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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

 


 
 

 


 


Clemente de Jesús Munguía

1810-1868

Los datos más aproximados que proporcionó sobre su nacimiento refieren que nació en 1810 en Los Reyes, Michoacán. Empero el doctor Alfonso Méndez Plancarte sostuvo que fue Zamora su cuna, donde habría visto la luz el 23 de noviembre de 1810. Por su parte, Miguel Martínez afirmó que fue hijo de Benito Munguía, comerciante, y Guadalupe Núñez, y que nació el 21 de noviembre de 1810.

En su niñez fue enviado a la escuela del maestro español Juan Piró. Posteriormente fue llevado a Zamora, donde fue conocido por el canónigo Ángel Mariano Morales en 1830, quien logró que el joven emprendiera la carrera de abogado en el Seminario Conciliar de Valladolid, centro educativo en el que se recibió en mayo de 1838.

Tras ello puso un despacho en Morelia al lado de su amigo Ignacio Aguilar y Marocho, ejerciendo su profesión durante unos tres años, después de lo cual pasó a la ciudad de México, en donde laboró unos seis meses. En este mismo periodo estudió en la Academia de San Juan de Letrán, donde se convirtió en un excelente alumno. Guillermo Prieto lo describió de la siguiente manera: “Enjuto de carnes, y de color amarillo de cera el cutis, pecoso, escurrido, casi vulgar era Munguía. Tenía aspecto como de enfermo recién salido del hospital” Esta imagen se debía a dificultades digestivas Además añadió Prieto: “Era disputador y susceptible como un colegial malcriado”.

Sin embargo regresó a Morelia, donde reingresó al Seminario Conciliar de Valladolid, ahí se ordenó de sacerdote en mayo de 1841. En el mismo centro se convirtió en profesor de jurisprudencia, donde además se dio a la escritura de textos de derecho civil y canónico. En 1843 llegó a ser el rector de la escuela, además de convertirse en canónigo, provisor y vicario general del obispado.

En el seminario se caracterizó por una labor renovadora de la enseñanza, ya que reformó planes de estudio, introdujo nuevos textos, llevo a la biblioteca libros de autores modernos, además de dar cabida a la física, astronomía y geografía.

Cuando en 1850 falleció Juan Cayetano Gómez de Portugal, obispo de Michoacán, Munguía fue propuesto para sucederlo y el 28 de junio, por acuerdo del presidente Herrera, el ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos le comunicó la aceptación del Papa y giró instrucciones para que el gobernador de Michoacán, licenciado Gregorio Ceballos, le tomara la protesta de ley. Pese a algunos problemas procedimentales, Munguía se hizo cargo de la diócesis en diciembre de 1851, siendo consagrado en enero de 1852. En 1855 Pío IX lo distinguió nombrándolo visitador y delegado apostólico “para la reforma de los regulares de la República”, propósito que a la postre no se logró por la resistencia que opusieron las órdenes.

Al ser derrocado Santa Anna y al asumir el poder los liberales, fueron expedidas las Leyes de Reforma y se convocó al Congreso Constituyente. En Michoacán fueron aplicadas las nuevas leyes, lo que provocó una airada protesta por parte del obispo Munguía. Su inconformidad con la ley del 25 de junio de 1856 sobre la desamortización de bienes eclesiásticos hizo que fuera llamado a cuentas por el gobierno a la capital en septiembre, donde fue confinado en Coyoacán.

Sin embargo, continuó sus actividades contra la ley de desamortización de los bienes del clero, así como contra varios artículos de la Constitución de 1857 especialmente porque le parecía diabólica e infernal la manifestación libre de las ideas; dos hechos que radicalizaron sus actividades fueron el despojo de la plata de la catedral de Morelia, perpetrado por el general Huerta el 22 de septiembre de 1858, y la ocupación del edificio del Seminario en mayo de 1859. Esto le llevo a oponerse a que los empleados públicos juraran la Constitución, a las ventas convencionales de las propiedades de la Iglesia y otras normas expedidas por los gobernadores de Michoacán y Guanajuato.

A Munguía se debe la redacción de la más importante Manifestación del clero, dada a conocer el 30 de agosto de 1859, la que fue respaldada por las firmas del arzobispo de México y de los obispos de Michoacán, Linares, Guadalajara y San Luis Potosí.

Tras el triunfo liberal en la Guerra de Tres Años, el gobierno decretó la expulsión de varios clérigos: del delegado apostólico Luis Clementi, del arzobispo Garza y de los obispos Munguía, Espinosa, Barajas, Madrid y Zubiría, a quienes se unió voluntariamente el obispo Verea. Su destierro lo pasó en París y posteriormente en Roma, de donde logró regresar a México durante la intervención francesa, en septiembre de 1863. Para entonces el Papa Pío IX, en bula del 26 de enero había dispuesto la erección de la arquidiócesis de Michoacán y el nombramiento de Munguía como ejecutor de las bulas y primer arzobispo.

A pesar de que los conservadores habían luchado contra las leyes de reforma y por la imposición de una monarquía en nuestro país, la Regencia continuó las disposiciones de los liberales contra los bienes eclesiásticos. A la llegada de Maximiliano, pese a la oposición de Munguía y los demás arzobispos y obispos, el emperador respaldó la desamortización de los bienes del clero. Por ese enfrentamiento Maximiliano dispuso el destierro de Munguía, quien dejo el país el 1° de junio de 1865 para no regresar más a México.

Desterrado, estableció su residencia en Roma, ya muy estragado en su salud. Fue en noviembre de 1868 cuando redactó su testamento. Autor de numerosos textos educativos, canónicos, políticos y económicos, falleció el 14 de diciembre en Roma. Sus restos fueron sepultados en la iglesia de San Roque, en Roma, los que fueron exhumados en 1897 para trasladarlos a México, donde reposan en la catedral de Morelia.


Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.

Efeméride. Nacimiento 22 ó 23 de noviembre de 1810. Muerte 14 de diciembre de 1868.