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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Pascual Ortiz Rubio sufre un atentado y resulta herido durante su toma posesión de la Presidencia de la República.

Febrero 5 de 1930

Poco antes de la ceremonia circuló el rumor de que sufriría un atentado; el Estado Mayor extremó precauciones; pero al regresar a Palacio Nacional, Daniel Flores lo hiere de un balazo en la mandíbula; su esposa y sobrina, que lo acompañaban en el automóvil, tuvieron también algunas heridas y contusiones de escasa importancia.

A fines de 1928 se había iniciado la agitación política por la incertidumbre sobre quién sería el candidato “oficial” a la presidencia en las elecciones generales de 1930; fueron mencionados varios nombres, entre ellos, el de Aarón Sáenz, gobernador de Nuevo León. Se creyó que él sería “el bueno”, porque además de ser hábil político y tener el apoyo de muchas organizaciones populares, era amigo de Calles. Sáenz, precisamente por sus cualidades y habilidades, no podía ser, porque Calles creía que una vez que estuviera en la presidencia mostraría rebeldía y no se dejaría manipular. En cambio, el “jefe máximo” llamó a Ortiz Rubio, embajador de México en Brasil, para ser el candidato del PNR. Ortiz Rubio quien “ignoraba” lo que pasaba en México y no tenía detrás un grupo político, consideró justa la invitación y la tomó como reconocimiento a sus méritos como revolucionario.

En marzo de 1929, en la Primera Convención Nacional del PNR, las bases del partido lo eligieron candidato presidencial para el período 1930-1934. José Vasconcelos, apoyado por sectores revolucionarios, la clase media, estudiantes, intelectuales y empresarios, se opuso a Ortiz Rubio, como candidato del Partido Nacional Antirreeleccionista; su desventaja radicó en que no tenía un programa social transformador.

Vasconcelos inició su campaña en Estados Unidos y ya en México enfrentó encarcelamientos injustificados y la desaparición de partidarios; pese a eso, su campaña fue considerada exitosa y seria.

Después del proceso electoral, con fraudes y gran represión, las elecciones favorecieron a Ortiz Rubio. Vasconcelos se sintió defraudado y en diciembre proclamó el Plan de Guaymas en el que llamó al pueblo a tomar las armas; pero los vasconcelistas no se pudieron rebelar y Vasconcelos se autoexiliará en Estados Unidos hasta 1940. En este contexto se da el atentado.

Ya en la presidencia, Ortiz Rubio tendrá mucha presión de Calles, pues éste organizará las juntas de gabinete en su casa; en la disputa por el poder, Ortiz Rubio pedirá la renuncia a todo su gabinete.

Un caricaturista dibujará un cartón en el que Ortiz Rubio, desde la terraza del Castillo de Chapultepec (residencia presidencial entonces), grita vigorosamente “Yo mando”; y en donde, desde una lancha en el lago que se encuentra abajo, Calles responde “Y yo remando”. Ortíz Rubio renunciará el 2 de septiembre de 1932 y quedará en su lugar Abelardo L. Rodríguez. Con este hecho, Ortiz Rubio revelará las contradicciones de la familia revolucionaria y los problemas que generará la intervención del expresidente Calles en la política nacional.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.