Unidos envió la expedición punitiva, Carranza enfatizó su posición pro-alemana y nombró como agregado militar en Berlín al mexicano Arnoldo Krumm Heller.

A principios de 1917, las relaciones entre Alemania y México, giraban en torno al “Telegrama Zimmermann”, que Arthur Zimmermann, secretario de estado alemán, había enviado el 16 de enero pasado al embajador alemán en Washington, Heinrich von Eckhart en el que planteaba una propuesta de alianza para la paz y la guerra, ofreciendo apoyo financiero y facilidades para que México recuperara los territorios perdidos en 1847, así como la posibilidad de invitar a esta alianza a Japón (en realidad de haber aceptado la propuesta, Carranza habría tenido que enfrentarse con sus propios recursos a una guerra con Estados Unidos). El servicio secreto británico descifró el mensaje e informó a los norteamericanos. Esta situación coincidió con la salida del territorio nacional de la expedición punitiva norteamericana enviada para capturar a Villa, ante la inminente entrada de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial.

El gobierno norteamericano entrará a la guerra en abril de 1917 y enviará a Henry Fletcher como embajador en México, quien entre sus cartas credenciales, traerá el ultimátum para el gobierno mexicano en el sentido de que debe declarar la guerra a Alemania. Con todo propósito se retrasará la entrevista del presidente Carranza con el embajador de manera que cuando se da, Carranza le dirá que no puede romper relaciones con Alemania.

Isidro Fabela (Memorias de un Diplomático de la Revolución Mexicana) refiere la situación: “[...] el señor Fletcher presentó ante el presidente Carranza, sin eufemismos, el dilema que imponía Washington: “O ruptura inmediata, o guerra contra México”. [...] ‘Yo no tengo motivos para romper relaciones con Alemania' dijo. Y ante los argumentos expuestos por el Embajador, y agotados éstos, ante la reiterada imposición del dilema trágico, el Presidente sin mostrar ni temor ni impaciencia, y con plena conciencia de todo lo que se jugaba en sus palabras, confirmó su imposibilidad de romper relaciones con una nación de la que México no tenía nada que sentir, y de la que siempre había sido amigo nuestro país. Expuesto todo el acerbo de instrucciones que traía, el representante de Wilson, preguntó al señor Carranza: ‘¿Y el telegrama Zimmermann?... sin enturbiarse un punto la claridad de sus anteojos, el grande hombre de México, respondió a Fletcher: Usted acaba de decirlo, el telegrama, en caso de que exista, es de Zimmermann, no de nosotros para él. No tenemos ningún conocimiento de ese telegrama ni podemos ser responsables de actos ajenos. Y teniendo en la mano el papel del ultimátum para devolvérselo a Fletcher, terminó el diálogo con la misma decisión con que había empezado: Señor, yo no tengo absolutamente motivo para hacer la guerra a ningún país”.

Después de esta entrevista, Estados Unidos entrará en un dilema, pues no podrá declarar la guerra a México cuando hace pocos días acaba de reconocer el gobierno de Carranza. Este hecho permitirá a Carranza iniciar su periodo constitucional como presidente sin compromisos ni conflictos internacionales.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.