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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


Haití se convierte en el primer país independiente de América Latina.

Enero 1° de 1804

Jean Jacques Dessalines proclama hoy la independencia política de Saint-Domingue, que bautiza con el nombre de Haití y asume el cargo de gobernador general vitalicio; y el 6 de octubre siguiente, se proclamará emperador de Haití con el nombre de Jacques I.

Tras contribuir a la expulsión de los británicos    al mando de una de las bandas de esclavos negros aliadas al ejército francés y recibir del general Carlos Víctor Manuel Leclerc el mando del sector sur de la isla, Dessalines, esclavo emancipado nacido en Guinea que adoptó el nombre de su amo, junto con Alexandre Pétion, se rebeló contra los franceses por haber restaurado la esclavitud bajo el lema “Libertad o Muerte”; los venció en la batalla de Vertieres, los obligó a capitular el 29 de noviembre de 1803 y los expulsó también de la isla.

El 20 de mayo de 1805, se aprobará en Haití la primera Constitución en América Latina, cuyo artículo 1º expresa claramente la decisión de consolidar la unificación de la isla: “El pueblo que habita esta isla llamada Santo Domingo ha convenido que formará un Estado libre, soberano e independiente de cualquier otra potencia del universo y se llamará el Imperio de Haití”. Además, en contra de la población blanca, dispone que “ningún blanco, sea cual fuere su nacionalidad, pisará este territorio con el titulo de amo o de propietario ni podrá en lo porvenir adquirir propiedad alguna… El artículo precedente quedará sin efecto así con respecto a las mujeres blancas que han sido naturalizadas haitianas por el gobierno como con respecto a los hijos que de ellas han nacido o están por nacer… Los haitianos serán tan sólo conocidos bajo la denominación genérica de negros”. Se establecerá, asimismo, que el mal de Haití es el color blanco, como expresión de repudio a la explotación centenaria de los esclavistas.

Dessalines nacionalizará los bienes de los colonos franceses, colocándolos bajo la administración del Estado, con lo cual se convertirá en el primer gobernante de América Latina en nacionalizar la tierra, otorgar un papel relevante al Estado en los asuntos económicos y decretar la tolerancia religiosa.

Las clase dominantes enriquecidas con la explotación del trabajo esclavo, -sobre todo las de Brasil, Venezuela, Colombia. Cuba y Puerto Rico- se alarmarán ante esta rebelión que no sólo conquista la independencia sino también la libertad de los esclavos.

Los poderes europeos reaccionarán en contra de la nueva nación, cortarán el acceso de Haití a los mercados internacionales y al financiamiento, e intervendrán constantemente en sus asuntos internos. En 1806 Dessalines será asesinado y el país se dividirá en dos mitades, una norte, en la que Henri Christophe se proclamará rey, y otra sur, donde Pétion establecerá una república. Durante el medio siglo siguiente, la lucha interna entre los monárquicos y los republicanos devastará al país. La mayoría negra, cuya participación fue esencial para formar una nueva nación, seguirá ocupando los escalones más bajos de la sociedad haitiana.

Con la compra de Florida en 1819, los Estados Unidos también considerarán a Haití dentro de la zona de su interés estratégico dada la cercanía con sus costas y la importancia del azúcar haitiano que compraban para sus destilerías desde finales del siglo XVIII.

De 1838 a 1883, como condición sine qua non para reconocer su independencia, Francia impondrá a Haití el pago a plazos de un total de 90 millones de francos para indemnizar a los antiguos dueños de esclavos y plantaciones.

Haití será objeto de múltiples agresiones internacionales, hasta que en 1915 Estados Unidos establecerá, de hecho, un protectorado sobre la nación haitiana para después dejarla de 1957 a 1986 en manos de la dinastía de los Duvalier, dictadores sanguinarios y corruptos. Así, hasta el presente, se mantendrá en el poder una pequeña oligarquía que perpetuará la concentración de la riqueza y hará de Haití el país más pobre de América.

Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XIX, algunos revolucionarios latinoamericanos acudieron a Haití en demanda de ayuda para hacer triunfar sus movimientos y este primer país independiente de América Latina, se esforzó por otorgarla generosamente a cambio de la promesa de abolir la esclavitud:

En su calidad de primera nación libre de América Latina, fue visitada por Francisco de Miranda el 20 de Febrero de 1806, bajo el pseudónimo de George Martin, con el fin de solicitar ayuda para su expedición a Venezuela. Después de seis semanas en la tierra liberada por Dessalines, donde pudo apreciar el profundo significado social de la revolución antiesclavista, partió a su patria con la generosa ayuda de los haitianos que no sólo le proporcionaron armas sino también hombres como Fequiere. Gayot y Gastram. No por azar, Miranda propuso la libertad de los esclavos cuando fue Presidente de la Junta de Gobierno de Venezuela en 1811.

Una de las ayudas más decisivas que dio Haití a la revolución latinoamericana fue la de Pétion a Bolívar en 1815 (2.000 fusiles) y en 1816: 4.000 fusiles, 15.000 libras de pólvora, otras tantas de plomo, una imprenta, 30 oficiales haitianos y 600 voluntarios. La influencia ideológica y social de Haití sobre Bolívar fue decisiva para su decisión irrevocable de luchar por la abolición de la esclavitud y la servidumbre en las colonias hispanoamericanas.

La ayuda haitiana para el logro de nuestra independencia política no se limitó a Venezuela. Antes de Bolívar, prestó colaboración a los hermanos Miguel y Fernando Carabaño que organizaron, desde los Cayos, una expedición de 150 hombres contra Cartagena, hecho que trajo como consecuencia fuertes protestas de las autoridades españolas contra Pétion, acusándolo de romper la neutralidad. No obstante, los haitianos siguieron solidarizándose activamente con otros revolucionarios latinoamericanos, como los mexicanos Toledo y Herrera, con quienes colaboró el corsario haitiano Bellegarde en el ataque a Tampico y Veracruz. Otro patriota, Francisco Javier Mina, también estuvo en Haití preparando una Invasión a México colonial, siendo acompañado por varios marineros haitianos.” (Revista Todo es Historia. Haití: Primera nación independiente de América Latina. Nº 245, Buenos Aires, noviembre 1987).

Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.