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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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José María Iglesias publica un Manifiesto de Iglesias en el que señala que: “el triunfo militar de Díaz no constituirá una victoria política”.

Enero 2 de 1877

En Jalisco, José María Iglesias publica un manifiesto en el que declara que el triunfo militar de Díaz, no constituirá una victoria política: “Si el general Díaz llegara a dominar la República entera por la fuerza de las armas, sería simplemente un soldado afortunado cuyo imperio, más o menos largo, carecería siempre de solidez, de justicia, de legalidad, atributos que acompañarían en la última desgracia al funcionario designado por la Constitución para ejercer la suprema magistratura de la República”.

Poco después, las fuerzas de Iglesias sufrirán su última derrota por parte de Porfirio Díaz, cuando los generales Tolentino y Alonso defeccionan.

Un año antes, en 1876, Iglesias era presidente de la Suprema Corte de Justicia y en ese puesto se inconformó por la reelección de Lerdo de Tejada. Al mismo tiempo, Díaz proclamaba y luchaba por el Plan de Tuxtepec. Iglesias se ocultó en Salamanca, Guanajuato; ahí publicó un manifiesto en el que declaraba que por ministerio de ley, le correspondía la presidencia de la República. El 16 de noviembre de 1876, las fuerzas de Díaz vencieron en Tecoac, Puebla, a las de Lerdo de Tejada, batalla que determinó la caída de Lerdo y el inicio del gobierno de Díaz. En diciembre, Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Jalisco y San Luis Potosí, reconocieron como presidente a Iglesias, pero la presión militar de Díaz, muy pronto lo dejó sin apoyo y después de “una ridícula escaramuza”, que Martín Quirarte define como una desigual lucha “entre la toga y el sable”, ocurrida este mismo día dos de enero, no le quedó a Iglesias más remedio que ir al extranjero.

En Nueva York, escribirá “La Cuestión Presidencial de 1876”, con el propósito de “vindicar la conducta que observé en defensa de la Constitución de mi país”. Según Daniel Cosío Villegas: "No hay documento más condenatorio de Porfirio Díaz, y mucho menos escrito por una persona de tanta autoridad moral, como este libro.”.

José María Iglesias nació el 5 de enero de 1823, en la ciudad de México. Profesor de física, se tituló de abogado en 1845. En 1846 fue regidor del Ayuntamiento e ingresó al partido liberal. Fue a radicar a Querétaro y ahí publicó artículos en contra del tratado de Guadalupe Hidalgo. Es coautor de los “Apuntes para la Historia de la Guerra entre México y Estados Unidos”; Durante tres años fue jefe de redacción del periódico “El Siglo XIX”. Siendo funcionario de la Junta de Crédito, fue destituido por Santa Anna.

Al triunfar el Plan de Ayutla, trabajó con Comonfort y Lerdo de Tejada en el ministerio de Hacienda. En 1857 Comonfort lo nombró Ministro de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública.

Durante la guerra de Reforma defendió la causa liberal mediante artículos que publicó en periódicos. En 1860 fue administrador general de Rentas y de la Aduana de México. De 1862 a 1866 editó mensualmente sus “Revistas Históricas sobre la Intervención Francesa”. En 1863 Juárez lo designó ministro de Justicia y de Hacienda. Iglesias, Ignacio Mejía y Sebastián Lerdo de Tejada, acompañaron a Juárez en su entrada a la ciudad de México y  al ser restaurada la República, les llaman “Los Inmaculados”.

Aún cuando continuó en el gabinete, varios distritos lo eligieron diputado. En 1867, renunció al ministerio y luego pasó a ser presidente de la Cámara de Diputados. Un año después, volvió al ministerio de Hacienda. En 1871 se retiró a la vida privada de la que regresó cuando fue elegido presidente de la Suprema Corte de Justicia.

Regresará a México en octubre de 1877 y morirá alejado de la política en Tacubaya, D. F., el 17 de diciembre de 1891.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.