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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Entra en vigor la Ley Orgánica de Instrucción Pública y se crea la Escuela Nacional Preparatoria, cuyo lema es: “Amor, Orden y Progreso

2 de Diciembre de 1867

Derrocado el imperio de Maximiliano, el nuevo Estado, producto de las Leyes de Reforma, parecía que se consolidaría pronto; sin embargo, el clero, sin tener fuerza material, tenía todavía fuerza moral y los militares republicanos triunfantes aspiraban a situaciones privilegiadas; entonces, Juárez y los liberales, buscaron la forma de sentar las bases para establecer un nuevo orden social.

Los conservadores no entrarían en ese nuevo orden, los militares republicanos –de origen popular- tampoco; la burguesía, de la que habían surgido los liberales era el prospecto para ser capacitado y para orientar el nuevo rumbo del país. De esta manera, era necesario crear una nueva corriente en la educación, que estableciera el nuevo orden.

Juárez, enterado de que el 16 de septiembre de 1867, en Guanajuato, Gabino Barreda había pronunciado una “Oración Cívica” que constituía todo un programa político apoyado en la reforma educativa, lo llamó para que participara en el proyecto de Ley de Instrucción Pública que se estaba elaborando.

La Oración Cívica fundamenta la orientación positivista que fue plasmada en el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria. “La principal y más poderosa rémora que detiene a nuestro país en el camino del engrandecimiento es la ignorancia; la falta de ilustración de nuestro pueblo, es la que lo convierte en pasivo e inconsciente instrumento de los intrigantes y parlanchines que lo explotan sin cesar, haciéndolo a la vez víctima y verdugo de sí mismo.”

El ministro de Justicia e Instrucción Pública, Antonio Martínez de Castro, formó una comisión integrada por: Francisco Díaz Covarrubias, Gabino Barreda, Pedro Contreras Elizalde, Ignacio Alvarado, Eulalio M. Ortega, y José Díaz Covarrubias, quienes diligente y discretamente elaboraron la ley expedida este día, y de la que la opinión pública no comentó hasta el año siguiente, cuando se percató de su amplio alcance; aunque hubo críticas, no hubo oposición fundamental.

El positivismo, coincidía con los lineamientos pedagógicos del liberalismo. “A la teoría se añadirá la práctica en el estudio de los fenómenos naturales, pugnaremos por una educación en la que se cultive al mismo tiempo el entendimiento y los sentidos, sin el empeño de mantener por la fuerza tal o cual opinión, tal o cual dogma político o religioso, con el deseo de hallar en la verdad un manantial inagotable de satisfacciones, como el más seguro preliminar de la paz en el orden social.” Por eso se da tanta importancia a la planeación integral de la educación, desde la primaria hasta las más altas instituciones científicas, culturales o profesionales. Considera que el conocimiento con fundamento científico sirva de base para alcanzar las normas de conducta tanto en el orden personal como frente a la sociedad y por primera vez se habla de educar a las mujeres.

El primer director de la Escuela Nacional Preparatoria será Gabino Barreda; entre su personal docente, estarán personas como: José María Vigil, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Payno, Alfonso Herrera, Manuel Orozco y Berra, Amado Nervo, Justo Sierra, Leopoldo Río de la Loza, Francisco Díaz Covarrubias, Rafael Ángel de la Peña, Manuel Payno, José Barragán y Ladislao de la Pascua. La Ley Orgánica que hoy entra en vigor, establece la unidad de la enseñanza y las características de la educación: obligatoria, gratuita y laica, conforme al espíritu de las Leyes de Reforma. La Ley, (Ver Documento) creará una corriente de alcance nacional pues viejas casas de estudio adoptarán el positivismo que alcanzará su esplendor durante el porfiriato. Otros señalarán que los llamados “científicos” al servicio de la dictadura de Díaz, son productos espurios de este proyecto educativo.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.