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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

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ISBN 970-95193

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La Prensa Asociada publica que el presidente estadounidense Taft envía tropas y barcos a las fronteras con México.

Marzo 9 de 1911

Se informa que William H. Taft, presidente de los Estados Unidos, ordena la movilización de 20, 000 soldados en la frontera de Texas con México y el envío de barcos de guerra a los principales puertos mexicanos del Golfo y del Pacífico.

A petición del embajador mexicano Francisco León de la Barra, Taft aclara que el despliegue militar tiene como propósito producir “un efecto moral conveniente” en los “aventureros” que se ubican en las zonas fronterizas. Y después de elogiar la labor del general Díaz, expresa su deseo de ayudar  a la causa de la paz y el orden en México, especialmente por la vecindad que tiene con los Estados Unidos y la inversión que los norteamericanos han realizado en tierras mexicanas, desde luego, conforme al cumplimiento de sus deberes internacionales y dentro del respeto que su gobierno guarda a la soberanía de los demás países. Finalmente promete que tropas y barcos regresarán a sus lugares de origen.

A pesar de estas aclaraciones, Taft, de hecho, vuelve a abandonar la política de neutralidad que formalmente había venido sosteniendo el gobierno norteamericano respecto a los grupos revolucionarios que pretenden derrocar el régimen porfirista, ya que en la práctica, sus acciones fortalecen el movimiento maderista, pues la gente comienza a acusar al gobierno del general Díaz de propiciar una posible intervención norteamericana en México, por lo que Díaz tiene que desmentir que ha solicitado ayuda norteamericana para combatir a los rebeldes.

En los últimos años, las relaciones de Porfirio Díaz con los norteamericanos, se han visto enturbiadas por el estímulo a las inversiones europeas, especialmente inglesas; por la reclamación mexicana por el uso que hace la escuadra estadounidense de la Bahía de la Magdalena;  por la disputa por el agua entre la empresa angloamericana de Tlahualillo y el gobierno mexicano; por la devolución de la franja fronteriza denominada El Chamizal; y por las diferencias con el gobierno de Estados Unidos respecto a la manera de resolver algunos problemas políticos en Centroamérica.

Por otra parte, fue público que aunque se declarara neutral, el gobierno de Taft permitió que el movimiento de Madero se preparara para la lucha armada desde territorio norteamericano y que aun no haga algo que impida el tráfico de armas destinadas a los revolucionarios mexicanos.

Las declaraciones de Taft, se toman como una advertencia para que se restaure la ley y el orden, de modo que queden plenamente garantizadas las inversiones norteamericanas y puedan prosperar en un ambiente de tranquilidad social.

A la renuncia de Díaz, el gobierno estadounidense sostendrá relaciones más tersas con el presidente interino León de la Barra,  quien establecerá una Comisión Consultiva de Indemnizaciones para atender los posibles daños causados a los particulares nacionales y extranjeros durante la revolución maderista.

Doralicia Carmona. Memoria Política de México.