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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Hernán Cortés captura a Moteczuma

14 de Noviembre de 1519

Una vez que Hernán Cortes y su ejército entraron a la ciudad de Mexico-Tenochtitlan, se alojan en el palacio de Axayácatl. Ahí Cortes se reunió con Moteczuma, quien le dijo que por las profecías de su religión sabía que llegarían hombres del oriente súbditos de Quetzalcoatl, y que él, cediendo a la voluntad de los dioses, se le sometía. El pueblo mexica que veía al gobernante como una divinidad, calló ante su débil voluntad que obedecía al fanatismo. Más tarde, Cortés fortificó el edificio en el que había sido alojado y por la noche disparó salvas para espantar a los mexica. Al día siguiente, Cortés recorrió la ciudad y se encontró con Moteczuma, quien se negó enfáticamente a discutir temas de religión.

Seis días después, Cortés reunió en consejo a los capitanes Pedro de Alvarado, Gonzalo de Sandoval, Velázquez de León y Diego de Ordáz, así como a doce soldados de confianza, entre ellos Bernal Díaz, y comentaron la situación comprometida en que se encontraban por estar en una isla cuyas calzadas se podían cortar fácilmente; no tenían más víveres que los que les daban los mismos mexica; los acolhua y los tepaneca, y los pueblos guerreros del Valle reconocían el dominio de la liga del Anáhuac; las alianzas de Cortés con los tlaxcalteca y con los señores de Chalco, Tlalmanalco y con Ixtlilxóchitl no eran seguras, porque podían ser detenidos por los mexica; además, no podía hacer otra matanza como la de Cholula, pues los mexica eran guerreros. Entonces para protegerse, decidieron apresar a Moctezuma.

Este día 14 de noviembre de 1519, Cortés pide audiencia a Moctezuma, acude a su palacio -que estaba cruzando la calle- con los capitanes Pedro de Alvarado, Juan Velázquez de León, Gonzalo de Sandoval, Alonso de Ávila y Francisco de Lugo. Cortés es recibido por Moteczuma en el salón de audiencias; Cortés entre reclamos, le dice a Moteczuma que lo debe acompañar al alojamiento de los españoles. “El rey indignado responde que no era persona la suya para estar presa, ni los suyos lo consentirían”. Cortés responde que no iba preso, sino con toda su libertad y sin que se le pusiera impedimento en su mando y señorío. Moteczuma está indefenso y accede ir al cuartel. A media tarde, el pueblo está inquieto. Moteczuma queda instalado al lado de Cortés, se trasladan a sus mujeres e hijos y los grandes señores y su servidumbre y desde ahí despachará los asuntos de su estado.

Los intentos que su gente hará para rescatarlo, serán fallidos.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO