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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

 


 
 

 


 


Nicolás Bravo

1786-1854

Nicolás Bravo nació en Chilpancingo (hoy Guerrero) el 10 de septiembre de 1786. Fue hijo de un hacendado criollo llamado Leonardo Bravo, dueño de la hacienda de Chichihualco. Se ignoran hechos de su infancia y juventud, excepto que trabajaba en las tareas típicas de la hacienda. Cuando el movimiento insurgente se extendió al sur, con las tropas de Morelos, los realistas avanzaron sobre los ranchos y haciendas cercanas a la de los Bravo. Se exigió a los hacendados que colaboraran, pero los Bravo se negaron, llegando al extremo de tener que esconderse en las cuevas de Michapa durante algunos meses para no ser arrestados por desobediencia.

En mayo de 1811 se unió a las fuerzas de Hermenegildo Galeana. En 1812, al lado de Morelos estuvo presente en el sitio de Cuautla; fue entonces cuando su padre, Leonardo Bravo, cayó en manos de Gabriel Yermo, en la hacienda de San Gabriel, quien lo entregó a los realistas, atado de manos, para ser conducido por Calleja a la ciudad de México.

Siendo comandante militar insurgente en Veracruz, Nicolás Bravo recibió la siguiente carta de Morelos:

"Excmo. Sr. General don Nicolás Bravo.
Medellín. Prov. de Veracruz.

Tengo la pena de manifestar a usted que por órdenes expresas del Virrey, con fecha 13 del actual fue muerto su señor padre, general D. Leonardo Bravo, en la Calzada del Ejido de la ciudad de México, habiendo subido al ignominioso patíbulo del garrote vil con el valor y la serenidad que siempre lo distinguieron.

Deploro tanto como usted suceso tan infausto, aunque le recordaré que es una gloria morir en el servicio de la patria.

De todos modos, como respuesta a la anterior noticia, sírvase mandar pasar a cuchillo a todos los prisioneros que tiene en su poder, comunicándome, en seguida, su ejecución. Igual cosa haré con los que yo guardo.

Dios conserve a usted muchos años.

Dado en el cuartel general de Tehuacan, a los diecisiete días de septiembre de 1812".

Escribe Baltasar Dromundo (Morelos): “En cumplimiento de esa orden, don Nicolás mandó poner en capilla a los 300 prisioneros. Durante esa noche los auxilió espiritualmente el sacerdote Sotomayor.

Al día siguiente, Bravo ascendió a una plataforma improvisada, ante los prisioneros que serian pasados por las armas. EI pueblo en masa era testigo. Bravo les perdonó la vida y los dejó en libertad de partir. A tal magnanimidad que la historia recogería con respeto, el generalísimo Morelos no hizo comentario sobre la desobediencia militar que implicaba, quizá por las atenuantes de nobleza que inspiraban a su subalterno, quizá asimismo por los méritos de Bravo. Muchos de los indultados que parecían despertar de un sueño siniestro, se incorporaron a las filas insurgentes.”

Así mereció el título de “Héroe del Perdón”, al indultar a los trescientos prisioneros realistas, a quienes debía fusilar en represalia por el ajusticiamiento de su padre, el también insurgente Leonardo Bravo, a pesar de que Morelos había propuesto al virrey el canje de 800 realistas por él.

Bravo participó también en la defensa del Congreso de Chilpancingo. En 1817 fue prisionero de los españoles durante tres años y al salir libre por la amnistía decretada por Fernando VII, se unió al Plan de Iguala.

Al consumarse la Independencia, fue nombrado consejero de Estado e individuo de la Regencia por el congreso Constituyente. En 1823 luchó contra Iturbide cuando éste se coronó emperador. Dirigente de la logia escocesa de corte conservador, al instaurarse la República, fue vicepresidente durante el gobierno de Guadalupe Victoria. Combatió a Guerrero cuando se levantó contra Gómez Pedraza en 1828. Bravo fue hecho prisionero en Tulancingo, juzgado por el Gran Jurado Nacional y desterrado a Colombia y Ecuador. Regresó a México en 1829 y ocupó varios puestos gubernamentales.

En 1833 estuvo presente en la campaña contra los texanos rebeldes. Fungió brevemente tres veces como Presidente, dos veces en sustitución de Santa Anna del 11 al 17 de julio de 1839 y del 26 de octubre de 1842 al 14 de mayo de 1843, y de Mariano Paredes, del 28 de julio al 6 de agosto de 1846.

Ese mismo año, se encargó de la defensa de los departamentos de Puebla, Veracruz, Oaxaca y Tabasco ante la invasión norteamericana. Después de la batalla de Cerro Gordo en 1847, fue comandante general de Puebla y jefe de la línea del Sur que organiza la defensa de la ciudad de México. Con 800 hombres y medio centenar de alumnos del Colegio Militar, asumió la defensa del Castillo de Chapultepec y al ser derrotado, fue hecho prisionero. Santa Anna lo acusó de haberse escondido en una zanja, por lo que Bravo pidió ser juzgado para salvar su honor militar.

Finalmente, se retiró a su hacienda de Chichihualco, cerca de Chilpancingo, en el hoy estado de Guerrero. Ahí falleció el 22 de abril de 1854. Su esposa Antonina Guevara también murió con una diferencia de tres horas. De inmediato corrió el rumor de que había sido envenenado a causa de haberse negado a ayudar a Santa Anna para que persuadiera a la gente del sur que abandonara la Revolución de Ayutla. También se dijo que cuando Santa Anna pasó por Chilpancingo le forzó a firmar un manifiesto con la amenaza de que se le conduciría preso a Iguala y que lo había comprometido a aceptar los cuidados de un cirujano del ejército. Otra versión, señaló que al abstenerse Bravo de participar en la revolución por causa de sus males, no quedó libre de la suspicacia de Santa Anna, pues había ordenado que se le vigilara; y que las sospechas de asesinato se afirman por el hecho que el médico Avilés, presunto criminal, fue fusilado más tarde en la isla de los Caballos.

Se le declaró Benemérito de la Patria y sus restos reposan en la Columna de la Independencia. El aniversario de su muerte es luto oficial en el Estado de Guerrero, en donde nació.

 

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.

Efeméride. Nacimiento 10 de septiembre de 1786. Muerte 22 de abril de 1854.